Capítulo 62
Capítulo 62:
A mitad de camino 15 de agosto
1 año después
1:20 pm
Sabes que siempre he tenido problemas para definir "perfección". Es un término tan extenso y al mismo tiempo tan limitado...Es la fuente de miles de dudas, de cientos de inseguridades, de un millón de miedos...
Me ha costado toda la vida encontrarle una razón, pero a este punto de mi existencia creo que he entendido algo importante: lo más sano que uno puede hacer es no preguntarse de qué está hecha, o como la obtienes. Uno solo convive con la perfección, acepta que existe, pero preguntar constantemente "¿qué es?", te destruye.
Buscarle una explicación es lo que marchita a rosas y daña a margaritas.
Yo creo que las flores son perfectas, pero no sé lo que crees tú y no sé lo que creen ellas. No sé dónde se esconde la perfección, aún cuando se lo pregunté a las rosas y ellas no me dieron respuesta. Supongo que no puedes esperar por una explicación toda la vida, debes avanzar...
Avanzar fue lo que hizo ella.
En ese punto, Cristal estaba a la mitad de su camino para sentirse completamente sana. Un año viviendo en Detroit y siete meses siendo lo que su titi Cloe y la doctora Wallace llamaban "margarita" la habían cambiado lo suficiente para sonreír más seguido. Estaba encontrando poco a poco a una nueva Cris, una que construía paso a paso la fuerza que perdió.
Aún tenía problemas para aceptar comida, pero al menos había aprendido a controlar su necesidad por contar carbohidratos. Todavía se veía al espejo y encontraba un reflejo que se veía más relleno de lo que era en verdad, pero al menos comenzaba a apreciar pequeños detalles en su figura. Por ejemplo, la belleza de sus pecas, o el impacto del color naranja en su cabello que había crecido hasta su barbilla. Cada día era una lucha consigo misma para mejorar y era alentador ver resultados que ella misma había conseguido...
¿El mayor logro hasta ese momento? Había descubierto como callar a esa voz en su cabeza. Aparecía a veces, pero ella tenía el poder de no escucharla. Ese era un logro increíble, un paso que se sentía como un gran salto en su mejora.
Tenía días malos, días peores y días en los que sentía que no podría continuar, pero ese día en particular era bueno. Muy bueno.
El día en el que volvía a Los Angeles luego de tanto tiempo lejos.
Ella y su mamá caminaban por el aeropuerto con maletas en mano, siendo seguidas por Cloe y Gabe, quienes luchaban para que sus hijos no hicieran un escándalo. Solo se quedarían por una semana, pero la emoción de Cris era evidente. Vería a sus mejores amigos, a su familia, a toda la gente que amaba y había extrañado ¿Qué más daba si solo eran unos días? Los aprovecharía al máximo.
A lo lejos, vio un pequeño cartel no tan llamativo, pero con una caligrafía que reconocía. Leyó lo que decía: "mis dos chicas...y los Bacher". Luego, vio al pelirrojo que sostenía aquello y no pudo evitar sonreír aún más. Corrió hacia él y soltó la maleta solo para abrazarlo. Él la alzó en sus brazos y besó su frente antes de volverla a dejar en el suelo. Lo había visto hace poco tiempo, pero igual le emocionaba estar junto a su papá de nuevo.
—¡Papá! —exclamó ella, realmente feliz de estar frente a él —. Me alegra tanto verte.
—Y a mi me alegra verte, mi niña —aseguró él, besando su frente. La observó con una amplia sonrisa, de la clase que te achican los ojos y te agrandan el corazón —. ¡Mírate! Estás tan hermosa...¡Hasta te ves más alta!
—Papi, nos vimos hace dos semanas. Estoy segura que no he crecido desde entonces.
—Yo estoy seguro de que sí lo hiciste. Ya eres del tamaño de tu mamá —dijo él, abrazándola de nuevo —. Te amo, mi niña.
—Aw, yo te amo más.
Había recuperado una buena relación con sus padres. Es más, podía decir que era incluso mejor que antes. Eve y Calvin eran una fuente de amor y apoyo incondicional para ella. La guantaban en las buenas y en las malas, estando lejos o estando cerca. Ya no la trataban como una bebé indefensa, sino como la mujer que estaba luchando por ser. Eso le daba fuerzas.
Si ellos creían que podía dejar de lado lo que fue para convertirse en alguien mejor, entonces no habían dudas de que lo lograría.
Claro que su relación con sus padres no era lo único que había cambiado. La amistad entre su mamá y su papá había aumentado incluso más que en el pasado. Su divorcio les permitió ir por caminos separados sin dejar de apoyarse, o quererse. Eve regresó a dirigir la floristería, Calvin seguía con su marca de ropa y ambos celebraban los logros del otro con emoción. Se apoyaban y se animaban, seguros de que si había algo permanente en el mundo, eso debía de ser su amistad.
Y era lindo verlos felices. Tan lindo, que a veces Cris se preguntaba como pudo pensar que su familia se quebraría. Estaban más unidos que nunca.
—¡Mi joyita! —exclamó Eve, tan entusiasta como su hija. Besó la mejilla de su amigo y le dio un abrazo cariñoso —. Te extrañé, mi esmeralda.
