capitulo 33
Dos cuerpos se abrazaban amorosamente, sin intenciones de querer levantarse pese a, que ya eran más de las 6:30 de la mañana, ambos tenían que tener cosas que hacer.
Por ejemplo; Maximiliano ir a la empresa y Hayden a alistarse para su primer día asistiendo a la universidad, un lugar que se convertiría en su zona de guerra quizás.
"Muy pesado" murmuro un alfa somnoliento, frotado sus ojos, movimiento que fue detenido al ver la persona durmiente sobre su pecho.
Como un oso perezoso aferrado a una agradable rama sin la intención de soltarle. Así es como se ve Hayden, a los ojos de Maximiliano, un tierno oso perezoso .
Ese gesto provocó una pequeña sonrisa en el alfa, mientras acariciaba los cabellos azabaches del más joven. Para ser el gran maestro Bloody Rose, había bajado demasiado la guardia, siempre pasaba eso cuando está con Maximiliano.
En presencia de ese alfa es la única manera en la que Hayden, puede dormir profundamente sin preocupaciones de que su vida este en peligro, es así de fuerte su confianza en su pareja.
Ya sea en su antigua casa viviendo con sus abuelos o en cualquier lugar, Hayden nunca se dormía al cien. Siempre estába alerta por cualquier peligro que lo acechara. Sin embargo, cuando duerme con el alfa toda esa alertas se apagaba y solo disfrutaba de ese olor y calidez que exuda el alfa.
Maximiliano se dejó llevar por el cálido momento, arrullo en sus brazos a Hayden, besado cariñosamente la coronilla del más joven. Quejándose mentalmente por el dolor de espalda, su cintura quedaba adolorida cada vez que ese joven vigoroso, le hacía el amor sin intenciones de detenerse.
Nunca se esperó un día, despertar y lo primero que verían sus ojos, sería un bello rostro así de hermoso y unas fuertes manos aferradose a su cintura, o el sostener cariñosamente en sus brazos a una persona que es demasiado importante para él.
Pese a eso, no se sentía para nada mal. Era lo opuesto a eso, todo era tan irreal para el alfa, quedaba miedo lo bien que iba todo y esa felicidad arraigada a su alma.
Como se lo prometió al más joven, en este momento olvidó esa información sobre Hayden, siendo el maestro Bloody Rose, porqué en este instante la persona en sus brazos solo es Hayden King. Espera el momento en que su novio se atreva a contarle todo.
Maximiliano, tampoco quería saberlo tan pronto, porqué sabía que esa confesión traería algunos problemas y no quiere eso, mucho menos estar lejos de Hayden. Ya no puede estar lejos de él sin que se sienta ansioso, perdido.
-¿Qué me sigues haciendo?-Preguntó entre susurros mientras, seguía con su mirada fija en Hayden.-Me sigo perdió en tus brillantes y aveces apagados ojos rojizos.-Sumerge sus dedos en ese corto cabello, consiente que es una peluca ya que presenció, olió, acaricio, los largos cabellos azabaches del menor.
Estába cayendo de a poco en las profundidades de ese febril enamoramiento, y no está haciendo nada por querer salir, por no caer al fondo para luego no tener que sufrir por alguna decepción o traición, no. El alfa quiere seguir cayendo y cayendo por esa hipnotica mirada rojiza que lo está volviendo loco sin importar, cuán lastimado pueda salir su corazón.
-Me gustas.-Susurró muy cerca del oído de Hayden.-Me gustas mucho, pequeño oso desvergonzado-Sonrío bajito, burlándose de simismo por la cursilería saliendo de su boca, de igual manera siguió diciendo cursilerías ahora que Hayden, se encuentra dormido.
No podía evitar sonreír y recordar aquel recuerdo olvidado, sintiéndose mal y culpable por ver olvidado la mirada y expresiones de ese pequeño niño bajo la nieve vistiendo esa vestimenta de oso.
Fue por un momento, pero en ese mismo instante en que nuestras miradas se encontraron, hubo esa extraña sensación que irrumpió en mi alma se podría decir, sin embargo me negué a que siguiera invadiendo y desde ese momento algo en mi cuerpo cambió.
¿Acaso eso tiene relación con no poder dejar salir mis feromonas? ¿Fue por qué me obligue a olvidar eso y olvidar la mirada y sonrisa desvergonzada de cuando Hayden era niño?
Ese color celeste se contrajo al llegar a esa conclusión porqué con ello también descubrió algo más, ese algo de lo que tanto alardea Oriol, sobre el "destino" le había pasado a él, pero con Hayden. Por lo tanto todo lo que Oriol decía, siempre fue una vil ilusión, delirios de ese adolescente tonto.
-¡¿Me marcaste desde que eras un mocoso que a penas estaba empezando ir al baño por si solo?!-Entonces, ¿Hayden es Omega?
