Anochecer
Hey ¿cómo están?, Les traigo esta historia como un experimento hacia un nuevo NejiTen, me alegrará mucho saber si les gustó la idea para seguir publicandola, no se preocupen por mi otra historia trataré de actualizar lo más rápido posible al igual que esta:3
Disclaimer: Naruto ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. Se prohíbe el plagio de la historia que si me pertenece junto con los personajes inventados en esta.
La brisa del viento revoloteaba su cabello castaño mientras caminaba con un maletín colgando de un lado de su cuerpo, gente caminando de un lado a otro por aquella calle principal de Japón, podía memorizar sus rostros de la manera más perfecta, adivinar sus pensamientos y acciones.
Algunos ejecutivos saliendo del trabajo, jóvenes estudiantes que platicaban entre sí y reían divertidos, parejas que caminaban entrelazadas de manos, todos con asuntos que aprender y con destinos que cumplir.
Sin preocupaciones, tan ingenuos, sus vidas vinculadas con lazos que los ataban en el camino, algunos encuentros casuales, como la persona que no trae paraguas en un día de lluvia y se refugia con su propia ropa y en un instante aparece ese alguien para cubrir su pena con una sonrisa.
Patéticos.
Nunca olvidaba una cara y eso le ayudaba a completar su trabajo.
Las gotas de lluvias poco a poco caían por el efecto de la gravedad y observó con exactitud el momento donde las personas sacaban su paraguas de diferentes colores para cubrirse, ella solo se cubrió con la capucha de su chaqueta negra de manga larga, en realidad no le importaba mojarse pero interferiría con su trabajo y eso sería un problema.
Se detuvo en el paso peatonal de un semáforo y miro aquel edificio el cual era su destino. Sonrió de lado al momento que se dio luz verde que indicaba la seguridad para cruzar la calle, se quedó donde estaba mientras que en segundos otros avanzaban a su lado para cruzar la calle, borró la sonrisa de su rostro y caminó junto al mar de gente llegando al otro lado de la calle, se encontró enfrente de aquel elegante edificio de negocios, entró quitándose la capucha liberando su pelo achocolatado.
- Buenas noches señorita ¿puedo ayudarle en algo?- en el recibidor se encontraba un chico con uniforme de policía.
Haruka Kishimoto, policía de seguridad de la empresa Yakata.
- Fui contratada por el señor Yukko Yakata para esta noche.
-¡Oh si!, tome el elevador, luego el corredor a la derecha y el pasillo del fondo a su mano izquierda el señor Yakata la espera.
-Gracias
Subió al elevador, sin embargo no hizo lo que le indicó el oficial, oprimió el botón de planta baja, en el cual se encontraba el estacionamiento.
Una vez ahí se inclinó en el suelo y abrió su maletín, sacó partes metálicas y las armó hasta que formaron una pistola, sacando de su bolsillo balas para cargarla.
Se quitó la chaqueta dejando ver la parte de arriba de su vestido topacio y se quitó los pantalones holgados color gris para completarlo, se puso unas zapatillas y escondió su ropa en una maleta dejándola en un bote de basura. Alzó parte de su vestido y oculto su pistola en su pierna, y enderezándose saco de su maletín un celular el cual sonaba. Se escuchó la voz de un hombre lo reconoció de inmediato.
- ¿Llegaste al objetivo?
-Ya estoy en el edificio
-Bien has tu trabajo y no quiero errores, preciosa.
-No los habrá...
Dicho esto colgó el celular y lo guardo en el maletín y se lo llevo consigo, se próximo al elevador de nuevo y subió al séptimo piso, recorrió el pasillo percatándose de que ya no había nadie en aquellas oficinas todo estaba vacío, excepto unas oficinas a las que se dirigió, vaciló en una pared antes de entrar asomándose al ver un ejecutivo en el escritorio organizando unos papeles.
Yukko Yakata
53 años
Jefe ejecutivo de la empresa Yakata.
Tocó la puerta de aquella oficina, un hombre maduro apareció abriendo la puerta, tenía traje de trabajo una camisa con corbata verde y el saco que complementaba su vestir se encontraba colgada en su silla, ella no perdía ningún detalle.
- Así que eres tú la que mando la agencia.
- Así es señor Yakata, estoy a sus servicios esta noche.
- Bien, pasa nos iremos en unos minutos, ¿para que el maletín hermosa?
-Lo necesario para esta noche- el sonrió de lado y le abrió paso.
-Está bien, déjalo al lado del sillón para que no estorbe-ella no dijo nada solo obedeció, noto que aquel hombre cerró la puerta con seguro.
- Ponte cómoda, ¿quieres una copa de champaña?