—Y yo a ti, coleccionista de joyas —aseguró él, devolviéndole el gesto. Observó por sobre su hombro a los Bacher acercarse y no pudo evitar soltar una carcajada —. ¿Qué tal su vuelo con los huracanes?
—Holden enamoró a toda la tripulación y Harley se hizo amiga de la piloto ¿Cómo llegó a la cabina de mando? Eso es algo que ni siquiera sus padres saben.
—Casi mata de un infarto a mis titos porque desaparecer de la nada —habló Cris, divertida ante la situación —. Y ahora le aplican la ley del hielo para que Harl sepa lo molestos que están. Es divertido.
Calvin soltó una carcajada justo antes de que los Bacher se acercaran a ellos. Holden tomaba la mano de su mamá y reía al ver a su hermana dando saltitos desesperados para que su papá le hiciera caso. Cloe y Gabe suspiraron en sincronía antes de sonreírle a Cal.
—¡Papi, óyeme! —se quejó Harley —. ¡Estoy gritando!
—Hola, Calvin —habló Gabe, saludándolo e ignorando deliberadamente a su hija —. Gracias por venir a buscarnos.
—No hay de qué —habló él, sonriendo con diversión.
—¡Papá! ¡Este juego no es divertido! —se quejó Harley, para luego mirar a su mamá —. ¡Mami! ¡Mami, óyeme!
—¡Mi segundo pelirrojo favorito! ¡Te extrañé! —Cloe ignoró a su hija y abrazó a Calvin con entusiasmo. Dejó un beso sonoro en su mejilla y luego le sonrió —. Que conste que digo segundo favorito porque Tyler se llevó el primer puesto. Lo siento, pero debes admitir que la mezcla entre tu hermana y Donovan salió muy, muy bien...
—Hol, no me oyen.
—¡Hola, tío Cal! —exclamó el niño.
—¡No me gusta este juego! ¡No me gusta!
Calvin soltó una carcajada hacia sus sobrinos y luego negó con diversión en dirección a ellos. Cris también los observó con una sonrisa que se extendió cuando los saltos de Harley se hicieron más desesperados. Tras un año viviendo entre las travesuras de sus primos pequeños, la locura de su tía Cloe y la infinita paciencia de su tío Gabe, aún no se cansaba de ver el espectáculo que formaban juntos. Sabía que esa "ley del hielo" acabaría en pocos minutos, pues luego su tío le explicaría a Harley que hizo mal al huir de ellos sin avisar. Así eran siempre, peculiares y divertidos.
Dejaron que Harl continuara con sus quejas mientras Calvin tomaba el equipaje de su hija para ir camino al auto. La emoción que sentía la pelirroja era indescriptible, aunque también había cierto miedo. Así como ella había pasado por muchísimos cambios, su familia en Los Angeles había experimentado ciertos otros. Todos buenos, claro, pero esa seria la primera vez que los vería por sus propios ojos y no porque Rubí se los contara en videollamada.
Miró sus propias piernas, delgadas y pálidas, mostrándose en el short de Blue jean que traía puesto. Un pequeño rastro de inseguridad la invadió de inmediato, aun no se sentía satisfecha consigo misma ¿Y si no terminaba por encajar con todos esos cambios? Sacudió el pensamiento de su cabeza y continuó caminando. No quería darle el poder a sus miedos ese día, así que pensó en cuál de todas las novedades era más emocionante.
Para empezar, estaba el hecho de que Malory había sido contratada como modelo juvenil en la industria Milestone meses atrás. Al inicio, esa fue una noticia dura de afrontar, pues le tuvo celos y rabia a la chica cuyos sueños estaban al alcance de sus manos. Sin embargo, el tiempo fue pasando, la autoestima de Cris aumentando a paso lento y, a ese punto, ya no estaba celosa. Había visto catálogos con ella, desfiles, revistas en las que Lory se veía cómoda y feliz. No estaba celosa por eso, estaba orgullosa.
A Brandon también lo habían aceptado para una pasantía como fotógrafo en la misma industria, cosa que era igual de emocionante e increíble. Además...¡Tenía novio! Según Malory y Rubí, él era feliz con un chico cuyo nombre no podía recordar en ese momento, pero llegaría a bombardear a su mejor amigo con cientos de preguntas. Estaba muy contenta por él.
Otro cambio emocionante ni siquiera era un cambio del todo, solo era una suposición. Pensó en ello mientras escuchaba a su tío Gabe darle un sermón sobre no escapar a Harley desde el asiento de copiloto, su primita decía "lo siento" una y otra vez en las piernas de su tía Cloe. Su mamá tenía a Holden en las piernas y ella estaba en el medio, observando a su papá conducir aún con una sonrisa divertida en el rostro.
La cosa con las suposiciones es que solo hay una forma de saber si son ciertas: indagando.
—Y por eso debes hacerle caso a mamá y a papá ¿Está bien, Harl? —terminó por decir Gabe. La pequeña asintió con la cabeza, había entendido —. Bien, creo que podemos dar por olvidado este asunto.
