capitulo 40

Esa mirada celeste entrecerrada está fija en el joven de cabellos azabaches, mirando como hidrata su cutis, o de como se encuentra sonriendo con un extraño brillo a su alrededor. Con su piel más suavecita que la de un bebé.

"TKS" Chasqueo su lengua con molestia, no le agradaba ser el único que se encuentra sin energías mientras Hayden, se vía así de espléndido luego de verle robado toda su vitalidad por decirlo así.

Habían hecho el amor tres veces más en la ducha, en la tercera ronda Hayden por poco y termina con su espalda herida. Los residuos de jabón cayendo al piso luego de ser retirados de sus cuerpos, hizo que el más joven perdiera el equilibrio justamente cuando sostenía la larga y sexy pierna del alfa, en su hombro.

Si se caí se llevaría con el a Maximiliano, por lo que prefirió soltarlo e impactar sus espalda contra la pared de vidrio. Eso provocó que el alfa sintiera su corazón en la boca, no era para menos si fue un gran estruendo.

Aún así la pared no se rompió por completo, pero si terminó agrietada. Pese a eso, Hayden se recuperó rápidamente y siguió con lo que estaba haciendo. Ese pequeño percance no iba arruinar su momento con su alfa.

Maximiliano en ese instante le entraron unas ganas de terminar lo que la pared de vidrio no hizo, "¿cómo podía estar más preocupado en unir sus cuerpos que ir al hospital?" Fueron los pensamientos de Maximiliano en ese momento. Sin embargo, al final terminó cediendo a la mirada rojiza brillante del joven. Solo que prefirieron ir a la tina para evitar cualquier otro percance.

—¿Estás seguro no ir al hospital?—Su tono deja saber su preocupación por el estado del joven.—Pude ver qué tú espalda sigue roja.—Toma una corbata gris.

—En serio no pasa nada.—Estira su mano, pidiendo que le entregué la corbata.—Ese pequeño golpe ni debería ser considerado un golpe.

Maximiliano frunció el ceño, no le agradó escuchar eso. Era como si Hayden estuviera acostumbrado a ser golpeado de alguna manera.

—Eres mi valioso tesoro.—Sus cuello se enrojeció más de lo que ya estaba por las muestras de afecto por parte de Hayden.—No quiero ni me gustaría ver a mi único tesoro ser herido consiente o inconcientemente.

Las manos de Hayden dejaron de hacer la corbata en el cuello de Maximiliano. No podía mover sus manos cuando se encuentran temblorosas cómo lo está su corazón.

Le había sorprendió las palabras de alfa, Maximiliano no suele decir cosas así de románticas, "cursis" y está bien. Hayden le encanta eso, sin embargo cuando dice algo como eso agarra desprevenido a Hayden. No se lo espera venir.

—¿Quieres matarme de un infartó?—Deja caer su frente en el pecho del contrario.

—No, esa no era mi intención.

Maximiliano sonrió levemente, abrazado al joven que se encuentra sonriendo como si estuviera invocado al diablo. Sin embargo, para el alfa eso era demasiado adorable aunque no lo dijera en voz alta.

Si sus fieles empleados y Nikita supieran qué para el alfa esa sonrisa era "adorable" se hubiera ido de espaldas mientras comentan que; el amor te vuelve ciego.

—No regresaré en unos días al departamento.

—¿Qué?—Sus ojos se empiezan a oscurecer.—¿Qué quieres decir con no regresar?

Sentí su desconcierto y molestia en la manera en que sus brazos iba ejerciendo más presión mientras todavía me seguía abrazándome.

—Solo serán unos días.—Levanta su rostro, haciendo contacto visual con ese color celeste temeroso.—...Tengo unas cuantas cosas que hacer.—Baja su mirada.—Volvere luego de solucionar eso, ¿sí?

Hayden se empezó a sentir nervioso al no obtener una respuesta rápida por parte del alfa, ni siquiera se atrevía a mirarlo a los ojos. Podrá ser el tan aclamado despiadado y vil Bloody Rose, pero frente a Maximiliano la persona que tanto ama. Hayden solo era un pequeño corderito.

—¿Me llamaras?

De seguro esos asuntos están relacionados con la organización, quiero preguntar muchas cosas, pero todavía no es el momento. No me queda de otra que esperar a que termine todo lo que tiene que hacer y de esa manera sentarnos hablar cómodamente.

—Claro que lo haré.

Tratare de normalizar mi voz tanto como pueda en ese instante, cuando entró en celo mi voz se vuelve áspera y no dejo de jadear tanto por la nariz como por la boca. Todavía no estoy del todo seguro si estaré cuerdo para ese entonces.

—Y tú no permitas que ese tipo se te acerque mientras no estoy.—Advierte.—No se dará por vencido nunca.

