Capítulo 56 (parte 1)
Capítulo 56 (parte 1):
Valiente
13 de agosto
12:15 pm
Estás odiando como te ves, como luces. Lo sabes, no lo ignores. Olvidaste los sacrificios que debías hacer. Por eso ya no eres perfecta, Cristal.
Esa voz en su cabeza era tan cruel que ni siquiera la dejaba descanzar. Veía su reflejo en el vidrio de la ventana del auto, no entendía porqué sus mejillas se veían más rellenas de lo que estaban en realidad. Intentaba luchar contra lo que pensaba y creía, pero era tan difícil...
Esa voz quería arrastrarla de nuevo a las profundidades.
—¿Gemita? —escuchó la voz de su mamá en el asiento frente a ella —. ¿Me escuchaste?
Limpió sus lágrimas con rapidez, aunque sabía que ellos ya la habían visto. Agradeció que no le preguntaran, que solo la observaran con comprensión desde el espejo retrovisor. Quería ser sincera con ellos, pero cuando se trataba de esa voz no podía explicar con claridad como se sentía.
No sabía como contarles todo lo que su propia mente la torturaba.
—No, lo siento —dijo tras carraspear un poco —. ¿Qué dijiste, mami?
—Que si te sientes incómoda en algún momento, puedes decirnos y nos iremos —dijo Eve, asomándose hacia los asientos de atrás. Le regaló una sonrisa comprensiva y amorosa para animarla —. Tú solo avisa y volveremos a casa. Podríamos ver una película juntos.
—Caleb me recomendó una hace tiempo en la que actúa un amigo suyo —continuó Caleb, entrando en el estacionamiento de la amplia residencia de los Carlton —. No sé si sea buena, pero él dijo que le gustó.
—Podemos hacer cualquier cosa juntos, solo no te sientas presionada a dar pasos para los que no te sientes preparada.
—Gracias, pero me siento lista para este paso —les aseguró ella, una media sonrisa en sus labios —. No me sentiré tranquila hasta que le pida perdón a todos ellos.
Cristal había sido valiente y le pidió a sus padres que la llevaran con sus familiares. Necesitaba disculparse, quería recuperar las relaciones que había perdido. Suspiró y respiró profundo unas tres veces. Las tácticas de su titi Cloe eran útiles, la ayudaban a mantener la calma. Las usaría siempre que tuviera que lidiar con sus propios temores.
—Soy valiente —se dijo a sí misma, encarando su reflejo en el cristal. Lo odiaba, pero al menos podía verlo directamente y admitir que todo ese odio estaba mal.
—Claro que lo eres —aseguró Calvin, deteniendo el auto —. Bajemos y demos este paso juntos, ¿bien?
Ella asintió con la cabeza y volvió a respirar antes de salir del auto. Su mamá fue la siguiente en salir, la rodeó con un brazo una vez la tuvo cerca. Pronto, los tres estaban caminando hacia la entrada de la gran mansión. Saludaron a los guardaespaldas, no muy alejados de las salidas de la casa. Luego, llegaron a la puerta.
No te puedo explicar lo tensa que se sintió Cristal al escuchar a su madre tocar el timbre, pero se armó de valor una vez más.
Era valiente.
La puerta de la casa se abrió pocos segundos después. Lo que la impactó un poco fue escuchar a sus padres jadear ante la sorpresa cuando vieron un par de ojos azules y una sonrisa que conocían muy bien. No esperaron verlo ahí.
—¿Pero qué...? —preguntó Eve, sorprendida —. ¿Dann?
—Hola, coleccionista de joyas —dijo él, una amplia sonrisa decorando sus labios —. Cada vez te ves más y más fuerte. Siempre me impresionas.
Fue poco el tiempo que Eve aguantó antes de lanzarse a los brazos de su amigo y estrecharlo en un fuerte abrazo. Cris notó como él susurró cosas en su oído que la hicieron derramar lágrimas, pero no de tristeza. Fue como si su mamá estuviera dejando caer todas las barreras que había puesto para intentar ser fuerte. Se permitió ser débil en los brazos de Dann.
Y a veces segundos de debilidad es todo lo que uno necesita.
—Te extrañé tanto, joyita —aseguró ella, tomando sus mejillas mientras sonreía. Parpadeó un par de veces para evitar que siguieran cayendo lágrimas y luego continuó —. Aunque no tengo idea de qué haces aquí. Creí que llegarías el día de la presentación de Leb.
