𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕴𝖁
A la mañana siguiente Hwanwoong y Yungjo estaban emocionados por unirse en matrimonio, pero ambos tenía ciertas actividades que cumplir primero.
Hwanwoong a primera hora de la mañana salió en cubierto como Tigger Yeo para visitar a Kiwook y dejarle algunas provisiones pues las cosechas de los aliados de Capuleto habían sido muy buenas y querían compartir lo que tenían.
—No debiste molestarte woongie, quizá han sido días difíciles, pero todavía tengo con que mantenerme, por cierto ¿cómo está tu brazo? —preguntó Kiwook mientras recibía la bolsa de provisiones.
—Está bastante bien, eres un excelente doctor Kiwook —respondió Hwan mostrando una cicatriz de su brazo a duras penas visible.
— Por supuesto Kiwook es el mejor doctor de Verona —exclamó Dogmyeong quien acababa de llegar a casa de su novio.
— Debes tener más cuidado woongie, Montesco ha ordenado la búsqueda de Tigger Yeo, si te encuentran, seguramente te matarán.
— Es lo que siempre le decimos —exclamó Dogmyeong mientras abrazaba por la espalda a Kiwook y hacia un puchero.
— Por supuesto, todos tienen razón trataré de posponer mis actividades como héroe de Verona —exclamó Hwanwoong mientras salía de la casa de Kiwook y lo dejaba solo con su pareja.
Sin embargo Hwan ignoró por completo que esa pequeña visita había arruinado la vida de Kiwook y Dongmyeong.
Montesco estaba desesperado por asesinar a Tigger Yeo, ofrecía grandes recompensas a las personas que le proporcionarán información sobre su identidad o su escondite, el único detalle era, que los pobladores de Verona dependían de su héroe para mantener las esperanzas de que el reinado de Montesco acabaría en algún momento.
Había espías en cada rincón de Verona y aquel día no fue el mejor para Kiwook.
Cuándo Dongmyeong se fue al escondite Capuleto los espías confrontaron a Kiwook, entraron a la fuerza a su casa y lo ataron a un silla para interrogarlo.
— Entonces ¿eres el doctor de Tigger Yeo? ¡Responde imbécil! —gritarón ambos espías al no obtener una respuesta rápida de parte de Kiwook.
— S-si a menudo viene a que le trate sus heridas. —respondió Kiwook con la voz entrecortada.
— ¡¿Cuál es su verdadera identidad?! —gritó uno de los espías.
Y Kiwook sin miedo a la muerte con una sonrisa de lado respondió.
— Nunca se los diré, antes muerto que revelar esa información.
Ambos espías lo golpearon hasta casi dejarlo inconsciente, lo amenazaron con encontrar a Dongmyeong y hacerle daño e intentaron chantajearlo con el hecho de que era pobre y la recompensa le sería de ayuda a su situación financiera, sin embargo Kiwook no cedió y los guardias le dieron el plazo de una semana para entregar a Tigger Yeo o si no lo asesinarían públicamente.
Mientras tanto en el palacio de Verona el señor Montesco recibía la información de los espías, este se encontraba bastante molesto por no poder atrapar a Tigger Yeo y además porque había comenzado a circular un rumor de que el único sobreviviente de Capuleto iba a comenzar una revuelta.
— Ordeno que asesinen a todos los chicos del pueblo que tengan veintiún años o en su defecto todos ellos serán detenidos para ser investigados. —decreto Montesco en la sala de juntas luego de conocer los rumores que circulaban en torno a su mandato y a la familia Capuleto.
— ¡Esa es una locura padre! —gritó Yungjo quien acababa de entrar a la sala de juntas.
— Eso es ir demasiado lejos ¡Una cacería de jóvenes! ¡Es inaudito! —gritó el príncipe Escala quien también entraba de improvisto a la sala de juntas y tomaba lugar al lado de Yungjo.
— No queda de otra, tanto Tigger Yeo como el hijo de los Capuleto causan desorden en la sociedad —se excusó Montesco.
— Eso es porque tú decidiste robar mi lugar, cometer una masacre y hacerle la vida imposible al pueblo, subiste los impuestos, rebajaste la racionalización de comida y ahora ¿buscas asesinar a los jóvenes? —reclamó Escala.
— Padre, Escala tiene razón, creo... que hay mejores formas de gobernar Verona.
— Escala, tú no tienes derecho a opinar, ya no eres más un príncipe.
Escala estaba harto de que lo tratarán como niño ya tenía veintidós años y el trono debía ser suyo por derecho, sabía que el pueblo odiaba a Montesco e inclusive su esposa prefirió irse a vivir a un convento que convertirse en reina a costa de la sangre ajena. Escala estaba vivo aún porque con su muerte un golpe de estado comenzaría y eso no le convenía a Montesco, puesto que lo único que tenía a su favor era el control del ejército y el favor de los nobles, aún así, Escala entre las sombras y en silencio planeaba la toma del poder.
Montesco no escuchó palabra alguna de los dos jóvenes, así que la orden de arrestar a todos los chicos de veintiún años se llevó a cabo.
Aquella tarde Hwanwoong pensaba pedirle a Dongmyeong que entregara el mensaje a su querido Youngjo, pues el sacerdote del pueblo a regañadientes había aceptado casarlos aunque sabía que estaba mal, puesto que el hijo de Montesco ya tenía una prometida, sin embargo justo en el instante que Hwan le iba a entregar la carta a Dongmyeong, este llegó sumamente alterado.
