Capítulo 35
Capítulo 35:
¿Y dónde quedó la almohada?
29 de junio
9:36 am
No debía estar tan cómodo, pero estaba más dormido que despierto y todavía no podía analizar lo que estaba ocurriendo en realidad. El aroma dulce de un shampoo femenino llegó a su nariz, haciéndolo sentir inclusive más cómodo que antes. Se acurrucó aún más, abrazando con cariño lo que había entre sus brazos...
Entre sus brazos...¿Acaso no debía haber una almohada ahí?
Razonó unos segundos, aún con los ojos cerrados. Entonces, sintió una piel tersa y suave entre sus dedos. Se sentía asombroso percibir ese calor en su cuerpo que hacía tiempo no percibia, pero creyó que se debía a las sábanas, no por estar abrazando a alguien. Maldijo a sus adentros y, cuando sus ojos azules se abrieron de par en par, vio esa cara angelical y hermosa, esa que ahora lo tenía delirando.
Adam recordaba muy bien haber ido a buscar a Silene luego de que ella se lo pidiera. Fueron al apartamento, se acostaron juntos en la cama de ella y vieron películas hasta que soltó cada lágrima contenida en sus ojos café. Él la consoló, limpió cada gota que se escapó de su linda mirada, e ignoró cada latir extra en su corazón solo porque quería verla sonreír en ese momento. Aguardó a que ella durmiera, con una almohada de por medio como siempre lo hacían. Por lo visto, se había quedado dormido en el proceso.
¡¿Pero donde había quedado la almohada?!
Silene descansaba su cabeza en el pecho de Adam, mientras que él la rodeaba con sus brazos como si intentara protegerla...o como si intentara tenerla lo más cerca posible. Ella respiraba con delicadeza, aún sumida en su sueños ¿Pero él? A él el corazón le latía con una fuerza que desconocía, logrando que su pecho doliera y que en su estómago se sintiera un extraño cosquilleo que no podía detener.
Todo su cuerpo estaba reaccionando ante ese tacto ¿Te digo algo? Se sintió maravillado ante la forma en la que se encontraban, como si esa fuera la posición y la distancia más cómoda del mundo. Estaba en una especie de paraíso, donde el aroma natural de Silene lo estaba volviendo loco, al igual que el contacto de sus pieles. No obstante, no podía disfrutarlo del todo; no cuando aún su princesa prefería a Caleb.
Adam se había propuesto conquistarla, pero aún no había hecho avances en eso. Planeaba hacerle ver a Silene que estaba enamorada de él, pero despertar de ese modo seguro solo la confundiría. Además, no podía mantenerse de ese modo cuando ella aún era novia de Leb. Debía esperar a que notara que, si por alguien latía su corazón, era por él.
Así que, con pesar y hasta dolor, intentó apartarse con delicadeza. Sintió que su corazón dio un brinco en el instante en el que ella se removió y, en lugar de dejarlo ir, se acurrucó más y lo abrazó con más fuerza. Adam dejó escapar un suspiro, ese órgano que bombeaba sangre en su interior amenazaba con salir de su pecho en cualquier instante.
Es más, no sé como no escapó cuando la vio sonreír entre sueños. Esa pequeña curvatura en sus labios, naturalmente rosados, provocó tanto en él que se me hace imposible explicarlo. Si alguna vez dudó estar enamorado, ahora todas sus dudas se habían esfumado. Estaba perdidamente enamorado de Silene Osbone.
Y dudaba ser lo suficientemente fuerte para conquistarla sin caer aún más hondo.
Como pudo, estiró su mano hasta la mesita de noche, recordando que había dejado su teléfono ahí. Ella se retorció aún más, apoyándose todavía más en su pecho y abrazándolo con más cariño. Él respiró de nuevo, intentando calmar su corazón. No lo logró, así que buscó en su celular el chat con las únicas dos personas que lo podían ayudar en ese instante.
Chat: Dos personas asombrosas y un Gabe.
¡No puedo! ¡Maldición, no soy tan fuerte! Sé que debo conquistarla primero pero...¡Joder! Ella solo me está conquistando a mi《
Aspiró el dulce aroma del shampoo de Silene una vez más. Definitivamente, estaba perdido.
Estoy muy, demasiado, absurdamente enamorado de Silene ¿Cómo se supone que sea fuerte y la conquiste? ¡Joder, me estoy quedando sin corazón en este instante solo por ella! 《
Esperó a que alguno, Donovan o Gabe, contestara. Mientras tanto, y sin poder evitarlo, llevó su mano hasta el cabello de Silene y lo peinó con sus dedos, con una delicadeza que solo tenía para ella. Sentía su respiración en su pecho desnudo, él jamás dormía con camisa y ahora se arrepentía porque cada bello de su piel estaba erizado debido a esa cercanía. Jamás se había sentido de esa forma, en la que todo se veía absurdamente más brillante y más feliz solo por tener a una persona tan cerca.