—Iba a ser así, pero sabía que aquí me necesitaban —dijo él, limpiando con delicadeza las lágrimas de su amiga —. Y tú me conoces, Eve: siempre que me necesiten, yo haré lo posible por estar a su lado.
—Y justo por eso eres el rubí de mi valiosa colección.
—Aún me siento afortunado de ello.
Ella lo abrazó de nuevo, esta vez de forma más breve. Eve siempre agradecería haber encontrado las amistades que compartía con sus preciadas "joyitas". Ellos eran todo lo que estaba bien cuando se sentía mal. Eran capaces de levantarla, de recordarle lo fuerte que era al permitirle instantes de debilidad.
Dann besó su frente antes de soltarla y dirigirse a Cal. Él le dio un abrazo con palmadas en la espalda incluidas, ambos sonrieron con amplitud al soltarse. Desde hacía mucho tiempo que no se veían.
—Que bueno que estes aquí, amigo —habló Calvin —. Hacías falta, mucha falta.
—Ustedes y el resto de mi familia me hacían falta a mi —aseguró él —. Gracias por cuidar a mis hijos. Esperé verlos cambiados, pero jamás imaginé un cambio tan grande.
—Han crecido mucho, ¿no?
—No son los únicos.
Entonces, la mirada azulada de Dann viajó hasta Cris. Ella esperó ver lástima, tristeza o algo así. En su lugar, vio una calidez y una comprensión impresionantes. No lo separó cuando le dio un leve abrazo e incluso intentó devolverle la sonrisa.
Le salió muy mal, pero Dann ya había visto el comportamiento de Cris antes. Sabía que cada intento importaba, incluso los fallidos.
—Parece que tú quieres hacerle competencia a tu mamá, Cris —le dijo él —. No me decido por cual de las dos se ve más fuerte y hermosa. Has crecido mucho, sobrina. Sé que aún te falta, pero poco a poco lo conseguirás.
—Te extrañé, tito Dann —dijo ella con sinceridad.
—Y yo a ti, Cris. Ahora, ¿por qué no entramos? Hay personas que también te extrañan aquí adentro.
Bien, era momento de probar su valentía. Inhala, exhala, inhala, exhala...Respiró tres veces y entró, sintiendo su corazón palpitar con fuerza. Tenía miedo, cosa que la entristecía un poco ¿Cómo fue que llegó a tenerle terror a sus propios familiares?
¿Cuándo fue que se alejó de la familia que siempre amó?
Ella y sus padres siguieron a Dann por la enorme casa, atrevesando el recibidor, la sala con el gran candelabro en el medio y las otras habitaciones hasta dar con el patio. Ahí estaban todos, todos a los que insultó y les partió el corazón. Por segundos, sintió que quería correr de regreso al auto. No se sentía segura con que la vieran en ese estado.
Pero luego se ordenó buscar calma y recordar que necesitaba hacer eso. Jamás iba a perdonarse a sí misma si no le pedía perdón a sus familiares.
Observó a sus alrededores, agradeciendo que no hubiesen hecho una fiesta de bienvenida y que no hubiesen notado su presencia aún. Junto a la mesa de billar, estaban la mayoría de los adultos; sus tíos, tías, Caleb, Elise y Adam. Parecían estar entretenidos con el juego, o con la charla que mantenían. Como sea, ellos no la miraron y eso era un gran alivio.
Luego, dirigió su mirada hacia el área de la piscina. En las tumbonas, vio a las personas que probablemente había lastimado más. Suspiró al pensar en que quizá había perdido sus amistades ¿Y si era muy tarde para recuperarlas? La voz en su cabeza empezó a susurrar cuando sus ánimos bajaron, pero Cris no la dejó gritarle esta vez.
Ella tomó las riendas de sus decisiones y decidió actuar sin la influencia de esa parte oscura en su mente.
—Mamá, papá, iré con ellos —dijo, señalando a las personas en las tumbonas —. Creo que necesito hablarles.
—Está bien —habló su mamá, esbozando una sonrisa —. ¿Quieres compañía?
—No, estaré bien.
—De acuerdo —dijo su padre, dejando un beso en su mejilla —. Estarémos por aquí por si necesitas algo, ¿si?
—Okey...
Comenzó a alejarse de ellos, a bajar las escaleras de la plataforma de madera en la que estaban para abrirse paso hasta la piscina y las tumbonas. Respiró otra vez, otra vez y otra. Easton, Drew, Brandon, Rubí, Malory...con solo verlos recordó lo mal que se había portado con ellos sin razón alguna. Un nudo se instaló en su garganta de inmediato, fue muy cruel y ahora veía las consecuencias de sus espinas.
