Perfección
Cuando el auto se estacionó, Kurotsuchi no pudo sentirse más aliviada, había sido la noche más perfecta que había tenido en años, sin embargo, llegaba a su final, algo dentro de ella le decía que Neji no pasaría a su casa esa noche, no con lo distraído que se notaba, había sido una noche espectacular y no podía pedir más, no podía ser más avariciosa ya era mucho haber pasado casi toda la noche con el hombre que le gustaba.
Neji le abrió la puerta del copiloto y ella se bajó esperando que él se fuera de inmediato, sin que ella lo esperara él la acompaño a la puerta de su casa, la pelinegra saco sus llaves y las insertó desbloqueando la puerta la abrió ligeramente y entonces tuvo el valor para encarar al chico.
-Fue una noche maravillosa- Kurotsuchi apretó sus manos debajo de sus estomago que daba vueltas por lo nerviosa que se encontraba- gracias a ti.
-Me alegro de que te la hayas pasado bien- no había un todo de voz especifico en el Hyuga así que Kurotsuchi dejó de estar un poco menos nerviosa que antes- que descanses.
Neji dio la vuelta y la chica abrió ligeramente los ojos asombrada, apretó los labios y se atrevía a hablar de nuevo.
-Neji...- dijo mientras el chico se detenía y volteaba, inmediatamente la chica beso su mejilla suavemente para después apenada volver a hablar con una sonrisa- que descanses también.
El chico asintió ligeramente sorprendido sin embargo su expresión volvió a estar neutra al dar la vuelta e irse mientras la chica entraba a su hogar y cerrando la puerta mientras se recargó por detrás de la puerta en el pasillo iluminado ligeramente sonriendo tontamente por la emoción de haberse atrevido a despedirse de esa manera de Neji.
-Vaya...jamás había visto esa expresión en... tu cara- la risa débil de Deidara se escuchó haciendo que la chica levantara su mirada hacia donde estaba, recostado en uno de los sillones- debe de haber sido una noche...perfecta.
La voz se escuchaba sumamente cansada fue entonces cuando Kurotsuchi prendió la luz de la sala de estar su bolso cayó al suelo.
-¡Oh por Dios!- ella dio un pequeño grito del susto al ver el estado en el que se encontraba el rubio.
Se había puesto de pie sin embargo se tambaleaba ligeramente, estaba cubierto de sangre de pies a cabeza y toda su ropa desgarrada, su ojo se mantenía entrecerrado mientras escurría sangre de su frente, manteniendo su mano haciendo presión en el lado derecho de su estómago.
-Lamen..to tanto... arruinar...la- sonrió de manera culpable con una expresión de dolor físico intenso después de eso no aguantó estar más de pie y se desmayó en media sala de estar fue cuando la chica reaccionó y corrió por su botiquín de emergencia para ayudarlo de manera inmediata.
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Cuando su pie piso velozmente el charco de agua saltó salpicando sus botas, continúo corriendo lo más que pudo incluso cuando escuchó que le pisaban los talones, debía escapar lo más antes posible, su peluca se había caído, su pelo castaño ahora revoloteaba hacia atrás con el aire de la cuidad en aquel callejón, se detuvo cuando vio en frente a ella una gran pared, sin salida.
Miro rápidamente el contenedor de basura en el que apresuradamente se subió y saltó agarrando el termino de aquella pared que dividía el callejón del patio trasero de unos departamentos, justo cuando se iba a impulsar para salir al fin libre de sus perseguidores sintió como su tobillo derecho era jalado al lado contrario y cayó en el duro cemento del suelto soltando un gemido de dolor, miro hacia arriba furiosamente a los dos sujetos.
-Hasta aquí llegaste maldita perra- uno de los perseguidores sacó un enorme cuchillo listo para apuñalarla.
Tenten reaccionó rápido, como tenía que hacerlo en cada trabajo en el que cometía un error, rápidamente le dio una parada en la punta del talón al sujeto con el cuchillo quien se quejó inmediatamente pero no conto con su acompañante la tomara de su cabellera castaña haciendo que se detuvieran sus acciones rápidamente quejándose de dolor.
-Maldita perra bastarda- dijo el sujeto jalando más su cabellera dejándola a su merced.
