capitulo 67
Descalzo y sollozando sin parar yacía caminando un desesperado Rodolfo, ahogándose con sus lágrimas e infernal agonía en busca de su hijo. Sin importarle su apariencia a pie siguió el auto al cual subió su hijo. Olvidando que salió del hospital sin zapatos, aún así, él siguió corriendo por la acera de la calle esa cera en al cual quedaban las huellas de sus pies pintados de rojo.
No hay dolor por ello mas que solo el infernal dolor y despareció de aquella expresión en el rostro de su hijo, eso dolía mucho mas que las plantas rotas de sus pies. Su única prioridad era llegar a su casa, explicarle detenidamente a su hijo lo que estaba pasando. Qué le creyera a él en vez de lo que dice un papel porque esa no era toda la versión.
‹Esto no puede terminar de está manera, voy hacerle entender a Oriol que las cosas no fueron así como estaban escritas en ese papel. Frederick no es ninguna víctima de abandono, el no se convirtió en lo que es el día de ahora por mi culpa, no. Nada de eso. Aquí la única víctima soy yo, fuí engañado por sus palabras dulces.
Aunque no lo dijera o lo negará siempre supe que era un reemplazo de aquel joven que nunca dejó de amar, sí. Frederick nunca sacó de su corazón a ese primer amor y solo me utilizó a mi para tratar de olvidar a ese gran amor.›
Busca cualquier cosa para culpar a los demás y no aceptar su equivocación, es verdad que Frederick estaba enamorado de ese joven cuando era un estudiante pero nunca uso a Rodolfo como reemplazo, desde el principio fue sincero y además fue Rodolfo el que sedujo a Frederick solo porque ese joven adinerado rechazo la confesión del Omega.
Fue el Omega el que tomo a Frederick como su segunda mejor opción, y porque tampoco quería que la persona que lo rechazó fuera feliz.
‹Y con respecto a Hayden eso dejó de ser mi problema desde que el decidió quedarse con sus abuelos, así es. Yo nunca abandone a nadie, ellos me abandonaron a mi primero esa es la verdad. La verdad que mi amado Oriol tiene que saber.› Sigue sin aceptar que el principal culpable de todo es únicamente él, nadie más que él.
Y si no hubiera sido egoísta, una mala persona y sobre todo envidioso, la infancia de Hayden y la vida de Frederick el día de ahora sería diferente, en si, si estaría casado con ese primer amor que perdió todo por culpa de la avaricia de Rodolfo. Fue Rodolfo quien falsificó aquella carta donde supuestamente Fredrick expresaba amarlo a él y no a ese joven proveniente de una familia con bastante influencia.
—¡Fue ese maldito de Frederick el que le dió esa falsa información!—Aprieta sus puños.
Su cabeza no le daba para pensar en alguien más que no fuera Frederick, jura y perjuraba que fue su exesposo el que envío tal información a su hijo Oriol, sin imaginarse que su esposo y primer hijo también lo sabían ya.
—Por eso había ha estado tan callado, ¿verdad?—Muerde su labio hasta hacerlo sangrar.—Él muy bastardo fingió estar recluido en ese lugar para tratar la adición al juego.—Agarra con fuerza los barrotes del portón.—Me hizo bajar la guardia. No hay nadie mas que sepa esa información aparte de él, yo me encargue en deshacerme de mi identidad como Mika.
Agrego la contraseña a un lado del portón para que se abriera, corriendo hacia adentro mientras gritaba con desesperó el nombre de su amado hijo.
—¡Oriol, cariño!—Exclamó, entrando bruscamente por la puerta principal de la mansión.—¡Oriol, estoy aquí!—Su pecho se apretaba con cada paso, silencio.
Los empleados abrieron su boca por el asombro, asustados ante la apariencia de Rodolfo que era como ver un alma en pena, que fue pisoteada cientos de veces para terminar tan lamentable.
—¿Qué son esos gritos?—Preguntó.—¿Rodolfo?—Estuvo a segundos de dejar caer el vaso de agua en su mano.
Poniendo en duda su visión, ha estado sufriendo de insomnio después de todo. Tiene tanto en la cabeza, preocupaciones como dilemas sobre enviar a prisión a Rodolfo, por intento de asesinato a su hermano, Gustavo.
Todo eso le ha estado pasando facturas, quitándole no solo sueño tamaño el apetito, es por eso que bajo sus ojos se pueden ver unas bolsas bien marcadas, negras.
—¡Esposo!—Fue en su dirección con la intención de lanzarse a los brazos de Felipe.—¡Ay!—Su esposo lo evitó, lo que llevó a Rodolfo caer sobre el sillón y por poco se golpe la barbilla.
