65 Vivi
El tiempo sigue pasando y cada vez siento más rencor. Ahora tengo ocho años. Y el colmo fue que la primera palabra de Kuina fue ni-chan. Y desde que aprendió a andar no para de seguirme. Llevo así casi un año. No aguanto más.
Diasuke: ¡MAMÁ!
Nami: ¿Qué pasa mi príncipe?-le interrumpo el trabajo.
Diasuke: Dile que deje seguirme. No me deja en paz.-señalo a Kuina.
Nami: Pero si es normal. Tú estabas...-se calló y me dio la espalda.
Diasuke: ¿Yo estaba qué?
Nami: No nada. Ven Kuina.
Kuina negó y se aferró más a mí.
Kuina: No. Yo me quedo con ni-chan.
Nami: Por favor Diasuke, haz de hermano mayor y cuida de ella un rato.
Diasuke: Está bien.
Siempre era lo mismo. Me tocaba estar con ella a pesar de que no quería. A veces me gustaría que tuviesen más tiempo libre. Ahora están más ocupados que de costumbre debido a que tienen que ayudar a la tía Robin y al tío Luffy con el nuevo nakama.
¡Ah! Se me había olvidado decirlo. Hace casi un año que nació el hijo de mis tíos. Lo llamaron Monkey.d.Eddie. Pero, no sé porque Eddie no me caía mal. A veces me tocaba cuidar de ellos dos y Eddie estaba atento, a diferencia de Kuina, cuando entrenaba mis movimientos. Tal vez cuando crezca un poco más...
Por otra parte, Eddie me quitaba tiempo con mis padres y cada vez que iba con unos de ellos Kuina venía conmigo. Si era con i padre, cada vez que ella hacía algún movimiento la halagaba y le sonreía. En cambio, cuando me tocaba a mí solo me corregía.
Con mi madre no era así. Ella si que pasaba el tiempo conmigo de verdad.
Hace unos días llegamos a una isla sin habitar. El bosque parecía el lugar perfecto para entrenar a si que decidí coger mi shinai y salir a entrenar, pero algo me lo impidió.
Kuina: Yo quiero ir con Diasuke-ni-chan.
Diasuke: No Kuina. Quiero irme solo a entrenar.
Kuina: Pero ni-chan...
Diasuke: ¡He dicho que no!
Kuina: ¡MAMIIII!-se pone a llorar. Como odio que haga eso.
Nami: ¿Qué pasa aquí?
Diasuke: Que quiero entrenar pero ella no me deja.
Nami: Venga Kuina. Deja a tu hermano un poco y ven con mamá.
Mi madre se va con Kuina quien lloraba porque no quería. Por fin no le consienten algo.
Después de entrenar, que no sirvió para nada, aproveché para explorar un poco la isla. Pero creo que no debí haberlo hecho. Me encontré con mi padre y con mi hermana. Ellos no me vieron y fue un gran alivio porque lo único que quería era largarme de ese sitio. ¡Mi padre entrenaba con Kuina! ¡¿Con ella si y conmigo no?!
Salí de allí sigilosamente y volví al Sunny. Mi madre me saludó pero yo no respondí lo que le preocupo un poco. No quería pagarla con ella. Antes de ir mi cuarto y encerrarme dejé mi shinai en el cuarto de mis padres con una nota. Después con un fuerte portazo me encerré en mi camarote.
Pvo Nami
Me extraño mucho el comportamiento de Diasuke. ¿Había pasado algo? Lo mejor sería preguntarle. Antes de llegar al cuarto de mi hijo dejé unos mapas en el camarote y me extrañó ver un shinai con una nota. Me senté y empecé a leerla.
¿Tienes tiempo para entrenar con Kuina y no conmigo? ¿Me odias? Porque si no no sé que pensar. No sé si hago bien los ejercicios que recuerdo de cuando entrenábamos juntos. Además...es como si tú y mamá estuviéseis distantes. ¿Ya no me queréis? Me pasa lo mismo con los dos. Quiero pasar tiempo con vosotros pero no quiero que esté Kuina mientras me enseñais.
Por eso siempre estaba tan extraño cuando estaba con nosotros. No podía parar de llorar. Diasuke pensaba todo eso. Había acumulado mucho rencor hacia nosotros. Poco tiempo después apareció Zoro quien se empezó a preocupar por mí.
