Capitulo 36


Narrador

Ni Ciel, ni (t/n) se habían dirigido la palabra en toda la mañana.

Y no solo porque la doncella demonio estuviera furiosa con él, porque aún lo estaba; el problema era que de alguna manera no podía evitar sentir el calor cubrir su rostro cada vez que lo recordaba, incluso aveces llevando su mano a sus labios creyendo sentir la presión de los labios ajenos sobre los suyos.

Todos los miraban extraños intentando encontrar respuestas; y es que el ambiente cambiaba dramáticamente cada vez que estaban juntos.  Por lo que la solución más simple para todos fue mantenerlos separados: El príncipe y su mayordomo estaban con Ciel, jugando a las cartas o los dardos; mientras que, Lizzy y su doncella Paula, intentaban tener con (t/n) lo que podríamos llamar un "día de chicas". Sin embargo, no era algo fácil, menos si la de cabello (c/c) se escondía cada vez que se encontraban en los pasillos de la mansión.

¿Cómo podría ver a esa tierna niña a la cara sabiendo que besó a su prometido? No creí tener lo suficientemente gruesa la cara como para hacer eso.

Aún así sus esfuerzos por esconderse no resultaron bien.

De nuevo se encontraba huyendo de ambas mujeres. Los pasillos parecían infinitos, ¿por qué su habitación parecía estar tan lejos? Ni bien dobló una esquina cuando chocó con dos suaves bultos, escuchando de fondo la suave risita de su rubia amiga. Cuando se dió cuenta ya estaba siendo arrastrada fuera de la mansión por la niña.

Pasearon por la ciudad toda la tarde yendo de aquí a allá, comprando ropa y entrando a dulcerías, culminando el paseo en una peculiar tienda sombría.

⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️

Elizabeth había notado la tensión entre su prometido y su amiga. Pensó que tal vez habían tenido un desacuerdo la noche anterior que los había molestado.

Quería ponerlos contentos y que se reconciliaran.

Lo primero sería ir tras (t/n). Así que dejando a Ciel en manos de chico moreno, corrió seguida de su doncella, rumbo a quien -suponía- era la persona más indicada para saber cómo alegrar a su amiga: el mayordomo, Sebastian Michaelis.

Lizzy: ¡Sebastian! -gritó al encontrarlo cerca de las escaleras.

Sebastian: ¿Puedo hacer algo por usted, lady Elizabeth?

Lizzy: Como notarás, Ciel y (t/n) han estado raros toda la mañana. Quiero hacer algo para alegrarlos, pero en realidad, no sé qué cosas alegran a   (t/n) -detuvo su habla cuando se quedó sin aire al hablar tan rápido- Y como tú eres su amigo más antiguo, creí buena idea preguntarte a ti.

Sebastian: su amigo, ¿eh? -murmuró- Puede que (t/n) necesite relajarse un poco. Me parece que llevarla a pasear sería una buena idea.

Lizzy: ¡Gracias, Sebastian! -corrió de nuevo seguida por la otra mujer, antes de detenerse de golpe volviendo con el mayordomo- Oh, por cierto. No le digas nada a Ciel -le susurró al hombre, y sin esperar respuesta volvió a correr. Su misión ahora: Encontrar a (t/n).

Por otro lado, la mitad-demonio había  estado enseñándole a leer y escribir al tierno chico serpiente. Palmeando su cabeza cuando lo hacía correctamente. 

Varios de los reptiles que lo acompañaban trepaban por debajo de su vestido y sus brazos, incluso Emily se veía muy cómoda durmiendo sobre la cabeza de (t/n). A ambos les parecía extraño, pues la piel de la mujer solía ser fría, y aún así parecía que a las serpientes les gustaba estar con ella. Snake quien comparte esta característica con sus amigos reptiles, también se sentía muy cómodo cuando -por petición de su compañera- salían al jardín a caminar o solo a sentarse en la fresca hierba, y él se recostaba el regazo de (t/n) mientras ella le acariciaba la cabeza con gentileza.

No cabe duda que el muchacho se sentía confundido con respecto a esto, la calidez que (t/n) le irradiaba era como si intentara reconfortarlo y decirle que todo estaría bien. Incluso, una vez Oscar le dijo que la mujer parecía querer llorar cada vez que él se dormía en su compañía.

Pero en fin, las horas de estudio pasaban rápido, y Snake debía volver a sus tareas diarias. Guardando los libros y hojas de trabajo, la peli-(c/c) salió de su alcoba rumbo a la cocina, encontrándose con Lizzy. Esa fue la primera huida del día; después hubo otra, y otra, y otra, hasta que de un momento a otro las tres mujeres ya estaban paseando tranquilamente disfrutando de los dulces que la castaña les había comprado.