—Ya prohibí la entrada a este lugar y también prohibí su entrada la empresa. Así vaya con cualquier persona para colarse, le será imposible.

—Bien, porque sino me tocaría venir y sacarlo del cabello, dejándolo calvo en el proceso.

—No es necesario que toques cosas insignificantes cómo esa.—Sostiene en sus manos el rostro de Hayden.—Ya rompí el contrato que teníamos, no me debes absolutamente nada.

—¿En serio?—Desliza sus manos desde la espalda del contrario hasta llegar al trasero.

—¿Te irás de mi lado ahora que está roto?

—Nunca tuve la intención de irme para empezar.—Manosea lascivamente las caderas del mayor.—Eres mío desde el momento en que nos vimos por primera vez.—Cierra sus ojos, disfrutando de las caricias del alfa.—Nunca olvidé el color de tus ojos, ese celeste siempre ha estado presente en mi vida, dándome fuerzas para seguir adelante y no darme por vencido.

—¿Qué hubiera pasado si las cosas fueran diferentes y no tuvieras ninguna deuda que saldar?

No me gusta, es desagradable el ver la expresión en su rostro cada vez que habla de rendirse. ¡Solo es un chico de 19 años! Él no tendría que hablar como un viejo que la vida a sacudido de diferentes maneras hasta dejarlo tirado por el piso.

—Hubiese puesto en marcha el plan 'B'—Sonríe peligrosamente.

—¿Cuál es ese plan?

—Aparecer frente a ti y decirte; Este preparado porque desde hoy, voy a perseguirte.

Mentiras ese no era el plan 'B' me llevaré eso a la tumba, no quiero terminar asustado a mi alfa, tampoco ser una bandera roja andante...¡Maldición, ya lo soy!

—Presiento que no es del todo verdad—Mira fijamente a Hayden.—¿Estás seguro que ese era el plan y no era algo como raptarme?—Arqueo su ceja.

El joven se quedó estático, maldiciendosé asímismo por olvidar que Maximiliano, no es una persona como las demas. El es único y especial.

—Tal vez sí o tal vez no.—Encoje sus hombros.—Nunca lo sabremos.

—No sé sí ya fuí contagiado con tu locura, o tal vez desde un principio ya estaba loco.—Hace un pausa—Pero, sin importar cuál hubiese sido las circunstancias estoy seguro que el resultado sería el mismo, terminando enamorado de ti.

—¡En serio!—Mi corazón terminó por enloquecer.—¿No lo dices para evitar que yo quedé como una persona peligrosa y desquiciada?

—No, no lo digo por eso. Habló en serio.—Yo también tuve esos pensamientos en aquel entonces, cuando vi sus ojos por primera vez.

Quizás se deba a esos pensamientos que creí incorrectos, terminé por empujar esos recuerdos a un lugar donde no tuviera alcanze. Olvidado a ese niño al cuál llame oso.

—Podria ser hasta al revés y ser yo quién te haya terminado raptado.—Sonríe.

—¿Dónde vas?—Corre detrás de él.—¡No puedes irte así sin más luego de decir algo como eso!—Sube a la espalda de Maximiliano.—Vamos sigue hablando.—Muerde la oreja del mayor.

—No.—Sigue sonriendo, sostenido a Hayden para que no se caiga mientras bajan las escaleras.—Me gusta.—Confiesa.

—¿Qué?

—Me gusta que te comportes de está manera.—Frota cariñosamente su mejilla contra la del joven.—Estas actuando como lo que eres, un chico de tan solo 19 años.—Todo adorable.

—No cambies de tema.

Dice eso, pero la brillante sonrisa en su rostro dice más que mil palabras. Se encuentra muy feliz, solo estado juntó a Maximiliano se puede olvidar de todo.

—¡Hayden, hasta que te dignas bajar!

Por poco y me vuelvo loco esperado por él, queriendo contarle lo que me pasó una hora atrás. Tengo que hablar con alguien sobre eso y Hayden es ese alguien.

—Buenos días, joven maestro White.—No me va golpear por hablarle de esa manera a Hayden, ¿verdad?

—Solo dime Maximiliano.

—¿Perdón?—¿Comió algo en mal estado para que diga algo como eso?

—Te falla el sentido auditivo...

—¡Apestas!—Exclamó la pareja de novios, cubriéndose la nariz.

La reacción inmediata de Nikita fue; mover su naríz oliendo su ropa, no pensaba que las feromonas de Constantine siguieran en su cuerpo luego de bañarse unas dos veces.

—¿Por qué llevas las feromonas de Constantine encima tuyo?—Frunce su frente.—¿Te hizo algo?—Preguntó el alfa.

