🥀03🥀

Cuando hubo amanecido, la alarmar empezó a sonar. Ruby sacó su mano debajo de la frazada que la cubría y apagó el celular. Levantó la cabeza con todo el cabello en la cara, bostezando. Alguien estaba tocando su puerta, el sonido era incesante y parecía desesperado, sin embargo, tardó en levantarse para ver de quién se trataba.

Una vez que se sentó en la cama estiró su cuerpo. El sol se filtraba por las cortinas finas que cubrían la ventana. Seguían tocando la puerta pero ella seguía sentada; finalmente, se levantó para poder atar su cabello en una coleta y buscar un vaso de agua.

Fue a la cocina, mientras bajaba las escaleras acomodando su ropa. Bajó las puntas de su shorts rojo y levantó un poco más su remera rosada cubriendo bien su pecho. Pasó por alto la puerta, la cual seguían tocando, y entró a la cocina sirviéndose un vaso con agua.

––Buenos días.

Se sobresaltó al oir esa voz conocida detrás de ella, haciendo que el agua del vaso le mojara un poco la remera. Volteó dejando el vaso sobre la mesada, observando al "visitante" sentado en una silla tranquilamente.

––¿Qué haces aquí? ––interrogó Ruby, con cierta molestia en su voz.

––Creí que sería bueno una visita rápida para empezar la investigación ––respondió Jake, sonriendo inocente––. Por cierto, ya van tres veces que están tocando la puerta.

––¿Y por qué no me hablaste?

––Porque estabas muy tranquila durmiendo.

Ruby puso una expresión entre confundida y a la vez horrorizada, antes de hablar.

––¿Estabas viendo como dormía?

Jake frunció los labios fingiendo que pensaba qué iba a responder. Sus ojos azules se posaron en Ruby, y sonrió.

––Si ––contestó él.

––Eres un estúpido ––dijo Ruby, caminando hacia la puerta.

Jake se levantó de su lugar y la siguió. Ella apoyó su mano en el picaporte de la puerta, pero él apoyó su mano sobre la puerta impidiéndole que abriera.

––¿Quién es el chico de la foto? ––preguntó Jake, moviendo su cabeza a un costado.

––¿Cuál chico? ––inquirió Ruby, sin entender.

––Rubio, de ojos verdes ––dijo el pelinegro, levantando las cejas esperando una respuesta.

––Alguien. Nadie ––respondió ella, restándole importancia.

––¿Alguien o nadie?

––Nadie ––aclaró Ruby, mirándolo a los ojos––. Déjame abrir la puerta.

Jake apartó su mano, metiéndola en el bolsillo de su pantalón negro. Ruby abrió la puerta, y frente a ella se encontraba el chico rubio mencionado dándole la espalda. Abrió los ojos sorprendida y empujó a Jake detrás de la puerta. La espalda del pelinegro chocó con algo de fuerza contra la pared, y él la miró desconcertado.

Ella le hizo un gesto con la mano para que se quedara en silencio, hasta que el chico rubio volteó para tocar la puerta otra vez.

––Ruby ––sonrió el rubio al verla.

––Steven ––musitó ella, carraspeando la garganta––. ¿Qué... Qué haces aquí?

––Ruby, tenemos que hablar.

Ella sonrió con sarcasmo, apretando la madera de la puerta.

––Tú y yo no tenemos nada de que hablar, Steven ––dijo Ruby, con seriedad.

––Por favor, Rub. Vuelve conmigo ––rogó el rubio, entrelazando sus manos––. Te lo pido.

––No ––respondió directamente ella––. Sabes perfectamente lo que hiciste. No hubiéramos terminado si tú hubieras sido conciente de lo que hacías.

––¡Pero fue un accidente!

––¿En serio? ¿Llevarte a Samantha a tu habitación fue un accidente? ––mencionó Ruby, cruzando sus brazos––. ¡Sabías lo que hacía, Steven! ––gritó, y el rubio apretó los labios.

––¿Es tu ex? ––susurró Jake, aún detrás de la puerta. Ruby lo miró con seriedad, pero él solo sonrió––. Se escucha patético.

––Cállate ––ordenó ella, apretando los dientes.

