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––Gracias por todo, papá, pero ya debemos irnos ––avisó Ruby, comenzando a salir de la casa junto a él.

––Tengan cuidado ––dijo Ethan, palmeando el hombro de su hija––. Espero que termines con todo esto.

––Lo haré, creeme.

Ethan se acercó, dejando un suave beso en la frente de ella. Ruby sonrió, mirándolo con aprecio.

––Vamos, Sherlock. Seguramente tus amigos encontraron algo interesante ––Jake salió, despidiéndose de Roger.

––Nuestros amigos, no lo niegues.

Terminaron de despedirse, poniéndose en marcha hacia la casa de ella.
Ethan le había dado su número a Ruby para que cuando ella necesitara algo, él pudiera saber. Obviamente, Ruby no lo llamaría. Fuera de eso, saber que su abuelo era la razón de todo el caos que estaba ocurriendo en Riverton era algo decepcionante. Toda su vida había tenía a su abuelo en una posición de mejor hombre del mundo, resulta ser, que todo fue una mentira.

°§ 🥀§°

Durante un par de horas se vieron atrapados en el bosque debido a los policías que, nuevamente, le dieron una multa por andar por el bosque sin permiso autorizado.
El sol comenzaba a marcharse dejando el cielo pintado de tonos anaranjados y rosado. Al llegar a la casa de Ruby, vieron a Keyler, Alice y Steven frente a su puerta. Ellos se acercaron, y lo primero que hicieron fue levantar un sobre.

––¿Y eso? ––preguntó Ruby, sacando las llaves de la casa.

––¿Tú qué crees? ––contestó Alice––. Una amenaza.

Ruby miró a Jake, quien la observó con algo de preocupación. Los cinco entraron a la casa cerrando la puerta detrás de ellos hasta estar en la sala. Alice le entregó el sobre y Ruby lo abrió, leyendo la carta.

A quienes aún creen que pueden escapar:

Es curioso cómo todos ustedes siguen jugando a ser héroes, pretendiendo que la unión y la esperanza serán su salvación. Pero permítanme desengañarlos: su destino no depende de ustedes. Depende de mí.

He visto sus temores más profundos, he oído los gritos que guardan en silencio, y sé exactamente lo que hace que sus corazones titubeen. No importa cuán rápido corran o cuán fuerte luchen, siempre estarán un paso detrás de mí. Y cuando finalmente se den cuenta, será demasiado tarde.

Este no es un simple juego, ni una advertencia pasajera. Es un descenso, una espiral que he diseñado cuidadosamente para que caigan en ella. Los que intenten resistirse solo se hundirán más rápido.

Miren a su alrededor. Cada sombra, cada crujido en la oscuridad... podría ser yo. Tal vez ya estoy más cerca de lo que imaginan, observando cómo se desgastan poco a poco, cómo el miedo los consume.

Ustedes, que creen ser invencibles, que confían en su fuerza o en su ingenio... Todos caerán. Pero no se preocupen, no los dejaré enfrentarlo de golpe. Los tomaré uno por uno, arrancando lo que más valoran.

Recuerden mis palabras cuando la oscuridad se cierre sobre ustedes: no están huyendo de mí. Están corriendo hacia mí.

Michael.

P.D.: Disfruten el regalo que les he dejado. Está más cerca de lo que creen.

El silencio en la sala se volvió tenso cuando Ruby terminó de leer la carta.
Ella apretó ligeramente la hoja de la carta con fuerza leyendo el nombre de Michael en la hoja. Era obvio que su abuelo no iba a revelar su identidad aún, iba a esperar el momento correcto.

––Hay que enfrentarlo ––dijo Jake con determinación, llamando la atención de todos––. Hay que terminar con él.

Los demás miraron a Ruby, viendo la expresión seria de ella mientras dejaba la carta sobre la mesa.

––No ––contestó finalmente––. No voy a permitir que ninguno se enfrente a él. Es muy peligroso.

––No me importa ––Jake se puso firme, mirándola con una chispa de enojo––, mientras más lo dejemos tomar ventaja, más peligroso será para nosotros, y para todo Riverton si desea asesinar a todos.