Al caer casi las 4:00 p.m., la mitad demonio fue nuevamente arrastrada hasta algún lugar de la calle, creyendo que volverían a la mansión. Grande fue la sorpresa al detenerse en el peculiar establecimiento sombrío. Confundida, miró a la rubia junto a ella pidiendo respuestas; esta sólo sonrió aún más, irradiando emoción.

Lizzy: Hace algunos días Ciel me habló sobre tu padre. Mencionó que trabaja como enterrador -explicó- Y como noté que no te sentías bien hoy, le pregunté a Sebastian qué podría hacer por ti....

—¿Por qué le preguntarías a Michaelis sobre eso? Él no sabe nada sobre mí -interrumpió.

Lizzy: Pero son amigos, ¿no? -miró a su doncella, quien sonrió y asintió a sus palabras.

—¿Por qué todos piensan eso? -susurró.

Lizzy: En fin. Sebastian me dijo qué tal vez necesitarías relajarte y pasear un rato. Así que, ¿qué mejor manera relajarte, que visitar a tu familia?

—No lo sé. Padre suele estar muy ocupado con el trabajo, no quiero molestarlo.

Paula: Señorita no se preocupe -habló por primera vez en toda la tarde- Enviamos una carta en la mañana avisando que vendríamos.

Quedando de acuerdo las tres, caminaron a la puerta siendo (t/n) la primera en entrar. El lugar era mucho más sombrío por dentro que por fuera, con ataúdes de distintos tamaños por todos lados, algunas cajitas de cosméticos y roperos; pero ninguna señal del enterrador.

(t/n) conociendo al hombre de cabello plata, caminó hasta el ataúd más cercano al mostrador. Tocó tres veces la dura tapa de madera, escuchando dos toques desde adentro de este como respuesta. Segundos después de alejarse, la tapa se abrió con cuidado dejando irradiar un intenso brillo verde lima, y unas filosas uñas rasgando el borde de la tapa, seguido de una ligera risita.

Undertaker: Oh... Ya están aquí, ji ji ji -salió del ataúd aproximándose a la demonio.

Una o tal vez dos horas pasaron hablando con el hombre, y aunque la rubia y la castaña le temían un poco al principio, descubrieron que el enterrador no es más que una masita graciosa, tierna y extraña. La rubia más feliz aún de que su amiga parecía haberse olvidado del problema de la mañana.

Casi era la hora de la cena cuando las tres mujeres se despidieron de él, prometiendo volver a visitarlo pronto.

El interior del carruaje esta vez tenía un buen ambiente, las tres hablaban animadamente sobre su día y sobre lo que en algún futuro podrían hacer juntas; la próxima vez, incluso logren que May-rin las acompañe.

⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️⚫️

En la mansión las cosas eran tan diferentes.

Soma había hecho todo a su alcance para calmar y animar a Ciel, pero simplemente el niño lo ignoraba. Incluso intentó jugar al ajedrez con él teniendo esperanzas de ganarle, pero el tuerto seguí ignorándolo.

Soma: ¡Ciel! -un tierno puchero adornaba su rostro- Vamos a jugar, ¿si?. Ya deja de trabajar. Has estado raro todo el día, ¡tienes que relajarte!

Ciel: No sé de qué estás hablando -sin mirarlo aún.

Soma: ¡Oh, por favor! Vamos, al menos vallamos al jardín o juguemos algo, ¡Estoy aburrido! -dramáticamente se lanzó sobre el escritorio del conde, desordenando sus papeles.

Ciel: Si juego contigo, ¿me dejarás en paz? -sobó el puente de su nariz al ver la sonrisa triunfal del joven príncipe.

Fue arrastrado por todos lados en su propia mansión. Primero al jardín, luego a la sala de música, la cocina y la sala de juegos, para finalmente culminar en el comedor esperando la merienda.
Hubieran comido en silencio de no ser porque el príncipe hablaba hasta por los codos, seguido de su mayordomo que solo le seguía la corriente.

¿Qué estaban diciendo? Ciel no tenía ni idea. Su mente solo tenía cupo para pensar en (t/n), quien lo evitaba desde la mañana, lo mismo que él. Sí, estaba molesto, pero consigo mismo. ¿De donde diablos había sacado el coraje para hacer algo así? ¿De verdad esperaba que ella le correspondiera el gesto?

Soma: ¡Ciel! -gritó justo a su lado- ya deja de pensar en (t/n) -¿tan obvio es?

