Capitulo 42

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Editado: Que loco, según yo había publicado este capítulo el lunes y hasta ahora me doy cuenta de que wattpad se pasó por el cul0 que lo haya publicado. Más información al final del capítulo.
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Narrador

<7:00 p.m.>

(t/n) usualmente no pedía ayuda para vestirse, pero claro, esta vez su fuerza no era la misma de otros días, por lo que de verdad necesitaba que alguien ajustara su corsé. Mey-rin siendo la única mujer -además de (t/n)- en la mansión, fue ella quien ayudó a la demonio. El apretado artilugio -de tortura femenina- cubrió todo su torso hasta las caderas, marcando una delicada curvatura en su cintura.

Después de haber tomado un descanso para poder encontrar la manera correcta para respirar, el sonido de la puerta abriéndose sobresaltó a ambas mujeres, después de todo, una de ellas solo tenía puesta la ropa interior. Peor aún al ver que quien estaba del otro lado no era más que el mayordomo de la casa. Ambas soltaron un grito, una alarmada y la otra molesta; Mey-rin, alterada se puso frente a (t/n) extendiendo sus brazos intentando cubrirla. Por otra parte, la peli-(c/c) enfurecida, comenzó a gritarle al hombre.

- ¡Maldita sea, Michaelis!, ¡¿Por qué siempre tienes que entrar sin tocar?! -tomó uno de los almohadones a la orilla de la cama lanzándola justo en su rostro.

Sebastian: Mi lady, podría haberme pedido ayuda a mi.

- ¡Tú-! ¡Largo de aquí! -para su último grito el demonio ya había salido de la habitación.

Tratando de calmarse, sacudió el inexistente polvo en el corsé cerca de estómago. (t/n) no era especialmente delgada, pero vaya que el corsé hacia maravillas. Sumado a esto el manto negro del vestido que llevaba, con aquellos pequeños detalles en rojo pasional, dándole la imagen de una auténtica vampiresa. Los toques finales al peinado y el maquillaje ligero, el dije que Ciel le había regalado hace unas pocas horas, y una pequeña coronilla plateada con bellas rosas vino. Incluso se había permitido mostrar sus afilados colmillos de demonio.

Para devolver el favor, la mitad demonio ofreció a Mey-rin ayuda para arreglarse para el evento al que también irían los tres sirvientes. El negro cubriendo su figura mientras estaba sentada frente a la doncella pelirroja, maquillándola. Ciel había propuesto llevar a tres de los sirvientes de la mansión Phantomhive como invitados adicionales al baile de disfraces, mientras Tanaka-san y Snake cuidaban de la mansión. Después de todo, si algo salía mal, necesitarían mucha más ayuda.

Bajando las escaleras juntas, notaron a los cuatro hombres de la mansión Phantonhive, esperándolas.

- ¿El de pirata? -sonrió

Ciel: ¿No me veo bien acaso? -cruzó sus brazos sobre su pecho.

- Todo lo contrario -murmuró- No creo que haya sido difícil escoger ese disfraz, después de todo, ya tenías la mitad - señaló juguetona el rutinario parche.

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El amo de la mansión Phantomhive bajó del carruaje ayudado por su mayordomo, para luego ayudar él mismo a (t/n). A su vez, Sebastian ayudaba a Mey-rin, Bard y Finny a bajar. Los seis fueron recibidos por un mozo de cabello púrpura, según recordaban era quien llevó personalmente la invitación el otro día.

Algo que sin duda era obvio es que el conde Trancy no escatimaba a la hora de los gastos. El salón principal lucía glamoroso con las paredes cubiertas de color oro, marrón suave y un cobrizo agradables la vista, pero extravagante; además del enorme candelabro de velas hecho de pequeños cristales en el techo.

Pero, si tuviéramos que preguntarle a (t/n), ella prefería mil veces la estética semi gótica de la mansión Phantomhive, con las paredes azules o verdosas, y los detalles mínimos cuidados con delicadeza extrema.

Música clásica sonaba con fuerza media por el salón de baile. En realidad había poca gente, tal vez era porque aún era temprano, o tal vez no habría mucha gente que fuera a ir.

