Capítulo 0

Capítulo 0
Cápsula del tiempo:

25 de mayo...

"Mi estimada Silene:

Espero que, para cuando encuentres esta carta, no estés tan agotada como yo lo estoy ahora. Es injusto, ¿sabes? Es demasiado injusto sentir que me exijo y me exijo y no consigo nada de lo que quiero. Me esfuerzo, lo hago como nadie jamás lo ha hecho, pero hay tantas cosas que me detienen en la actualidad...

Espero que a ti nada te impida ser tan perfecta como siempre lo has deseado.

Soy joven, muy joven, pero reconozco que sé lo que muchos no saben; y no es por sonar pretenciosa, aunque estoy orgullosa de serlo, pero sé que soy la clase de chica que muchas desearían ser. El problema es que no es suficiente, nunca lo es. Me duele que sea así...Duele tanto como la vez que caí accidentalmente en el rosal en mi casa. Ese día, me clave muchas espinas; inclusive recuerdo el tono rojizo de mi sangre recorriendo mi piel. Fue horrible.

Y, aún así, me duele mucho más intentar e intentar que todas las heridas de ese momento.

Lo repito: Soy joven, y detesto que eso me detenga. Sé que este mundo es...es como una especie de escultor. Te talla, te moldea, y te exhibe a la sociedad según sus exigencias. Yo quiero ser la mayor obra de arte que el mundo haya creado. No solo quiero ser la clase de chica que todos desearían ser, yo quiero ser una musa, quiero ser el molde que use el mundo para esculpir al resto. Quiero ser perfecta.

Pero mi edad me detiene, al igual que mi mamá, e incluso mi cuñada lo hace ¡Mi propia familia no me entiende! Es más, ya olvidé la última vez que me sentí parte de ellos...Y mejor así, yo no quiero ser parte de algo. Quiero encontrar lo que busco sola.

Por eso te escribo esto: porque espero que, cuando encuentres esta carta, no estés tan agotada como yo lo estoy ahora; también espero que nada te detenga. Quiero creer que, en los años en los que te convertiste en adulta, encontraste lo que tanto buscaste cuando solo eras una adolescente; lo que yo estoy buscando ahora.

Espero que tengas el control sobre todo lo que te rodea. No más pérdidas, no más limitaciones. Tú debes ser quien dirija todo. Incluso si las cosas se escapan de tus manos...Encuentra la forma de dominarlas.

Espero que seas incluso más inteligente de lo que eres ahora. No debes dejar que nadie se sienta más que tú, eso sería admitir la derrota y tú odias perder. Espero que te conviertas en la musa de la sociedad, el molde que use el mundo para esculpir todas y cada una de las exigencias que impone la vida.

También espero que no te causen daño; y, si lo hacen...Tu debes causar más daño que aquel rosal ese día. Espero que hayas encontrado espinas propias, porque esa vez fue la última vez que te lastimaron espinas de otra rosa.

Pero, más importante, espero que tu vida sea perfecta, porque ahora es agotadora, Silene. Y si la perfección no te ha alcanzado para cuando encuentres esta carta... ¡Oblígala a encontrarte! Haz lo posible por cambiar lo que ahora estoy sintiendo.

Hazlo, por las dos.

Con la más cruda honestidad,
La Silene Osbone con la que no estás satisfecha"

Tras leer la última línea de esa peculiar carta, Adam Blake tuvo que hacer un esfuerzo por tragar saliva por el nudo que se había instalado en su garganta. Cada palabra, cada oración, cada pequeña petición escrita en esa caligrafía cursi y demasiado femenina, le pareció extremadamente exigente. Sin embargo, al levantar su mirada y encontrarse con los ojos cafés de su mejor amiga, supo que no había algo que hacer al respecto para cambiar eso.

Silene era experta en exigirse demasiado. Ella no sabía lo que era conformarse, siempre quería más; y, cuando conseguía lo que anhelaba, entonces quería mucho más. Su mejor amigo sabía que la vida de la adolescente estaba en un momento crítico: Su madre se había vuelto a casar, su hermano parecía prestarle más atención a su familia que a ella, y, por ende, Sile se sentía sola e incomprendida. Si él llegaba a decirle su verdadera opinión sobre esa carta, ella se molestaría. Así que intentó dedicarle una sonrisa cuando, en realidad, estaba preocupado.