Silene, sin notarlo, estaba arruinando sus planes. Lo estaba conquistando aún más, le estaba robando los chances de conquistarla a ella...
La vibración del teléfono a su lado le indicó que tenía un mensaje. No le sorprendió que Silene no se levantara. Siempre y cuando no tuviera pesadillas, su sueño era pesado. La escuchó balbucear por lo bajo, hablar entre sueños. Sonrío, enternecido. Se veía tan linda ahí, dormida y tranquila...
Pero la sonrisa se esfumó a penas leyó los mensajes. Entonces, maldijo por lo bajo y lamentó el hecho de haber escrito lo que escribió.
》Gabe: Hola, Adam ¿Cómo estás? Te comento que Gabe está dormido y pensaba tomar su teléfono para jugar, pero me encontré con esta grata sorpresa... Así que si te gusta una princesa.
》Gabe: Por cierto, soy Cloe.
—Mierda —dijo bajito. Luego, llegó otro mensaje, y casi gimió ante el dolor de su propia vergüenza.
》Don: Hola, Adam ¿Cómo estás? Te comento que Donny está haciendo el desayuno y tomé su teléfono porque no dejaba de sonar, pero me encontré esta grata sorpresa. Así que...¿Te estás quedando sin corazón por ella?
》Don: Por cierto, soy Dalia.
—Doble mierda —soltó él, aún susurrando —. Joder, necesito amigos solteros.
Continuó con la vista en la pantalla, viendo como las dos mujeres hablaban desde los teléfonos de su esposo y novio. No sabía si sus mejillas comenzaban a calentarse ante la vergüenza, o por el hecho de tener a Silene tan cerca.
Así que no lo pensó, solo siguió leyendo:
》Gabe (Cloe): JAJAJAJA amiga, pero que casualidad tan bonita hablar contigo por aquí.
》Don (Dalia): ¡Ya lo creo! Que bueno que ahora sabemos que a nuestro Adam le gusta cierta chica rubia.
Quiero que me trague la tierra. Gracias《
》Gabe (Cloe): Espera, antes de que te trague la tierra, ¿quieres explicarnos como es eso de que conquistarás a alguien con novio? Porque eso suena muy mal, galán.
Despierta al cabrón de Gabe y que te explique. Se merece que lo levantes por imbécil.《
》Gabe (Cloe): ¡Oye! ¡No insultes a mi esposo!
》Gabe (Cloe): Que conste que lo levantaré solo porque estoy curiosa, no porque sea un cabrón imbécil.
El silencio era interrumpido por las lentas respiraciones de Silene ¿Era posible pensar que incluso sus respiraciones le parecieran bonitas? Continuó acariciando su cabello, era tan suave contra sus dedos. Necesitaba salir de ahi, o caería tan fuerte que se arruinaría su plan para conquistarla, pero él en serio no queria alejarse.
Se sentía tan increíble en ese momento...
》Gabe (Cloe): Bien, creo que ya entendi...Mi narciso dijo algo sobre un rectángulo amoroso y sobre tú babeando por Silene.
》Don (Dalia): Algo parecido me dijo Donny y lo apruebo. Puede que Sile tenga novio, pero si no hay amor, merecen buscar a alguien mejor.
》Gabe (Cloe): Opino lo mismo. Entonces, ¿cuál es tu plan, galán?
Mi plan estaba muy claro, hasta que desperté con ella durmiendo sobre mi 《
De nuevo, silencio, interrumpido solo por los pequeños balbuceos de Silene al dormir. No pudo evitar notar que no estaba maquillada, y que traía puesto un pijama mas holgado de lo usual. Le encantaba, y sabía lo peligroso que era estar así de encantado. Tan peligroso que incluso su corazón lo sabía.
El teléfono vibró, no tardó en leer los mensajes llegando a toda velocidad.
》Gabe: ¡¿Qué mierda, bestia?!
》Don: ¡Dijiste que le harías saber que está enamorada de ti primero! ¡Joder, te saltaste como que todos los pasos! Y para que sepas, soy Don; un Don con muchas ganas de golpearte.
》Gabe: Y es obvio que yo soy Gabe, ¡un Gabe con muchas ganas de halarte por las orejas hasta que reacciones! ¡Bestia imbécil!
》Don: Todavía tiene novio. En verdad quiero ser positivo, Adam, pero lo cierto es que se ve muy mal.
》Gabe: ¡Sal de esa cama ahora mismo, Adam Jeremy Blake Fitzgerald, o voy yo y te saco!