—¿Qué estás haciendo?—Ni siquiera le va a preguntar del porque se ve así.—¿Por qué estás aquí?—Salio antes del hospital y por eso no logró encontrarse con mi abogado.
—Porqué no vendría si esta también es mi casa.—Dolia, en serio le dolía tal frialdad de su esposo.
Rechazó tras rechazo son estacas directamente a su corazón, vomitando bocanadas de sangre y posiblemente pedazos de su agonizante corazón.
—¡No me mires así!—Exclamó, sosteniéndo su pecho.—¡¿Por qué me miras de esa manera?!—Se aferra de las piernas de Felipe, aterrado hacer contacto visual con es mirada tan fría, asqueada.—¿Por qué eres tan cruel conmigo?—Pregunta entré llanto.
‹¿Por qué me hace esto sin importarle cómo me veo? El Felipe que conozco es un hombre que nunca me dejaría llorar, me abrazaría y me daría palabras de consuelo mientras me cubre de cálidos besos. ¿Entonces por qué no está haciendo eso que siempre solía hacer cada vez que me veía llorar? ¿Por qué no me dice que todo estará bien?... duele tanto que me vea con esos ojos que solo ven un ser horrendo, no me gusta esto.› Solloza.
Cada mirada y desprecio por parte de su esposo es una apuñalada en su corazón, retorciéndose a causa de ese dolor infernal carcomiendo desde su interior.
—Eso es muy hipócrita de tu parte, ¿cuando piensas dejar de fingir inocencia?—Esa monótona pregunta le provocó un escalofrío al omega.
—¡¿Q-Qué?!—Lo sabe, él lo sabe. ¿Desde cuando?
—¿No llegaste a sentir nada mientras te expresabas de esa manera de tu hijo o cuando planeabas lástimarlo?—Las uñas se incrustan en sus palmas de las manos.—Es absurdo e innecesario preguntar lo que es muy obvio, que no sentiste absolutamente nada.
—¡No es así!—Refuta.—¡Yo no sabía que ese chico era el hijo de Frederick!—Se excusa.
—¡Todavía tienes el descaro de decir que solo es hijo de tu exesposo!—Exclamó enfurecido.—Ojala ese niño nunca se enteré que eres su papá, sería aún más peor para él. Saber que la persona que lo dió a luz estuvo tan cerca y haciéndole la vida imposible.
—¡Por qué no entiendes que ese chico no es lo que aparenta!—Busca dejar en mal a Hayden.—¡Te aseguro que es idéntico a su padre drogadicto!
—Si fuera así por lo menos seria un poco mejor a ser idéntico a ti, un ser tan horrible y despreciable.—Bufo.—Porque por lo que sé Frederick era una gran persona antes de conocerte, se podría decir que fuiste su maldición, la plaga que lo envenenó y lo llegó al límite.—
—¡Eso no justo!—Muerde su labio.—¡Te estoy diciendo la verdad, créeme!..por favor.—Ruega.—¿Es por eso que me estás tratando de está manera?—Es la única explicación del porque su despreció por mí.—Me juzgas sin saber la verdad, cualquier que me odie puede inventar cosas que no son.—Sigue negando lo evidente.
Mi esposo debió ser el primero enterarse por la repentina pedía del divorcio, ahora entiendo sus reclamos del porque odio a Hayden...soy un todo por no darme cuenta de eso, me desconfíe demasiado...¡Todo es culpa de ese mocoso! Sí, desde que apareció también apareció Frederick, vino y destruyó mi familia pero no se va ha quedar así. Si tanto buscaba a su madre entonces le diré que soy esa persona que busca.
Si tanto quiere mi amor se lo daré pero antes tendrá que renunciar a todo, explicarles a mi familia como sucedido todo solo entonces lo dejaré entrar como miembro de mi familia.
—Por lo menos darme la oportunidad de explicarte porque sea lo que hayas leído no es la verdad.—Abraza las piernas del contrario, levantado su mirada para ver el rostro de Felipe.
—Soltarme.—Sin consideración lo empujó.—No quiero escucharte y no tengo porque hacerlo.
No hay arrepentimiento al contrario solo se puede percibir un miedo de perderlo todo, ese es su único temor lo demás no le importa. También estoy convencido que está culpando a los demás en vez de aceptar sus atrocidades.
—Por favor.—Suplicó.—Permíteme decirte lo que en verdad sucedió, darme el beneficio de la duda.—Solloza.—Antes subiré a la habitación de Oriol, antes tengo que hablar con mi pequeño Oriol...
—Oriol no está aquí.—Tuvo un mal presentimiento.