—Menos de una hora en Los Angeles y toda la locura que hacía falta vuelve gracias a ustedes —carcajeó Calvin, con los ojos fijos en el camino —. Será una semana interesante.
—Oye, papi —comenzó Cristal —. ¿Y cómo está mi madrina Padme?
Su mamá sonrió de inmediato, sabiendo exactamente qué hacía su hija. Calvin las observó por el espejo retrovisor con sus ojos entrecerrados.
—Está bien —respondió él, con cautela —. Ya saben, igual de habladora, estresada y chispeante que siempre.
—Mhm...—soltó Cris —. ¿Y aún soltera?
Él entrecerró aún más sus ojos y suspiró antes de negar con la cabeza. Esperó escuchar esa pregunta, solo que no esperó que lo atacaran con ella tan pronto. Apretó sus manos contra el volante y soltó la única explicación lógica por la cual su hija estaría preguntando eso:
—¿Qué les dijo Derek?
—¿Tenía que decirnos algo, joyita? —preguntó Eve, sonriendo de la misma forma que su hija.
—Llevan hablando de esto todo el vuelo —carcajeó Cloe —. Suerte, pelirrojo.
Calvin soltó un largo suspiró lleno de pesar, pero ni su hija ni su ex esposa extinguieron sus sonrisas ¿Cuál era esa suposición que Cristal intentaba averiguar? Pues, creo que se contó sola, pero igual la diré: la química entre Padme y su papá se hacía cada vez más obvia, pero ni él ni ella hacían algo al respecto por eso. Cris estaba cada vez más interesada en ese asunto, al igual que Eve.
¿Podría ser un verdadero cambio, o solo una simple suposición?
—Pad sigue soltera, igual que yo. Ambos estamos bien así —respondió él, queriendo dar por muerto el tema —. Y lo que sea que les diga Derek es mentira.
—Sigo sin entender qué podría decirnos mi tito Derek como para ponerte tan nervioso... —señaló Cris, fingiendo que miraba sus uñas con desinterés. Hacía poco que había dejado de mordisquearlas por la ansiedad, así que ahora estaban pintadas de un bonito color lila —. Él siempre te hace bromas y tú nunca te pones así...
—Cierto —señaló Eve —. ¿Qué es diferente esta vez?
—No puedo creer que tenga a las dos en mi contra —bufó él.
—No estamos en tu contra, joyita. Solo queremos que seas feliz.
—Lo sé, lo sé...y hablando de felicidad, ¿cómo te va a ti con el chico que reparte las flores?
—Solo reparte flores, Calvin. No es lo que todos piensan —soltó Eve, para luego mirar a su prima —. ¿Qué le contaste, Clo-clo?
—Oh, ¿es que acaso Cloe tiene algo que contarme?
—Lo que sea que te diga es mentira. Ustedes imaginan mucho, no pasa nada.
—Será una semana interesante —repitió Cloe, observando las calles por la ventana —. Muy interesante.
Cris soltó una pequeña carcajada, le gustaba la versión de sus padres como amigos. Los escuchó discutir por unos minutos más, en los que terminaron por sacarse risas entre ellos. Luego, una canción conocida sonó en la radio y no pudo evitar inclinarse hacia adelante para escuchar mejor.
Ese era otro cambio, uno muy bueno.
—¡Súbele, papá! ¡Es Rubí! —exclamó, reconociendo la voz de su mejor amiga. Su papá subió el volumen de la emisora y la canción pop movida se escuchó mejor. Ella sonrió al instante —. Suena tan increíble ¡No puedo creer que haya lanzado su primer álbum!
—Y Caleb el segundo —informó Cal —. Y ambos están nominados a varios premios este año, creo que ganarán la mayoría. Han trabajado mucho y todo ese esfuerzo se está viendo recompensado.
—¡Me gusta! —exclamó Harley, escuchando la canción. Cantó un poco de ella, desafinando y con poco ritmo.
Si la niña conocía la letra era porque Cris escuchaba las canciones de Rubí muy seguido. Tituló a su primer álbum "Roses & Thorns" y contaba con quince canciones que variaban entre pop, pop-rock y R&B las cuales Cristal conocía de memoria. Esa que pasaban en la radio, "healing pieces" estaba en el top 3 de las canciones más escuchadas ese verano. Su amiga se había convertido en todo lo que ella siempre supo que era: una estrella.
Y ahora el mundo finalmente podía escuchar a Rubí Carlton de la forma en la que lo merecía.
—Hace seis meses, cuando fue a Detroit por la pequeña gira de Caleb y ella abrió el concierto como telonera, me dijo al bajar del escenario que amaba todo eso, pero no estaba segura de si llegaría lejos —recordó Cris, una sonrisa melancólica apareció en sus labios —. No veo la hora de verla para reírme en su cara y decirle un gran: ¡te lo dije!
—¿Para qué están las amigas si no es para restregarle en la cara a la otra cuando tienes razón? —soltó Cloe, con diversión —. Seguro la verás hoy. Digo, estamos invitados a su casa esta noche, no creo que no la veas ahí.