¿Quieren calmarse? No pasó nada, salvajes de mente sucia. Estamos vestidos...bueno, yo tengo patalón y ella su pijama《
Tecleó con rapidez y les explicó que se habían quedado dormidos tras ver películas, pero ahora Silene no despertaba y él sentía a su corazón hacerse más y más grande con cada pequeño suspiro que ella daba en sueños. Respetaba a Silene y, aunque odiaba que estuviera con Caleb, sabia que debía ser cauteloso porque aún existía esa relación. No podía dar pasos muy grandes.
Sí, planeaba conquistar a su princesa, hacerla caer poco a poco en sus...¿encantos? Pero no haría ninguna movida que ella no aceptara, no la obligaría a nada. Adam no era así. Ante todo, él protegería a Silene, inclusive de sí mismo.
》Don (Dalia): Bueno, en defensa de los chicos, tu mensaje se malinterpretó, Adam.
》Gabe (Cloe): Debiste empezar por la parte en la que estaban vestidos.
Gracias por el consejo. A la próxima, les digo hasta si vamos combinados o no《
》Gabe: No uses ese tonito de sabiondo con mi esposa.
¿Podemos concentrarnos en como me estoy derritiendo en este momento y en cómo no tengo idea de conquistarla, por favor? 《
》Don (Dalia): ¡Aw! ¡Te derrites por ella! ¡Adorable!
Sé coquetear, lo he hecho desde que nací, ¿bien? Pero no sé como atrapar a alguien como Silene. Conozco todo de ella, cada detalle, y aún así no sé como conquistarla ¡Estoy perdido!《
》Gabe (Cloe): Galán, el que la conozcas ya te da una ventaja.
¿En serio? Porque eso me ha mantenido en la zona de amistad por años《
》Don (Dalia): Tienes que cambiar la forma en la que te ve. Ya no puedes actuar como su amigo.
》Gabe (Cloe): ¡Y definitivamente despertar a su lado es el primer paso para eso!
¿Qué debería hacer ahora?《
》Don (Dalia): Primero que nada, sé auténtico. Si estás seguro de que le gustas, entonces debes ser totalmente tú. Eso la conquistará.
》Gabe (Cloe): Y hazla reír.
》Don (Dalia): Y dile que su risa es linda.
》Gabe (Cloe): ¡Pero no mas linda que ella al despertar!
¿Funcionará?《
》Gabe: Inténtalo, bestia.
》Don: Suerte.
No necesitaba suerte, ¡necesitaba fuerza! Y la estaba perdiendo de a poco con cada respiro de Silene, que chocaba contra su pecho en el que ya ni siquiera cabían sus latidos. Su cabello seguía sintiendose suave entre sus dedos, y esas caricias estaban provocando más y más suspiros en la dormida Silene. Él respiró con fuerza, sentía que tenía en sus manos una especie de sueño.
Un sueño que se le resvalaba, que necesitaba dejar ir para luego obtenerlo por completo.
Dejó un beso sobre su frente, algo que en realidad no pudo controlar. Luego, dejó de acariciar su cabello para evitar que los suspiros continuaran. Intentó con todas sus fuerzas no rodearla más con sus brazos, cosa que logró. Lo único que no pudo evitar aspirar era el dulce aroma de su shampoo. Olía a flores, pero era mucho más sutil que su perfume normal.
Estaba convencido de que esa era la mejor fragancia del mundo.
Poco a poco, la respiración de Silene se hizo menos pausada. Ella se acurrucó todavía más contra su cuerpo, deseando dormir unos minutos más. Hacía noches que no tenía un sueño tan bueno como ese, estaba demasiado cómoda como para levantarse de ahí. Escondió su nariz en el pecho del chico, buscando más calor, más comodidad en la almohada...pero eso no se sentía exactamente como una almohada.
Sintió unos músculos tensos bajo ella, y como su rostro subía y bajaba ante una respiración que no era la suya. A su nariz, llegó un olor que ya conocía...que conocía muy bien. Poco a poco, abrió sus ojos café. Lo primero que captó, fue que su mano no estaba sobre el colchón, sino sobre un abdómen firme. Habría creído que era el de su novio, pero recordaba que el día anterior no lo vió. Entonces, todos los cables en su cabeza terminaron por conectarse y alzó la mirada para comprobar si sus sospechas eran ciertas.
Se encontró con una mirada con tantos tonos de azul que no tenía nada que envidiarle al mar, ni mucho menos al cielo. Solo llegó a verlos tan cerca una vez, y ni siquiera esa noche los vio tan oscuros, tan profundos...tan hondos que podía perderse en ellos. Vio su cabello, rubio y completamente despeinado. Era un desastre que solo a él podía quedarle bien. Desvió la mirada hasta los labios entreabiertos de Adam, que soltaban respiros capaces de disimular bastante bien sus nervios.
