🥀25🥀
Ruby estaba en el ático de su casa. Estaba llena de una determinación que la hacía querer descubrir cada vez más el por qué de cada cosa que ocurría. Las fotografías comenzaban a darle un pequeño rumbo mientras que algunas pistas comenzaban a encajar. Hacia calor en ese momento, la ventana del ático estaba abierta mientras que entraba un poco de aire por ahí. Tenía una remera mangas cortas de color gris con el dibujo de Tom y Jerry, un shorts negro y sus zapatillas vans. Su cabello estaba hecho una coleta mientras que tenía algunas hondas.
Escuchó pasos abajo, hasta que sintió los pasos subir por la escalera hacia donde estaba ella.
No se molestó en voltear para ver de quién se trataba porque sabía quién era el visitante.
––Veo que sigues trabajando, Sherlock ––mencionó Jake sonriendo––. ¿Algo que pueda ayudarnos en este momento?
––Tal vez ––contestó ella, con sus manos en su cintura. Él se quedó al lado de ella, mirando la pizarra con las fotografías––. Algo me dice que la razón por la que Samantha estaba enamorada de Laila era porque ella estaba relacionada con Michael. En una de sus conversaciones Samantha le preguntó por qué él no quería que ella fuera con Laila, entonces ella le dijo que Michael confiaba en ella.
––¿Por eso las fotos en la carpeta? ¿Samantha estaba siguiendo a Laila para saber con quién se encontraba en el bosque?
––Exactamente, lo que nos llevaría a creer que Samantha tenía un obsesión por saber quién era Michael en realidad y por qué quería ver a Laila.
––Buen trabajo, Sherlock Holmes ––Jake le despeinó el cabello, para luego meter sus manos en los bolsillos de su pantalón––. Entonces eso explica por qué tenía las fotos en la carpeta. Estaba enamorada de Laila y cuando se enteró de que murió, ahora quiere que Michael se muera.
––Elemental mi querido Watson ––sonrió Ruby––. Lo único que nos faltaría saber es quién hace las llamadas a la policía.
––¿Qué hay de Michael? ––preguntó Jake, dirigiendo su mirada hacia ella.
––Alice y Steven encontrar la casa de Michael en el bosque, hay fotos de todos nosotros.
––No estarás sugiriendo que vayamos hasta ahí, ¿verdad? ––Jake levantó una ceja, viendo una sonrisa pícara de Ruby. Él suspiró, mirando la pizarra otra vez––. Vamos a morir contigo a cargo.
°§ 🥀§°
––Recuerdenmé otra vez por qué estamos aquí ––pidió Keyler mientras avanzaban por el bosque.
––Porque queremos saber que tiene Michael de nosotros ––contestó Ruby.
––¿Qué no es obvio? Somos irresistibles ––comentó Keyler acariciando su cuerpo de forma burlona.
Los demás se rieron mientras seguían avanzando. Las ramas y hojas secas crujían debajo de sus pies mientras caminaban lentamente. El sol apenas iluminaba el lugar por la cantidad inimaginable de árboles que había. Siguieron caminando hasta toparse con los cinco árboles que formaban un círculo.
––¿Era a la derecha o a la izquierda? ––preguntó Steven, mirando hacia ambos lados.
––Creo que a la derecha ––dijo Alice, dudando de su propia respuesta.
––A la derecha entonces.
Sin separarse, siguieron caminando, pero está vez había un sendero. Las piedras formaban el camino mientras que el césped cubría gran parte de las piedras. Steven y Alice se miraron, seguros de que ese era el camino, los demás los seguían desde atrás, hasta que Steven decidió hablar:
––Oye, creo que no te he dado las gracias ––mencionó él, haciendo que ella lo mirara.
––¿Por qué?
––Por lo del otro día. Ya sabes, cuando tuvimos que venir aquí ––rascó su cabeza, sonriendo ligeramente––. Y yo que pensaba que no tenías corazón.
––Si lo tengo ––reprochó Alice sonriendo––. Es solo que se abre con las personas correctas.
––¿Soy la persona correcta?
––Tal vez.
Ambos se sonrieron, caminando un poco más cerca de lo común entre ellos.
Finalmente llegaron al final del sendero. Frente a ellos se encontraba una casa en ruinas, las paredes quemadas por el fuego que alguna vez había consumido toda esa creación. El techo tenía agujeros grandes y las ventanas estaban rotas. Se acercaron a la casa precavidos, mirando todo el lugar con terror. Estando frente a la puerta, Ruby fue quien la abrió, la puerta hizo un chirrido digno de un escalofrío.
