🥀01🥀

«“Puede que el destino los haya puesto en caminos distintos, pero ellos eligieron caminar juntos”»

––Anónimo.

°§ 🥀§°

Ruby limpiaba con sumo cuidado la cámara que sus padres le habían regalado, frente a ella se encontraba el kit de limpieza que necesitaba para hacer su trabajo. Debía ser cuidadosa, ya que la cámara había costado mucho dinero.
La habitación se mantuvo en silencio desde que ella había entrado para hacer su trabajo. Su cabello caía sobre sus hombros, algo desordenado y con algunas ondas en las puntas.

Su cama estaba al lado del escritorio, y ahí reposaba la caja en la que la cámara había estado momento antes. El silencio fue interrumpido cuando la ventana junto a su cama se abrió de golpe y una chica un poco mayor que ella entró.

Ruby se sobresaltó al verla y llevó una mano a su pecho. La chica sonrió, cerrando la ventana.

––Me asustaste ––dijo Ruby, dejando la cámara a un lado para prestarle atención a la chica.

––Lo siento, Rub ––sonrió la pelirroja––. ¿Aún sigues limpiándola?

––Sí, quiero ser lo más cuidadosa posible. Es un poco estresante si lo piensas ––contestó Ruby––. ¿Y tú? ¿Dónde estabas? Papá vino hace un momento preguntando por ti, tuve que decirle que ya estabas dormida en tu habitación.

––Estaba con Josh ––dijo la chica, con una sonrisa pícara en los labios. Ruby la miró con seriedad, y ella se rió.

––Emily, es la tercera vez que te escapas para ir con Josh. ¿Sabes lo peligroso que puede ser salir de casa, sobre todo por la noche?

––Ya sé las consecuencias, Rub. Pero solo estábamos estudiando.

––¿Y qué estudiaban? ––interrogó Ruby, cruzándose de brazos––. ¿Anatomía humana?

––Él no es así ––respondió Emily, cruzando las piernas––. ¿Por qué no te agrada Josh?

––No sé, hay algo en él que me hace desconfiar ––dijo Ruby, volviendo a su cámara––. Da igual lo que piense, prométeme que no volverás a escapar de esa manera. Promételo.

––No volverá a pasar... Al menos en dos semanas.

––Emily.

––Está bien, está bien, lo prometo.

Ruby recogió su cabello en una coleta y Emily se recostó en la cama de su hermana mirando el techo.
Ruby tenía trece años y Emily quince, en su familia solo eran ellas dos y sus padres.

Emily era pelirroja, como su madre, sus ojos de color miel siempre resaltaban en su piel blanca y tenía cabello corto que le llegaba hasta la barbilla. Ruby, a diferencia de ella, era más como su padre: tenia el cabello castaño oscuro más largo que el de Emily, piel blanca y ojos cafés.

En medio del silencio, Ruby decidió decir algo más.

––Emily.

––¿Si? ––contestó la nombrada, girando su cabeza para poder verla.

––Promete que... siempre vamos a estar juntas.

La pelirroja le sonrió con dulzura y asintió.

––Lo prometo, Ruby. Jamás me alejaré de tí.

°§ 🥀§°

Pasaron cinco años después de aquella promesa...

La reportera hablaba con seriedad mientras relataba el suceso de hace unos meses. Mientras que la mujer daba la noticia, algunas imágenes se mostraban en la televisión.

«––El caso de Emily Anderson a sido reabierto y puesto en manos del detective Clover. Hasta el momento se dice que la joven de veinte años fue brutalmente atacada y que el asesino sigue suelto. La policía...»

Ruby apagó el televisor y tiró el control sobre la mesa. Estaba harta de escuchar las mismas noticias. La muerte de su hermana había sido devastadora para toda su familia, pero ella no iba a dejar eso en manos de la policía. Sabía que había algo más detrás de aquel "ataque", como la policía lo llamaba.

Sabía que el asesino estaba suelto y que era peligroso buscarlo, pero no iba a quedarse sentada sin hacer nada. Estaba decidida: lo encontraría y lo haría pagar por lo que le había hecho a su hermana.