Ella, por otro lado, no supo disimularlos. Solo surgieron, y ni siquiera le dio tiempo de analizar que en realidad eran nervios.
—Buenos días —dijo él, con una voz ronca por estar recién levantado. Ella se sintió sin aire.
—Ay, mierda —soltó ella, abriendo mucho sus ojos hacia él. Él enarcó una de sus cejas y soltó una media sonrisa.
—¿Qué? ¿Tan feo soy?
Definitivamente, Adam no era feo, pero no era algo en lo que ella queria pensar en ese momento. Carraspeó un poco y, para su sorpresa, encontró dificultades para alejarse de él. Estaba muy cómoda, quizá demasiado cómoda con su cuerpo parcialmente sobre el de Adam. Aún así, terminó por separarse.
Muy dentro de ella no quería poner centímetros entre ellos, pero sabía que estar a esa distancia no era lo correcto.
—¿Dormimos juntos? —preguntó ella, sentándose en la cama. Pasó una mano por su cabello, que estaba sorprendentemente arreglado esa mañana.
—No es la primera vez que lo hacemos. Digo, dormir en la más sana de las expresiones —él se encogió de hombros, mientras se apoyaba en la cabecera de la cama —. Tú y yo ya hemos compartido esta cama, princesa. No hay razón para sonrojarte.
Ella llevó sus manos hasta sus mejillas y, efectivamente, estaban más calientes de lo usual. Adam lo notó, y a duras penas si retuvo la sonrisa satisfactoria que nació en sus labios ¿A quién quiero engañar? No la retuvo. Él sonrió porque sus sospechas se confirmaron: él no era el único cayendo...
Y tenía la ventaja de ser el único capaz de disimularlo.
Silene carraspeó sin comprender porque estaba sonrojada, o porque había despertado sobre Adam. Lo observó sonreír, creyó que solo se estaba burlando de ella. Al igual que siempre, admitió para sus adentros que a su mejor amigo le quedaban de maravilla esas sonrisas ladeadas; esas que hacían a sus ojos brillar más de lo normal.
—Sé que hemos dormido juntos, pero no hemos despertado así —ella soltó una risa nerviosa, intentando restarle importancia al asunto. Incluso desvió su mirada, como si no le importara —. ¿Te estaba incomodando?
—A penas si me di cuenta —mintió él —. Eres adorable cuando duermes, ¿lo sabes?
—Pues no, Blake. Resulta que no cuento con la dicha de verme dormir a mi misma, así que no sé como me luzco dormida.
—Pues yo te lo digo: eres adorable.
Ella rodó sus ojos, aún creyendo que bromeaba. Buscó algo con su mirada, aún sin pararse de la cama.
—¿Dónde quedó la almohada? —preguntó en voz alta.
—¿Eh?
—La almohada. La barrera que impide que despertemos así.
—Oh, bueno —él se estiró un poco, y ahí si que Silene no pudo evitar observarlo. Algo en Adam ese día le resultaba hipnotizante —, supongo que la rechazaste cuando te diste cuenta de que yo resulto mucho más cómodo. Me convertiste en tu almohada personal.
Ella río otro poco, logrando que la sonrisa de Adam se extendiera mucho más ¿Hacerle, o no hacerle caso a Dalia y a Cloe? Pues, no tenía nada que perder. Además, era obvio que él estaba manejando mejor la situación.
Los nervios seguían, pero una extraña chispa de seguridad lo invadió al verla sonrojarse una vez más. No dejaría escapar esa chispa, debia actuar.
—Tu risa es bonita —soltó, atrayendo la mirada café de Silene hacia él. Se sintió correcto decirlo.
—Gracias, Blake —respondió ella, con una sonrisa genuina.
—Pero lo cierto es que toda tú eres hermosa cuando te levantas.
Ella lo miró por segundos, sin decir ni una sola palabra. Respiró hondo, sin comprender, viendo fijamente esos ojos que hoy le parecían más azules que nunca. Lo observó colocar sus manos tras su cuello, y apoyarse de esa forma en el respaldar de la cama. Sonreía con diversión y cierta picardía, algo muy típico en él.
Pero lo sentía diferente.
—¿Intentas ponerme nerviosa, Blake? —cuestionó ella, cruzándose de brazos.
—¿Te estás poniendo nerviosa, princesa?
Él la imitó, cruzándose de brazos de igual forma. Silene no entendía muy bien esa actitud. De hecho, la estaba descolocando...pero consiguió sacarle una sonrisa. Pasaron así unos segundos, hasta que Adam soltó una pequeña carcajada. Luego, se puso de pie y, consciente de que tenía la mirada de Silene sobre él, se dio la vuelta hasta caminar hacia la salida.