—Sí, la veremos —aseguró Calvin —. Ahora debe de estar en el C.A. Ella y Caleb tienen una presentación, así que están ahí con Elise, Adam y...
Es fácil identificar el nombre que lleva el silencio cuando reconoces la tensión que surge una vez este nace. Cristal notó como su papá se calló abruptamente, así como también notó las miradas de incomodidad de su mamá y sus tíos. De no ser por la radio y por sus primos pequeños cantando, ese habría sido un silencio envolvente. Solo por eso, Cris supo que quien estaba con ellos era Silene.
Nadie mencionaba algo sobre la princesa Osbone cuando ella estaba presente. Ni siquiera Rubí lo hacía, si sabía que ahora se llevaban bien era porque veía fotos en redes sociales, pero su mejor amiga jamás sabía como sacarle el tema sobre Silene. Nadie sabía como hacerlo.
De esa forma, Cris se alejó más y más de la princesa que causó su caída. Eso estuvo bien por mucho tiempo, no saber de ella fue como fingir que jamás existió. Sin embargo, a medida en la que fue avanzando en su propio camino, se dio cuenta que ignorar su existencia no era lo indicado. Silene se convirtió en un recuerdo que usaba como lección, algo que no le permitía olvidar que debía ser Cristal y no la copia de alguien más. Aún así, nadie parecía saber como sacarle el tema.
Silene era como un tabú del que todos estaban conscientes, pero ninguno quería mencionar.
Y, la verdad, no estaba muy segura de si quería saber de ella. Una cosa era conservarla como un recuerdo, otra muy distinta era aceptar que era real y que podría lastimarla de nuevo. Miró sus manos, luego sus piernas huesudas. Ella no olvidaba su última conversación, aquello de estar dispuesta a darle una segunda oportunidad en el futuro.
¿Acaso estar a mitad de camino era futuro suficiente?
No lo sabía, pero debía dar al menos un pequeño paso, ¿no?
—Mhm, y...—jugó con sus manos por los nervios, pero logró hablar tras suspirar —. ¿Y cómo está Silene?
Vio a su padre sonreír de lado, al menos reconocían el esfuerzo que hacía con esa simple pregunta.
—Bien, muy bien —aseguró él —. Tuvo un año...complicado. La ingresaron varias veces al hospital y muchas de esas veces creyeron que no saldría, pero desde hace ocho meses su mejora ha sido...Increíble.
—Mi colega me lo contó —habló Cloe —. Ella me mantiene al tanto del caso, así puedo calmar al nerd cuando las cosas se ponen fuertes. En fin, ella me ha dicho que el cambio en Silene ha sido impresionante, tanto en su salud física como mental.
—Adam fue su fisioterapeuta todo este tiempo —continuó Gabe —. Y sé por él que al inicio no la tuvo fácil, pero luego comenzó a ser más positiva. Creo que hasta modeló con la silla de ruedas.
—Sí, eso lo sé —dijo Cristal —. Vi sus fotos, hizo toda una campaña con la industria de papá por redes sociales. Algo sobre incluir a todo tipo de personas, con discapacidades incluidas.
—Esa fue su idea —dijo Cal, sorprendiéndola.
—¿De verdad? ¿Silene hablando de inclusión por voluntad propia?
—Te lo dije, ha mejorado. Admito que al principio no estaba convencido porque...bueno, digamos que no era mi persona favorita hace un año. Sin embargo, ha puesto de su parte para mejorar como persona y lo hace de corazón. Es más comprensiva, más agradable, y hasta consiguió llevarse bien con Elise y Rubí.
—A Elise no le agradaba Silene.
—Ahora son muy buenas amigas. Además, recuerda que Silene sale con su primo y por eso se ven seguido.
Un cambio en Silene le parecía realmente imposible, aún cuando sabía que su papá no mentía. Todos esos eran hechos que nadie le dijo por temor a lastimarla, pero habían pruebas de ellos más allá de las palabras. Las redes sociales, lo que hablaban a sus espaldas, todo indicaba a que era verdad.
Y eso...la alegró un poco.
Aún así, no estaba segura de querer perdonarla y quizá no lo estaría hasta verla a los ojos. No sabía como reaccionaría al verla, si la voz en su interior regresaría para hacerla caer una vez más. Debía ver a la princesa frente a frente para definir si merecía esa segunda oportunidad que le ofreció tiempo atrás.
Pero se veía tan complicado para esa margarita confiar de nuevo en una rosa...
—¿Vendrá hoy? —preguntó, con cierto nerviosismo.
—Según lo que Sanne me dijo, sí —habló Eve —. Pero si no quieres verla...
—Si quiero...Digo, no es que me emocione verla, pero quiero comprobar si lo que me dicen es cierto. Creo que ya es tiempo, ¿no?
—Si tu crees que es tiempo de dar este paso, entonces lo es. No dudes de eso.
—Claro —sonrió ella —. Mhm...¿algo más que debería saber? Esta es la primera vez en meses que sé algo de Silene, ¿me he perdido algo más?
—Bueno...—soltó Calvin, mirando por el retrovisor —. Hay una cosa más.
—¿Qué cosa?
—Desde hace un mes, Silene dejó de usar su silla de ruedas.