––Esto no se trata de solo detenerlo, Jake. ¿Acaso no escuchas lo que escribió?

––Si, lo escuché a la perfección, y lo que escucho es que si no hacemos nada rápido nos matará uno por uno.

––Jake.

––Y si tú no haces nada yo no pienso quedarme de brazos cruzados.

El pelinegro se alejó sin dejarle decir algo para detenerlo, y se fue. Ruby apoyó las manos sobre la mesa, arrugando la hoja con las cosas escritas. Sabía que no sería fácil detener a Arthur, mucho menos poniendo en peligro a sus amigos. Pero también sabía que no podía lograrlo sin Jake.

––¿Qué hacemos ahora, Ruby? ––preguntó Keyler, rogando que ella tuviera un plan.

Ruby levantó la mirada, observando a cada uno con determinación.

––Esto es lo que haremos ––dijo decidida––. Con Jake descubrimos que mi abuelo es Michael.

––¿Qué? ––preguntaron Steven y Alice al unisono.

––Si, él intento matarnos ––soltó sin dar muchos detalles––. Voy a ir a buscar a Jake, lo más posible es que haya ido a la casa de Nyrax para enfrentarlo.

––Entonces hay que ir con él ––contestó Steven puesto de pie.

––No ––Ruby negó, dándoles una ligera sonrisa––. No voy a arriesgarme a perderlos. Pero si necesito que hagan lo siguiente: Alice, quiero que hables con Clover sobre mi abuelo, dile que él es el responsable de todo los asesinatos ocurridos. Keyler, quiero que le digas a Clover la dirección de la casa de Nyrax y les informes del cuerpo en la pared. Y Steven, necesito que tú seas el que los proteja y los lleves.

––¿Por qué tengo el puesto más bajo? ––preguntó un tanto ofendido el rubio.

––Porque eres el que conduce más rápido y sé que puedo contar en que los vas a proteger ––Steven asintió, poco convencido pero seguro de su trabajo. Ruby agarró las llaves de su auto, lista para salir––. Es momento de acabar con lo que hemos empezado.

Los demás salieron, dejándola sola antes de que ella saliera. No estaba segura de la decisión que había tomado, pero Jake tenía razón, ya no era momento de jugar al "tal vez" o a las escondidas. Era momento de acabar con lo que habían empezado de una vez por todas. Subió las escaleras hacia el ático, dejando su celular sobre una de las cajas, acercándose a la pizarra con todas sus pistas.

De alguna forma todas esas fotografías la habían llevado lejos. «Hasta lo más pequeño podía ser una gran pista». Pero, si incluso lo más pequeño era una pista, ¿por qué se sentía estancada?

––No hay tiempo para dudas, Ruby ––se dijo a si misma en un susurro––. Ya no hay forma de retroceder.

Su celular vibró sobre la caja, mostrando un número desconocido. Se acercó, mirando la pantalla con miedo pero con algo que la impulsaba a contestar. Aceptó la llamada, llevando el celular a su oreja, pero no dijo nada. El silencio se hizo presente en el ático, escuchando una respiración en su oreja.

"¿Buscas a tu amigo?" Preguntó la voz ronca en la llamada, haciendo que el corazón de ella diera un salto asustado. "¿Lo quieres vivo?"

––¿Dónde estás? ––preguntó con miedo, pero decidida.

"Ven a la casa del bosque. Si lo quieres ver vivo, ven ahora".

La llamada se colgó, y Ruby no dudó un segundo en salir de su casa lo más rápido posible. Cerró todo, subiéndose al auto poniéndose en marcha a la casa de Nyrax.

°§ 🥀§°

Estando frente a la casa de Michael, su corazón no dejaba de golpear su pecho con fuerza mientras le pedía a gritos que saliera corriendo de ahí. ¿Había posibilidades de que todo fuera una trampa? Sí, pero no iba a dejar que Jake muriera. No iba a cometer el mismo error. Su respiración quiso acelerarse por el miedo que la consumía pero se dijo a si misma que debía ser fuerte.