—No podré fingir que no te pongo nerviosa por siempre, Silene —habló él, deteniéndose justo en el marco de la puerta —. Y creo que tú tampoco.
Volteó, dedicándole una amplia sonrisa para descolocarla aún más. Podía ver como Silene intentaba hacerse la fuerte, verse tan impenetrable como con otros, pero eso le resultaba imposible con él. No supo que tenía todo ese poder sobre su princesa, no lo supo hasta ese día.
Tenía el mismo poder que ella tenía en él, y era emocionante.
—Haré el desayuno mientras tu buscas la almohada perdida —soltó, dándose la vuelta una vez más. Pensó en añadir algo más, pero prefirió seguir con sutileza. Además, su corazón ya no podía con tanto. Sentía que explotaría ante la mezcla de emociones.
Ya en la cocina, pequeña pero elegante, se permitió sentirse victorioso. Logró que ella se sonrojara, que se pusiera nerviosa...¡Alteró a su rosa! Sentía que su sonrisa no cabía en sus mejillas, que su corazón se escapaba de su pecho. Tomó el teléfono, que había guardado en el elástico de su pantalón de pijama. Sin dejar de sonreír, escribió un mensaje en el mismo chat.
Dalia, Cloe, son increíbles. Las amo más que a Don y a Gabe. Las amo, ¡las amo!《
》Gabe: No mentiré, se siente como traición.
》Don (Dalia): Habla Dalia y también te amo, dulzura. Ahora dinos...¡¿Funcionó?!
Yo, Adam Jeremy Blake Fitzgerald, hice sonrojar a Silene Osbone. Soy demasiado bueno coqueteando, lo sé《
》Gabe (Cloe): Soy Cloe, y estoy orgullosa de ti, galán. La única vez que vi a Silene sonrojarse fue porque estaba molesta. Haz hecho historia.
》Don: ¿Ahora qué harás?
¿Seguir siendo un galán? 《
》Gabe: Exacto, sigues siendo un galán y no su novio, bestia.
》Don (Dalia): Gab tiene razón. Eres bueno coqueteando, ¿pero qué hay de Caleb?
Adam suspiró, en eso tenían razón. Caleb también tenia su encanto y claramente podía hacer caer a las chicas en él, sobre todo a su novia. No importaba que tanto hiciera sonrojar a Silene, si ella seguía pensando en Caleb entonces nada de eso serviría. El teléfono vibró una vez más, él lo leyó enseguida.
》Gabe (Cloe): ¿Quieres un buen consejo, galán?
Por supuesto 《
》Gabe (Cloe): Olvídate de conquistarla.
Adam frunció el entrecejo, pero sonrió con la llegada de otro mensaje.
》Gabe (Cloe): No la conquistes...tu hazla enloquecer.
Y eso haría. Tendría que enseñarle a Silene que podía poner su mundo de cabeza y que a ella le gustaba esa sensación. Tendría que seguir haciendo sonrojar a esa princesa, hacerla débil...
Empiezo a entender que tener espinas no hace inalcanzables a las rosas, ni fuertes a cada segundo. Las espinas las protegen, pero hay ciertos jardineros que saben como tomarlas para no lastimarse; hay ciertos jardineros con los que no usan sus espinas porque ellas saben que no las van a lastimar.
Adam no quería lastimarla, queria amarla y enloquecerla; queria adorarla a ella y no a la perfección...¿pero acaso Silene le permitiría hacerlo? ¿Estaba dispuesta a no usar sus espinas con él?
¿O las usaría, porque ya no distinguía de que debía defenderse y que no?
...
1:30 pm
—Creo que es lo mejor para ambos —habló ella, con el teléfono adherido a su oreja.
—Está bien, Silene...—respondió él —. Supongo que...nos vemos.
—Supongo —ella suspiró —. Adiós, Caleb.
—Adiós.
Colgó la llamada y observó el teléfono en su mano durante largos segundos. En verdad intentó concentrarse en la llamada de Caleb, en buscar los sentimientos correctos para describir como se sentía, pero no sintió absolutamente nada. Su corazón no estaba roto...quizá solo un poco magullado y decepcionado, pero no roto. Se echó hacia atrás en el asiento de su auto, quizá su mundo estaba cambiando tanto que ya ni siquiera podía controlar como se sentía.
Todos los detalles perfectos de su vida estaban desapareciendo, resbalándose de sus dedos y dejándola indefensa. Sentía que se estaba volviendo vulnerable, que la estaban destrozando y no podía defenderse ¿Qué era lo único seguro en ese momento? Su cuerpo, su figura...Y ya ni siquiera podía negar que se había vuelto adicta a controlar su propio físico.
Eso era lo único que tenía sentido últimamente.