La primer persona en saludar a los recién llegados fue Elizabeth, quien se acercó directamente a Ciel pidiendo que este se pusiera una pluma a juego con el disfraz de ella. Se veía adorable con el traje de lo que parecía ser un nativo americano; con una linda pluma beige y su punta roja. A su lado, estaba Paula, con un disfraz un tanto... ¿escandaloso?¿revelador? No importaba, de igual manera se veía linda.

Alejada del 'acaramelado' momento, (t/n) se dispuso a hablar con Mey-rin y Finny, ya que Bard se había estancado en la barra de bebidas desde que entraron. Hasta que una mano se posó en el hombre de se vestido negro. Al voltear vio la piel morena del mayordomo hindú, Agni.

Agni: Buenas noches -saludó.

— Señor Agni -sonrió.

Agni: Señorita (t/n), se ve hermosa esta noche -halagó amablemente- Incluso está usando la fragancia floral que el príncipe le regaló.

Vaya, incluso notó el olor.

—Se lo agradezco.

La charla siguió ahora junto a Finnian y Mey-rin, riendo y sonriendo por las ocurrencias de los otros. Interrumpidos por la mano de Ciel sobre su muñeca.

—Oh, Ciel -sonrió.

Ciel: Necesito hablar contigo -su voz sonaba tranquila, pero el brillo molesto en sus ojos lo delataba. Estaba enojado.

Caminaron hablando en voz baja sobre el plan y las posibles fracturas en el. Así como también sobre las cosas sospechosas o inusuales que habían visto hasta el momento.

Ciel: (t/n), ¿estás bien? Te ves un poco ansiosa -la cercanía tal vez no podía ser tanta como a ambos les gustaría, pero por lo menos no estaban distanciados.

-Estoy bien, es solo que.... No lo sé, hay algo extraño en todo esto -Suspiró dejando de lado la copa de vino de la cual ni siquiera había tomado un trago.

Ciel: ¿A qué te refieres?

-No he visto a Trancy, ni a su mayordomo en todo lo que va de la noche.

Caminaron a otro lado. Miraban a Lizzy halagando feliz la ropa de los otros invitados, y riendo junto a Soma; vaya que ella siempre encontraba buenas cosas en todos lados. Elizabeth era una buena persona, cosa que siempre le hacía doler el pecho a (t/n); sentir que de alguna manera quería "robarle" a la persona de la que ella estaba enamorada, peor aún, su prometido.

Sin fijarse directamente en el camino, solo concentrarse en el cómodo silencio del otro dentro de aquel salón de fiesta y la fina música de fondo, una sirvienta rubia tropezó contra Ciel esparciendo una copa de vino tinto sobre su saco. Apenada, la rubia se disculpó con el más bajo, pidiéndole que la siguiera y así poder limpiar la mancha en su ropa. Ambos se miraron por un momento.

Ciel: Volveré en un momento, (t/n) -seguido del asentimiento de su acompañante y la indicación sutil de la criada para guiarlo a algún lugar dentro de la enorme mansión Trancy.

La mujer rubia parecía amable, con una sonrisa delicada y brillante, pero sabía bien que alguien estaba viéndola con intensidad detrás de si. No estaba equivocada, (t/n) la miraba irse junto a Ciel. La (c/c) tenía una casi excelente memoria, claramente recordaría un alma tan tintineante como la de esa mujer; un color azul como los jacintos en el jardín de esa misma mansión, que por alguna razón, brilla con poca intensidad o se encendía en brillo en cuestión de segundos. No era estúpida, sabía a la perfección quién era esa persona. Dándose la vuelta sobre sus talones mirando a todos en en salón buscó al odioso mayordomo de Ciel, sin tener éxito.

- '¿Por qué ese tonto no está cuando lo necesitan, pero aparece de la nada para acosarme?' -pensó irritada.

Claude: Señorita (t/n), ¿necesita algo? -la voz fría e inconfundible de Claude la llamó. Al girar la mirada lo vio justo a su izquierda, demasiado cerca.

- No -simple.

Claude: Si llega a necesitar algo, no dude en llamarme -dejó una copa más de vino sobre la mano femenina, prácticamente obligándola a sostenerlo.

- Como si fuera a beber algo de este lugar -vació el contenido del cristal en una de las macetas decorativas del salón. Apretó su mano hasta ver los pequeños cristales escapando de su palma, esta vez sin conseguir una herida.