¿Un perdón sería capaz de remediarlo?
—¡Anda, Easton! —escuchó a Malory gritar. Ninguno de ellos la había notado aún, parecían estar enfocados en la conversación —. Solo cuéntanos.
—Que no —sentencio el moreno —. ¿Crees que no los conozco a Brandon y a ti? ¡Por favor! Todos saben que ustedes son expertos dándole giros a las historias y luego exparciendo rumores a medias. Yo los aprecio, pero no les contaré.
—Oh, vamos amigo. No lo haremos contigo —aseguró Brandon. Cristal sonrió de lado, aún no podía creerle esa mentira —. Solo queremos aconsejarte. Si te gusta Olivia...
—No me gusta Olivia.
—¿Entonces qué carajo sucede entre ustedes? —preguntó Rubí, quien tenía una guitarra en su mano y la curiosidad desbordando en su voz —. Porque Elise y yo vimos ese beso y déjame decirte se notó que ahí hubo hasta lengua, encanto.
—¡Oh por Dios! ¡Yo no sabía eso! Creí que solo le estabas coqueteando, ¡¿pero un beso en los labios?! —exclamó Malory, viendo a Easton con impresión —. ¡¿Easton Cooper besó a alguien que no es su novia?! ¡¿Easton no es el santo que todos creímos?!
—¡Sh, baja la voz! ¡Si te escucha mi mamá le dará un infarto! No, Olivia no es mi novia y tampoco me gusta. Si la besé una segunda vez fue porque intenté ser sutil al rechazarla y, pues...como que me salió mal el plan.
—¿El beso que yo vi fue el segundo? —preguntó Rubí, impactada. East asintió con la cabeza —. ¿Y así estabas rechazándola? East, ¿si quiera sabes lo que significa rechazar?
—Es que me rompió el corazón verla llorar. No me gusta hacer llorar a la gente...
—Empezaré a llorar más fuerte a ver si un bombón decente como tú me besa con lengua y todo —soltó Malory riendo —. Este chisme está mejor de lo que pensé. Aunque tú necesitas clases para aprender a rechazar a la gente, encanto.
—Drew con su actitud de "todos son estúpidos así que toleren mi amargura" debería ser buen profesor para eso —señaló Brandon —. ¿O me equivoco, D?
—Claro que lo soy —dijo él, para luego mirar a su mejor amigo —. Cobro diez dólares la hora y ven con papel y lápiz, East. Son clases avanzadas, así que...
Pero entonces, los ojos de Drew hicieron lo que el resto no hizo: levantó la vista y observó a la chica que venía escuchando todo ese chisme con una leve sonrisa divertida en sus labios. Por instantes, solo la vio sin saber como actuar. Bastó unos pocos segundos para que le dedicara una leve sonrisa.
—Hola, Cris...—le dijo.
Entonces, todos voltearon hacia donde él estaba viendo. Cristal sintió nervios al instante, demasiadas miradas sobre ella y a todas les debía una disculpa. Se abrazó a sí misma en un vago intento por protegerse, ¿pero de quién se iba a proteger?
Ella era quien había hecho daño, de la única que necesitaba protección era de si misma.
Repitió en su mente el pequeño discurso que había elaborado en el auto, las disculpas que les debía. Respiró hondo y rebuscó su valentía. Ella debía dar ese paso.
—Hola a todos...—habló finalmente, su voz ronca y muy baja —. Antes de que hablen, yo...yo quiero decirles algo...
Carraspeó, luchando contra su rasposa garganta. Se balanceó sobre sus pies y tanteó los huesos de sus muñecas. Bien, era momento de ser honesta.
—Lo siento. Lo siento mucho —fueron sus primeras palabras, las cuales dijo con valentía de mirarlos a todos a la cara —. Drew, lamento haberte llamado fenómeno. No lo eres, sabes que no. Tú eres increíble, tu condición no te define y lo sé. Lo sabía en ese momento, pero tenía tanto miedo de lo que me estaba sucediendo que dirigí mis sentimientos hacia ti. Estuvo mal y espero me perdones.
》East —pasó su mirada al moreno. Sintió lágrimas comenzar a inundar sus ojos de nuevo —. Tenías razón, tengo suerte de tener lo que tengo. Lamento haber sido hostil contigo, lamento haberte hecho sentir culpable cuando no lo eres. Siempre has sido atento conmigo. Eres una persona excepcional que amo tener en mi vida, lamento haberte alejado e insultado.