-Bien hecho hermano- el segundo sujeto al que Tenten había pateado se había recuperado y se inclinó para quedar al nivel de la chica quien no dejaba de retorcerse tratando de liberarse, la golpeo en el estómago y el aire se le salió dejando se moverse- vaya que eres una preciosura
La barbilla de la chica fue tomada eh inmediatamente la hizo voltear directamente a la cara de su agresor, el cual sonrío y sus dientes de oro resplandecieron haciendo juego con la cicatriz que dividía la mitad de su cara.
-No entiendo por qué te vestiste como hombre para engañarnos, hubiera funcionado mejor si llegaras vestida con algo más provocador, te hubiera metido a la casa de mi jefe fácilmente- le sonrió pervertidamente a la castaña- aunque no precisamente a donde él estaba quizás a mi habitación a divertirnos.
Tenten le escupió en la cara y él dejo de sujetar su mentón para limpiarse con la manga de su camisa, inmediatamente la chica sintió un insoportable jalón en su cabellera.
-Hey hermano, ¿Qué tal si nos divertimos con ella antes de matarla?-mencionó él que tenía sujeta su cabellera- después de todo no creo que a nadie le importe una asesina como ella, le haremos un favor a la policía si la matamos pero primero podemos recibir nuestra recompensa
Fue entonces cuando Tenten alcanzó a tener en sus manos un pequeño cuchillo de emergencia guardado en su tobillo y soportando el dolor en su cabellera se lo clavó a su opresor en uno de los ojos, el gáster grito retorciéndose de dolor dejándola libre.
La chica vio venir al otro sujeto con el gran cuchillo, sin embargo esta vez lo derribo de una patada se levantó mientras y se aproximó a él quien tenía el cuchillo aun en amenaza, ella sujetó su antebrazo y torció su brazo enterrando el gran cuchillo en el pecho su propietario, directo al corazón, muriendo de inmediato cayó al suelo, la chica volteo de rápido para encontrarse con el otro atacante pero sus pasos eran torpes así que aprovecho esto con el gran cuchillo que había clavado primero rajo su garganta, la sangre salió disparada a gran parte de su cara y empapo las ropas de la chica junto con sus manos, observo como el atacante tomaba con sus dos manos su garganta tratando de detener el sangrado pero era demasiado tarde, cayó inerte al suelo.
No había expresión en su cara, solo cansancio ya que respiraba entrecortado, a pesar de no importarle ya si se mantenía viva o no, ella no podía permitirse morir de esa manera, sería patético, la única con derecho a quitarse su propia vida era ella.
Soltó al suelo el gran cuchillo con el que atacó y observó sus manos.
Todo aquello era un completo desastre, incluso ella.
Se imaginó la sangre untando las teclas del piano, hizo una mueca de asco y cerró los puños.
Había asesinado a dos personas que no eran su objetivo, sin embargo, se lo merecían, iban a violarla, de no haber sido ella hubiese sido otra chica en su lugar. Ese pensamiento fue suficiente como para tranquilizarse de nuevo y quitarse rápidamente el pantalón que traía viéndose debajo de este un pantalón de mallas más femenino, rasgó y ocupo la tela para limpiarse la sangre de su cara y manos, abrió el contenedor de basura y sacó de basura y empezó a tirarla arriba de los cadáveres, el olor de la basura cubriría el olor a muerto que emanaría de sus cuerpos más tarde. Cuando ya había una cantidad considerable de basura arriba de los cuerpos tomó su antebrazo y remangó su saco de hombre sacando un encendedor y una pequeña botella con liquido amarillo el cual vacío encima de los cuerpos y la basura.
Después prendió el encendedor y lo tiro hacía ellos prendiéndose fuego casi de inmediato, empezó a caminar casada hacia el lado contrario del callejón, sin voltear atrás.
Moría de ganas por tomar un baño en cuanto llegara a su departamento, el bar aquella noche se encontraba casi vacío, a esas horas de la madrugada solo quedaban personas inconscientes por el alcohol. Cuando entró a la oficina de Hidan se sorprendió al ver que él se encontraba recargado en su escritorio ya esperándola, la miro con una ligera sonrisa.
-Explícate- le pidió tranquilamente sin dejar de sonreír ni dejar de recargarse con sus manos por detrás en el escritorio.
-Hidan... ellos me esperaban... mi disfraz funcionó, pero...- explico sumamente nerviosa a como reaccionaria a su explicación y no se equivocó, antes de que terminara de hablar él se acercó a ella y levantó su mano dándole una cachetada, la chica casi sin fuerzas cayó al piso sorprendida y respirando aceleradamente, no supo en que momento cuando ella volteo de nuevo hacia en frente él se encontraba a su altura ya sin sonreír.