Ciel: ¿Ahora de qué estás hablando?

Soma: No sabes disimular mucho. Ni siquiera has tocado la comida -apuntó al plato- Además, por eso Elizabeth se la llevó, no tienes que preocuparte por ninguna de las dos.

Ciel: ¿Ambas se fueron?¿A dónde?

Soma: No lo sé. Lizzy habló sobre querer arreglar las cosas entre ustedes, pero que primero mejoraría el humor de (t/n), o algo así -movió la mano restándole importancia.

Ciel: ¿Por qué no dijiste nada? -preguntó al mayordomo a su lado.

Sebastian: Lady Elizabeth me pidió que no le dijera nada, joven amo -admitió con simpleza.

Harto de todos a su alrededor, se levantó de la silla y se fue a su oficina sin decir nada, sin voltear atrás escuchando la ruidosa voz de su "amigo" llamarlo.

Encerrándose en su oficina durante varias horas re- acomodando su papeleo arruinado por el dramatismo del caprichoso príncipe. Entre las múltiples hojas que habían caído al suelo, una de ellas captó su atención. Era una lista de posibles testigos en el caso de la desaparición de jóvenes. Muchos de estos tenías tachado el nombre, muestra de estar descartados, pero aún quedaban tres nombres, entre ellos, dos que captaron su atención.

'Claude Faustus'
'Aleister Chamber'

Si no recordaba mal, el primer nombre pertenecía al mayordomo de Alois Trancy. El segundo, el degenerado vizconde que ofrecía fiestas para secuestrar doncellas y venderlas en el mercado negro a burgueses igual de degenerados.

La hoja estaba la mayor parte del tiempo en manos de Sebastian, pues era quien, con más frecuencia, interrogaba a los posibles testigos para descartarlos o agregarlos como sospechoso. Hasta ahora, no ha habido ningún individuo que se pueda catalogar como sospechoso, las demás personas de la lista tenían buenas coartadas comprobadas o solo eran un montón de estúpidos.

Ante los ojos de Ciel, el vizconde y el mayordomo Trancy eran los más sospechosos, ¿por qué? Simple: El vizconde contaba con un largo expediente criminal y el segundo, bueno, es un mayordomo que está en la lista de sospechosos, ¿por qué no habría que sospechar?

Sebastian: Joven amo -llamó su atención entrando a la habitación- Lady Elizabeth y (t/n) ya llegaron -Ciel asintió- Joven amo, si me permite preguntar, ¿qué fue lo que pasó con (t/n)? ¿Hizo algo que lo molestó? O ¿Usted la molestó a ella?

Ciel: No es algo que te incumba -Con ánimo de arreglar las cosas con (t/n), se levantó de su silla  y caminó a por el pasillo seguido de su demoniaco mayordomo.

Al llegar a las escaleras notó el cambio de ambiente en la mansión. Dos de las mujeres reían delicada pero fuertemente, mientras la castaña sonreía con calidez y ánimo. Al poco rato un energético Soma casi se lanzó sobre ellas, siendo detenido por su mayordomo, quien las saludó educadamente. Luego, dejando parado a su amo, se acercó a la joven de cabello (c/c), posando una mano en su hombro sonriéndole.

Agni: ¿Se encuentra mejor, señorita (t/n)? -preguntó con dulzura.

—Gracias, señor Agni; estoy mejor -sonrió con igual calidez, mientras la mano del moreno abandonaba su lugar.

Agni: Me alegra que así sea.

El resto de personas -y demonio- presentes -y escondidos- notaron como el ambiente entre ellos dos se volvió aún más cálido y tranquilo.
Transmitiéndose mutuamente alegría. Compartiendo una risita los tres se alejaron dejándolos solos en el recibidor.

—Eso fue extraño, ¿no? -preguntó con burla a su acompañante, quien solo asintió a sus palabras.

Agni: Aún falta un poco de tiempo para la cena -habló mirando el reloj- ¿quiere ir a caminar al jardín, señorita (t/n)? -extendió su brazo hacia ella.

—Claro -aceptó el gesto rodeando el brazo que se le había ofrecido saliendo  al extenso jardín.

En lo alto de las escaleras, un adolescente y un demonio veían molestos la escena. Y más aún al notar cómo los otros tres los dejaban solos, para que luego salieran juntos a pasear.

Ciel fue el primero en bajar y entrar al comedor, silenciando la amena conversación entre su prometida y el príncipe hindú. La primera en saludarlo -lanzarse- hacia él, fue la niña rubia.