Cristal lo observó con sorpresa. Eso solo podía significar una cosa:
—Silene camina de nuevo.
Y ese, entre los muchos cambios que la recibieron en Los Angeles, fue el más sorprendente de todos. Aún así, eso no significaba mucho en cuanto a darle una oportunidad a Silene.
No estaba segura, así que solo escuchó la música de la radio y dejó las inseguridades a un lado. Solo sabría si a la mitad de su camino podría perdonar a una princesa una vez la tuviera frente a ella.
...
2:40 pm
Estar en un escenario era la cosa favorita de ambos ¿Pero estar en un escenario juntos?
Eso siempre se sentiría como un sueño.
—¡Muchas gracias, Los Angeles! —exclamó él.
—¡Los queremos! —terminó ella.
La sensación de estar tocando el cielo con sus propios dedos no desapareció ni siquiera cuando siguió a Caleb tras bambalinas y dio por acabado el show. Sentía la adrenalina recorrer sus venas, la emoción desbordar por su sonrisa. Estaba hecha para eso, cada día estaba más y más segura de ello.
Pasó una mano por su cabello, ahora teñido en su color natural: negro. Sentía sudor en su frente, pero no podía dejar de sonreír, de sentirse feliz. Podía escuchar a la gente afuera aplaudiendo, gritando su nombre y el de su hermano. Aún se sentía irreal, pero cada vez estaba más feliz de vivir lo que parecía un sueño.
¿Quién habría dicho que la chica que una vez creyó arruinar su futuro había conseguido uno completamente nuevo y mejor?
Observó a su hermano, quien sonreía de la misma forma y se veía igual de agotado. Estaba tan feliz que daba gusto verlo; lo mismo pensó él de ella.
—Hermanita —habló él, antes de extender la palma de su mano para que la chocara —, lo hicimos increíble.
—Claro que sí, tarado —concordó ella, chocando su mano —. Amo cantar contigo.
—Aw, que dulce mi hermanita.
—Ese fue mi momento cursi del mes, aprovéchalo.
Él soltó una carcajada que la hizo reír también. Describir a Rubí ahora era mucho más fácil que en el pasado: ambiciosa, segura, amable y muy sarcástica la mayoría del tiempo. Ya no usaba piercings y sus tacones tenían una altura normal, se mostraba tal y como era sin arrepentimiento de eso. Pero, lo más importante de todo, era que ya no estaba decepcionada de quien fue...
Estaba orgullosa de quien era.
Escuchó aplausos cerca y supo inmediatamente de quien eran. Elise apareció con una sonrisa emocionada, luciendo tan feliz como siempre se veía al escucharlos cantar. Rubí bromeó al hacer una reverencia, eso solo hizo que ella aplaudiera más fuerte. Estaba convencida de que, después de sus familiares, Elise Blake era la más grande fan que tenían los Carlton.
Claro, sobre todo la de Caleb.
Él se acercó hasta ella y dejó un suave beso en sus labios que la hizo sonreír mucho más. Tras una relación discreta en la que solo afirmaron y fortalecieron el amor que sentían por el otro, hicieron pública su relación solo tres meses atrás. Elise seguía encontrando formas de sorprenderlo, Caleb seguía llamándola musa y escribiendo canciones sobre ella. La verdad, ellos dos estaban en un muy buen momento en sus vidas.
Un momento que sonaba como la mejor canción jamás escrita.
—Son increíbles —dijo ella, con señas. Caleb frunció el entrecejo, algo confundido. Aún seguía aprendiendo lenguaje de señas.
—No entendí muy bien, pero voy a suponer que fue un halago —habló él, rodeándola por la cintura con un brazo y esbozando una sonrisa ladeada —. Sobre todo un halago a tu novio que te ama mucho.
Ella sonrió y besó sus labios de nuevo, en una forma de decirle que también lo amaba. Rubí solo hizo un moño con su cabello mientras tanto, acostumbrada a esas muestras de afecto. En realidad, amaba tener a Elise como cuñada. Le gustaba ver que Caleb se sentía seguro junto a ella y que, lejos de prohibirle ser auténtico, ella celebraba que lo fuera. Sin mencionar que estar junto a Eli era muy divertido. Más que la novia de su hermano, la veía como una amiga.
Luego de eso, caminaron hacia los pequeños camerinos del lugar. Rubí estaba agotada, así que se dejó caer en una de las sillas frente a los espejos. Bien, se veía cansada...pero estaba tan feliz que eso no le importaba. Sus ojos azules brillaban y la sonrisa no podía desaparecer de sus labios. Cantar la ponía de esa forma.
Comenzó a deshacerse del maquillaje ligero que traía mientras Caleb decía un par de cosas que no se molestó en escuchar. Aprovechó para escribirle un mensaje a su mejor amiga, aún no podía creer que la vería en solo unas horas. Tenía unas ganas inmensas de felicitarla por lo que había logrado, celebrar lo fuerte que era y verla sonreír una vez más. Sabía que a Cris aún le faltaba medio trayecto en su camino, pero a ese punto estaba demasiado feliz por el lugar que había alcanzado.