—¿Qué?—La palidez se adueñó de su cuerpo.—Él venía hacia aquí, estoy seguro de eso.—¿Dónde mas podría estar?
—¡¿Dónde está mi hijo?!—Lo sacudido de los hombros.—¡¿Acaso lo sabe?!—La presión en su pecho le dificultó el respirar.
—¡No me castigues de está manera y dejarme a mi hijo!—No le creía que no estuviera en su habitación.—¡Oriol, estoy aquí!—Grita.—Baja por favor y hablemos de todo, ¿sí? Te aseguro que yo no abandone ni traicione a nadie...
—¡Solo cállate!
—¡Ay!—Llevo sus manos a la mejilla.—M-Me golpeaste.—Estaba incrédulo por la semejante bofetada que recibió.
Felipe cuando vino a darse cuenta ya había levantado su mano encontra de Rodolfo, el alfa sintió una punzada y así como el hecho de ser una horrible persona, pero en este instante solo el importaba saber sobre el paradero de Oriol.
—Es lo menos que te mereces después de toda la mierda que haz hecho.—Llama a su hijo mayor.—Haz cometido tantas atrocidades y sigues sin aceptarlo...me das asco.—Escupió a un lado.
Eso dejó sin aliento al omega lo que lo llevó a caer de rodillas una vez al suelo, incrédulo. Nunca se esperó eso del hombre que tanto ama, el padre de sus hijos, y el amor de su vida por el cual estuvo dispuesto a todo desde que lo conoció.
—Padre, ¿por qué me estás llamando?
Felipe se desinfló, los colores iban y venía en sus rostro al ver entrar solo a Scott, nadie más venía con él. Eso era una evidente señal de que Oriol no había ido con su hermano mayor.
—¿No te ha llamado Oriol?
—No.—Se exaltó al ver a Rodolfo.—¿Qué pasa?
—¡Scott, tú si me dejaras explicarte!..¿Verdad?
‹Lo he criado con mucho amor desde que era muy pequeño, él mas que nadie sabe la persona que soy. Aunque no es mi de sangre Scott es muy similar a mí. Él por su hermanito menor y por su familia estaría dispuesto a todo, es el único que me entiende y quiso eliminar a Hayden porque era un obstáculo para Oriol.› En sí, Scott hizo tal cosa aquella vez porque indirectamente Rodolfo se lo insinuó.
Scott podrá ser un promiscuo empedernido que no le interesa la vida de los demás, únicamente se preocupa y vela por la seguridad de Oriol porque no quiere que nadie le rompa el corazón. Es eso lo que Rodolfo aprovecho para manipular a Scott, usarlo cada vez que tuviera la oportunidad de mientras Rodolfo quedaba solo como buen “madre” comprensivo.
—¿Explicar qué?—Evita que agarre de los tobillos.—¡Qué me alentastes a ir contra tu propio hijo!—Sus nudillos se volvieron palidos.—¡Qué prefieres amar a un hijo que no era tuyo en vez de al que te dolió dar a luz!
Pero no es solo su culpa también es culpa mía, por ser alguien inmaduro. Mi inmadurez y prejuicios me han hecho cometer muchos errores, uno de ellos permitir que Oriol perdiera la dignidad siguiendo un hombre que no lo quería. En vez de ayudarle olvidar ese amor no correspondido, hacerle saber que el amor no siempre lo es es todo y no es el final, que alguien mejor estaría por venir solo tenía que ser paciente.
De amor nadie se muere y mírame que soy prueba de ello, me rompieron el corazón a mis 22 años, me enamoré de alguien del cuál nunca supe nada ni su verdadero nombre, porque todo lo vivido fue una mentira como identidad... quizás eso influenció mucho con respecto ayudarle a Oriol ha conseguir ese amor porque no quería verlo sufrir.
De igual manera eso no me hace menos culpable por creer ciegamente en todo lo que me decía está persona, y por creer que todo lo que yo hacía estába bien.
—¡Te parecía divertido ver a tus dos hijos peleando!—Me siento enfermo.—Oriol no es el destinado de Maximiliano, ¿verdad?—Soltó una risita.—Tú crueldad no tiene límites.
——¿Entonces Oriol lo sabe?—Sostiene sus cabeza con impotencia.—Sabe toda la verdad.
—No perdamos tiempo.—Ahora entiendo el semblante de ese hombre tirado en el piso.—¡Tenemos que encontrarlo!—Empieza a realizar unas llamadas.
—Sí, no tenemos que perder el tiempo.—Dejando ahí a Rodolfo.
Lo único que le importa a padre e hijo es encontrar a Oriol, entre más se tarden en dar con Oriol peor es el peligro. No sabían sin en su desesperación, traición, y dolor llegase a comerte una locura.
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