El señor Agni se encontraba aquí, no deseaba molestarlo con otra herida en su mano.

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Sin duda su conde estaba tardando demasiado. Ha pasado demasiado tiempo desde que se fue junto a Trancy disfrazado; vaya, ni siquiera sabía si el niño había interpretado correctamente el mensaje, o que siquiera lo descubriera por su cuenta.

Excusándose un momento de sus amigos, salió del evento, vagando por los corredores de la mansión; los cuales se hacían más estrechos y lúgubres a medida que avanzaba, cubriéndose de paredes marrón llenas de grandes pinturas de paisajes, rodeadas por marcos de oro brillante. Sin embargo, no importa a dónde fuera, en cada pasillo que tomaba sentía la desagradable sensación de ser vigilada. Caminaba a prisa mientras el manto negro de su vestido en 'A' se agitaba cada vez que se movía. Mentiría si dijera que no estaba entrando en pánico. Era como si estuvieran jugando al depredador y la presa. Un juego en donde ella era la presa, y un depredador esperaba devorarla.

¿Habían escuchado ese viejo dicho de las novelas de terror y suspenso que decía: "No mires atrás"?

Bueno, tal parece que (t/n) no.

Solo bastó una ligera desviación de su mirada hacia atrás, para que alguien o algo se posara frente a ella cubriendo su paso. Sujetándola fuertemente de los hombros.

Sorprendida, miró hacia arriba encontrando dos bellos orbes tan dorados como el oro, siendo estos cubiertos por un par de gafas rectangulares.

Claude: Señorita (t/n), ¿no le dije que si necesitaba algo, me lo pidiera? -ajustó el agarre.

-Solo estoy buscando al conde Phantomhive. No tiene de qué preocuparse, puedo hacerlo por mí misma -intentó alejarse, sus hombros comenzaban a doler. Antes podía derribar a cualquiera, incluso a los de "raza pura" como los demonios completos, ya lo había hecho con Michaelis hace años, ¿por que no puede hacerlo ahora?

-No podría dejar que eso pase; como mayordomo de los Trancy, es mi deber velar por la seguridad de todos los invitados, y ver que no -sonrió- se metan en problemas.

- En ese caso, ¿por qué no vuelve al salón? Hay muchos más invitados, además de mí -finalmente logró alejarse lo suficiente del otro demonio.

Cuando (t/n) se dio la vuelta y comenzó a caminar por el pasillo contrario al mayordomo, le extrañó que el hombre ya no le hubiera dicho nada, solo la miraba irse. Cerca de una las puertas de ese pasillo, que a juzgar por el bullicio, daba directamente a otra punta del salón principal, su estómago dolió tan fuerte como si la hubiesen apuñalado desde adentro de su cuerpo. Sus piernas comenzaban a fallar, su respiración se aceleró y su visión se vio borrosa, por lo que, para sostenerse recargó su brazo en la puerta frente a ella, encorbando la espalda mientras sostenía su estómago. Pasos detrás de sí se escuchaban como tormentos, esperando lograr desesperarla.

Le tomó tiempo y mucho esfuerzo, pero logró reincorporar su postura y voltear hacia el la única otra "persona" a su alrededor. Claude se había detenido a dos metros de su cuerpo mirándola con falsa inocencia.

Claude: Señorita (t/n), ¿se encuentra bien? Se ve pálida.

Cada palabra que salía disparada de su boca con altanería y falsa preocupación, era un paso más que daba hacia el ella. Hasta el punto de tener su antebrazo sobre la puerta al lado de los mechones (c/c) de (t/n), y la otra sosteniendo la muñeca izquierda de la mujer.

Se inclinó hasta rozar su oreja con sus fríos labios.

Claude: ¿El hambre duele? -negó divertido al ver los ojos confundidos de la fémina abrirse más- Señorita (t/n), ¿cuándo fue la última vez que devoró el alma de un inocente? -susurró cerca de su cuello, antes de pasar su lengua por el.

- A-alejate de mi -su expresión de disgusto provocó lo contrario en el otro demonio.

Su mano restante se alejó de su estómago para ir al pomo de la puerta, sin embargo, esta estaba cerrada; un pequeño candado metálico tocó su piel. ¿Desde cuando estaba esa cosa ahí?