-¿Cuantas veces te he dicho que sólo debes matar al objetivo?- sus ojos parecían examinar a Tenten de pies a cabeza, cuando se entrecerraron un poco continuo hablando- primero Deidara no mata su objetivo y después tu vienes y asesinas a tu objetivo junto a todos sus acompañantes y guardaespaldas, acaso les tengo que recordar que si vamos matando a cualquiera por ahí dejaremos un rastro para la policía.
-Eran Yakuzas... el ataque de Deidara los advirtió del mío, eran diferentes objetivos, pero tenían comunicación... tuve que matarlos o no estaría aquí hablando contigo- explicó rápidamente la castaña enojada apretando los puños mirándolo a los ojos.
Segundo después de mirar sin expresión el enojo de la chica Hidan río fuertemente delante de ella tomando con la palma de su mano su frente, cuando terminó de hacerlo la castaña seguía con la misma expresión.
-Amo esa expresión en tu rostro Tenten, todo ese odio dentro de ti es como una religión para mí- le tomó su mejilla derecha y le miro como alguien miraba a una brillante posesión- me hace creer que si viera a Dios a la cara tendría la misma expresión que tú tienes y sería igual de hermosa.
La mano del chico pasó de la mejilla de Tenten a alrededor de su cuello primero un suave toque y cuando la castaña quiso separar aquella mano esta apretó su tráquea dejándola sin oportunidad de respirar de nuevo, se agitó inmediatamente tratando de liberarse, pero él era más fuerte y la recargó contra la pared detrás de ella sujetando su mano derecha con su mano izquierda manteniéndola en el suelo, la mano izquierda de la chica intentaba desesperadamente quitar la mano que apretaba su garganta y le impedía respirar.
-Pero sabes lo que pasaría si tuviera a Dios frente a mí, le quitaría esa maldita expresión del rostro lo más antes posible- dijo mientras continúo apretando la tráquea de Tenten sin expresión en su rostro.
-H...i...d...- la castaña le rogó con su mirada que la dejara ir.
-Tratas de rogar por tu vida diciendo mi nombre y puedo oírte sin necesidad de palabras, la cosa aquí mi querida Tenten es que no tienes nada por lo cual rogar porque tu vida no te pertenece- cerró los ojos mientras soltaba el agarre.
La castaña respiro de nuevo, pero no fue suficiente, una tos excesiva salió de su misma garganta, no podía respirar todo el aire que no había tenido hace unos minutos al mismo tiempo, su cuerpo se lo impedía.
Fue pocos segundos después cuando sintió de nuevo el toque de las manos de Hidan, trató de apartarse con las pocas fuerzas que tenía, pero no lo logró, él tomó su rostro esta vez con sus dos manos y la castaña sintió el roce inmediato de sus labios contra los suyos, quería apartarse inmediatamente, pero sintió como el aire que necesitaba su cuerpo regresaba a sus pulmones, Hidan estaba dándole ese aire a través del beso.
Cuando él se separó Tenten pudo respirar con más tranquilidad, impaciente limpio sus labios con la camisa negra de mangas largas que traía y miró enojada a Hidan que sonreía mientras lamía su labio superior.
-Vamos no me mires más de esa manera- le dijo divertido- después de todo acabo de perdonarte por todos los pecados que cometiste el día de hoy, otros no correrán con la misma suerte.
-Yo mataré al objetivo de Deidara sin cobrar, no le hagas nada a él- mencionó rápidamente la castaña recuperando el aliento.
-No tienes de que preocuparte me ocuparé personalmente de ese Yakuza y por esta vez no le haré nada a Deidara- Hidan se puso de pie y se sentó en su escritorio recargando todo su peso en la silla giratoria mirándola con una sonrisa santurrona- está incluido en los pecados que te perdonaré hoy, no quiero este tipo de errores de nuevo, puede que a ti te perdone denuevo pero a él no.
Tenten se puso de pie totalmente cansada, suspiro de alivio en sus interiores, Deidara era lo más cercano a un amigo que tenía, los dos sufrían por casi por las mismas cadenas, no podía permitir que le pasara algo a él y ella quedarse sola en ese pozo sin fondo.
-Me retiro- mencionó a secas y se dirigió a la puerta sin dejar de sentir la mirada hasta que salió de aquella habitación, tampoco pudo quitarse aquella sensación de sus labios sobre los suyos, asqueada deseo que ese no hubiera sido su primer beso.
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