Preocupado de perder a Silene en un futuro; perderla entre miles de espinas.

—Está bien, princesa —le dijo él, devolviéndole la carta —. Pero, ¿segura que esto es lo que quieres que encuentre tu versión futura en nuestra cápsula del tiempo?

—Sí —aseguró ella —. Es justo lo que quiero ver cuando mi vida esté en orden.

—Mhm...Okey —él pasó una mano por su corto cabello rubio y, tras pensarlo unos segundos, buscó un lápiz en el bolsillo de su pantalón. Lo llevó para poder escribir la fecha sobre la identificación de la vieja lonchera que les serviría como cápsula, pero lo usaría para algo muy distinto —. ¿Puedo añadirle algo?

—¿Qué cosa?

Pero él no respondió, solo tomó la carta de las manos de Silene y comenzó a escribir. Ella se quejó, Adam podía ser un verdadero fastidio en ocasiones. La verdad, hasta a mí me sorprende esta peculiar amistad. Quizá la razón por la cual seguían siendo tan unidos era porque, a pesar de que a Sile le costaba creer que alguien como Adam fuera su mejor amigo, ella jamás lo cuestionó. Sabía que, si lo hacía, se buscaría a otro amigo más acorde a la vida que ella quería.

Adam Blake era lo opuesto a lo que ella buscaba.

Testarudo, molesto, bromista, sin filtro...Era un chico que disfrutaba la vida al sobrepasar todos los límites que esta le imponía. Silene odiaba eso. Ella creía que, para ser perfecta, debía adaptarse a lo que quería el mundo. Por ende, debía encontrar la forma no solo de encajar, sino de sobresalir. Por otro lado, a Adam no le importaba eso, él solo quería vivir bajo sus propias reglas.

Antes de que pudiera recuperar su carta, él terminó de escribir y se la entregó sin forcejear. Ella observó la sonrisa llena de satisfacción en los labios de su mejor amigo y temió lo peor ¿Qué había escrito? ¿Qué encontraría su futura versión ahora que Adam había intervenido en su perfecta carta?

Pero, más allá de enojarse, ella sonrío al leer las nuevas palabras, escritas en una letra descuidada y a penas legible:

"Pd: y espero que Adam siga siendo mi mejor, mejor, mejor amigo, porque él es increíble. Sin duda, él es lo mejor que hay en mi vida y siempre lo será."

—Vaya, pero que vanidoso, Blake —le dijo su amiga, soltando una pequeña carcajada —. ¿Si sabes que eres lo menos perfecto en mi vida? ¿No es así?

—Lo sé, princesa —respondió él, y esbozó una sonrisa en dirección a ella —. Quizá mi imperfecta presencia es lo que hace de tu vida tan perfecta.

Silene dobló la carta y la colocó en la vieja lonchera, junto con todas las fotografías y pequeños artículos que ambos amigos se habían encargado de recolectar. Cerró la cápsula del tiempo y la introdujo en el agujero que habían cavado en el jardín de su hermano. Luego, levantó la mirada y decidió responderle a Adam con total honestidad.

—Mi vida no es perfecta, Adam —le dijo ella, tras un suspiro —. Pero lo será, yo me aseguraré de que lo sea.

Una vez más, Adam Blake se obligó a sí mismo a tragar saliva aún con el enorme nudo que bloqueaba su garganta. Eran solo un par de adolescentes, pero los dos eran bastante inteligentes. Él sabía lo fácil que era perderse en el camino a la perfección, que encontrar pétalos rojos es difícil y hasta doloroso. Vio a gente caer por culpa de espejos, de exigencias...

No quería ver a su amiga caer por la misma razón.

Pero lo que no imaginó Adam fue que Silene no estaba buscando pétalos de bonito color y perfume. No. Ella estaba en busca de las espinas. Y, mientras ambos cubrían esa cápsula del tiempo llena de memorias y exigencias, ella se convenció a sí misma que haría lo que fuera necesario para conseguirlas.

Y Silene no conocía límites, ella solo quería más, más, ser mucho más...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top