capitulo 16
Sufrimos un sermón durante diez minutos, Manuel estaba que se lo llevaba el diablo, de seguro le había tocado dormir en el sofá. Siempre que discute con su esposa, llega molesto a desquitarse con uno.
—Discutió con su esposa, otra vez—Susurra Nikita.
Hayden ve a Nikita y una sonrisa pícara mezclada con maldad apareció en sus labios. Seguramente lo que diría acontinuación involucrara a su mejor amigo, dejándolo en una encrucijada.
—Es lo más seguro—Con cuerda, Paulina—Esperen, ¡es por su culpa que estoy en está desagradable situación!—Los fulmina con la mirada.
Si no los hubiese ido atraer en ese lejano lugar, no estaría siendo reprendida y mucho menos aguantado las miradas asesinas de Manuel.
—Manuel, ¿Peleastes con tu esposa?—Pregunta Hayden. De la manera más relajado, disfrutá de una bebida carbonatada.
—¡Hayden...tú!—Levanta sus manos con ganas de tomarlo del cuello y estrangularlo.—Veo que quieres quedarte sin desayunar.
Paulina y Nikita se alejan de Hayden, no quieren quedar envueltos en ese problema causado por la boca suelta de su amigo.
—Ellos dos lo dijeron primero—Apunta en específico a Nikita, con una sonrisa dulce en sus labios—Yo solo quería sacarlos de las dudas como buen samaritano que soy—Une ambas manos a la vez que cierra sus ojos. Hace una reverencia.
La expresión de Nikita se torció al ver una luz al rededor de su mejor amigo. Causado unas inmensas ganas de darle un tiro y luego ir a tirarlo al río.
—¡Tú, maldito!—Lo fulmina con la mirada.—Nadie pidió que fueras "Buen Samaritano"
—Váyanse a desayunar antes de que me arrepiento y me acusen de maltrato animal, si—Los mirá a los tres—Son como tres perros revoltosos que juegan en el agua sucia por más que uno grité que no lo hagan.
Estos mocosos me sacarán canas verdes, cada vez que los veo siento que me vuelvo más viejo, no hay un día dónde no me hagan retrasarme más de una hora. Si no es por comida es por las discusiones entre ellos.
—Hoy será el día en que iré a visitar al viejo—Sonrío al ver la expresión pálida de Manuel—Me preguntó, que me preguntará con respecto a mi trabajó—Sonrío más dulcemente.
—Me estás....
—¡Hayden!—Fue levantó del suelo y sostenido por la cintura.
Manuel se estremeció al ver la expresión de Hayden, se ve la enorme molestia en su cara. Y de como intenta ocultarlo.
—¡Maestro!—Se sorprende al verlo—¿Que hace aquí? Podría bajarme!—Antes de que me moleste más de lo que ya estoy, y le termine rompiendo amabas manos.
Me estoy arrepintiendo de a verle dicho donde trabajo, pero era más desagradable su insistencia que termine por decirle.
—¡Muchas felicidades!—Sonríe Augustus, a la vez que mirá con mucho cariño a Hayden. Sigue sin bajarlo de sus brazos—¿No pensabas decirme que fuistes el segundo lugar? ¿Cuando ibas a llamar? Mal alumno.
Augustus estaba ejerciendo mucha fuerza en sostener a Hayden, para alguien que no es bueno en los deportes y prefiere hundir su nariz en los libros de la biblioteca. Es la primera vez que hace una fuerza de tal magnitud.
—Por cierto—Habla Nikita—Yo también pasé por si no lo sabía.
—Lo sé—Le da una palmadita en la cabeza—Felicidades Niki, estoy muy orgulloso de ti.
—Gracias, maestro—Pero sus felicitaciones no son lo importante en este momento si no que, la persona que está por explotar y es sostenida por usted en este preciso momento.
Hayden está conteniendose para no faltarle el respeto a la persona que a sido bueno con él. Pero hace unos segundos sobrepasó sus límites. Iba decirle nuevamente que lo bajé, pero eso cambio de opinión cuando vió un auto conocido que recién está llegando al establecimiento.
—Pensaba llamarle en la tarde, lo invitaría a cenar para celebrar—Sonríe.
