Dentro de una burbuja una pequeña silueta se observa

acostada y hecha bolita, sumergida entre pesadillas;

flota la gran burbuja, el fondo negro la decora

y entre las sombras, horripilantes seres asechan.

En esa mente invade nuevamente el terror

una habitación desconocida familiarmente es,

ha llegado nuevamente el señor.

¡Invade la desesperación!

Aguas saladas se liberan de su interior provocándole despertar,

removerse de su lugar al ver esos ojos,

aquellos fuera de su burbuja de protección.

Poco a poco nuevamente el subconsciente toma el control

eliminando esos ojos, vaporizando la maldad, llegando la tranquilidad.

Fuera de la burbuja se presencia un cambio de fondo

un nuevo amanecer, hermoso por doquier

una renovación que pronto... susurros cambiaran.

Maliciosos susurros que surcan en su interior

monstruos que atacan su corazón desmoronando el blanco poseedor

eliminando los colores pastel que iluminaban ese cuerpo

volviéndolo gris nuevamente.

Flotando la burbuja, su esférica protección

la que poco a poco se abría exteriorizando su interior

rápidamente se cubre nuevamente.

Una capa de cristal comienza a cubrir la esférica burbuja

donde inmóvil, la silueta se observará

una capa de resistente metal incapaz de mostrar debilidad

un grueso muro a su alrededor inhábil a exteriorizar.

Unos ojos cerrados, un cuerpo debilitado

una brisa ensordecedora que acompaña los copos de nieve que descienden

mientras que nuevamente en su exterior aguarda la oscuridad, su mayor protección.

Luz y oscuridad, fuego infernal

arden llamas, alrededor de la gran protección

fuego que en grueso metal se ha de convertir

esfericidad metálica de imposibles cerraduras de abrir

creando una fortaleza imposible de derribar.

Se observa un débil corazón, pero capaz de resistir todo a su alrededor

un cuerpo frío y sin lucidez, esclava de las tinieblas.

Un ojo observa sin responder.