Maximiliano, se encuentra verdaderamente incrédulo, no podía creer el alcance que conlleva estar destinado a una persona. Y sin importar qué él, lo había olvidado. Al parecer Hayden nunca lo hizo. Maximiliano no sabía como sentirse al respecto, no obstante solo importaba una cosa.
-Eres un mocoso que ha logrado apoderarse de mi corazón.-Bajo lentamente a Hayden, dejándole sobre la cama y no arriba de su cuerpo.
¿Si es Omega como es que logra ocultar su olor? No puedo oler nada. Es por eso que me hizo esa pregunta, en aquel momento....
-Tengo tantas sospechas como dudas al respecto de tu vida, lo que has vivido.-Aprieta sus puños-Sin embargo, cuando se trata de mis sentimientos hacía a ti, no hay ninguna duda...me gustas tanto que eso da miedo.
Hayden frunció el ceño al no sentir la temperatura corporal de Maximiliano, con su mano busca a esa persona, pero al no encontrarlo se asustó y despertó de golpe con la mirada asustada.
Suspirando aliviado y confundido al ver al alfa a segundos de apoderarse con su boca de ese fuerte árbol sosteniendo entre sus manos.
-....¡¿Mi reina?!-Oculta su sonrisa tras esa expresión sorprendida.-¿Tienes tanta hambre de comerte esa berenjena?-Preguntó en ese tono juguetón.
Maldición que estúpido fuí, debí fingir estar durmiendo luego de escuchar esa apasionada confesión. Pero, estaba perdido en esa felicidad arraigadose en mi corazón que solo quería despertar y apoderarme de sus labios.
Al sentir que se alejaba de mí, creí que sería una buena oportunidad para despertar y así, Max no se sentiría avergonzado por saber que escuché fuerte y claro su espléndida confesión.
No obstante, al parecer perdí mi oportunidad de obtener una agradable y excitante felación a estas horas de la mañana. ¡Qué mala suerte, maldita sea!
-No digas nada más-Su rostro enrojecido está por explotar.-¡Dije cierra la boca!-Cubrió con sus manos los labios semi-abiertos de Hayden, quién estaba por decir una palabra lasciva.
Maximiliano, frunció su entrecejo al sentir la lengua de Hayden, lamiendo la palma de esa temblorosa mano, quería huir del menor para evitar sentirse más avergonzado, pero ese instante Hayden, se apodero de la cintura del alfa, empujándolo hacía atrás, cayendo nuevamente sobre el pecho de Maximiliano.
-Déjame tenerte, ¿sí?-Con su lengua envolvió los dedos del alfa, provocándole y así acepte su pedido de hacerle el amor una vez más.
Su rostro no muestra agitación, pero no es lo mismo con su cuerpo, se estremece cada vez que mi lengua se desliza por los espacios de sus dedos o cuando los lamo lascivamente con mi lengua. ¿Eso le emociona o quizás es mi expresión lujuriosa la que lo enciende.
-Tienes que ir a la universidad-Desvía su mirada, siente que si sigue viéndole caera en sus malditos encantos.-Levantarte, yo también tengo trabajo que realizar-No es que no quisiera ser sostenido por Hayden, solo que su espalda en en verdad se siente incomoda.
No es para menos, si cuando ellos hacen el amor lo hacen hasta el amanecer, o hasta que sus cuerpos pierden completamente sus energías y no logran poder levantar un tan solo músculo. Así de agotados quedan los dos.
-Solo sera una ronda-Pone sus ojitos de perrito herido-Lo prometo, ¿sí?
-No voy a caer en tus patrañas-Cubre con sus manos el rostro de Hayden.-Tras esa mirada de perro triste hay una astucia de un zorro e incluso el de un lobo hambriento.
"¡Mierda!" Maldijo para si mismo, sin eso no funcionaba no quedaban de otra que hacerlo ceder con sus besos y caricias.
-Veo que al único que no puedo engañar es a mi novio-Suspiró derrotado, eso es lo que cría.
Sin embargo, Maximiliano se emocionó tanto al escuchar "mi novio" que su corazón no fue el único en palpitar, o ponerse ansioso y sumamente caliente.
Hayden, sonrió todo pícaro al sentir el miembro del alfa, frotarse como loco contra su ombligo. Despertado por completo el cargamento entre las piernas de un Hayden, con la mirada de un loquito eufórico.
-Solo déjame cubrirte con mis caricias, novio mío. Déjame follarte hasta que esa incomodidad de tu espalda se convierta en placer.
Callé su boca a besos, evitando que hablara. No quería que las palabras que salieran de su boca fueran un "detente." No podía permitirlo. Por lo que solo puede besarlo hasta que nosotros labios se empieza adormecer y nuestros cuerpos a calentarse con ese febril haciendo un desastre en todo nuestros ser.