¡Mierda, que es esa sonrisa tan espeluznante! ¿Que está tramado? Es seguro que está tramando algo muy pero muy desagradable, esa sonrisa no significa ninguna cosa buena.
Nikita no era el único con ese pensar, los demás también estaban completamente convencidos que algo sucedía trás esa espeluznante sonrisa.
—¿De verdad?
—Si. Niki también irá con nosotros ¿Verdad?—Di que sí.
—S-Si—Sonríe rígido—Era una sorpresa que teníamos preparada para usted, para compensar la ayuda que nos a brindado todo este tiempo, maestro.—Maldito, siempre terminó involucrado en sus problemas.
—¿Es así?—Se escuchó un poco decepcionado, creía que solo serían él y Hayden—Ahora me siento mal por ver arruinando esa agradable sorpresa—Frota con cariño el cabello de Niki.—Gracias por tomarme en cuenta—Sonríe.
Hayden frunció su nariz al oler ese aroma tan molesto envuelto con algo de celos. Llevó su mirada a la figura deslumbrante que venía hacía ellos.
Lo pasos de Maximiliano son elegantes, el sacó de color rojo vino, sostenido por sus hombros lo hace lucir tan imponente y atractivo más cuando los rayos del sol, deslumbran su cabellera plateada y esos hermosos ojos celeste. Es como ver un Dios caminar entre los mortales.
—¿Cuando piensas bajarlo?—Pregunto con una mirada fría al igual que su voz demandante.—¿No crees que estas muy lejos de tu casa, Augustus?
—¿Qué?—Augustus se encuentra confundido.—¿Disculpe?—¿Que hace Maximiliano en este lugar? ¿Conoce a Hayden?—Eres tú quien está donde no deberías estar, Maximiliano.
Todo tiene sentido del porque su expresión cambio tan drásticamente, fue por qué había visto llegar a Maximiliano. Mi mejor amigo y sus tendencias suicidas o sádicas ya no lo sé. Mejor me alejó de este conflicto.
—¿Que me vez?—Susurra mientras veía a Constantine, este lo estaba viendo desde que llegó y muy descaradamente con esa mirada violeta altanera.
—Nada—Frunce el ceño.
Se encuentra bien, no veo ninguna lesión o rasguñó en su cuerpo. Pero su expresión no se ve muy bien, ¿tal vez todavía está asustado luego de ese incidente.
Más equivocado no podría estar Constantine. Si Nikita tiene ese expresión, es por culpa de Hayden, de como queda en medio de sus problemas y locuras.
—Hayden, ven aquí—Maximiliano, demanda fríamente. Eso no le gusto para nada al de ojos rojizos.
—¿Lo conozco?—No soy tu perro.—Creó que se ha equivocado de persona.
Maximiliano apretó sus dientes, se acercó más cerca de Augustus. Ambos se miran con miradas asesinas, los demás siente esa horrible tension que emanan sus cuerpos.
—Hayden—Esta vez hablo suavemente, con un poco de dulzura y no como si estuviera llamando a un perro—Ven aquí—Extiende sus brazos. Esa mirada celeste está fija en la rojiza.
—Asi está mejor, "mi terrón de azúcar"....maestro, ¿puede soltarme?—Su agarré se volvió más fuerte cuando quise ir con Maximiliano.
Esto se está volviendo tedioso, todo esté tiempo e ignorado sus evidentes intenciones y lo que siente por mí, para evitar que nuestra relación se vuelva incómoda, ya que en verdad ha sido muy bueno con mis abuelos y conmigo. Sobretodo le tengo mucho respeto como el buen maestro.
—Hayden él es...
—Estoy bien, no tiene porqué preocuparse—Se abalanzó a los brazos de Maximiliano. Con sus manos se aferra del cuello del alfa, frota sus mejillas en el rostro fruncido del mayor.
El alfa no sabia que estaba marcado con su olor a Hayden. Sus manos frotan la cintura del más joven, como si quisiera limpiar la esencia dejada por Augustus.
Hayden solo se dedica a observar los movimientos y gestos molestos de Maximiliano. Está controlado sus ganas de sonreír.