Zoro: ¿Nami, que pasa?
Nami: Leela.-le entregé el papel.
Vi como Zoro puso cara de sorpresa cuando terminó de leer la carta. Se tumbó hacia atrás y tapó su cara con sus manos.
Zoro: Hemos vuelto al principio.
Nami: Lo sé. Además hoy me llegó una carta de Nojiko diciendo que parecía que Diasuke y Kuina se llevaban mejor. No sé que contestar.
Zoro: Voy a intentar hablar con él.-vi como se dirigía al cuarto de nuestro hijo.
Nami: Por favor Diasuke. Vuelve a ser el niño alegre de antes.
Pvo Diasuke
Fiuu...Conseguí escaparme de papá. No quiero hablar con él. Fui a cubierta cuando papá se dio por vencido y empecé a tocar la armónica.
Hace poco que empecé. Vi a mi tío Brook tocarla y me llamó la atención. Todavía no sabía tocarla a la perfección pero no se me daba tan mal. Aprendo rápido. Un rasgo heredado de mi madre.
Kuina: ¡Increíble Ni-chan!
Ya decía yo que demasiada tranquilidad era demasiado pedir.
Diasuke: ¿Qué pasa?
Kuina: Enséñame.
Diasuke: No. No pienso permitir que te quedes más cosas.-me voy y mi hermana me sigue. Mi paciencia se acabó.-¡Deja de seguirme Kuina! ¿Entre todos lo que hay aquí tenías que seguirme a mí?-me encerré en mi cuarto.
Kuina: Pero yo quiero estar contigo.
Diasuke: Pero yo no. ¿Por qué no vas con papá? Como él te hace caso...
Kuina: No entiendo.
Diasuke: Pues cuando lo entiendas vienes.-entré a mi camarote.
Eddie: ¡Diasuke-kun!-oí detrás mío.
Diasuke: ¿Por qué yo?-abrí la puerta.-¡Tía Robin!
Eddie: ¡Vamos a jugar!
Diasuke: Quiero estar solo.
Robin: ¿Me llamabas?
Diasuke: ¿Puedes llevarte a Eddie? Quiero estudiar navegación.
Robin: Vamos Eddie.-lo coge.
Eddie: Mamá...
Diasuke: Luego jugamos.
Salieron y lo que quedaba de mañana lo pasé estudiando navegación.
Ahora el que me seguía era Eddie, no Kuina. Sobretodo me seguía cuando iba a mejorar mis movimientos de combate. Ya no me importaba no entrenar con mi padre, ya apenas me consideraba un espadachín.
Me tocaba entrenar y Eddie me imitaba. Cada vez que yo daba un puñetazo él lo daba. Cada vez que daba una patada él la daba, como podía, pero la daba.
Diasuke: ¿Te gusta pelear?-él asintió como respuesta. No era muy hablador. Lo que más decía era mi nombre y el de Kuina.-Venga, en guardia.-me puse a su altura y él me pegó un puñetazo. Yo me hice el dolido y caí al suelo mientras él reía.
Me quedé mirando el cielo pensativo. Cerré los ojos y pude oír claramente el choque de las olas con el barco, sentir la brisa marina y oí, muy bajo, el ruido de las pesas de mi padre, la cocina y algún que otro susurro.
Algo me sacó de mis pensamientos. Sentí un fuerte golpe en mi estómago mientras una voz infantil decía Diasuke-kun. No hace falta decir que había sido Eddie.
Me salté la cena como muchas otras veces había hecho. Ya no me gustaba estar con nadie. Siempre que quería decir algo se ponían a hablar con Kuina excepto mi tía Robin. Ella parecía entender todo lo que pasaba por mi cabeza en cada momento. ¿Será por su akuma no mi? Y cuando me tocaba ir me llevaba un libro de navegación conmigo, pero casi siempre me lo quitaban.
Después de cenar mi madre siempre pasaba por mi cuarto a preguntarme si me pasaba algo. Yo me hacía el dormido. Yo no quería hablar con ella unos minutos para que luego Kuina se llevase a mamá de vuelta con ella. Yo la quería a mi lado por lo menos en la tarde. ¿Tan difícil era eso?
El tiempo pasa y volvimos a Alabasta. Allí conocí a una amiga de mamá llamada Vivi aunque ella ya me había conocido cuando yo era un bebé. Parece que se llevó muy bien con Kuina.