Pero ahora tenía otras ocupaciones. Debía ir a comprar una correa para su cámara; la necesitaba urgentemente para su investigación. Metió su cámara en la mochila y salió de casa para ir a una tienda en el centro.
Ruby conocía Riverton como la palma de su mano; había crecido allí. El pueblo estaba cerca del bosque, casi a unos dos o tres kilómetros de distancia. Las calles mayormente siempre estaban vacías, pero al estar cerca del festival de dragones, las calles se transitaban mucho más.

Ruby entró a una tienda de accesorios, donde la señora Sullivan siempre atendía el local. Buscó entre las correas disponibles, hasta encontrar la que necesitaba. Sin más, se dirigió al mostrador donde la mujer de cabellera canosa la miró con dulzura.

––Hola, cielo. ¿Cómo has estado? ––saludó la señora Sullivan, con su voz apacible.

––Hola, señora Sullivan ––respondió Ruby, forzando una sonrisa––. Yo... estoy bien, ¿y usted?

––De maravilla, querida ––sonrió la mujer––. Son doscientos dólares.

Ruby pagó la cantidad mencionada por la mujer y salió de la tienda despidiéndose de ella. Guardó la correa en la mochila y se dispuso volver a su casa, sin embargo, en su camino de regreso chocó con un chico. La caja que él llevaba casi cayó de sus brazos si no fuera porque Ruby logró sujetarla a tiempo.

––Lo siento, no vi por donde iba ––se disculpó Ruby, algo avergonzada.

––No te preocupes ––contestó el chico, y luego la observó con detenimiento.

Ruby se quedó mirando al chico con la misma curiosidad que él: cabello gris teñido, ojos negros, y piel pálida. Definitivamente había algo en ese chico que era familiar, y lo supo de inmediato.

––¿Josh?

Él abrió sus ojos ligeramente al oir su nombre y tardó unos segundos en responder. Hasta que finalmente habló.

––¿Ruby?

°§ 🥀§°

El agua de la fuente caía con tranquilidad creando un sonido reconfortante en el silencio. Algunas gotas de agua salpicaban el borde de la fuente, el sonido de los autos y campanas de bicicletas se oían como un susurro lejano.

Ambos estaban sentado en el borde de la fuente. No dijeron nada desde el momento en el que habían llegado. Ruby movía sus pies un poco incómoda. No había conocido al novio de su hermana y jamás habían interactuando. Josh también parecía incómodo; sus dedos daban suaves repiqueteos en sus piernas.

Como ninguno decía nada, Ruby decidió tomar la iniciativa.

––Entonces... ––comenzó nerviosa––. Eres el novio de Emily.

––Sí ––asintió Josh, lentamente––. Creí que te lo había dicho.

––Si, lo sabía, o bueno, lo suponía ––corrigió Ruby––. Algo me decía que tenía una relación cuando se escapaba de casa.

––Bueno, no me sorprende de ella ––dijo Josh, sonriendo ligeramente––. Le dije que dejara de hacerlo, pero sabes como era.

––No se iba a detener.

––Exacto ––asintió Josh––. Lamento lo que le pasó.

––Yo también ––murmuró Ruby, giró su cabeza y vio una caja en el suelo junto a Josh, entonces preguntó––: ¿Qué hay en la caja?

––Cosas de mudanza ––respondió Josh, levantando los hombros como si no importara––. Se suponía que las pasaría a buscar hace unas semanas pero, creo que después de todo lo que pasó lo olvidé.

––¿A dónde te mudaste? ––preguntó Ruby, girando su cabeza para mirarlo.

––¿Conoces la casa que está cerca del bosque?

––¿Cerca del descampado?

––Sí ––confirmó Josh––. Ahí es a dónde voy. Se suponía que ahí íbamos a vivir con Emily, pero supongo que eso no estaba en mis manos. Por cierto, lamento no haber asistido a su funeral. Seguramente tienes una idea errónea sobre mí ––dijo, dando una risa irónica.