Respiró hondo, dándose la fuerza que necesitaba para entrar, y lo hizo. El interior estaba en plena oscuridad, ni un solo rayo de luz. En el bolsillo tracero de su jean tenía su celular y la foto del álbum. Apoyó su mano en el celular para encender la linterna, pero la luz se encendió de golpe, dejando ver a Michael frente a ella con la horrible máscara de conejo y una pistola.

No le preocupó tanto ver al sujeto frente a ella, estaba aterrada eso sí, pero le preocupó más ver a Jake en una silla con las manos y los pies atados, mientras la sangre desbordaba por las heridas en su rostro y los hematomas. Era obvio, el bastardo lo había golpeado hasta el cansancio, y eso hizo que la sangre le hirviera.

Ruby apretó las manos hechas puños, mirando desafiante al hombre frente a ella.

––Ya puedes quitarte la absurda máscara... Arthur ––dijo Ruby, molesta.

Su respuesta solo fue una risa maliciosa por parte de él. Con lentitud comenzó a quitarse la máscara revelando su rostro, y ahí estaba. Arthur en persona. El corazón de Ruby sintió dolor, pero enojo. Aún no podía creer que alguien a quien había amado tanto podría ser la persona que quiso matarla. Y peor aún, había intentado matar a sus amigos y mató a más personas.

Arthur dejó caer la máscara al suelo, mientras la miraba con una sonrisa de oreja a oreja, tambaleando el arma en su mano.

––Vaya, vaya, vaya ––murmuró Arthur––. La pequeña Ruby al fin descubrió la verdad.

––¿Por qué? ––musitó, controlando con fuerza sus ganas de llorar––. ¿Por qué haces todo esto? Yo... yo confíe en tí.

Arthur bajó sus ojos hasta el pantalón de ella, sonriendo con descaro.

––Tienes algo que es mío ––contestó con calma––. Una foto...

––¿Para qué la quieres? ––preguntó dando un paso hacia atrás––. Ni siquiera tiene sentido.

––Porque es un recordatorio de que tú nunca debiste haber nacido ––las palabras de Arthur fueron como dagas que atravesaron el corazón––. De qué tú y tu familia jamás debieron existir.

––Tú eres el que nunca mereció la vida ––reprochó Ruby apretando sus manos, clavando las uñas en sus palmas––. Tú nunca debiste ser parte de la familia.

Arthur dejó escapar una risa desdeñosa, para apuntarle con el arma. Pero Ruby no se inmutó, a pesar de que su interior le pidiera que saliera corriendo.

––¿Crees que yo soy el problema? ––replicó él––. Al contrario, pequeña. Todo pudo haber sido fácil si Isabella hubiera seguido las reglas. Tú y tus hermanos jamás debieron nacer. Así que dame la foto.

––¿O sino qué?

––O él muere.

Arthur dirigió el arma hacia Jake, y Ruby se paralizó. Jake movió su cabeza lentamente en negación, haciendo el pobre y débil intento de mirarla.

––Ruby... N-no lo hagas...

––Dame la foto ––ordenó Arthur, tomando una expresión seria que Ruby jamás habia visto.

Ruby se sentía contra la espada y la pared, una decisión de vida o muerte, no para ella, sino para Jake. Arthur la miró fijamente, apretando el gatillo haciendo que el disparo hiciera eco en el silencio de la casa cortando el aire, la bala llegó al costado, justo debajo de la costilla de Jake.

––¡Jake! ––gritó Ruby asustada al ver cómo el pelinegro se quejaba del dolor y el ardor.

––¿Me vas a dar la foto?

––¡Está bien, está bien! ––Ruby sacó la foto de su bolsillo, estirando la mano hacia Arthur quien tomó la foto tranquilo.

Él la miró con satisfacción, mirándola a ella ahora.

––Que buena chica eres, Ruby.

Las luces de apagaron, pero en el instante se encendieron nuevamente. Arthur ya no estaba, había desaparecido por completo. Rápidamente, Ruby se acercó a Jake y lo desató mientras lo ayudaba a ponerse de pie y él cubría la zona herida, su mano marchándose con su propia sangre.