Estiró su mano hasta dar con la pluma de insulina en la parte trasera. También buscó el glucómetro, con el fin de disminuir aún más la dosis de insulina que le tocaba en ese momento. Entonces, se le ocurrió la idea de que si dejaba de inyectarse, aunque fuera por unos días, adelgasaría aún más; tendría mucho más control sobre sí misma y su cuerpo.
No era estúpida, sabía que saltarse las dósis estaba mal, pero sentía una extraña ansiedad que le susurraba en el oído que debía hacerlo, que no tenía opción. Pensó en la forma en la que despertó, en como ni siquiera pudo ocultar su sonrojo ante Adam, y como se sintió correcto despertar a su lado. Ya ni siquiera podía controlar a su corazón, así que debía tomar otros riesgos.
Debía tomar ciertos sacrificios para ser quien siempre quiso ser.
Entonces, dejó la pluma y el glucómetro en su lugar. Se colocó la gorra y los lentes para que ningún periodista los reconociera, y bajó del auto para dirigirse hacia el parque en el que quedó para encontrarse con Cristal. Suspiró al pensar en ella, eso era otra cosa que le preocupaba. Ahora que sabía del divorcio de Eve y Calvin, no sabía si lo correcto era decirle o no a la pelirroja.
Sabía que a ella se le rompería el corazón, pero algo le decía que si ella le confesaba esa información, entonces la prepararía para defenderse, para obtener espinas que la defenderían del dolor. Quería mucho a Cris, era como su hermana pequeña, y quizá por eso estaba pensando con esmero que era lo correcto.
Y sus pensamientos se hicieron mucho más fuertes al encontrarla estirando cerca de unos bancos. Fue hacia ella y fingió su mayor sonrisa. A penas esos ojos esmeralda la notaron, ella abrió sus brazos y Cris la envolvió en un tierno abrazo. Le estaba rompiendo el corazón saber que a Cristal le estaban robando la perfección que merecía.
La estaban rompiendo tal como la rompieron a ella.
—¡Sile! —exclamó ella, apretándola con más fuerza. Silene ni siquiera notó que sus brazos se veían y sentían más delgados—. ¡Que lindo verte!
—Ya lo creo, chiquilla —sonrió ella, devolviéndole el abrazo —. Veo que estás ansiosa por empezar a hacer ejercicio, ¿no?
—Sí, lo estoy.
Se separó de Silene y se permitió observarla bien. Su top de deporte, rojo carmesí, dejaba al descubierto un abdomen impresionante; plano y trabajado, perfecto para las fotografías. Sus piernas se veían esbeltas y sin errores, incluso cubiertas por ese legging de deporte oscuro. Silene no tenía imperfecciones, era la mujer perfecta.
Cristal deseaba con todas sus fuerzas verse de esa manera.
Silene pasó por alto el hecho de que, hacia solo un mes, a Cristal no le gustaba mucho eso de hacer ejercicio, y comenzó a estirar junto a ella. La verdad, no podía pensar del todo; se sentía culpable por saber sobre el divorcio de Eve y Calvin. Tragó saliva mientras calentaba ¿Se lo diría o no? ¿Cómo reaccionaría esa pelirroja?
Creo que, en el fondo, la princesa estaba aterrada de destrozar por completo a Cris...pero no sabía cual camino la destruiría menos.
—Oye, Sile —la llamó Cristal, continuando con sus estiramientos —. Hoy pasó algo extraño...
—¿Qué cosa, Cris? —cuestionó ella, aún intentando organizar sus ideas.
—Pues, papá y mamá entraron a mi habitación esta mañana. Fingí estar dormida y los escuché diciendo que querían decirme algo...algo que tú sabes.
Silene se detuvo en seco en medio de un estiramiento. Los ojos esmeralda de Cristal estaban sobre ella, esperando a que ella le dijera algo. La pelirroja no quería hablar con sus padres, se sentía demasiado nerviosa con solo la idea de tener ambas miradas sobre ella. Por eso, era más seguro saberlo por medio de Silene, a quien veía como una hermana mayor. Ella le diría todo, y así podría ignorar el hecho de que les estaba mintiendo a sus padres cada vez más.
Esa mañana, por ejemplo, les dijo que había desayunado y se marchó corriendo. No desayunó, ni siquiera probó un bocado...Otra mentira a la lista.
—¿Silene? —cuestionó una vez más, al ver que ella se removía incómoda, pero no respondía —. ¿Qué quieren decirme mis padres?
La rubia suspiró e hizo una seña con su mano para indicarle que comenzaran su trote. Por las caminerias del parque, ambas iniciaron su ejercicio a un paso lento, pero constante. Silene mantuvo su silencio por un tiempo que aprovechó para ordenar sus ideas. Al final, llegó a una simple conclusión.