—¡¿Qué?!—Su rostro se volvió escarlata.—¡No me hizo y tampoco le hice nada!—Balbuceó.—Él entró en su rut, entre a su habitación sin saberlo creyendo que era la habitación del señor Jacinto...

Explicó tan rápido y con sus ojos moviéndose de un lado a otro que por poco términa mareado a los presentes, de tan rápido que hablaba.

—Entiendo.—Maximiliano y Hayden se dieron una mirada de cumplicidad.—¿Lo encerraron?—Constantine se pone loco según va avanzado el tiempo.

—El señor Jacinto se encargó de eso.

—No te preocupes por si lo golpeastes.—Comenta Maximiliano.—No lo va a recordar.

—¿Eh?

—Constantine no recuerda nada luego de terminar su rut, así que si lo golpeaste no lo recordara.

—Ya veo.—¿Por qué saber eso no me hace sentir mejor?

Hayden alzó su ceja con incertidumbre mientras veía a Nikita. La expresión que tiene en estos momentos en su rostro, nos algo que haya visto Hayden, en su mejor amigo.

—Vamos a desayunar.—Dejemos de pensar en eso, olvidarlo es mejor.—Me tome el atrevimiento de usar su cocina.—Comunicó.—También les dí de comer a sus dos hijos, perruno y gatuno.

Hayden levantó ligeramente las esquinas de sus labios, eso se debía al sentir el pequeño estremecimiento provenir de su alfa. El escuchar hijos emocionó a Maximiliano sin darse cuenta.

Mientras ellos tres se acomodaban para tener un delicioso desayuno, en la propiedad de Wilberth White. Se encuentra un alfa decaído, decepcionado.

En su momento deseó que sus sospechas y las palabras de Hayden fueran mentiras, pero no fue así. Su esposa sí lo drogó para obtener su firma. Lo único bueno de todo eso fue que firmó el documento falso dado por Hayden. En el proceso también obtuvo la firma de Gustavo, renunciando a las acciones.

—Esposo, ¿todavía no te vistes?—Salio de la ducha con una gran sonrisa.—Se te hará tarde para el trabajo.—Se muestra compresivo.—¿Oh, te quedarás conmigo?—Mueve hacia un lado la bata lleva puesta.

—Me encantaría.—Aprieta sus puños.—Sin embargo, tengo mucho trabajo pendiente.—Muestra su pesar por no poder quedarse con él.

—Entiendo, esposo.—Toma asiento en el regazo de Wilberth.—Solo no regreses tarde, ¿sí?

Por fin podré descansar y dejarme de sentirme tan sofocado por esos papeles que le iré entregar a Rodolfo. Dejaré de estar en sus manos, en el proceso me hacer sincero con Felipe.

Rodolfo no cuenta con eso, quiero ver la cara que podrá cuando Felipe se entere que me estuvo ayudando y mi hermano le reclamé por verle mentido. Si algo odia más que nada en la vida, Felipe. Esas son las mentiras.

—Sí, trataré de regresar temprano.—Con lo papeles de divorcio en mis manos, no serás tú quién lo pida primero. Seré yo, quién terminé tal como lo empecé.

—Bien.—Se pone de pie.—Iré un rato dónde mi hermano Felipe.—Informó.

—Ya veo.—Camina en dirección al clóset.—¿Cómo está Oriol?

—Triste cómo siempre.—Toma asiento al tocador.—Él en verdad está muy enamorado de Maximiliano.—¿Quién no lo estaría con ese porte?—No entiendo a Maximiliano, ¿cómo puede renegar del destino?

—¿Seguro que son destinados?

Gustavo se tensó al escuchar esa repentina pregunta, él también dudaba de eso en ocasiones. Sin embargo, esas dudas se esfuman al recordar que Oriol, describió tal como se sintió Rodolfo al instante en que su mirada se cruzó con la de Felipe.

—Estoy seguro que si solo son.—Retoca su rostro.—¿Vas a dejar que Maximiliano siga con ese niño que solo quiere su dinero?—Ese chico tiene una suerte increíble de ser sostenido por maximiliano.—¿Deberías de dar un anuncio públicamente? De esa manera Maximiliano no podrá evitar negarse, te ama demasiado que no podría pedir que quedes en vergüenza.

—Lo voy a pensar.—Si como no.

—¡En serio!

—Si.

En su momento me considere uno de los hombres más poderosos, sin embargo me he dado cuenta que hay alguien más poderoso en una posición tan alta como lo está el cielo.

Si no me han echo nada es por el simple hecho de ser padre de Maximiliano. Es por eso que se me su perdonado el intentar comprometes lo con alguien más.

—Mi sobrino estará feliz con está noticia.—Sonríe.

Solo que nuca dije con quién lo terminaría emparejado. Un destinado que no puede percibir las feromonas de su destino, ¿en qué lo convierte? En una farsa.

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