+18 capitulo 38
Las cosas tiradas por don de quier, fluidos transparentes y espesos mancharon el piso de madera que una vez estuvo muy reluciente, sin embargo ahora todo se encuentra cubierto de muchas cosas y unas de esas cosas son como unos cinco preservativos.
Pese a eso, ellos dos aún siguen dándose mucho cariño, penetrantes embestidas, sacado a relucir suaves y muy profundos gemidos.
Hayden no a dejado ver ni por un segundo, esas sublimes expresiones de Maximiliano, mientras trata de mantener el equilibrio en uno de sus pies.
—Max~–Nombro dulcemente el nombre de su alfa.
Su aroma se encuentra tan descontrolado, marca y envolviendo por completo cada célula de mi febril cuerpo. También siguió filtrándose por toda la habitación de mi alfa, es como si quisiera decir "me perteneces" sus feromonas en mi cuerpo tardará días en esfumarse, estoy contento con ello. Por lo menos en mi ciclo de calor, podré oler su aroma en mi cuerpo y así, no lo extrañe tanto.
—Me vuelves loco.—Embistió fuertemente el cálido y suave interior del alfa.—En verdad, me vuelves loco.—Lo decía literalmente.
El más joven le encantaba, le fascina poder embriagarse con el aroma de su alfa, sentir todas esas emociones que no se atrevía a decir con palabras, pero que le dejaba saber todo sus sentimientos con esas violentas feromonas del alfa ojos celeste.
Ambos se había perdido en la euforia que emanaba sus cuerpos, esa ardiente deseó de tomarse, unir sus cuerpos hasta que llegará el amanecer o seguir hasta que sus cuerpos pida comida o algo por el estilo. En este instante es como ver dos animales en celo, pero con sus miradas desbordantes de amor.
La pareja disfruta de unir sus cuerpos una y otra vez, perderse en la mirada del uno y el otro mientras tratan de controlar su jadeante respiración.
Sentir como su respiración o saliva se volvía una sola al momento en que sus labios, se besan apasionadamente justo como lo están haciendo en estos momentos.
—Mnhg~
No quería dejar salir esa clase de gemidos, pero era complicado cuando este mocoso, no deja de frotar ese lugar y morder de vez en cuando mis ya rojos pezones. Si sigue así, ni siquiera podré aguantar llevar camisa sin sentirme incómodo o hormigueo.
—¡No muerdas!—Tira del cabello azabache.
—¿Por que eres tan sexy?—Siguió mordiendo, ignorado las quejas del alfa. Como si ser jalado del cabello lo encendiera todavía más.
—Mmgh~—Se aferró del cabello azabache, su cuerpo se sacudía tanto por las embestidas poderosas del joven ojos rojos, quien se encuentra sonriendo descaradamente mientras ve al alfa, retorcerse en placer.
Hayden volvió a capturar los labios de su alfa, cerrado sus ojos y así no ponerse enrojecido a Maximiliano, por la vergüenza o timidez de dejar salir esos gemidos.
Los ruidos obscenos se escapan de la pequeña rendija al instante en que sus labios se abren ligeramente, jugando y moviéndo sus lenguas en un baile lascivo y muy sucio, de vez en cuando mordido la suave piel del labio inferior del alfa.
No había nada más placentero e exquisito que besarse hasta que el aire termina por terminarse y sus pulmones apretarse un poco por la falta aire, esa adrenalina recorrer sus cuerpos era demasiado extasiadante. La necesidad por respirar los vuelve más caliente. Ambos están completamente locos por disfrutar de esa peligrosa clase de adrenalina.
Su resistencia también es muy anormal, han echo el amor en la sala, en las escaleras, piso, afuera de la puerta de la habitación de Maximiliano. Y ahora mismo se encuentran haciéndolo una vez más en el interior de la habitación.
Cubriendo cada rincón con el aroma lujurioso de Maximiliano, esos ojos celestes se encuentra algo perdidos. La estimulación en sus tiernas paredes es una completa locura, a penas podía sostenerse de los hombros de Hayden. Arañado de vez en cuando esa sudorosa y muy majestuosa espalda.
Ese joven energético no ha dejado de mover sus caderas en ningún momento, sigue ultrajado el interior de su alfa como si no hubiera un mañana.
Queriendo hacerle perder por completo la voz del alfa, en sus ojos rojos se encuentra ese brillo de hacerle muchas cosas más a Maximiliano.
—¡Aah!—No era mi intención pero hundí mis dedos en su lisa piel, si no lo hacía me hubiera caído por la repentina sacudida al momento en que sus caderas empujaron más dentro de mí.
Estamos tan pegajosos, sudorosos que es fácil perder el equilibrio más cuando su energético miembro sigue impactado con ese lugar que me hace comportarme extraño y decir cosas raras.
—Joder...—Jadeo—¡Tan caliente!——Enfoca su mirada en esos ojos celestes.—Tus paredes parecen un pulpo descontrolado.—Ese rojiza brilló en locura e excitación, fascinado por como el interior de Maximiliano, se aferran con fuerza y desesperación del miembro de Hayden.
No querían soltarlo y mucho menos permitir que esa rama larga y gruesa saliera de su interior, sin embargo cuando esa cosa salí y regresaba con más fuerza yendo tan profundo como pudiera, terminaba por enloquecer, poner completamente en blanco la mente de Maximiliano.
—¡Oh, mi Max!—Mordió su labio.