Si nadie protegería a Cristal, entonces ella lo haría.
—Conocí a tus padres cuando yo era muy pequeña —le dijo, en medio del trote —. Eran amigos de mi hermano y, bueno, los amé al instante. Me trataban muy bien, y siempre que los veía quedaba fascinada. Estaban tan enamorados, eran la pareja perfecta...
—Lo sé, hasta la forma en la que se conocieron fue ridículamente perfecta —sonrió Cristal, respirando con más dificultad que Silene —. Chocaron y se enamoraron. Tan lindo.
—Sí, lindo...
Silene se lo pensó ¿De verdad quería ser quien destrozara las ilusiones de Cris? No, lo cierto es que no lo quería...pero si ella no la protegía de ese cambio, ¿quien lo haría? Si ella no le contaba la verdad y le enseñaba a afrontarla, ¿entonces quien?
Se detuvo en la camineria, haciendo que Cris se detuviera también. Ella estaba perdiendo su perfección, no podía permitirle lo mismo a Cristal.
—¿Qué sucede? —preguntó Cris, confundida ante ese descanso repentino.
—Escucha, Cris —Silene la tomó por los hombros y la miró con fijeza —. Tus padres eran la pareja perfecta, pero ya no lo son más.
—¿Por qué? Es decir, sé que ya no son muy jóvenes, pero tienes que admitir que mis padres no aparentan su edad y siguen viéndose radiantes...
—No me refiero a su físico, me refiero a algo más...
Silene suspiró, era demasiado difícil confesarle la verdad. Sin embargo, pensó en una cosa que la hizo avanzar. El control sobre la perfección que tanto había buscado, lo estaba perdiendo. Lo único que le quedaba era el control que tenía sobre su cuerpo...y el que tenía sobre Cris. Si podía proteger la perfección de esa pelirroja, entonces protegería un poco la suya.
—Cristal —ella suspiró con fuerza e intentó ser lo más sutil posible —, ayer...ayer entré a la oficina de tu padre y...y escuché que se van a separar.
Cris soltó una carcajada, creyendo que bromeaba. Eso sonaba imposible.
—Ya, claro —rio Cris —. Vamos, Silene, no bromees con eso.
—No lo hago, ojalá fuera una broma —aseguró ella, su voz sonaba triste —. Entré a su ofina y me confesaron que se divorciarán. Cameron y Silvana son testigos de ello...
Cris no podía ver los ojos de Silene por las gafas de sol, pero incluso así pudo percibir su seriedad. Ella no estaba bromeando, decía la verdad. Cristal parpadeó rápido un par de veces, intentando procesar una sorpresa que no tenía sentido. Sus padres se amaban, ¿por qué se divorciarían?
Fue entonces cuando notó que, en realidad, su papá no estaba durmiendo en la habitación de siempre, y que ambos sonreían mucho más que antes, pero no eran cariñosos como antes. No habían besos matutinos, ni abrazos excesivos, como años atrás. Había cariño, sí, pero no el de antes.
—¿Por qué no me lo dijeron? —preguntó, entre asombrada y anonada.
—No lo sé —Silene se encogió de hombros —. Supongo que no han encontrado el momento correcto.
—¡¿El momento correcto?! ¡¿Y cuál sería ese?! ¡¿El momento en el que firmen los papeles de divorcio?!
Silene la miró, sorprendida. Rara vez la había visto gritar. La observó llevar una mano hasta su cabello, sostenerlo con molestia. Comenzaba a fruncir su frente, tal y como hacia cuando estaba enojada.
—¡Tuve que enterarme por ti! —exclamó Cristal —. Mis padres se divorciarán y ni siquiera lo consultaron conmigo ¡Ni siquiera me han dado una explicación!
—Chiquilla, en verdad lo siento...—habló Silene, genuinamente dolida por ella.
—¿Qué les pasó? —cuestionó Cris, realmente enojada —. ¡¿Qué les pasó?! Porque lo último que supe, lo que sabía esta mañana, era que mis padres se amaban ¡Que eramos una familia feliz! ¡¿Acaso me mintieron?!
—Yo...eh...—Sile no pudo evitar soltar otro suspiro —. Lo siento, Cris. En realidad no sé qué pasó.
Cristal soltó un bufido, quizá el primer resoplido que Silene la escuchó dar. Poco a poco, su rostro pálido pasó a tornarse carmesí, y parecía no poderse mantener en un solo lugar. Le creía a Silene, confiaba en ella y sabía que decía la verdad. Quería llorar, pero las lágrimas no salían.
Toda su tristeza se transformó en una ira alimentada por el continuo sonar de su estómago vacío. Todo estaba mal, todo se estaba derrumbando, y Cris sentía que eso era demasiado.