––Perdóname, Ruby. Yo te necesito ––Steven hizo un puchero y de verdad que se veía patético.

Ruby negó lentamente y miró a Jake de reojo, el pelinegro cruzó sus brazos y movió sus labios en un:"pa-té-ti-co". Ella sonrió de lado, volviendo su mirada hacia el de ojos verdes.

––¿Me perdonas?

––Obvio que no, Steven ––rió Ruby, comenzado a cerrar la puerta––. Adiós.

Escuchó un suspiro por parte del rubio y cerró la puerta. Miró a Jake aún en la pared, sonriéndole con inocencia.

––Te odio.

––¡No hice nada! ––reprochó él, ofendido.

––Bueno. Tengo que salir, le pedí a una amiga que me viera en un café cerca de aquí, así que por favor no vengas a mi casa hasta que yo llegue ––avisó ella, acercándose a las escaleras.

––¿Cuándo llegarás?

––Quizas en cuarentena minutos o media hora.

––¡¿Media hora?! ¿Qué harás todo ese tiempo? ¿Matar a alguien?

––Chisme es chisme, Jake. ¡Y no voy a matar a nadie!

Él suspiró, asintiendo finalmente.

––Bien, entonces esperaré ––dijo Jake, yendo hacia la puerta––. Cuídate.

––Si, si. Tú igual.

Cuando Jake se marchó, Ruby se dejó caer en uno de los escalones, agarrando su cabeza. Qué locura.

°§ 🥀§°

El sol atravesaba a duras penas las nubes grises. Ruby estaba sentada en una de las mesitas de afuera en el café, mirando algunas fotos en su galería. La calle donde estaba la pequeña cafetería ya estaba decorada para el festival del dragón. Globos hechos con papel de color rojo, lámparas chinas, cuadros y carteleras pegadas en cada uno de los locales avisando sobre el festival, y pequeñas macetas con árboles de sakura de flor de cerezo.

Mientras que revisaba cada una de las fotos, la mente de Ruby repetía cada uno de los momentos capturado por su cámara.
Una de las fotos la hizo sonreír. La imágen mostraba a una pequeña Ruby de cinco años, feliz por recibir su primera cámara. Le era imposible imaginarse otra vez siendo una niña, viviendo una vida tranquila y sin preocupaciones.

Pero había algo curioso en esa foto: detrás de ella, en el espejo redondo de la pared, una sombra estaba reflejada en el vidrio. La silueta de una persona, justo detrás de ella. Era tan escalofriante y aterrador, que un escalofrío recorrió su espalda.

––Hola, Ruby.

Levantó la cabeza, apagando el celular mientras lo apoyaba en la mesa.

––Alice ––saludó ella.

––Por fin logré salir de esa prisión ––dijo la pelirroja, recostandose en la silla.

––Es un comentario irónico para una policía.

––Shh. Ahora dime, ¿por qué querías verme? Soy una persona con mucho trabajo.

––¿El chisme es un trabajo?

––Soy una persona responsable ––sonrió Alice––. En fin, ¿qué necesitas?

––Quiero el informe forense de Emily ––pidió Ruby, apoyando sus brazos sobre la mesa––. ¿Puedes?

––Rub, eso es confidencial.

––Lo sé.

Ambas se miraron un momento, hasta que Alice sonrió.

––Te lo daré mañana por la tarde.

––Sabia que podía contar contigo.

Ruby había conocido a Alice cuando ella iba a secundaria. Alice era pelirroja teñida, su piel era blanca y sus ojos eran de un verde hermoso. Alice tenía veintidós años, pero eso no impedía su amistad con Ruby, lo que en realidad las llevó a ser casi como hermanas. Ruby estaba saliendo de secundaria cuando su camino se cruzó con Alice, quien salía graduada de policía. Y desde ese entonces, su amistad fue mutua.


––¿Has sabido algo sobre el responsable de las rosas? ––preguntó Alice, dejando a Ruby desprevenida.

Ruby la miró unos segundos, pensando en qué le iba a responder a su amiga. Sus dedos dieron suaves repiqueteos sobre la mesa, apretando sus labios.

––No ––dijo finalmente.

