capitulo 35
Las piernas de Gustavo se movía con nerviosismo, desde que entró al despacho su cuñado no hablo y solo se dignó a revisar unos cuantos papeles.
Gustavo estaba agradecido de que no le preste atención, deseado que siga así hasta que su hermano llamé a Rodolfo, para que se vayan a la empresa, de esa manera se ahorra un poco más de tiempo en encontrar una solución a sus problemas.
No sabía que responderle a su cuñado si llegase a preguntar, si ya tiene los papeles para realizar la transferencia a su nombre.
—¿Cómo te fue con lo que te pedí?—Preguntó sin mirar a Gustavo.
Tengo que obtener rápidamente esas acciones y de esa manera voy a presionar a Maximiliano, alejarlo de Hayden. Obligarle a qué se comprometa con Oriol, si las quiere de vueltas.
Se que no se negará porqué esas acciones deben de volver a sus manos, aunque no le guste la idea tendrá que hacer lo que le indique.
No voy a permitir que mi hijo sufra más de lo que ya lo hace a causa de mi maldito pasado, tengo que hacer lo que este en mis manos para que sea feliz.
Sobre Hayden, pienso darle una buena suma de dinero. Lo suficiente para que se vaya de este país y deje en paz a Maximiliano. Después de todo, él solo está fingiendo una relación con ese alfa todo por dinero.
—¿Gustavo?—Levanto su mirada al no obtener una respuesta de su cuñado.—Te hice una pregunta.
—Olvide los papeles en la mansión White.—Trata mantener su expresión relajada lo más que puede.—Venia tan rápido que los deje en la gaveta de mi tocador.
El Omega espera que su mentira sea lo suficientemente creíble para Rodolfo, eso le daría un día más. No quedaba de otra que vender todo lo de valor y así poder pagar la mitad del prestamos.
Trataría de drogar a Wilberth White y de esa manera obtener la firma que necesita para tomar las acciones que supuestamente le pertenecen y dárselas a Rodolfo.
—¿Cómo puedes olvidar algo tan importante?—Golpeo el escritorio con la punta de bolígrafo.—¿Qué pasa si los empleados toman eso y se lo entregan al señor White?
Inútil apostador, si no me fuera utile ya le hubiera dicho a mi esposo, que lo envié a una institución para adictos antes de que termine arruinado a este familia.
Sin embargo, logró de alguna manera engatusar al señor White. Debo de darle mérito por tal azaña y gracias a él, mi pequeño Oriol conoció su destino.
Más no sabía que, Gustavo se involucró con Wilberth White, solo porqué quería estár cerca de Maximiliano de alguna forma u otra, sí. Gustavo siente deseos por el hijo de su esposo, en varias ocasiones intento seducirlo de manera indirecta.
Solo que sus tácticas fueron inútiles porqué antes de conocer a Hayden, para Maximiliano todas las personas que lo rodeaban eran simples rocas y no de las bonitas. Siguen siendo rocas, ya que en su mirada solo se encuentra ese joven de ojos rojizos.
—No te preocupes por eso.—Queria suspirar de alivió por ganar tiempo.—Los empleados tiene prohibido entrar a la habitación cuando no estamos, mucho menos hurgar en mis cosas.
Tendré que buscar un afrodisíaco, mezclarlo con otra droga para que el efecto surja efecto al cien por ciento y lo más rápido posible. Le diré a ese prestamistas que las consiga, la última vez dijo que hacía muchas cosas más aparte de prestar dinero.
—Ve y atraerlos no más tardar mañana por la mañana.—Advierte.—Necesito esos papeles urgentemente.
Maldición, perdí mi tiempo creyendo que los trajo consigo. Por su culpa no puede acompañar a Oriol a su primer día de universidad.
¿Cómo le estará yendo a mi bebé? De seguro que bien, Oriol es un niño brillante con esa aura dulce que, atrae a muchas personas a su alrededor. Se volverá muy popular, apuesto que sí.
—Sí, cuñado.—Araña la tela de su pantalón.—Sin embargo, ¿no crees que he recibido muy poco por ello?
Gustavo tuvo la brillante idea de sacarle más dinero a Rodolfo, así podría obtener otra buena parte para pagar su deuda y también un poco para su uso personal.
—¿Qué?—Sonríe con burlas.—Jajajajaja.