—Me dijiste que mis padres eran la pareja perfecta —señaló Cristal, entredientes —. ¡Dijiste que ellos eran perfectos!
—Y lo eran —aseguró Silene —. Te puedo jurar que, antes, eran la pareja perfecta...
—¿Antes de qué?
Silene no respondió, principalmente porque no sabía que responder. Entonces, Cristal sacó sus propias y dolorosas conclusiones:
Antes de mí. Ellos eran perfectos antes de mí.
Y todo tenía sentido, porque Eve y Calvin tropezaron e iniciaron una historia de amor perfecta, de la que todos hablaban con cariño ¿Pero dónde quedaba ella? Pensó entonces que quizá la razón por la que nunca tuvo hermanos fue porque ellos la cansaron, ella les quitó las ganas de amarse entre ellos ¡Ella arruinó algo perfecto!
Su corazón latía rápido, con adrenalina y furia. Ella era tan imperfecta que arruinó el matrimonio de sus padres, lo hechó a perder.
Ella era el problema, siempre lo era.
—¿Cris? —Silene estaba asustada, jamás la había visto así.
Ya ni siquiera sentía que tenía el control sobre Cristal. No la reconocía..
—Sigamos trotando —espetó Cristal, aún roja de la furia.
—Capaz debas ir a hablar con tus padres...
—¡Ellos no quisieron hablar conmigo! Pues bien, ahora hablaré cuando a mí me de la gana ¡Y creeme que no les gustará lo que tengo para decir!
—¡Cristal!
—¡¿Qué?! ¡¿Me vas a decir que me calme?! ¡No me pienso calmar! ¡Mis padres me mintieron!
—Ya, pero...
—¿Trotarás conmigo, o tendré que hacerlo sola? Porque en serio no me importa dejarte atrás.
Ella la observó, aún más sorprendida ¿Dónde estaba la niña dulce e inocente? ¿Dónde estaba la chica linda y amable que era tierna ante todo? Frente a ella, tenía a una adolescente enojada que no reconocía del todo. Creyó que la noticia la destrozaría, pero solo provocó en Cristal una furia que no era típica en ella.
Silene creyó que tendría que enseñarle a Cris a portar espinas, pero parecía que ella no las necesitaba para mostrarse ruda ante el mundo.
—Está bien, vamos a trotar...—dijo Silene, sin saber que más hacer.
La siguió en el trote apurado y furioso. Se dio cuenta de que ahora solo tenía control sobre su cuerpo, porque Cristal estaba perdiendo incluso el control sobre sí misma. No razonaba, no pensaba como normalmente lo haría...quizá el hueco en su estómago la estaba succionando de a poco, haciendo que perdiera la cabeza.
Ambas estaban perdiendo pedazos de perfección, pero las estaba afectando de maneras distintas ¿Y qué ocurriría si llegaban a perderla del todo? Un desastre, una catástrofe...
Una tragedia de la que ninguna de las dos tenía el control.
JAJAJAJA no lo voy a negar, me reí muchísimo escribiendo la primera parte del capítulo...¿Es normal? Personas que escriben aquí, confirmen si ustedes también se ríen de sus propios personajes o si definitivamente yo ya perdí la cabeza jejeje.
Y bueno, la segunda parte no es tan alegre, pero ustedes son listos y la veían venir
El libro ya llegó a 19K de ojitos y yo estoy agradecida por cada uno de esos vistos y estrellitas que dejan por aquí. Me emociona ver todo lo que ha crecido esta saga, todo lo que le falta por crecer, y que ustedes estén acompañándome en este camino...Es que wow, el camino ni siquiera existiría sin ustedes jajajaja Eso debe darles una idea de lo afortunada que me siento de que le hayan dado una oportunidad a mis historias.
Crecemos lento, pero seguro.
Ahora, sin más preámbulos porque yo hablo/escribo mucho, les dejo sus adelantos:
"Creyó que su reacción había sido exagerada, que la impresión que sintió no tenía comparación, hasta que escuchó un golpe cerca y lo próximo que supo fue que Adam estaba en el suelo."
...
"—Estoy tratando de entender como es que sigues vivo y no en un ataúd construido por la propia princesa."
...
"Entendió que se podía enamorar de distintas maneras, que su corazón no sabía amar de la misma forma dos veces."
...
"—Te estoy diciendo como conquistarla, genio. Llevo años esperando a que te des cuenta de que estás enamorado de ella, comenzaba a perder la fe en ti."
...
"—Creí que hacía lo correcto ¿Por qué siempre parece que hago daño? No es mi intención...
...
Amo leer sus predicciones, así que esperaré ansiosa a que opinen sobre esos adelantos.
Los quiero muchísimo ♥️
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