¡Demonios, mi reina se encuentra tan emocionado! Me aprieta con tanta fuerza. Sus paredes siguen contrayendosé, sin la intención de querer soltar mi miembro. Eso me está volviendo loco, quiero reírme, gritar lo bien que se siente el estar dentro de él.
Escucharlo gemir cerca de mi oído me eriza la piel, o sentir su respiración caliente atravesado mi piel, enloquece mi corazón.
No puedo explicar con palabras la epifanía que estoy sintiendo en estos momentos, es como estar borracho pero sin perder la conciencia y mocho menos la cordura. Es disfrutar de esa frescura y sabores que provocan unas ganas de comerme por completo a mi alfa.
El verlo como su mirada lentamente se van volviendo blanca, o esos labios rojos e hinchados lascivos medios abiertos dejado salir hilos de plata al momento que trata de normalizar su respiración, porque por lo visto no puede hacerlo solo con su naríz.
—¡¡Uhng!!—Tiro su cabeza hacia atrás, impactado con la ventana detrás suyo.
La espalda de Maximiliano reposa sobre las ventanas francesas, mientras que su pies derecho cae sobre el brazo de Hayden. Dándole más movilidad y espacio para que, el más joven siga explorando más profundo en el interior del alfa.
—Nmgh~—¿Cuan más profundo piensa ir?—Hay... Hayden.—Trata de esconder su rostro enrojecido en el pecho del más joven.—Detente...se siente extraño...Nmg~
Esa cosa se encuentra tan caliente y palpitante en mi interior que da algo de miedo, es como si hubiera una chimenea encendía dentro de mí. Su miembro vendría siendo esas leña encendida que al acercarse tanto podrías quemarte con las llamas ardientes anaranjadas.
—¡Hayden...!
Vuelve a tirar su cabeza hacia atrás, tratado de enfocar su mirada en un solo punto, ese punto es el lascivo y muy sexy rostro de Hayden, que en ocasiones se pierde en la locura desbordante por las emociones y el amor fluyendo e inhalando atraves de esas feromonas exudadas por Maximiliano.
—¡Uhg!—Mi estómago se encuentra tan lleno.
Las puntas de los dedos de mi pies izquierdo, a pena podían mantener el equilibrio al sostenerse del suelo. Ya que mi pierna derecha se encuentra reposando en el brazo de Hayden, mientras que su mano izquierda se sostiene de mi cadera.
Estoy en una posición tan complicada, pero al mismo tiempo estimulante, sobre todo al momento en que esas filosas caderas embiste con fuerza ese suave agujero.
Empezamos en la sala hasta terminar en mi habitación, y hasta el momento esos ojos rojizos siguen manteniendo ese excitado brillo y esa energía interminable.
Ya perdí la cuenta de cuántas veces hemos unido nuestros cuerpos, volviéndolos uno solo. Dándole rienda suelta a nuestros más profundos deseos, es tanto el complemento entre nuestras almas y cuerpo que sentir a Hayden, dentro de mí...se está volviendo fascinante.
¡Maldición, sin darme cuenta o tal vez su soy consiste, de igual manera cada vez sigo cayendo y cayendo por este mocoso desvergonzado e irrespetuoso.
Cada vez que nuestras miradas conectan nuestros cuerpos se estremecen, ese lugar ahí abajo se contrae apretado con fuerza el miembro de Hayden. Es que, sus ojos rojizos me hace sentir desnudo de una manera completamente de como estoy ahora, ese rojizo me hace saber que él, me quiere devorar completamente.
—Max...—Estoy en mi límite.
—Está bien.—Deja caer su frente sobre la de Hayden.—Déjalo salir dentro de mí.—Beso los labios del más joven.
Solo por está vez está bien si él se viene dentro de mí. Nada malo va suceder, ¿verdad? No, absolutamente nada. Soy un alfa después de todo y en la vida sexual de Hayden, he sido y seguiré siendo el único.
Si llegase a no ser así, solo tocaría deshacerse de cualquier zorripanta que quiera seducir a mi Hayden, o encerrarlo a él, para que nadie tenga la osadía de atreverse a coduciar algo que ni siquiera deberían de mirar para empezar.
—¡¡Umgh~!!
Como si esas palabras fueran alguna clase de energizante, ese color rojizo se dilató tanto que parecía haber ingerido alguna sustancia ilícita.
Los dos llegaron al clímax y sus cuerpos no dejaban de experimentar espasmos especialmente Maximiliano, quien se encuentra normalizando su respiración al mismo tiempo que se aferra de los hombros del más joven. Ya que sus piernas parecen las de un ternerito recién nacido.
—¿Hay...Hayden?—Tartamudeo al ver como el más joven, lo alzan en sus brazos y llevaba a la cama.—¿Otra vez?—Preguntó sorprendido.
—Sí.—Lame sus labios con una sonrisa pícara.—Solo una vez más reina.—Separo las piernas del alfa.
Maximiliano quiso resistirse ya que su cuerpo todavía es una gelatina andante, sin embargo al momento en que esa cosa gruesa volvió a entrar en su interior, perdió la fuerza en seguir luchando.
Sus paredes suaves y calientes le dieron la dulce y muy cálida bienvenida al miembro del alfa. Todo ese interior de por sí ya se encuentra echo un lío por toda esa estimulación que su sensible cuerpo sigue recibiendo con cada movimiento de las caderas sensuales de un eufórico Hayden.
El día de mañana, no solo los labios de Maximiliano tendría ese hormigueo causado por los besos desenfrenados y apasionados de un insaciable joven de hermosos ojos rojos.
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