Gustavo se tensó al escuchar esa horrible sonrisa y la manera en que el rostro de Rodolfo, se va distorsionado de apoco hasta el punto en que es difícil mantener el contacto visual.
—¿Te volviste loco?—Dejo de estar sentado.—Cuñado—Rodolfo da vueltas al rededor de Gustavo.—Pregunte si te volviste loco.—Acaricia con la punta del bolígrafo el rostro del Omega contrario.
No me lastimará, ¿verdad? No debí tentar mi suerte, por un momento olvidé de lo que Rodolfo es capaz, no por nada mis difuntos padres no pudieron con él y aunque no les gustaba como nuera terminaron por aceptarlo.
—¡Responden!
Gustavo solo puedo quejarse de dolor al sentir como su cabello, es jalado tan bruscamente que por un segundo creyó que se quedaría calvo.
—S-Sí, me volví loco.—Presentía que si no decía eso, el bolígrafo sería lo siguente en ser enterrado en mi cráneo.—Solo estába bromeando.—Expresó con sus dientes apretados.
—Ya veo.—Solto a Gustavo.—No vuelvas a bromear.—Insertó el bolígrafo en el escritorio.—No soy de las personas que disfrutan de tales bromas.—Sonrío amablemente.
Gustavo solo pudo asistir con su cabeza, estaba demasiado conmocionado cómo para decir una palabra o ruido.
—Mas te vale que traigas esos papeles mañanas.—Agarra su saco y las carpetas que estuvo revisado no hace mucho—Hasta luego, cuñado.—Salio del despacho.
El Omega dejo salir un gran suspiro, e intentando que su cuerpo deje de temblar como lo estaba haciendo. Al mismo tiempo que se maldecía por ser un cobarde.
—Si mi último recurso no funciona, entonces no me quedara de otra que pedirle perdón a mi hermano mayor y tratar que me perdone, aceptar que me envíe a rehabilitación para poder dejar mis adicciones a las comprás y juegos.
Gustavo tenía pensado divorciarse del señor White, lo ha estado pensando desde hace poco , ya no podía seguir casado con un hombre que poco a poco se va volviendo viejo y que no le daba lo que Gustavo se merecía.
El Omega no es adicto solo a las comprás, también es adicto al sexo. El señor Wilberth White, no podía estar las 24 horas arriba de Gustavo complaciendo su insaciable deseó sexual. Tenía trabajo que hacer en la empresa, no podía dejárselo todo a su hijo y saturarlo de tanto trabajo.
Sin embargo, Gustavo no lo entendía y quería a Wilberth la mayor parte del día, haciéndole muchas cosas. Y el omega en eso no se quejaba, el alfa sabía hacerle sentir bien. Por eso es que sigue todavía casada con Wilberth, pero la ausencia del alfa está orillandole a divorciarse.
Para empezar, si se casó con el señor Wilberth White, fue por su enorme parecido con Maximiliano, por lo menos cuando tenía relaciones, Gustavo podía imaginarse que quién lo estaba tomado de esa manera era Maximiliano y no su esposo Wilberth White.
—¿Le sucede algo, señor?—Preguntó el guardaespaldas, mirado a su maestro con una expresión extraña—¿Le duelen los oídos?—Muestra preocupación, Wilberth desde hace un rato a estado presionando sus oídos.
—No pasa nada—Respondió con su mirada celeste en las puertas de la universidad.—¿Es aquí dónde se encuentra Hayden?—Preguntó.
—Sí, señor.
No he tenido la oportunidad de hablar con él, por estar intentando averiguar más sobre su vida, sin embargo no hay casi nada relacionado con él. Solo que fue campeón de taekwondo, huérfano.
Estoy seguro que la demás información está siendo retenida por mi hijo, Maximiliano. De esa manera la familia Nolan, e incluído yo, no pudiéramos usar eso encontra de Hayden.
—¿Va entrar?
—No lo sé.—Suspira.—Lo estoy pensando.
Algo no se siente bien, siento que Hayden tiene algo que ver con el mensaje que recibí ese día. Fue tan sorpresivo el contenido de dicho mensaje, cuando lo leí la primera persona que vino a mi mente fue ese chico de tan solo 19 años. ¿Por qué? ¿Por qué pensé en él?
—Voy entrar.—Sale del auto.—Esperarme aquí.—El guardaespaldas solo asintió.