¿Eh? ¿De quién son esas feromonas? Son leves pero la reacción provocada a mis fosas nasales, es muy irritante. Están empezando arder.
Constanine con mucho desagrado olfatea a su alrededor principalmente donde está Nikita y este lo descubrió. Poniendo una expresión aterradora.
—¡Hey viejo!—Retrocede dos pasos hacia atrás—¡Alejarte de mí, Pervertido!
—¿Que crees que le estás haciendo a mi alumno?—Cubre con su cuerpo a Nikita.—¿Es así como educas a tus empleos?—Le Preguntó a Maximiliano, este lo ignoro por completo.
Este tipo tampoco es el dueño de esas feromonas. Entonces, ¿quien es el dueño?....¿mi jefe? ¡Él está marcando a joven King con ellas! ¡¿desdén cuando puede hacer eso?! Se supone que a tenido ese problema luego de que cumplió 12 años.
—Con permiso—Maximiliano se lleva a Hayden.
—No se asusten—Intenta ocultar su divertida sonrisa—Regresó en un momento.
Jajaja, que divertido. Hay una sensación extraña en mi pecho, ¿estoy feliz? Feliz de que haya venido hasta aquí para ver como me encontraba. Tan adorable.
—No estamos preocupados por ti—Susurran las tres personas que conocen demasiado bien a Hayden. Nikita, Manuel, Paulina.
Ellos estaban preocupados más por Maximiliano. Por no saber que llamo la atención de un tipo loco, como lo es Hayden.
El único que creía que Hayden, es una frágil flore con un corazón puro, es Maximiliano y Augustus. Ellos dos son los único que al parecer están un tanto ciegos.
Mi espalda toco los finos asientos del auto, por poco mi cabeza golpea la ventanilla, pero en vez de eso, cayó sobre la palma de la mano de Maximiliano.
¿Que le sucede? Sus feromonas cada vez se vuelven más fuertes de lo que ya son. Se ve tan ansioso, ese celeste no deja de verme con una extraña preocupación...¿está preocupado con respecto al video? Creó que me pase un poco, la próxima vez tendré más tacto.
Esa mirada rojiza se tiñe de un brillo y emociones extrañas, entre ellas una indescriptible calidez que se ve cubierta por el deseo y codicia de poseer por completo el hombre que está sobre él, en este preciso momento.
—¿Por qué no respondiste mis llamadas?—Pregunta furiosamente—Por eso te dije que lleves contigo a Jacinto....¡¿por qué no me haces caso por una maldita vez?!
¿Cómo se supone que veré el rostro de tus abuelos, si llegara a pasarte algo? Prometí cuidar de ti, pero ni siquiera lo estoy logrando.
Antes de que los señores King, se marcharan al extranjero. La abuela de Hayden, le llamó a Maximiliano. Ella le suplicó que por favor cuidará de su único y amado nieto.
Que Hayden ya había sufrido suficiente con el abandono de su madre y padre. Que era demasiado injusto la situación en la que lo metió ese bastardo de frederick.
—Me disculpo—Está vez me pase mucho. Es desagradable ver esa expresión de impotencia reflejada en el rostro de Maximiliano.
Hayden por poco y pierde su control, si Maximiliano hubiese olido ese aroma que desprende su cuerpo, hubiera causando un desastre o una ola de calor en Maximiliano, quizás. Pero logró evitar que sus emociones se desborden.
—Mi celular siempre lo apago al llegar a mi trabajo, es un requisito.—No era del todo mentira.
—Eres un mocoso molesto—Aprieta sus dientes—Me haces enojar con solo respirar—Ese celeste ve fijamente a Hayden.
No comprendo del porqué me pongo de está manera, no debería de importarme hasta este punto sobre lo que suceda con él. Pero mi preparación sube a un nivel que se vuelve insoportable si no logro ver que, él se encuentra bien.
Cuando lo vi sin ningún rasguño, me sentí tan aliviado pero luego una desagradable sensación albergó en mi interior y retorcio ferozmente mis entrañas. Lo odié, odié el hecho de que alguien más pueda tocarlo o sostenerlo de esa manera. Quería arrancarle las manos en ese instante a, Agustus.