Poco a poco mi alfa fue cediendo a mis besos, separado sus piernas para que yo, me acomode en medio de sus muslos lo cuáles se estremecen al momento de pasar mis dedos sobre su piel.
-Hayden~-Lo llamo en un tono lujurioso.-Mmng~-Soltó un suave gemido al sentir la mano del menor, frotándo su miembro contra el contrario.
No quería ceder, pero no podía resistirme en la manera que sus manos frotan nuestros miembros, o en la forma que nuestros labios se muerden. Esa lengua intrusa invade e explora mi cabida bucal, arrasando con todo a su paso.
-Mi alfa-Susurró con una voz posesiva.-¿Eres mío?-Pregunta sin quitar su mirada de esos bellos, temblorosos, cristalizados, ojos celestes.-¿Eres mío?-Vuelve a preguntar con esa mirada oscura y a la vez brillante.
Si Nikita fuera testigo de esa mirada, hubiese salido corriendo lejos de su mejor amigo. Para Nikita todas las miradas felices de Hayden, son las de una persona desquiciada a punto de comerte algún crimen.
-Soy...Soy tuyo...¡Aah!-Encorvo los dedos de sus pies, sosteniéndose de los hombros de Hayden, oliendo el olor masculino que desprende el menor.
Es sorprende la fuerza de voluntad y el autocontrol de Hayden, al no dejar salir sus furiosas feromonas las cuales quieren marcar a Maximiliano, y sobre todo esa voz en su cabeza que le grita que esparza sus feromonas.
-Max~-Siento que perderé mi cabeza y eso que solo estamos frotándo nuestros miembros, así de bueno es para enloquecerme.
Voy a disfrutar tanto como pueda el poder hacerle el amor porqué, no podré tocarlo máximo una semana. Mi celo está a la vuelta de la esquina, en ese tiempo no puedo reconocer a nadie literalmente no puedo reconocer a nadie y en mi solo está el deseo de poseer a alguien para apagar mi incomodidad.
Mi primer celo lo pasé atado a una cama de hospital, como si fuera un loco que causaría pánico si fuese liberado a las calles. Así me veía a los ojos de los médicos, los cuales tenía que usar una máscara de antigas para no caer al piso y jadear peor que un animal envenenado.
Para poder tener aunque sea un poco de estabilidad tuvieron que ponerme tres supresores en mi glándula, para ese entonces solo tenía 12 años. Fue una experiencia terrible porqué el dolor era infernal y mi cuerpo solo quería liberar la calentura.
Pese a eso, lo único que podía alejarme de esa tortura luego de recibir tres supresores, era esa mirada celeste. Intentaba olvidarme de esa desesperación mientras me perdía e imaginaba que ese color celeste, me veía solamente a mí. Maximiliano me enloqueció de amor, lujuriosa, deseo, pasión. Desde hace mucho tiempo.
-Hayden...
-Max...
Expresaron al unísono, dejado salir esa viscosidad de sus miembros. Jadeando tan cerca del uno al otro, sobre sus oídos los cuales se enrojece al sentir la respiración caliente.
-¿Puedo ponerlo?
Maximiliano entrecerro sus ojos, mirándole con indignación. No podia creer que ya estuviera nuevamente erecto cuando solo había pasado un minuto desde que ambos se corrieron.
-¡Muérete!
Lo empujo con el pie muy bruscamente, aprovechado el desbalance de Hayden, para salir huyendo y encerrarse en la ducha antes de que ese hambriento lobo, lo devorase por completó.
-Déjame entrar, mi reina-Sonriendo con diversión.
-Ve a ducharte en tu habitación.-No iba abrirle la puerta, no obstante salir huyendo fue divertido.
Luego de mucho tiempo, Maximiliano se sentía libre de tanto trabajo y estrés, Hayden era el único que podía revelar ese lado de niño emocionado que le divertía jugar a las atrapadas.
-Bien-Dejó de sonar la puerta.-Me iré, te espero en el comedor.-Comunicó.
Maximiliano dudaba de que se haya ido, por lo que puso su odio en la puerta para escuchar algún ruido, fue entonces que escucho la puerta de la habitación abrirse y cerrarse.
-¿En verdad se fue?....¡Aah!-Se exaltado al momento en que fue levantado del piso.-¿Que haces?-Envuelve con sus manos el cuello de Hayden, ocultado su sonrisa.
-Me bañare contigo, novio mío. ¿No creíste que me iría solamente así?
Maximiliano, fingía forcejear. Sin embargo, Hayden lo notó al instante, haciéndolo cosquillas al alfa. Cayendo con cuidado a la amplia tina, ahí los dos se sumergieron entre risas y una desbordante felicidad que cubría sus corazones.
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