Por otra parte, el demonio de anteojos y sonrisa siniestra, movió el brazo que estaba al costado de su cabeza, llevando su mano hasta el cuello femenino apretándolo lo suficientemente fuerte como para que se desmayara, pero no para que muriera. Si no, ¿Dónde estaría la diversión en eso?

Su visión se nubló de nuevo, así como su deseo de encontrar a Ciel. Estaba mareada y adolorida, no recordaba cuán desesperante es la debilidad física.

Lo último que su ojos lograron divisar, fue una mancha blanca detrás de ellos, observándolos con una mueca de desagrado.

Finalmente sus ojos se cerraron y sus piernas cedieron paso a la gravedad, haciéndola caer con fuerza al suelo, sin ser detenida por ninguno de los dos presentes que aún estaban consientes.

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En otro lado, Ciel también se encontraba huyendo de nada más ni menos que Alois Trancy.

Agitado, se detuvo a descansar al lado de un árbol en el basto jardín de dicho lugar. El cual, con la luz de la luna lucía sacado de un cuento de terror.

Trancy, aun vestido de sirvienta, se acercó a Ciel hasta quedar separados por unos cuantos metros. Intimandolo con la presencia de su mayordomo, quien después de un "percance" de aroma frutal, llegó rápidamente con su amo como un buen cachorro. Sumado a él, los otros tres sirvientes varones aparecieron de la nada, dejando cinco contra uno solo. Claro, solo hasta que Sebastian apareció al lado de su pequeño amo, también como un buen perro.

Alois: Tranquilicémonos un poco, solo queríamos hablar en un lugar más privado.

Ciel: ¿Qué podría usted querer tanto de mí, como para organizar todo un baile solo por eso? -su voz era una mezcla entre cansancio y confusión.

Alois rió.

Alois: Te quiero a ti -habló simple.

Ciel: ¿A qué te refieres? -frunció el ceño.

Alois: Que te quiero a ti -repitió- Eso es todo, Ciel Phantomhive. Además -miró a su mayordomo- Claude también estaba buscando una cosita que había perdido, ¿la encontraste, Claude?

Asintió ligeramente con el rostro inexpresivo, ganando una risa del rubio.

Alois: ¡Perfecto!, si Claude obtuvo lo que deseaba, es justo que yo también lo obtenga, ¿no lo crees, Ciel? -sonrió- Si me rechazas, me veré obligado a asesinar a todos los que están ahí -señaló la mansión- He preparado un pequeño espectáculo. Si comienza, todos morirán. Incluidos a quienes amas.

La mente del adolescente viajó desde sus sirvientes, hasta Lizzy, Soma y su mayordomo, Lau y su hermana, y finalmente se detuvo en la imagen de (t/n) sonriéndole aveces dejando a la vista sus pequeños colmillos. Frunció en ceño.

Claramente se negó. En realidad, esto era una parte del plan, pues no estaban seguros de si Trancy estaba tan desesperado que atacaría contra ellos tan directamente y menos aún, vestido como sirvienta, pero lo hizo. Sin embargo, algo no estaba bien, porque (t/n) no estaba ahí, lo cual dejaba un hueco en el plan.

Sin esperar más, Alois ordenó a su demonio capturar a Ciel y traerselo. Para que después, Ciel le ordenara a Michaelis que lo protegiera a toda costa siguiendo el contrato, mientras él solo se ocupaba de pensar dónde se había metido su (t/n).

¡Oh!, pobre Sebastian tendría que encargarse de todo él solo.

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Hey💫
Aquí lo que prometí, tuve que volver a ver la segunda temporada porque realmente no recordaba cómo era la mansión Trancy por dentro.

Editado: No sé qué pasó, el capítulo me aparecía como publicado con las letritas azules, y como no tuve celular varios días, y estuve ocupada con las clases, no tuve tiempo de entrar a Wattpad durante la semana, por lo que no había notado que realmente el capitulo no se publicó.

Yo viendo que el capitulo no se publicó:  🤡🔫

Disculpen las faltas de ortografía👀

💫GRACIAS POR LOS 60K💫
💕L@S AMO💕

Sin más por el momento...

Se despide~

🔥Haruka Black🔥

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