Son pensamientos que no deberían de albergar en mí, pero de alguna manera están ahí y se Arriagan cada vez más profundo en mi alma. ¿Qué me está haciendo esté mocoso?
—Entonces, ¿para que le prestas atención a este mocoso?—Dejó de estar acorralado para acorralar a Maximiliano.
Hayden está arrodillado en medio de las piernas del alfa, quien en estos momentos había sido empujado sobre los espaciosos asiento trasero del auto.
—No me prestes atención—Embiste sus caderas hacía adelante, frotado sus miembros uno contra al otro.
—Mng~—El alfa muerde su labio para evitar que algún ruido se escape de su garganta, pero eso provocó un incendio en Hayden. A sus ojos, Maximiliano se veía tan caliente en la forma que retiene los gemidos.
Maximiliano agarra las manos de Hayden, forcejeando para que suelte su cintura, pero era más fácil levantar una piedra pesada que retirar esas manos de ahí.
¡Mierda, esto es tán humillante! Yo también fui campeón de muchos premios con respecto al atletismo entonces, ¿por qué este mocoso seis años menor que yo, tiene tanta fuerza? ¡Soy un alfa maldita sea!
—Ignorarme—Se inclina hacia adelante, rosado sus labios contra los de Maximiliano—Es simple ¿verdad? De esa manera evitarás muchos problemas.
Su respiración es tan caliente, nuestros labios solo se rozan cada vez que habla pero no hace ni el más mínimo intento de hacer algún movimiento para besarme como suele hacerlo el muy descarado. ¿Que esta esperando?
—Responde, ¿por que no dices nada?—Eso no es muy propio de él.
—Aunque no quiero tengo que verla por tu bienestar—Sus manos aprietan el cuero de los asientos—No puedo dejar llorando a unos ancianos, si algo te llegará a ocurrir, ellos morirían de tristeza. Aunque no lo quieran, ellos confían en mí, que te voy a proteger.
Su cuerpo se estremece cada vez que habla y sus labios se rozan con los de Hayden. Al igual que su respiración se vuelve cada vez más agitada por el nerviosismo de tener esos labios sobre los de él. Inconscientemente espera o desea que Hayden, haga un movimiento y deje de solo tener sus labios rozandoce con los suyos.
—¿Es así?—Se aleja de Maximiliano.
El alfa se sintió desconcertado, molesto y decepcionado al ver que Hayden, se esta alejando de él y no aprovechó nada de está oportunidad para ultrajarlo.
—Ya viste que me encuentro bien—¿Que estaba esperando que me respondiera? Me siento un poco decepcionado—Si eso es todo, regresaré al trabajo.
—¡Maldición!—Con sus piernas apresó la cintura de Hayden, evitando que este se escapara.
Lo tomó por el cuello de la sudadera para inclinar el rostro de Hayden, hacia adelante y de esa manera poder saborear, ultrajar los labios del más joven.
Hayden no se esperaba ese dichoso movimiento por parte del alfa, por lo que no reaccionó en un par de segundos, segundos que Maximiliano aprovechó para dominarlo.
Me estoy adentrando en un territorio sumamente peligroso y desconocido, no debería de cruzar la línea que trace firmemente ese día en que nos conocimos. A mis ojos tendría que ver a Hayden, como lo que es, un mocoso. No tener ningún tipo de interés por él y mucho menos desear ser notado por esos ojos rojizos que ocultan muchas cosas.
De alguna manera me estoy tragado mis propias palabras, lo escupido hacia arriba está cayendo suavemente sobre mi cara....no, nada de eso. Estoy haciendo esto solo por impulso, porque yo también puedo aprovecharme como él sabe hacerlo. También me portare como un sinvergüenza.
—¡Nhg!
Maximiliano se estremeció al sentir la intensidad de dichos movimientos en su boca. La lengua de Hayden se desliza por el paladar y cavidad bucal del alfa.
Hayden había tomado el mando, robado por completo el oxígeno de los pulmones de Maximiliano. Dejándolo sin escapatoria de huir de sus brazos por más que lo intente.