––En realidad, creo que fue lo mejor ––declaró Ruby, haciendo que Josh la mirara––. De lo contrario, hubieras sido el primer sospechoso para la familia y la policía.

––¿De verdad?

––Piénsalo así ––comenzó Ruby––. Nadie en mi familia, a parte de mi, te conoce. Emily y tú jamás dieron a conocer su relación. Imagínate lo que hubiera pasado si un chico desconocido se presenta en el funeral diciendo que es el novio de la chica muerta. Mi padre te hubiera asesinado en ese mismo momento, y la policía te tomaría como el principal sospechoso. No sé.

––Tienes razón ––Josh suspiró, y luego miró hacia el cielo.

Ruby bajó la mirada hacia sus pies, pensativa. Había juzgado a Josh sin conocerlo, pero no podía negar que al inicio no le caía bien por el hecho de que su hermana se escapaba solo para verlo a él.

Ella suspiró, levantando la mirada hacia el cielo y volvió a hablar.

––¿La extrañas?

Josh sonrió.

––Si te soy honesto ––contestó con suavidad––. Aún siento que está conmigo ––sonrió con sarcasmo y luego negó––. Es algo raro si te lo pones a pensar. Muchos piensan que estoy loco.

––No es raro ––dijo Ruby, volviendo su mirada hacia él––. A las personas raras de la familia siempre les hacen mala fama.

––Seguro ––Josh guardó silencio un momento y luego continuó––. A veces... Cuando estoy solo en casa, cierro las puertas, las ventanas; pongo la canción favorita de Em, y cuando cierro mis ojos ––hizo una pausa y sonrió––, siento que puedo bailar con ella.

Ruby se sintió conmovida después de oír esas palabras. Ahora entendía lo que Emily sentía por Josh, entendía como era el amor de Josh por su hermana y se daba cuenta de que, a pesar de que muchas veces lo juzgó simplemente porque no lo conocía, él hubiera hecho lo que fuera por Emily.

Josh notó que sus palabras habían tocado el corazón de ella, así sonrió ligeramente.

––Lo siento, no quería ponerme sentimental.

––No, está bien ––contestó Ruby, pasando su mano por sus ojos––. Tengo que hacer algunas cosas. Me gustó hablar contigo, Josh. Espero volver a verte algún día.

––Si, eso espero ––Josh agarró la caja que llevaba y le sonrió––. Sé que hace un momento nos conocimos, pero quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que sea. Tómalo como una compensación por no saber que yo era el novio de tu hermana.

Ruby sonrió y asintió. Él se despidió de ella y cada quien tomó un rumbo diferente.

De regreso a su casa hizo algunas compras para no tener que salir después. Cuando finalmente llegó, el día se nubló por completo, más de lo normal. Las nubes negras no tardaron en aparecer y con ellas los truenos. Las gotas de lluvia comenzaron a caer y luego de unos segundos el chaparrón apareció. Típico de Riverton.

Las puertas y las ventanas estaban cerradas. La televisión seguía apagada y el silencio reinaba en la casa. Ruby dejó las bolsas de compras sobre la mesada de la cocina, y de repente, algo llamó su atención: ahí en la mesada; junto al cuchillo de cortar carne, una rosa descansaba tranquilamente.

Su tallo en un verde oscuro dejaba relucir las espinas puntiagudas. Los pétalos en un bordo oscuro eran realmente resplandecientes, y las pequeñas gotas de lluvia aún estaban intactas dándole una hermosura sin igual.

Algo sabía, esa era la firma del asesino, lo sabía porque la habia visto en muchas de sus fotografías. Pero una pregunta rondaba en su cabeza: ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Por qué ella? Y, lo más desconcertantes, ¿por qué no se sentía aterrador? Debía significar algo, pero Ruby estaba segura de una cosa.

Si eso no se trataba de una mala señal, en la que ella sería la próxima víctima, entonces el asesino la visitaría. Y como la rosa estaba claramente mojada por la lluvia, eso significaba que sería en cualquier momento.

Y ella lo estaría esperando.

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