Lizzy: ¡Ciel! ¡No te he visto en todo el día! -restregó su mejilla contra la de él empalagosamente- Soma dijo que los has ignorado todo el día. Eso no está bien Ciel -puchereó.

Ciel: Estaba ocupado, no podía perder el tiempo con juegos -contestó simple.

Minutos después un par de risas inundaron delicadamente el comedor. Agni y (t/n), entraron a la habitación, con el brazo de la chica rodeando el brazo masculino del moreno. Separándose con rapidez al notar las miradas de los demás. En silencio, ambos fueron a sus lugares; (t/n) en una silla al lado de Lizzy, y Agni de pie al lado de su amo.

El humor parecía haber mejorado por parte de la mujer, quien había vuelto a reír en conjunto a los dos revoltosos.

Al caer la noche, (t/n) creyó buena idea hablar con Ciel, y disculparse mutuamente. Así que, después de meditarlo un rato, salió de su habitación rumbo a la oficina de Ciel, tocó ligeramente la puerta sin obtener respuesta; aún así, entró. Sin embargo, Ciel no estaba por ningún lado. Confundida, se acercó a su escritorio mirando el gran montón de papeles acumulado en una de las esquinas del mueble; cerca de ellas, había una con el título "Desaparición de jóvenes"  a su lado, una lista con la mayor parte de nombres tachados, siendo la mayoría completamente extraños para ella, excepto uno:

'Claude Faustus'

"¿No era ese el mayordomo de la mansión Trancy?"

Confundida, tomó y dobló la hoja, para después esconderla en la manga de su vestido.

Salió de la oficina ahora hacia la habitación personal del adolescente, esperando que este se encontrara ahí. Al llegar tocó la puerta, ganando esta vez, una respuesta de dentro de la alcoba.
Abrió un poco la puerta, solo hasta poder asomar la cabeza, mirando a Ciel acostado boca abajo en la cama.

—Ciel...

El muchacho al escuchar su voz, se recompuso sentándose correctamente en la orilla de la cómoda.

Ciel: (t/n)...

Silencio incómodo.

—/Ciel: Lo siento... -hablaron al mismo tiempo, riéndose después por ello.

Ciel: Lo lamento. No debí haberte besado, ni haberte gritado.

— Yo.. Lamento haberte llamado mentiroso, y haber dicho que me iría -pensativa- También lamento haberte arrojado al pasillo como un perro.

Ciel: Como te atreves a llamarme "perro" -se levantó indignado- No soy Sebastian.

Sin aguantar más la de ojos (c/o) estalló en risas por el repentino apodo al indeseable -como ella lo llama- mayordomo.

—Bien, bien -limpió una lágrima falsa de su ojo derecho- ¿todo bien? -extendió su mano hacia él.

Ciel: Todo bien -estrechó la mano ajena.

Hablaron un rato más; aunque Ciel solo se quejaba de lo "insoportable" que fue Soma durante su ausencia, mientras (t/n) contaba su divertido día; omitiendo ambos la parte donde salió a caminar con el mayordomo hindú.

Rato después la mujer se levantó de la cama, se despidió de su amigo, y se fue a su habitación dejándolo solo.

Ya en su alcoba sacó la hoja escondida en su manga, guardándola entre algunos libros.

Luego investigaría por su cuenta.


🔥💜🔥💜🔥💜🔥💜🔥💜🔥💜🔥💜
Hey✨
Ay! Que loco ja, ja ¿Hace cuánto no actualizo? ¿Dos/tres semanas? Perdón ja, ja, ja.

Bueno en fin, como verán el problema está arreglado (ojalá pudiera decir lo mismo de mi celular) y todo va a seguir con normalidad.

¿Por qué tarde tanto en actualizar? No tuve celular durante una semana y el correo de recuperación no funcionaba desde mi computadora así que tuve que esperar; ya cuando lo tenía, hubo una tormenta en mi ciudad y estuve tres días sin luz; después vino el tema de la re-inscripción de la prepa y los cursos de inducción, etc, etc. Y ayer, vino de visita mi "familia" y me trajeron todo el día de mesera, horrible el asunto.

En fin, como recompensa por no haber subido capítulo en ¿dos/tres semanas? Habrá capítulo triple entre hoy y mañana, además

¡HEMOS LLEGADO A LOS 50K DE LECTURAS !

Estoy muy emocionada al respecto, así que además del capítulo triple, habrá especial 50k, ¡espérenlo!

GRACIAS POR LOS 53K
💕L@S AMO UN CHINGO💕

Perdón por las faltas de ortografía👀

Sin más por el momento...

Se despide~

🔥Haruka Black🔥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top