Las caderas del más joven se movían hacia adelante al mismo instante que sus labios. Muerde y chupa los adormecidos labios del mayor. Quién está perdiendo de apoco su fuerza y sin notarlo es él quién se frota sobre la entrepierna erecta de Hayden.
Deseó de seguir sintiendo las embestidas del más joven. Odiado el echo que sus cuerpos aún siguen con esa incómoda ropa que no los deja disfrutar al cien.
No puedo respirar, inhaló aire lo más que puedo pero Hayden, él lo traga por completo dejándome nuevamente en la deriva en busca de más. La sensación de estarte ahogado es aterradora hasta el punto de escuchar un ruidoso zumbido y tu mente se vuelve completamente en blanco, pero ni así me atrevo a romper este apasionado beso.
Maximiliano se dió cuenta que, solo Hayden puede provocar tantas emociones en él. En tan solo en cuestión de segundos convierte su cuerpo en un caos de aterradores deseos. Unas emociones y sensaciones que no sabía que existían y podía sentir.
—¡¿Mngh?!
Las manos de Maximiliano se aferran a mis hombros, puedo sentir ese pequeño temblor provenir de ellas, al igual que su excitado cuerpo. Que no sé en qué momento se empezó a mover en busca de mis embestias. Este beso es el más caliente que hayamos tenido, si seguimos así, en cualquier momento lo haré mío en este auto y sería sumamente emocionante pero hay muchos espectadores allá afuera.
El auto rechinaria escandaloso por mis emocionados movimientos mientras me delice por los suaves pliegues del interior de Maximiliano.
—Mi reina~—Susurró inconcientemente con esa expresión desorientada y excitada.
—¡Eh!—Transpira pesado.
En esa mirada celeste se puede ver una mezcla entre confusion e excitación pero luego se aclaró a una mirada sorprendida por un vago recuerdo que invadió su mente en ese instante....
Copos de nieves caían sobre los autos de la ancha carretera con un horrible tráfico, por temor a los accidentes por los deslices causado por la nieve al congelar el pavimento, era una obligación que fueran despacio.
En estos momentos un lujo auto no podía seguir en movimiento por lo mismo, el viento había derribado un árbol causando que se detengan mientras retiran dicho árbol.
—¿Por qué nos tenemos?—Pregunta con irritación—Llegaremos tardé—Sus ojos celeste muestran su impotencia.
—Max, esto tardará un momento. Juega con tu celular mientras esperas ¿Sí?—Grandes y delicadas manos, acarician el cabello plateado de ese niño de tan solo doce años.
—No quiero jugar, papá—Lleva su mirada hacía la ventana, esperando ver algo más interesante allá afuera. No quería escuchar la conversación melosa de sus padres.
—¡Mira! ya nos estamos moviendo nuevamente—Expresa con una sonrisa angelical—Asi que quita esa expresión fruncida, para ser un niño te compotas cómo un viejo.
—No le prestes atención, esposa—Abraza la esbelta cintura de ese hermoso hombre de grades ojos color miel.—No es nada adorable, quizás si se hubiese parecido a ti, sería más lindo.
—Padre, por primera vez estamos de acuerdo en algo, es una desgracia que salí idéntico a ti. Y ya estás viejo para que hables de esa manera extraña, es desagradable.
—¡Oye! ¡Yo no lo estaba diciendo encerio!—Lo ve con consternación—Nadie va a gustar de ti por tener esa actitud. Esposa—Lo ve con una expresión dolida—Si no fuera porque se parece a mí, pensaría que lo cambiaron en el hospital, es un lastima que no lo pueda de volver.—Expresa mirada fijamente a su esposa.
—En está familia solo yo, soy la única persona madura. Es como si estuviera criando a dos niños—Sonrie bajito.
—¡Otra vez!—Exclamó molesto.
El auto se volvió a detener pero está vez, no había ni un auto frente a la ventanilla donde iba Maximiliano, dándole una mejor visión, fue entonces que su mirada encontró algo que llamó mucho su atención.
Maximiliano bajo la ventanilla para ver mejor ese puesto de comida rápida, pero no era el puesto en si, quién llamo su atención. El que llamó su atención había sido el pequeño niño de unos seis años.
—¿Un oso?—Susurró bajito e inconcientemente.