No obstante, Wilberth no logró cruzar las puertas de la universidad. Así dijera quién era los de seguridad no se lo permitieron.
—Nos disculpamos.—Hacen una reverencia en señal de disculpa y respeto.
—Está altamente prohibido que cualquier persona que no trabaje o no estudie aquí, entré sin autorización.—Informo el guardia un hombre de unos 36 años.
—Para poder entrar tiene que tener la tarjeta de autorización y pasarla por ahí.—Explicó el otro guardia, apuntado lo que parecía un lector de permisos.—De esa manera se comprueba la autentificación y se evita estragos innecesarios.
Era consiste que está universidad es una cosa fuera de serie, lo mejor de lo mejor. Sin embargo, no creí que su seguridad y reglas fuese tan ridículamente buenas.
—Lo entiendo.—¿Cómo será el creador de tal universidad?—¿Pueden llamarle alguien? Me urge hablar con él.
Los de seguridad se ven uno al otro para luego asentir con su cabeza, podía hacer eso por lo menos. No iba contra el reglamento.
—Seguro—Respondió.—¿Cómo se llama esa persona?
—Hayden King.
—Bien, vuelvo en un momento.—Solo espero no ser reprendido por abandonar mi puesto.
Wilberth estába esperado con impaciencia a Hayden, sin embargo Hayden estaba ocupado llevado a su equipo a la victoria.
Siempre tiene que haber un idiota que hace todo lo que le digan para quedar bien con la persona, en la cual está interesado.
Ese idiota reto a Hayden a de batirse en un duelo en la cancha de básquet, estaba muy confiando que ganaría después de todo era el capitán del equipo de baloncesto en la secundaria.
Pero, el idiota no sabía que Hayden y los integrantes que eligió para formar parte de su equipo, era personas dotadas en diferentes deportes e incluído el básquetbol.
—Hayden.—Nikita le pasó el balón a su mejor amigo.
Solo basto hacer contacto por unos segundos con el balón para que Hayden, lanzará desde la mitad de la cancha hacia el frente. Haciendo una perfecta canasta.
Y si su tiró no logra encestar, Tadeo podría adueñarse de dicha balón y dar el golpe final, pero después de todo no fue necesario.
—¡Aaaahhhh! Sí, ¡¡ganaron!!
Se escucharon los gritos exaltados de cada uno de esos espectadores, estuvieron esperando ese última canasta como si su vida dependiera de ello, y ver encestar a Hayden, fue magistral.
Oriol quién fue el que insisto a ese idiota a retar a Hayden, solo podía apretar su dientes porqué sus planes de humillar al de ojos rojizos, no resultó.
Es más, solo provocó que la fama de Hayden aumentará con sus tontos intentos. Muy mal por parte de él, el creer que solo porqué Hayden no ejercer taekwondo, había perdido su rendimiento físico o algo por el estilo.
—¿Nos tomamos una foto?—Sugiere Tadeo con su mirada brillante.
—No.—Responde el joven de ojos rojizos.
¿Cómo reaccionaria mi reina al ver la foto que le envié? No recibí ninguna respuesta al respecto de como me via con este uniforme rojo de baloncesto.
—Lo hicieron bien.—Augustus, les entrego botellas de agua para que calmen su sed.—Hayden, ese último tiró estuvo espléndido...
—Disculpen.
Augustus estaba por poner su mano en el hombro del menor, cuando Hayden fue en dirección al guardia que lo estaba llamado.
—Yo también tengo que irme.
—¿Dónde crees que vas?
Tadeo impidió que Nikita fuera detrás de Hayden, ellos dos tenía una conversación pendiente. Tadeo estuvo a poco de desmayarse al instante en que vio a Nikita, no podía con el enorme parecido del alfa con su padre Glen.
Estaba por preguntarle muchas cosas en ese instante, sin embargo se pusieron a jugar y no tuvo la oportunidad, dejaría sus preguntas para otro momento y ese momento era ahora.
—Tú también hermano mayor.—Mira fijamente a, Augustus.—Los tres tenemos que hablar y no quiero mentiras.—Advirtio.
Tadeo estaba cien porciento seguro que Nikita, era ya sea hermano de su padre, o un hijo ilegítimo. Nadie podría hacerle pensar lo contrario.
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