Alzó la vista al espejo pensando en eso y, tras su propio reflejo, encontró en el cristal una figura que conocía bastante bien. De inmediato, sonrió.
Jamás le habría dedicado esa sonrisa un año atrás, pero las cosas habían cambiado tanto que ya ni siquiera se sorprendía. Ella solo disfrutaba lo diferente que estaba todo.
—Miren nada más quien pudo llegar —soltó, dándose la vuelta para verla a ella en la entrada del camerino y no al espejo. La observó con detenimiento: lucía un enterizo entre dorado y crema, su cabello recogido en una coleta y unos zapatos ligeramente altos de color rojo. Ese detalle la hizo sonreír aún más —. Y caminando en tacones, ¿quién lo diría?
Silene extendió su sonrisa al escucharla decir eso. La verdad, se sentía como todo un logro poder dar pasos por su cuenta. Pasó meses atada a una silla de ruedas; meses en los que tuvo días malos en los que creyó que no lo lograría. Sin embargo, ahí estaba: después de todo lo ocurrido, había logrado reencontrarse a sí misma en una versión más fuerte.
Una versión que daba pasos con orgullo.
Sintió una mano rodearla por la cintura para luego posarse en su espalda baja. No necesitaba voltear para reconocer el tacto de Adam, lo conocía de memoria. Él dejó un beso cálido en su mejilla, de la clase de besos cariñosos que la ayudaron a continuar en sus días más difíciles.
—Sí, en tacones —habló Silene, la emoción era evidente en su voz —. Aunque son super incómodos, quizá me los quite en un rato. Al menos pude usarlos un tiempo, eso es más de lo que podía hacer hace unas semanas.
—Y eso es increíble, princesa. No me cansaré de repetírtelo —aseguró Adam, apoyándola —. Además de que te ves bellísima, es un gran logro por el que debes sentirte orgullosa.
—Adam tiene razón —habló Caleb, sonriéndole con amabilidad —. Se ve como poco, pero en realidad es mucho. Felicidades.
Elise volvió a aplaudir tal y como les aplaudió a los Carlton, consiguiendo que ella riera . Todas las personas en ese cuarto la habían ayudado mucho a mejorar, incluso cuando en el pasado no fue la mejor con ellos. Los veía ahí y no podía evitar sentir un nudo en la garganta, no tenía palabras para decir lo agradecida que estaba con todos ellos.
Caleb se había transformado en el mejor amigo que podía desear, aquel que la escuchó en sus momentos de crisis y la apoyó cuando decidió dejar a un lado el pesimismo para intentar mejorar. Estuvo a su lado cuando la ingresaron dos veces al hospital por carencias nutricionales, estuvo a su lado cuando decidió empezar a hacer campañas inclusivas; estuvo a su lado en cada pequeño momento no como un valiente caballero, sino como un amigo que quería verla ser feliz de nuevo.
Elise, por su parte, se convirtió en la perfecta animadora de sus logros. Del mismo modo en el que Silene se convirtió en animadora de los logros de Eli, los cuales eran bastantes. Fue extraño al principio comenzar una relación con ella, pero poco a poco fue surgiendo una amistad sólida en la que ambas se entendían a pesar de las diferencias. Ella aplaudió cada uno de sus pasos, incluyendo los que daba tambaleándose en tacones.
En cuanto a Rubí...bueno, con ella fue más difícil. Tuvieron que dejar atrás un pasado muy complicado y lleno de odio. Tan pronto la adolescente entendió que la Silene que conoció no era más que una carcaza hecha de inseguridades, se dio la oportunidad de conocer a la mujer con ganas de mejorar. Descubrió a una chica soñadora, con un corazón más blando del que creyó y una sensibilidad sorprendente. Decidió que le agradaba. A partir de ahí, ambas comenzaron a llevarse bien.
Y Adam...Adam había hecho todo y más por ella. No solo la ayudó a recuperar la movilidad en sus piernas con cientos de sesiones de terapia que les enseñó a ser fuertes en su relación, sino que él la sostuvo cada vez que creyó que caería de nuevo en sus problemas. Le enseñó a amar sus propias imperfecciones, a luchar por lo que la hacía sentir feliz y no por lo que la ataba a cientos de estereotipos. Él le dio fuerza y la enamoró cada vez más.
A cambio, ella le devolvió todo ese amor y lo estaba ayudando a deshacerse de algunos miedos. Ahora veían películas cliché cada noche, sin almohadas de por medio, y ella no siempre lloraba. Del mismo modo, Adam la abrazaba cada día y se soltaba frente a ella, viendo cada vez más lejano el temor de ser abandonado una vez más.
Así que ahí estaban personas importantes, personas que vieron a la Silene actual resurgir. Estaba a mitad de camino, pero al menos ahora estaba segura de que lograría terminar el trayecto con sus propias piernas.
—Son ustedes dos quienes merecen esas felicitaciones —les dijo a los Carlton —. Estuvieron fabulosos, de verdad.
—Pobres de sus cuatro guardaespaldas que deben contener la furia de sus fanáticos alocados —habló Adam —, porque luego de ese show su locura aumentó el triple. Estuvieron increíbles.
