capitulo 71
Hace unos años atrás...
Las láminas de las viejas casas son levantadas a causa del violento viento azotando, sería una noche e invierno complicado para las personas que viven ahí y no tenían calefactor. Tenía que soportar el frío a base de ropa abrigadora o encender la chimenea.
Sin embargo, el viento podría estar azotando todo y eso no era impedimento para cierto pequeño, el yace apoyado del soporte de la ventana, observando con una profunda tristeza ese cielo cubierto de estrellas tan azabache como su cabello.
Era demasiado joven para tener una mirada como esa, él debería estar divirtiéndose como los otros niños allá fuera, bien abrigados haciendo muñecos de nieve, pero no. Ese niño solo está ahí arrollado sobre la cama y apoyado de la ventana con su mirada perdida en ese cielo, sin inmutarse ante el feroz viento impactando contra su pequeño cuerpo que solo lleva una pijama de nutria bien peludita.
—¿Cuánto falta para diciembre?—Se mira la manitas, empezó a contar se ve muy tierno esforzándose en hacer cuentas.
Cada año desde hace dos años ansia el día de su cumpleaños con el deseó de poder ver una vez mas esa persona, hasta el momento sigue con la negación de que su madre se fue y lo dejó atrás con su padre.
—Estoy a días de cumplir años y mamá sigue sin volver.—Aprieta sus labios en línea recta, conteniendo sus ganas de llorar.—Padre me dijo que mamá vendría para mí cumpleaños, ¿cuánto tiempo o cumpleaños tengo que esperar para que al fin llegué ese día.?—Baja su mirada.
‹En el fondo lo sé muy bien pero sigo negando la verdad, mamá no va ha volver puedo darme cuenta con solo ver a mi padre cuando me está queriendo dar excusas. Sin embargo, yo solo me estoy engañando a mismo al no querer aceptar que nos abandono.
Sé que está mal pero mientras siga teniendo una esperanza él volverá, ¿verdad? Seguramente solo se fue a trabajar lejos, se fue a ganar mucho dinero y cuando tenga lo suficiente para una casa bonita entonces volverá, sí. Así será. Él solo fue a ganar dinero...› Se lo repetía tantas veces esperando que su cerebro se lo creyera pero no estaba funcionando, el cerebro no se deja llevar por las emociones como lo hace el corazón.
—¿Por qué me dejó atrás?—Sus labios tiemblan ligeramente.—Él me decía que me amaba.—Deja de apoyarse en la ventana, cerrando con seguro para luego dejarse caer a la cama.
Batallando en silencio con sus emociones que cada segundo lo ahogan, era solo un pequeño intentando comprender y encontrar las respuestas del porque su madre se fue sin importarle sus llanto, súplicas.
—Mamá me decía que era su pequeña nutria, que no iría a ningún lado sin mí, pero yo sigo aquí.—Abraza con fuerza al peluche que era una nutria, regalo de cumpleaños número tres por parte de su padre. Cuando aun eran una familia de tres, mamá, papá e hijo.—No quiero sentirme así, no me gusta esa incomodidad en mi pecho.
El pequeño suspira tras suspira profundamente como si algo estuviera atravesando su corazón, solo era un pequeño pero ya estába pasando por una gran tristeza que apretaba su pecho, queriendo llorar sin embargo no podía hacerlo. No quería que sus abuelos o su padre vieran sus ojos hinchados.
—Pequeña mantis.—Le habla a través de la puerta.
Últimamente Hayden a estado muy callado, solo viene del jardín de infante y se encierra en su habitación. Puedo darme una idea de lo que está pasando, extraña a ese maldito que solo se fue con el primer adinerado que se le cruzó.
Está bien si ya no quería estar conmigo pero por lo menos me hubiese dado una explicación antes de irse, pero no. Solo se fue como un ladrón y no metafóricamente porque se llevó todos nuestros ahorros, esos con los cuáles compraríamos una casa en el centro de la ciudad para el cumpleaños número cinco de Hayden. Ese sería nuestro regaló de cumpleaños para nuestro pequeño hino.
—¿Puedo entrar?—Preguntó.
—Pasa.—Deja salir un último suspiro, limpia sus ojos para que su padre no note que estaba triste.—Y, ya te dije que no me digas a si.—Fulmina con la mirada.
—Fuiste tú el que dijo que quería ser llamado así luego de ver esa película.—Se sienta en la orilla de la cama.