––Vamos, Jake, tengo que llevarte a un hospital.

––N-No... ––musitó, dejándose llevar por ella–– no puedes.

––Entonces vamos a mi casa.

––Ruby...

––Jake, no hables. Solo harás que empeore.

Con pasos lentos y el corazón latiendo rápidamente, salieron de la casa de Nyrax para salir del bosque y llevar a Jake hacia la casa de Ruby, para que pudieran curarlo. Esperaba que sus amigos ya hubieran hablado con Clover para poder ponerle fin a su abuelo.
Jake se detuvo, apoyándose contra uno de los árboles quejándose del ardor.

––Tienes... que ir por Arthur... ––musitó él, respirando con dificultad––, solo déjame y...

––No, Jake, no pienso dejarte solo ––Ruby pasó un brazo de él por sus hombros, tomándolo por la cintura––. ¿Puedes caminar un poco más? Ya estamos cerca.

––Eso... creo...

Ella asintió, rogando en su interior poder llegar justo a tiempo para poder ayudarlo y que no fuera tarde.
Poco minutos después lograron llegar al auto, Ruby lo ayudó a entrar, agarrando una camisa que siempre dejaba en los asientos traceros. La desgarró, tomando un pedazo largo acercándose a Jake nuevamente.

––¿Qué vas a hacer? ––preguntó Jake en un susurró, viendo como Ruby pasaba la tela alrededor de su cintura.

––Te va a doler, pero detendrá el sangrado ––contestó, tomando aire para apretar con fuerza el nudo que había hecho alrededor de la herida.

Jake gimió de dolor, removiéndose en el asiento adolorido. Ruby se disculpó, subiendo al asiento del conductor poniéndose en marcha.
Conducía lo más rápido que podía para llegar a tiempo, haciendo lo posible para que Jake siguiera con ella. La carretera por milagro estaba vacía y eso lo agradeció internamente. Sin embargo, eso solo era el principio de todo el caos que estaba comenzando.

Al llegar a la casa de Ruby, ella bajó primero, dando vuelta al auto para ayuda a Jake. Él se aferró a ella, mientras Ruby lo ayudaba a avanzar.

––Ruby, no ––Jake detuvo sus pasos, mirándola a los ojos con la poca fuerza que le quedaba––. No puedo entrar...

––Jake, por favor. Estás herido, no puedo perderte. Tienes que dejarme ayudarte.

––Es peligroso... no puedo... No...

––Jake, escúchame. No voy a dejar que...

Las palabras de ella fueron interrumpidas cuando la casa explotó justo frente a ellos. Los ojos de ella se abrieron de par en par y sus labios se separaron ligeramente. Jake quedó igual de atónito y estupefacto que ella. La casa estaba siendo consumida por el fuego, los vidrios de las ventanas explotaron saltando en mi pedazos.

Los vecinos salieron al ver el problema observando todo con incredulidad y espanto. Uno de los vecinos se acercó corriendo hacia ella, pero solamente un quejido de Jake la sacó de su sorpresa.

––¡Ruby! ––exclamó un hombre alto de cabellera castaña––. ¿Estás bien? ¿Qué fue lo que sucedió? Ya están llamando a los bomberos.

––Estoy bien, no se preocupe ––contestó rápidamente––. Necesito llevarlo a él al hospital, ¿puedes encargaste de la casa? Esto es una emergencia.

––Si, si, no te preocupes por eso.

––Gracias. Vamos, Jake.

Volvieron al auto, y a lo lejos se escuchó la sirena de los bomberos. Estaba más tranquila pero estaba preocupada por Jake. Al ponerse en marcha para salir de Riverton, Jake se recostó en el asiento ya con pocas fuerza.

––Ruby, te dije que...

––No voy a llevarte al hospital, Jake ––contestó ella conduciendo fuera de la ciudad.

––¿Y a dónde vamos?

––Con la única persona que podría ayudarnos en este momento.

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