- Sí, gracias- el hombre se dirigió a un pequeño compartimiento en su escritorio y saco una botella, dos copas, las sirvió y le entregó una sentándose a su lado.
-Me sorprende que la agencia enviara a una nueva, siempre envían a Jazmín, ella es mi favorita-dijo dándole un sorbo a su copa.
- Ella está ocupada esta noche, le prometo que no notará la diferencia.
Ella se levantó dejando la copa en la mesa del medio, mientras el miraba con una sonrisa su cuerpo con lujuria, se colocó atrás de él tomando sus hombros apoyándose en ellos, el empresario disfrutaba del contacto de las manos de la chica, ella se aproximó a su oído y le susurró.
- Verá que lo disfrutara más que compañía, le aseguro que no la extrañará - le besó en el cuello y separándose un poco comenzó a darle un masaje en los hombros- estás tenso.... relájate más
-Mmmmm....
- Así podrá ser más fácil desde el principio...y no me resultará tan repulsivo...
-¿Ah? ¿disculpa?- le miró con confusión sin creer lo que acababa de oír, de pronto sintió algo frio de metal en su cabeza- ¿q-que?
- Relájate cariño no tardaré mucho.
-¿Qué significa esto?
- ¿Organización de la rosa negra?, ¿te suena el nombre cariño?
- ¿Has... venido a matarme?
- Así es, alguien pago por hacerlo, así que tengo que hacer el trabajo sucio.
- Pero... ¿por qué?, ¿Quién pagaría para...
- Negocios sucios, lavado de dinero o alguna acción que haya herido alguna persona que pago por que se hiciera realidad su venganza.
- Maldición- apretó los dientes sin moverse, entró en pánico sabía que cualquier movimiento en falso seria su fin- ¡Espera!, te pagaré el doble que pagaron por asesinarme, trabajarás para mí, ¿qué te parece? te pagaré millones.
- He oído eso cientos de veces cariño, ya tengo un trabajo gracias por la oferta, suplicar no te servirá de nada, tienes un pecado y pagarás por él, las consecuencias de tus actos están rindiendo frutos, llevaste acabo un lavado de dinero demasiado grande para afectar a tus empleados entre ellos, uno culpado de ese fraude y llevado a la cárcel injustamente hace mucho tiempo, cuando salió no le quedo más que sed de venganza.
- No puede ser, ese maldito...
- Gracias por la velada cariño.
Apretó el gatillo segundos después, la pistola no sonó ya que llevaba un silenciador puesto, la bala atravesó la cabeza dando muerte instantánea, había terminado su trabajo sólo necesitaba limpiar la escena del crimen para cuando llegara la policía.
Sacó guantes del maletín y se los puso, eliminó una de las copas de champaña, la que era para ella, guardó su pistola y decidió a marcharse una vez limpio el lugar, se aseguró de las cámaras de seguridad al desarmarlas, quitar la memoria de grabación y destruirlo, las desconectó, se dirigió al elevador y sin oprimir el botón se dio cuenta de que alguien venía subiendo en el ya que subía automáticamente, se ocultó detrás del pasillo, el elevador se abrió, una mujer rubia con vestido rojo que hacía que su silueta se notara perfectamente bajo de el, con una bolsa de mano y un cigarro en la boca, ella debería de ser la verdadera acompañante que el empresario contrato y que la castaña sustituyo, se dirigía a la oficina, se escuchó un grito ahogado, la castaña tenía que salir rápidamente del edificio, si la encontraban la policía la atraparían y todo terminaría, se dirigió al estacionamiento bajando por las escaleras y se cambió de ropa rápidamente sacándola del bote donde la había dejado, llevaba de nuevo la chaqueta negra con la capucha cubriendo su cabeza con pantalones holgados, salió por detrás del edificio y se mezcló entre la gente que caminaba a las altas noches de la noche en Japón, la policía no tardaría en llegar, pero sin embargo ella ya se habría ido sin dejar evidencias del crimen, no podían dar con ella, era demasiado cuidadosa para los detalles, una sonrisa invadió su rostro, pobres ilusos, dedicaban el tiempo buscándola, era tiempo perdido, nunca la encontrarían.
Su nombre es Amma Tenten, 22 años, asesina a sueldo, miembro de la organización de la rosa negra dedicada asesinar por fines de lucro, realiza su trabajo con satisfacción, no deja ni un rastro de ser la culpable de aquellos asesinatos, algunos consideraban que lo que hacía era un trabajo el cual dejaba una marca que lo hacía perfecto, nada más que un cuerpo muerto, sin pistas o rastros y una rosa negra con espinas sobre el mueble más cercano a la víctima.
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