Quiero seguir observando la sonrisa brillante de mi hijo, pero cada día siento que me estoy hundiendo y no quiero arrastrarlo conmigo.
—¿Ya no te gusta ese podo?
—No es que no me guste solo es vergonzoso no lo digas enfrente de las personas.—Padre cada vez se ve mas demacrado, trata de ocultarlo pero está sufriendo mucho. Tengo miedo que llegue el día en que exploté y destruyendo a todo lo que le importa e incluído él mismo, no quiero perderlo a él también.
—Bien, solo lo te diré cuando estemos en casa.—Es tán pequeño, cada vez que lo veo me digo a mi mismo que tengo que mantenerme sobrio y cuidarlo, protegerlo. Sin embargo, solo ebrio puedo soportar el dolor.
Solo ebrio la marca impresa dejada en ese bastardo no me hace daño, ni siquiera yo sabía que un alfa podía entrelazarse con un omega de esa manera sin ser destinados. El dolor de estar lejos de ese vínculo es verdaderamente destructivo cómo si tus huesos se estuvieran rompiendo lentamente, en esos instantes solo quieres morir. No quiero que Hayden me vea de esa manera y causo de eso le termine lastimando con alguna palabra hiriente.
—Vine a decirte que si quieres venir conmigo a la tienda, iré por unas alitas de pollo.
—Pero los abuelos no tardan en llegar, ellos siempre traen comida.—Agarra la manos de su padre.—Esperemos que lleguen, ¿si?
Deberia solo rendirme con respecto al regreso de mi mamá y dejar de esperar eso sería lo mejor para todos, en especial para mi padre. Él la está pasando muy mal. Para olvidarse del su esposa a recurrido al licor, me hago como el que no sé pero sé que se emborracha todas la noches. Ese el motivo por el cual quiere ir a la tienda, por licor.
—¿Piensas dejarme solo?
—No, eso es peligroso mas en el lugar en que vivimos.—Pasa sus manos sobre el cabello de Hayden.
Hayden es muy lindo tanto que muchas personas suelen mirarlo y decir que parece un osito polar, aunque en realidad es mas como un zorrito por su astucia. Y en otras veces las personas me dicen que si me gustaría darlo en adopción en vez que esté viviendo en un lugar como este. Nunca se me a pasado eso por la cabeza y nunca lo haré, aparte mis padres me romperían la cabeza también.
—Esperemos que lleguen ya después veré si voy o no a la tienda... ¿Escuchaste?
—¡Sí!—Dejá de estar acostado en la cama al escuchar la puerta abriéndose.—¡Ellos ya están de vuelta, vamos a recibirlos!—Sale corriendo con una gran sonrisa.
—¿Hayden?—Se extrañan al no verlo en la sala.—Bebé...
—¡Aquí estoy!—Corre a sus brazos.
—Ahí está mi pequeño y tierno nieto.—Planta unos cálidos besos en las mejillas de su adorado nieto.
‹No hay nada mas relajante que ver a mi nieto, el solo mirarlo todo ese cansancio abandona mi cuerpo. Para mí esposo y para mí este pequeño es nuestra energía, nos recargamos con su sonrisa.›
Ellos buscan lo mejor para su nieto por ello se esmeran mucho en trabajar, darle una comodidad digna así ellos tenga que ponerse de último. Mientras su pequeño nieto este bien nada mas importar, si tienen que pagar cientos de dólares al terapeuta para que Hayden quedé sin heridas por el abandono de su madre, lo pagarán eso y el que sea necesario con tal de que crezca sin dolencias.
—Bienvenidos, abuelos.—Sonríe ampliamente.
—Te extrañamos tanto.—No dejan de llenarlo de besos.
—¿Qué hay de mi?—Pregunta Frederick.
—Sabes bien que a ti también.—El señor King deja caer su mano sobre el hombro de su hijo.—Eres nuestro único hijo, orgullo.—Solo que nunca se esperaron que en un par de años en el futuro, su hijo cambiaría tanto.—Vamos a cenar.
—¡¿Hayden?!—La señora King se volvió pálida al ver el semblante de su nieto, sudaba como si estuviera bajo la lluvia siendo empapado.
—¿Qué pasa?—Preguntan padre e hijo.
—No lo sé.—Limpia el sudor de la frente de Hayden.—¿Desde cuando a estado con esta temperatura tan caliente?—Se exalta.—¡Vayan a preparar el auto!—Señor king salió corriendo.
—Hijo, ¿qué sientes?—Como no puede darme cuenta que no estaba bien.