— Sé que te hemos dicho que tu papel como Tigger Yeo es muy peligroso pero está sucediendo algo terrible, Min Gi está en peligro, Montesco ha empezado una cacería de jóvenes y los guardias quieren llevárselo.
Hwanwoong estaba bastante molesto con aquella situación, Min Gi era un gran amigo de la casa Capuleto, ambos eran de la misma edad y por supuesto que no iba a permitir que se lo llevaran siendo totalmente inocente, así que, como Tigger Yeo se enfrentó a los guardias y estos lo terminaron persiguiendo.
Youngjo quien no estaba de acuerdo con los métodos de su padre vio aquella escena y ayudo a Tigger Yeo a escapar, aún sin saber que se trataba de su amado Hwanwoong.
El mayor subió a Tigger Yeo a su caballo y los guardias perdieron su rastro cuándo ambos cayeron a un profundo río cerca de la pradera.
Hwanwoong quedo inconsciente, así que Youngjo lo cargó y se dirigió junto con su caballo a una pequeña cabaña abandonada que solia visitar para relajarse de toda la situación de la corte, al llegar, encendió el fuego para calentarse, recostó a Tigger Yeo en la cama y tocó su frente, solo para darse cuenta de que estaba ardiendo en temperatura.
Youngjo le quitó el sombrero y el antifaz, estaba curioso por saber cuál era la identidad del héroe de Verona y ahogo un grito al darse cuenta de que se trataba de su amado Hwanwoong, contemplo su hermoso rostro alumbrado por la luz de las llamas del fuego y con un pañuelo húmedo mojo su frente para tratar de bajarle la fiebre, también debía quitarle la ropa mojada pues si se quedaba así su salud podría empeorar.
Youngjo quería controlarse, no quería dañar a su futuro esposo y hacerle algo que no quisiera así que delicadamente desabrochó su camisa y se dio cuenta de aquellas marcas de cicatrices que se hacía siempre que peleaba por la justicia y defendía a los pobladores de Verona, lentamente el mayor terminó de desvestirlo y lo cobijo con una sábana, su mente era un revoltijo de emociones Hwan era doblemente un fruto prohibido y ahora que había conocido su secreto, no sabía cómo iba a reaccionar su amado.
La fiebre de Hwanwoong bajó al cabo de unas horas, cuándo la noche había caído y la luz de la luna entraba por la ventana.
El menor despertó y se sonrojó al darse cuenta de que se encontraba desnudo, observó su capa, sombrero y antifaz colgados en una silla aun escurriendo y su ropa secándose frente a la chimenea, después, desvió su mirada a Youngjo quien no traía camisa y trato de hacerse el dormido, pero al ver esto el mayor sonrió y se sentó a su lado.
— Descuida no te hice nada, tu ropa estaba demasiado mojada y tenías fiebre así que la puse a secar.
Hwanwoong se enderezó y recibió el tazón de sopa de nabos que Younjo le ofreció mientras asentía y comía evitando mirarlo a los ojos.
— Bueno supongo que ahora estarás decepcionado de mi —dijo Hwan después de un rato mientras sorbía lo que quedaba de su plato.
— ¿Porque tendría que estarlo? ¿te refieres al hecho de que eres Tigger Yeo? —preguntó Youngjo.
Hwan asintió.
— La verdad creo que lo que haces es muy valiente de tu parte, desearía ser tan valiente como tú, para ayudar al príncipe Escala con la toma del poder y enfrentar como se debe a mi padre.
Entonces Hwanwoong acarició la mejilla de Youngjo y lo calmó diciendo.
— Sé que tú jamás le dirías a tú padre sobre mí y también sé que en algún momento podrás hacer algún acto de valentía.
Youngjo sonrió al sentir aquel cálido tacto en su rostro, amaba demasiado a Hwanwoong y deseaba fervientemente unirse a él en cuerpo y alma, convertirse en su esposo y si fuera posible escapar de Verona para vivir una vida tranquila solo ellos dos sin preocupaciones pues, al ver aquellas cicatrices en el cuerpo de su amado se maldecía a sí mismo por no poder protegerlo de su propio padre.
Los dos amantes se miraron el uno al otro con ternura, ambos deseaban lo mismo y sin embargo ninguno se atrevía a pronunciar una palabra, hasta que Hwanwoong dio ese primer paso, sabía que Youngjo también lo quería y realmente estaba preocupado porque la situación lo orillara a dar su vida a cambio del porvenir y la paz de Verona, así que aquella noche él se entregaría por completo al hijo de Montesco.
La tenue luz de la chimenea y la luna era lo único que alumbraba la habitación. Los dos amantes se dejaron llevar y se unieron en un cálido abrazo, Youngjo comenzó a besar el cuello de Hwan con delicadeza mientras el contrario soltaba pequeños gemidos y después ambos unieron sus labios para comenzar una danza sensual con sus lenguas. Ambos terminaron creando una sinfonía perfecta con sus cuerpos, la electricidad de la excitación recorría cada uno de sus sentidos y fue así, que la cereza de Hwanwoong fue tomada, al principio el menor dejó caer algunas lágrimas de dolor pero Younjgo las besó y trato de ser cuidadoso e ir despacio, sus corazones latían como uno solo y ambos terminaron siendo víctimas del placer hasta que la llegada del alba se asomó por la ventana.
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