》Brandon —ahora vio a su amigo —. Eres mi mejor amigo, la persona que siempre ha estado a mi lado. Lamento muchísimo haber menospreciado nuestra amistad estos últimos meses. Era tu ángel y te fallé. Ahora estoy atravesando un infierno, solo espero que me quieras aún cuando arrastro fuego conmigo.
》Malory —su voz se quebró al ver a su amiga y unas lágrimas se le escaparon —. ¡Dios, Malory, yo lo siento tanto! Te ataqué por celos, por envidia. Te golpeé de la forma más baja posible solo porque me ponía celosa ver como tú subías mientras yo me hundía. Lo siento mucho, amiga. No creo que seas una machorra, no creo que seas un error o que tu familia te desprecie. Eres increíble...Y Landon Allen es un grandísimo imbécil que se merece la patada que le diste.
Malory rio un poco entre lágrimas, cosa que la hizo reír también. Así no fueron las disculpas que planeó, pero se sentía muy bien decirlas. Dejó las carcajadas y pasó su mirada a un par de ojos azules.
Más lágrimas cayeron, pero ella no fue la única en llorar. Rubí también lo hacía, la observaba con sus ojos preparados para convertirse en un par de tormentas.
—Y Rubí —suspiró y tomó las fuerzas para hablar entre hipidos —, no puedo explicar lo importante que eres en mi vida. No me arrepiento para nada de haber ignorado lo que decían al principio sobre ti, eso de que eras rebelde y un desastre, porque fue justo eso lo que me llevó a conocer a la persona fuerte, luchadora y comprensiva que tuve la suerte de llamar amiga.
》No merezco que me perdones luego de haber traicionado tu confianza, pero quiero que sepas que lo siento en el alma. No estaba siendo yo misma y, aunque no es excusa, te lo digo para que entiendas que yo jamás, jamás, quise lastimarte de esa forma. Lo siento de corazón. Espero que todos ustedes puedan perdonarme, aunque los entiendo si no lo hacen...
Respiró tras culminar, se sentía como si finalmente pudiera hacerlo sin sentir que la culpa la asfixiaba. Sabía que sus amigos no le debían nada, ni siquiera aceptar sus disculpas. El solo hecho de decirlas ya era demasiado, así que solo limpió sus lágrimas e hizo el ademán de darse la vuelta.
Pero no pudo irse, unos brazos rodeándola no la dejaron.
—No seas estúpida, Cristal —le dijo Rubí, abrazándola —. Yo ya te perdoné. Somos amigas, las amigas se entienden entre ellas y se escuchan. Ahora créeme que te voy a escuchar mucho más porque nuestra amistad seguirá, Cris. Aprendí a no dejar ir cosas importantes en mi vida, así que te prohibo alejarte ¿Está bien?
—Digo lo mismo —aseguró Brandon, uniéndose al abrazo —. Quizá me equivoqué y nunca fuiste un ángel, siempre fuiste alguien hecha para caminar sobre fuego y salir ilesa. Te amo, amiga. Amo nuestra amistad y no la voy a dejar ir.
—¡Ay! ¡Esto es mucho con demasiado! —lloró Malory, lanzándose a sus tres amigos en el abrazo —. Yo también te perdono, cabeza de zanahoria. Las dos dijimos cosas tontas por estar molestas, dejemos eso en el pasado.
—¿De verdad me perdonan? —preguntó ella, impresionada.
—¡Si! —exclamaron los tres al unísono.
No podía creerlo, no podía. La voz en su interior le dijo que la odiarían, pero ahí estaban ellos...amándola. Se aferró más a los tres, los mejores amigos que pudo desear. Fue una equivocación alejarlos en primer lugar cuando ellos eran tres columnas sumamente importantes en su vida. Ellos le permitirían avanzar.
Cuando se soltaron, Cris se permitió observar a Easton. Sus ojos cual lagunas se fijaron en ella y extendió los brazos en una clara invitación para acercarse. Ella lo hizo y abrazó a su primo con todo el cariño que merecía. Lo sintió más alto, más fuerte, más grande. Aún así, su abrazo era igual de cálido y protector.
La clase de abrazos que todo valiente necesita en algún momento.
—¿Me ayudarás a cargar con el peso de la vida, East? —le preguntó ella, apoyando una mejilla en su pecho.
—Siempre, Cris.