—Papá... Duele mucho.—Se queja entre cortado, le costaba mantener sus ojos abiertos.—Quema.—Quiere sacarse la ropa.
—¿Dónde duele mi pequeña mantis?—Lo sostiene en sus brazos temblorosos.
—T-Todo el cuerpo.—Respira pesadamente, abrazando el cuello de su padre.—Pero... pero lo que me incómoda es la temperatura en mi cuerpo, es como si estuviera sobre las llamas del fuego... Muy doloroso.
—Solo espera un momento, ¿si?—Besa la coronilla del pequeño.—Estamos yendo al hospital.—Su mirada tiemblan tanto como sus brazos sosteniéndo ese pequeño cuerpo.
—Papá...me estoy quemando—Sollozo.—Bañame con agua helada... por favor...Aaah.—Grita adolorido.
—¡Padre, conduce mas rápido!... La temperatura en Hayden está sucediendo todavía más.—Frederick está aterrado.
Sus brazos sostenían a su pequeño hijo pero por la temperatura parecía que abraza una piedra sacada de un volcán, así de caliente se sentía Hayden y no sabían si era fiebre o algo peor.
—Ten, ponerle esto.—Ella le pasó un trapo mojado.—¡Aahh!—Se asustó al ver cómo ese trapo produjo humo al caer sobré el cuerpo de su nieto.
—Mamá... ¿Qué está pasando?
—No lo sé.—Ella al igual que su hijo se encuentra desesperada, asustada.
—Llegamos.—Comunicó el nervioso señor King que ni sabe cómo lo logró conducir con su cuerpo temblando.
—¡Resiste mi pequeña mantis!—Sale corriendo del auto hacia el interior del hospital.—¡Ayúdeme!—Tuvo que usar su voz dominate para obtener atención mas rápido.—¡Que venga rápido un doctor o quién sea!... Por favor.—Suplica.
—Pa...pá.—Tose sangre.
Me duele y arde todo como si hubiese ingerido asido y eso está deshaciendo mis órganos, no solo eso, mi olfato percibí varios olores los cuáles solo causan ganas de vomitar.
—Papá... ¿Me voy a morir?
—¿Qué? ¡No!—Sigue poniéndole un trapo mojado.—¡Vengan aquí maldita sea!—No quería hacerlo pero liberó sus feromonas, ese aroma y presión no era una broma.
—Pare, no siga ya estamos aquí.—Era un doctor empujando la camilla.—Dejarlo con cuidado sobre la camilla.—Pide amablemente.—Dígame lo que pasó.—Empieza a revisar minuciosamente a Hayden.
—No lo sé de repente su cuerpo mostró signos de fiebre y dice que le duele todo el cuerpo...
—¡¿Qué demonios le hizo a este pequeño?!—Preguntó enfurecido.
El médico no podía creer lo que le estaba pasando a Hayden, era absurdo y lo que el considera un terrible abuso que merece prisión.
—¿Qué?—Frederick no entendía.
—Doctor, mi hijo no le ha hecho nada y nosotros muchos menos, lo amamos demasiado como para hacerle algo. ¿Qué está sucediendo?
—Eso mismo me preguntó yo, ¡¿por qué un niño de casi seis años está despertando su segundo género cuando debería de ser imposible?!—Su voz les dejaba saber lo enfurecido e indignando que se encuentra.—¡Él no debería de experimentar su celo a esta edad!
—¡¿Q-Qué?!—Los King se quedaron helados, olvidando como se respira.
—¡¿En serio no sabían que cabe la posibilidad que esté pequeño se haya sometido a una operación?!—Vocifera.—Lo han obligado a madurar a temprana edad.
—¡No!—Responden inmediatamente.
—Solo les diré que esto será reportado a protección infantil, busquen un buen abogado...
—N-No, por favor... mi padre y abuelos no...—Agarra la mano del doctor.—Ellos no me hicieron nada.—A duras penas logra abrir sus ojos.—Mamá... él dijo que si me operaba nadie me haría daño, que lo hacía para protegerme por eso no debía decirle nada a mi padre, abuelos.
Los King llevan sus manos a la boca, conteniendo sus ganas de gritar y maldecir a Mika por la atrocidad que había hecho. Con esa operación solo había logrado alterar los cambios hormonales como físicos en Hayden. Un despertar prematuro que lo lleva a experimentará su ciclo de calor a temprana edad así como el hecho de no poder quedar embarazado porque la operación era precisamente para eso.
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