Ese niño vestía unas ropas blancas con orejas de oso, tan adorable de ver. Se frotaba las manitas para luego ponérselas en sus rosadas mejillas, tenía frío.
¿Cómo pueden sacar a un niño con este terrible clima? Sus mejillas estan tan rojas que su piel podría lastimarse. Pero lo más extraño es que sus ojos no muestran miedo, dolor, es más, brillan cada vez que ve a esa señora y a ese señor. ¿Quizás son sus padres o abuelos?
Maximiliano se puso ansioso cuando sintió que el auto avanzaba, no quería que se siguiera moviendo, tenía curiosidad por ese niño y quería seguir viéndolo. Le había entrado unas ganas de ayudarle, algo que no es muy propio de él.
De un momento a otro el auto dónde iba Maximiliano, quedó a un metro y medió de ese puesto de comida. Sin darse cuenta, el pequeño alfa no retiraba su mirada de ese niño. Fue entonces que el niño notó esa intensa mirada sobre él, levantó su cabeza solo para hacer contacto visual con esos ojos celeste.
Maximiliano se estremeció al ver cuan profunda y pícara podía ser la mirada de ese pequeño. Más cuando lo vio sonreírle con esa seductora y juguetona sonrisa.
—¡Hey tú!—Exclamó.—¡Sí, tú!—Apunta a Maximiliano—Tienes los ojos más bonitos que haya visto—Se levanta de la silla para acercarse un poco más y poder ver mejor el rostro de Maximiliano.
Verlo caminar era como ver a un oso bebé, dando sus primeros pasos, así de adorable se veía el pequeño niño al caminar.
—Eres tan hermoso, ¿como te llamas?—Pregunta con su manos en la cintura.
—Maximiliano—Responde inconciente, ese coqueteo por parte de ese niño, lo había dejado severamente sorprendido.
—Escucha bien lo que diré acontinuación, Max.
Levanto su dedo meñique, supiera profundamente, tomado un poco de valor para lo que dirá acontinuación.
—Juro que cuando este lo suficientemente grande, iré a buscarte. Así me tomé todo el tiempo del mundo, iré por ti. Serás mi reina y yo seré tu hombre, lo juró—Esa mirada estaba llena de determinación—Mas vale que no te cases, porque me veré en la obligación de convertirte en un hombre viudo—Sonrío con con maldad.—Estas advertido mi reina.—Su sonrisa dejo de ser malvada para tornarse en una tierna.
Maximiliano no había podido responder por el Shock de dicha e aterradora confesión y también porque el auto se había movido sin previo a visó. Cuando vino a reaccionar, ya no pudo verlo, estaban demasiado lejos....
¡¿Me había olvidado de algo como eso?! Creo que fue hace trece años, en ese entonces recién había cumplido doce año. ¿Ese niño era Hayden? En ese momento sus ojos eran marrón rojizo, ahora son solo rojizos. ¿Son la misma persona o lo estoy confundiendo con aquel pequeño y adorable Oso?
—¿Eras tu...?
El sonido de los nudillos al tocar el vidrio de la ventanilla, interrumpió a Maximiliano, ya no logró preguntar lo que en este instante quería saber y confirmar.
—Joven maestro Withe, ¿Para hablar con mi estudiante, era necesario cerrar las ventanillas?—Pregunta molesto, Augustus.—Hayden, es momento de que salgas.
¿De que tanto hablan? ¿Cómo es que se conocieron? Su cercanía y la manera en la que se tratan es extraña. Le pregunté a Constantine y a Nikita pero ninguno de los dos quiso darme una respuesta. Ni mi propio hermano, se digno a delatar a su mejor amigo.
Nikita jamás delatara a Hayden, aún si supiera que su Maestro Augustus, es su hermano mayor. Seguirá estando del lado de su mejor amigo, porque Hayden es más su hermano que cualquier persona que llevé su misma sangre.
—¿Cómo es que lo conoces?—Interrogue—¿Por qué dejas que te sostenga de esa manera?—¿Qué estoy haciendo?
—Es mi maestro—¿Esta celoso?—Él me ayudado mucho a mi y a Nikita. ¿Que tiene de malo que me abrace?