Se aferró más a él, agradeciéndole sin palabras el estar a su lado. Respiró con alivio, se sentía bien estar tan acompañada luego de tanto haberse consumido en la soledad.
—Yo solo quiero decir que te perdono y que lo de fenómeno está olvidado...o sea, olvidado no, pero sabes de lo que hablo —dijo Drew, al instante en el que su prima se acercó a él —. Me refiero a que acepto tus disculpas, pero no te abrazaré.
—¿Por qué? —preguntó ella —. ¿Alergía a los abrazos como Rubí?
—No, es que estás llorando y no quiero tus mocos sobre mi camisa. Limpiate y luego te doy todo los abrazos que desees, primita.
Ella no pudo evitar reír ante la repulsión de su primo, pero le hizo caso y se limitó a lanzarle un beso que él fingió atrapar. Por instantes, se sintió realmente bien.
Volteó a ver hacia sus padres, sonrió aún más al ver desde lejos que su papá estaba riendo porque su tito Derek intentaba levantarlo del suelo con un abrazo. Su mamá reía junto a ellos, apoyada en Dann. La valentía trae consigo esa clase de alegría tan satisfactoria, de la clase que le hizo falta sentir.
—¡Cristal! —escuchó una voz conocida, volteó para encontrar a su primo Tyler corriendo hacia ella.
Se sorprendió cuando este la alzó y le dio una vuelta en el aire. Luego, dejó besos en su mejilla con cariño. Ty era dulce, siempre lo había sido. Pero en ese momento se veía agitado, como si escapara de algo.
O de alguien.
—Me alegra tanto que estes aquí —le dijo con rapidez, casi sin respirar —. Me da gusto verte sonreír, prima.
—Gracias, Ty. Lamento todo lo que hice...
—Cris, yo te perdono todo. En serio, todo. Solo no le digas a Lid que me viste correr al patio delantero, ¿vale?
—Eh...¿Qué?
—¡No le digas! ¡Todos callados!
Con esa advertencia, el pelirrojo se fue corriendo de ahí e hizo su camino hacia el patio delantero con una rapidez sorprendente. Todos quedaron confundidos, quizá los menos impresionados fueron Easton y Drew. Sin embargo, todo se hizo claro en cuanto vieron a Lid llegar desde la playa con una expresión de furia en su rostro.
Caminó hacia ellos con el pasó apretado. Su rostro estaba tan carmesí que daba cierto terror el siquiera pensar en meterse con ella. Se paró frente a ellos con sus manos hechas puños, pero eso no era lo que todo el mundo estaba mirando.
—¿Por qué estás empapada? —preguntó su hermano, viendo el cabello y atuendo de su hermana completamente mojados.
—¿Y por qué estás llena de arena? —preguntó Easton, notando ese detalle.
—¡Porque tu hermano es un odioso! ¡¿Dónde está?! ¡Lo voy a matar! —exclamó, fúrica. Notó a Cristal y calmó solo un poco su voz —. Hola, Cris. Que bueno verte.
—Hola, Lid. Eh...te debo una disculpa, pero no sé si dártela ahora.
—Disculpa aceptada. Ahora...¡Díganme dónde está ese insecto pelirrojo! ¡Me las va a pagar!
—Eh, no lo hemos visto —se apresuró a decir Rubí.
—Debe estar por...ahí —habló Brandon.
—Sí, sí. Seguro huyó, es rápido —continuó Malory.
—¡No me mientan! ¡Díganme donde está!
—No, Lid —sentenció su hermano, mirando su cubo Rubik —. Jamás te diremos que Tyler se fue corriendo hacia el patio delantero. No intentes convencernos.
Al escuchar las palabras de su hermano, Lid corrió hacia el patio delantero y lo hizo con inclusa más rapidez que Tyler. De inmediato, los ahí presentes voltearon a ver a Drew. Él sonrió y se encogió de hombros.
—No me miren así —dijo él, con diversión —. Acabo de desatar un buen espectáculo. De nada.
—¿De verdad intenté alejarme de todo esto? —preguntó Cristal, más para sí que para el resto.
¿Intentó alejarse de las risas, del caos, de los abrazos? Sí, nada de eso era perfecto, pero se sentía tan familiar que la hizo sonreír. Continuó escuchando los chismes de Malory y Brandon, a Easton quejándose, los gritos de Lid y Ty a lo lejos, Drew siendo amargado, a Rubí tocando la guitarra...amaba todo eso.
Por eso dolía tanto no poder disfrutarlo del todo, porque la voz interna de Cris aún no se callaba...
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