Los cinco se miraron entre ellos, dudando si debían entrar o no. Al final, sacaron sus celulares, encendiendo las linternas para alumbrar el lugar. A pesar de que había sol no llegaba a entrar por los huecos en la casa. El piso debajo de sus pies rechinaba poniéndolos nerviosos.
Los muebles de la casa aún estaban ahí posicionados elegantemente pero quemados y algunos hechos cenizas. Las paredes estaban negras, telarañas por todas partes y...
––¡¡Rata!! ––gritó Alice, agarrando el brazos de Steve con fuerza mirando con asco y horror al roedor salir corriendo de su lugar––. Ugh, que asco.
––Shh, no queremos llamar la atención de nadie ––susurró Ruby.
Llegaron a la sala, dónde no encontraron nada. Era la única habitación vacía. Ruby preparó la cámara de su celular, grabando toda la habitación. Los pasos resonaban en el silencio como un eco mientras que entraban a la sala completamente vacía.
Se separaron observando las partes del lugar mientras que trataban de no tocar o hacer nada.
Ruby vio un pequeño hueco en una de las paredes y se acercó para ver mejor. Pasó su dedo sobre el hueco para luego alumbrar ahí adentro encontrándose con lo más horroroso de su vida: el rostro de un hombre.
––¡¡AAH!! ––retrocedió, llevando una mano a su pecho mientras su linterna seguía alumbrando al hueco.
––¿Qué pasa? ¿Qué encontraste? ––preguntó Jake preocupado, acercándose a ella.
––H-Hay un hombre ahí...
De pronto, la puerta se abrió, mientras que un metal golpeó el suelo. Los cincos se quedaron inmóviles, escuchando un silbido lento y espeluznante.
Jake giró su cabeza, viendo una ventana abierta, les hizo una señal a todos para que caminaran hacia la ventana, y mientras que salian lo mas rápido que podían escucharon lo peor:
––Duerme, mi pequeña flor,
el fuego pronto se apagará.
Cierra los ojos, no temas más,
las sombras no te encontrarán.
Rosa en llamas, espinas en piel,
cuando despiertes, yo estaré con él.
––Corran ––dijo, Ruby. Y ninguno lo dudo.
Los cincos comenzaron a correr sin mirar hacia atrás. Los corazones latían muy rápidos mientras que el miedo se quedaba en cada rincón del bosque. Ruby miró hacia atrás, viendo que ya estaban lejos de la casa. Pero al mirar hacia adelante frenó de golpe justo frente a un árbol que se había puesto en su camino. Escuchó a sus amigos a pocos metros de ella, pero cuando retrocedió, chocó con alguien.
Su corazón dio un salto, mientras que su respiración se quedó congelada por un momento igual que su cuerpo. Sintió el filo del hacha tocar su pierna, y la respiración del hombre sobre su cabeza. No podía moverse, escuchaba a sus amigos llamarla pero no podía contestar.
Sintió la mano del hombre sobre su cabeza, acariciando su cabello con lentitud. Con su mano libre con la que le había tocado el cabello, levantó un sobre que puso frente al rostro de ella.
Al inicio lo observó con miedo, sin tocarlo. Pero entonces sintió que el hacha golpeó suavemente su pierna tres veces, haciéndole entender que debía agarrar el sobre.
Lo tomó con cuidado, sintió que el hombre le acarició la cabeza otra vez, pero ahora susurrándole:
––Rosa en llamas, espinas en piel,
cuando despiertes, yo estaré con él.
Escuchó que se alejaba de ella, y después de unos minutos que se hicieron eternos, volteó sin encontrar a nadie. Corrió hasta donde estaban sus amigos, sosteniendo el sobre con el corazón en la garganta.
––¡Ruby! ¿Estás bien? ––preguntó Jake, agarrándola de los hombros.
––Hay que irnos de aquí.
°§ 🥀§°
Al final, volvieron a Riverton para acompañar a Jake y a Ruby hasta la casa de ella. Ruby volvió con Jake, dejando que él terminara de hablar con los demás afuera de la casa. Ella entró, mirando el sobre que Michael le había dado. Lo giró, encontrando el hombre de Nyrax en una esquina del sobre. Lo abrió, metiendo su mano dentro para encontrar una fotografía.
Jake entró a la casa, cerrando la puerta detrás de él, para verla dándole la espalda.
––¿Ruby?
Ella se enderezó, volteando a verlo. Levantó su mano con la fotografía, mirándolo fijamente.
––Dime que ese no eres tú.
Jake miró la fotografía, viéndola bien: era él hablando con Emily.
––Ruby...
––Dime, que no eres tú, el que está en la foto ––pidió ella, bajando su mano con la fotografía.
––Si... Soy yo.
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