Queria reírse de manera escandalosa, ve esa expresión fruncida en el rostro del alfa, causa una grata sensación en Hayden.
—Lo tienes prohibido—Susurró entré dientes.
—¿Que? No te escuch....
—¡Dije que lo tienes prohibido! ¡Prohibido de abrazar y dejarte abrazar por alguien más!—Exclamó con sus mejillas teñidas de rojo.—¡De que te estás riendo!—Lo ve fríamente.—¡Me estás obligado a querer golpearte!—Aprieta las mejillas de Hayden.
—Tú, estás celoso—Sonríe ampliamente.
—¡¿Qué?!—Su rostro se volvió más rojo.
¡¿Celoso yo?! ¿De qué? ¿Por qué? No, nada de eso. ¡Claro que no estoy celoso, no tengo porque estarlo. Este mocoso solo suelta estupideces.
—¡No hables estupideces, fuera del auto!—Lo empuja con sus pies, lejos de él.—Mocoso insolente—Decia eso pero su corazón no dejaba de latir ferozmente.
Quiero arrancarle apuros golpees esa sonrisa estúpida y arrogante en su rostro. Me pone de los nervios, tan molesto.
Hayden no obedeció al contrario, desobedeció al alfa. Volviéndolo a besar apasionadamente, a la misma vez que sus manos aprietan bruscamente los glúteos de Maximiliano, y frota su aún erecta erección sobre la del alfa.
—Masturbarte pensado en mí—Susurra al oído.
Quema, mi oído arde de manera extraña, su voz y aliento es como fuego ardiente que penetrada toda mi piel causado un hormigueo.
—Imagina que te embisto una y otra vez hasta que tocas el cielo—Lame el lóbulo de la oreja—Yo también me voy a masturbar pensado en ti, mi reina—Pellizco el trasero de Maximiliano antes de salir corriendo del interior del auto.
¿Ahora como me deshago de está incomodidad? Si tan solo estuviera en el departamento, no me hubiese contenido, y ahora mismo estaríamos en la habitación, desnudos haciéndole el amor rudamente y a la vez dulce.
Hayden bajo sudadera lo más que pudo para ocultar ese enorme bulto entre sus piernas, no le importaba que lo vean así, pero tampoco quiere quedar como pervertido a los ojos de las personas.
—¿Estás bien....?
Hayden casualmente evitó el toque de Augustus, ya que en su espalda podía sentir esa penetrate mirada celeste y los gruñidos que indican molestía.
—Estoy bien—Mira fijamente a Manuel, este entendió la señal.
—Señor, me disculpo. Pero, ellos tienen que trabajar. Ya estamos lo suficientemente atrasados—Dios, solo en este momento de tanta tensión al rededor sentí que perdí muchos años de mi vida. Quiero volver a casa y recibir los mismo de mi esposa, aunque esté enojado.
—Maestro, te llamaré después para explicarte y ponernos de acuerdo para ir a cenar, ¿Sí?
—Bien. Lamentó quitarles su tiempo—Se disculpa con Manuel.
—Constantine—Fue llamado por una voz fría—¿Que estás haciendo? Darte prisa.
—Voy—Constantine miró a Nikita, esté lo vio con extrañes.—Con permiso—Se retira.
Luego de que los invitados no invitados se fueron, todos llevaron su mirada directamente hacia el rostro sonriente de Hayden. Sintieron horribles escalofríos.
—¡Demonios Hayden!—Exclaman horrorizados al ver esas cosa monstruosa que sigue despierta.
—¡Mis ojos, quiero lavarme los ojos!—Grita Paulina, con mucho desagradó.
—Vete al baño maldita sea—Sugiere Nikita—¡Vete antes de que las personas crean que somos unos pervertidos al igual que tú!
—¡¿Eso es normal?!—Preguntó Manuel, con una expresión consternada—¡En verdad que sabes cómo sacarme de quicio, mocoso!
—Son tan exagerados, envidiosos....jajajajajaja—Sonríe a carcajadas.
—¡Ya vete!
Ellos tres querían darle una severa páliza pero estaban consientes de que no podían con él, así lucharán los tres contra Hayden, seguirían perdiendo.
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