—Por los fanáticos no te preocupes, Logan los espanta con su clásica amargura —soltó Rubí, rodando los ojos —. En cuanto al show, muchas gracias. No sé si estuvimos increíbles, pero se sintió increíble. Eso basta.
—Segundo momento cursi del mes para Rubí —señaló Caleb con diversión —. Parece que estamos de suerte.
—¿Sabes qué? Quizá surjan más momentos cursis hoy. No podré evitarlo, no cuando ella está de regreso.
—¿Quién está de regreso? —preguntó Silene, confundida.
De repente, todos se quedaron callados y las miradas pasaron de ella a Adam. Silene los observó sin comprender, así que decidió ver a su novio igual que el resto. De inmediato notó que se veía culpable, lo supo por la forma en la que pasó su mano por su cabello rubio oscuro y observó algún punto en el suelo sin querer levantar la vista.
—¿Qué pasa? —insistió ella, sabía que algo le escondían.
—¿No le has dicho? —cuestionó Elise. Él alcanzó a ver a su prima y sonrió con inocencia.
—Así como decirle...no —soltó él.
—¡Adam! —y aquel reclamo fue colectivo. Tanto así que él alzó sus manos como víctima de inmediato.
—¡Juro que lo intenté! No sabía como sacar el tema, así que estaba esperando un buen momento para hacerlo.
—Tenías un maldito trabajo y ni eso pudiste hacer —soltó Rubí, rodando los ojos —. Ahora entiendo porque Gabe y Donovan tardaron tanto en darte un aumento.
—¿Sabes, Rubí? Extraño la época en la que yo te gustaba y me tenías algo de respeto.
—Me gustaste, pero nunca dije que te tenía respeto.
—Pero que desca...
—Adam —lo cortó Silene, colocándose frente a él —. ¿Quieres explicarme qué sucede?
Él suspiró y la observó directo en sus ojos café. No estaba molesta por no saber lo que ocurría, solo estaba irritada y eso era algo que se notaba en su mirada. Si algo sabía Adam era que su novia tenía un carácter fuerte, eso era algo que jamás cambiaría en ella y que de hecho le gustaba...cuando no cabía la posibilidad de que ella se enojara con él.
No tenía idea de como reaccionaría Sile ante la noticia, no cuando Cristal era un tema tabú para ella. A veces preguntaba por ella, pero obtenía respuestas cortas porque nadie sabía exactamente cómo responderle sin que ella se sintiera mal. La culpa aún la invadía, por lo que tener a Cris en L.A era un asunto que se debía tocar con cuidado. Nadie quería que Silene tuviera otra recaída, no estaba tan bien.
Así que, tras armarse de valor, él la tomó por los brazos con sumo cuidado. La guió hasta sentarla en una de las sillas, ella solo enarcó una ceja hacia él.
—Antes de que te enfades conmigo, recuerda que me amas demasiado y estar molesta conmigo te pone triste
—No si te mereces que me moleste contigo —habló Silene —. Y por eso que dices, parece que lo mereces bastante.
—Solo recuérdalo, princesa —continuó él —. Me amas mucho.
—Te amo mucho, lo recordaré. Ahora, solo dime lo que todos parecen saber menos yo.
—Okey...
Él tomó una larga respiración y decidió soltarlo todo de una vez:
—Cristal estará de visita en Los Angeles por una semana y llega hoy. Esta invitada a la casa de Caleb esta noche, igual que nosotros y quisiera decirte que fue casualidad, pero claramente no lo fue. En fin, ella viene, la veremos y se supone que yo debía decirte, pero no sabía como ibas a reaccionar...Todavía no sé como vas a reaccionar y eso me asusta. Pero ahora te lo digo y ya lo sabes. Cristal está aquí...¡¿Sorpresa?!
Silene lo miró con impresión, Adam había dicho todas esas palabras en una rapidez impresionante. Aún así, Silene había logrado rescatar varias palabras importantes: veremos, visita, Cristal...
Cristal...
—Este es el momento en el que recuerdas que me amas mucho —dijo Adam, esperando a que reaccionara de mala manera. Ella solo se quedó estática, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar —. ¿Princesa? ¿Estás bien?
—Sí, sí...yo solo...—sacudió su cabeza, intentando organizar sus ideas —. No estoy molesta, amor. Solo...sorprendida ¿De verdad está aquí?
—Sí —asintió Caleb —. Ella y mis tíos debieron haber llegado hace una hora, o un poco más. Fue algo un poco improvisado, pero ellos quisieron venir por lo de las nominaciones a los premios y los álbumes. Querían celebrar con nosotros.
—Tiene sentido...
—Sile —Adam se agachó a su altura y acunó su rostro en sus manos, la observó con seriedad —, si no te sientes lista para verla, entonces no lo hagas. Has aprendido a dar solo los pasos para los que te sientes preparada, eso te ha hecho avanzar. No quiero que retrocedas, amor.