Un chico con delantal salió del restaurante y trajo las bebidas que Ruby había ordenado. Cuando el chico se fue, Alice levantó una ceja, mirando a Ruby con seriedad.

––¿Estás segura?

––Si.

––Ruby, soy policía, sé cuando alguien está mintiendo.

––Y yo sé que si no tomas el café se va a enfriar.

Alice agarró su taza con café, dándole un sorbo. Ruby hizo lo mismo con su bebida, dando algunas miradas rápidas a su celular.

––¿Qué sucede? ––preguntó Alice, dejando su taza.

––¿Eh?

––Hace unos meses decías que el asesino que dejaba las rosas era el responsable de lo que le pasó a Emily, y ahora ni siquiera quieres hablar de eso.

––Tal vez no sea él.

––¿Cómo sabes que es él y no ella?

––Solo lo sé ––Ruby dio un segundo sorbo al café, y después suspiró––. Solo quiero encontrar al responsable, al verdadero.

––Ya lo hemos hablado, Rub. No puedes hacerlo sola. Solo déjalo en manos de la policía.

––No confío en la policía.

––¿No confías en mí?

––Sí, en ti sí. Pero eso de que fue un robo que salió mal, no se lo cree ni el más idiota en el mundo ––Ruby suspiró, no quería pelear con Alice––. Lo único que quiero es la verdad, quiero saber por qué ella.

––Lo sé ––Alice asintió con lentitud, tomando la mano de Ruby con suavidad––. Solo quiero que estés bien. Eres la única persona que me queda en el mundo.

––Jamás me alejaré de tí.

La pelirroja sonrió, apretando suavemente la mano de su amiga. Ruby volvió su mirada hacia el celular, recordando aquella figura en el espejo.

°§ 🥀§°

Cuando estuvo de regreso en su casa, se encontraba en su habitación. El sonido de las teclas en la laptop ser tocadas era el único ruido en la habitación. Ruby estaba sentada frente a su escritorio mientras su celular estaba conectado a la laptop. Su cabello caía sobre sus hombros cubriendo su espalda. 

La foto con la figura en el espejo estaba siendo pasada a la laptop para poder verla con una mejor calidad. Fue entonces cuando la ventana se abrió sin previo aviso dejando entrar al intruso.

––¿No puedes tocar la puerta? ––inquirió Ruby con seriedad.

––Es más divertido por la ventana ––respondió Jake, acercándose a ella––. ¿Qué haces, Sherlock Holmes?

––Encontré una foto interesante en mi galería.

El pelinegro llevó su mirada a la laptop, observando la fotografía con detenimiento. Al inicio no encontró nada, pero mientras Ruby más enfocaba la sombra en el espejo, notaba lo interesante de esa foto.

––Recuerdo ese día perfectamente ––dijo Ruby, una vez que en la pantalla solo se veía la sombra en el espejo–– y no se me hace familiar esa sombra.

––Mm... ––Jake agarró un mechón de cabello de Ruby, sosteniendolo con cuidado, como si lo fuera a romper–– esa imágen me recuerda un libro.

––¿Un libro? ––preguntó Ruby, sin apartar a Jake.

––De Gabriel García Márquez ––soltó el mechón de cabello, concentrándose en la foto––. “Crónicas de una muerte anunciada”.

––¿Y de qué se trata?

––La historia cuenta que Santiago Nasar fue acusado de deshonrar a Ángela Vicario en la noche de su luna de miel. Los hermanos de Ángela van por todo el pueblo diciendo que van a matar a Santiago, pero nadie hizo nada para detenerlos.

––¿Por qué eso tendría que estar relacionado con la foto?

––En la portada del libro, se muestra un espejo y la sombra de un hombre.

––Mm... ¿Crees que alguien sabía que algo malo pasaría?

––Dado que en la historia todos sabían que Santiago iba a ser asesinado y nadie hizo nada, supongo que es una opción ––afirmó Jake––. Así que esa persona también estuvo presente en ambos asesinatos y no dijo nada. Por lo tanto, también sabía que pasaría.

––Como un secuaz.

––Exacto ––Jake asintió––. Pero la pregunta es...

––¿Quién es esa persona?

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