Y ella tampoco quería retroceder, no cuando comenzaba a encontrar una Silene que de verdad le gustaba. Aún tenía problemas con su figura, a veces se veía al espejo y odiaba todo; pero otras veces se veía con cierto aprecio. Comenzaba a enamorarse de sí misma, de sus sentimientos, y no de quien creía que debía ser. Estaba obteniendo su felicidad, ¿acaso ver a Cristal la haría retroceder?
Pero entonces recordó toda la culpa que había sentido por un año, todo el tiempo en el que lamentó haber hecho heridas tan profundas en alguien que no lo merecía. Ahora entendía que las rosas tienen espinas porque no son solo protección, son fuerza contenida; pero no había necesidad de usar dicha fuerza como arma. Ahora, conocía su lado más dañino y sabía como contenerlo, como tratar a la gente sin lastimar.
Quizá si se enfrentaba a Cristal en ese momento, sabría como como no lastimarla y la culpa se iría.
Finalmente, lo que le impedía avanzar, podría simplemente esfumarse.
—Quiero verla —le dijo Silene, tomando las manos de su novio. Le mostró a Adam toda su sinceridad a través de sus ojos —. Yo en serio quiero ver a Cristal, lo que no sé es si ella quiera verme a mi ¿Creen que todavía me odie?
—Silene, tú has cambiado demasiado y para bien —habló Rubí —. Si nos agradas a Elise y a mi en este momento, no veo porque no puedas agradarle a Cris. Sé que no es fácil, que toma su tiempo, pero pueden ir poco a poco. Nadie las va a apurar.
—Exacto —aseguró Caleb —. Yo creo que quedará impresionada al ver la mujer que eres ahora. Merecen una segunda oportunidad.
Elise hizo unos movimientos con las manos, Leb sonrió al entender.
—Elise también lo cree —tradujo —. Y dijo algo sobre tú siendo mejor de lo que todos esperan. No entendí muy bien, pero seguro fue algo lindo.
—Le hice mucho daño en el pasado, solo espero que aún quiera darme una oportunidad —suspiró ella, para luego llevar sus ojos hasta los azules de Adam —. ¿Tú que dices?
Él esbozó una media sonrisa antes de dejar un beso corto en sus labios. Silene lo impresionaba cada vez más con sus reacciones, con sus ganas de mejorar. Estaba increíblemente orgulloso de la persona en la que se había convertido.
Pasó de ser una princesa escondida en torres, a ser una a la que no le importaba salir de la seguridad de su castillo.
—Yo digo que vale la pena darle una segunda oportunidad a esta Silene —dijo él —Creo que es el momento perfecto para que le demuestres a Cristal lo que has cambiado y lo mucho que lo sientes por el pasado. Ambas merecen dejar todo eso atrás.
—Creo que también creo eso.
—Bien, entonces hazlo —terminó por decir él, poniéndose de pie para luego extender su mano hacia ella —. Nosotros estaremos a tu lado en este paso.
—Okey...pero sin tacones. Ya me duelen los pies.
Se quitó los zapatos y luego tomó la mano de Adam, aún nerviosa sobre ver a Cristal. Sin embargo, si algo había aprendido de ese último año era que los nervios no la llevaban a ningún lado a menos que los superaba. Tomó un largo respiro antes de ponerse de pie, estaba lista para dar otro paso...
¿Y Cristal la perdonaría? No estaba segura, quizá aún tenía heridas abiertas y no había segunda oportunidad que valiera. Aún así, lo iba a intentar.
Arriesgaría la mitad de camino que llevaba solo para poder avanzar hacia el final.
¡Sobreviví a mi primera semana de Universidad! Y solo por eso, he vuelto con este capítulo que, en lo personal, me gusta mucho. No sabía que iba a estar tan orgullosa de estas dos protagonistas al final. Ahora las veo y estoy sensible sobre dejar su historia. Quizá por eso encuentren los últimos capítulos un poco largos.
Duele dejarlas ir, pero se debe continuar.
Bueno, con este gran salto de tiempo se perdieron muchas cosas. Por ejemplo, Silene caminando de nuevo, o Cristal en el programa. La verdad, jamás quise incluir esas cosas en este libro porque seria eterno si las pusiera. Rosas se trata de la relación de Sile y Cris, esos hechos fueron parte del camino, pero se alejan un poco del hilo de la historia porque bueno...no estaban juntas.
Aún así, creo que podría subir uno o dos extras con esas escenas. Reconozco que son momentos importantes y me gustaría que vieran cosas como a Elise y Sile volviéndose amigas, a Cloe como doctora del programa, a Cris volviéndose amiga de otras margaritas, a Rubí empezando su carrera y a Adam en su faceta de fisioterapeuta/novio comprensivo. Son cosas que quizá veamos, pero no en este libro porque es lo que les digo: no agrega nada a la historia.
Bueno, me gustaría saber qué opinan, o qué esperan del final. No les dejo adelantos porque sería absurdo a este punto de la historia, pero les recuerdo que pueden seguirme por Instagram o twitter donde estaré dando noticias de la serie P.E en general. Los estaré leyendo ♥️
Chaíto, ¡los quiero!
Pd: Quedan dos capítulos. Uno de ellos es doble y el otro simple...aún no sé si habrá epílogo. Solo les digo, vayan preparándose para varias sorpresas ☺️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top