Vivi: Cuanto has crecido Diasuke.
Diasuke: ¿Te conozco?
Vivi: Yo te conocí cuando eras un bebé. Pero ahora veo que no eres el único hijo que hay en la tripulación.
Yo por mi parte si salía de la habitación era para entrenar con Chaka-san. Al menos durante esos días pude corregir mis errores con la esgrima y dormir con mi padre. Pero una noche de camino al cuarto escuché hablar a Vivi-san y al tío Sanji.
Vivi: Entonces, ¿no me quieres?
Sanji: No me puedo quedar, soy un hombre de mar.
Vivi: Si me quisieras de verdad te quedarías.-su voz suena entrecortada.
Sanji: Escucha, cuando haya encontrado el Al Blues prometo quedarme aquí contigo, pero al menos déjame cumplir mi sueño.
Vivi: ¿Me lo promete es?
Sanji: Sí. Te lo prometo.
Ya habíamos vuelto al Sunny y hay Vivi-san cenaba con nosotros por lo que estaba obligado a ir. Estaba leyendo un libro de navegación a escondidas ando el tío Sanji me quito el libro.
Mi tío Sanji era una de las razones por las que no quería ir a cenar. Siempre me comparaba con Kuina. Hoy creo que la paciencia con él se me acabó.
Sanji: Venga Diasuke tienes que comer. Y deja ese libro.-me lo quita.
Diasuke: ¡Devuélvemelo!-me empezaba a cabrear.
Sanji: Cuando termines de cenar.
Diasuke: ¡Que me lo devuelvas!
Nami: ¡Diasuke! Cena tranquílamente, luego leerás.
No me quedó mas remedio que aguantarme y cenar en silencio.
Diasuke: Ya os he dicho mil veces que no tengo hambre cuando voy a cenar.-digo jugando con el tenedor.
Sanji: Pero si no comes no creceras como es debido. Sino mira a tu hermana. Ella si que sabe que hay que hacer.
Diasuke: ¿Me esta llamando imbécil? Bueno siempre tuvo preferencia por Kuina. Es un mujeriego tal y como me dijo papa.
Sanji: Ojalá te parecieses un poco más a tu hermana en algunos aspectos.
Eso ya no lo aguante. No pensaba soportar mas a mi tío.
Diasuke: Ya vro.
Salí de la cocina y fui a los mandarinos pero antes de eso le quité el libro a mi tío. Allí al menos nadie me criticaría. Desde aquí podía oír todo lo que ocurría en el comedor.
Nami: Sanji eres un imbecil.-al parecer salió del comedor y fue a buscarme. Aunque me encontró fácilmente ya que estaba tocando la armónica. Siempre tocaba la misma melodía. Era lo único que me permitía ser fuerte y no derrumbarme delante de todos.
Nami: Diasuke...
Diasuke: ¿Qué ocurre? Mejor será que no te me acerques. Al parecer soy imbécil según el tío Sanji. Te lo podría pegar.
Nami: Sabes que eso no es verdad.
Diasuke: Pero me duele saber que eso es lo que pensáis de mi.
Nami: Diasuke ni tu padre ni yo jamás hemos pensado que sería mejor que te parecieses a Kuina. Pero es verdad que tienes que comer mejor.
Diasuke: Eso puedo hacerlo solo. No quiero comer con el resto. Prefiero hacerlo en mi cuarto mientras leo.
Nami: ¿No te acuerdas lo bien que te lo pasabas cuando estabas con nosotros en el comedor?
Diasuke: Tú lo has dicho. Cuando estaba. Ahora es como si no existiera. Me siento como si no perteneciese a esta tripulación. Tal vez debería haberme quedado en Cocoyosashi.
Me fui de allí con una mandarina en la mano. No quería hablar de esto.
Pvo Nami
Volví con los demás, impactada por lo que acababa de oír.
Zoro: Kuina, Eddie, salid un momento. Tenemos que hablar de un asunto importante.
Kuina: Vale.-sale junto con Eddie.
Nami: ¡¿Se puede saber cómo se te ha ocurrido decirle eso?!-grito tras uno segundos de silencio.
Vivi: ¿Alguien me puede explicar qué ha pasado?
Luffy: Diasuke está celoso de Kuina Vivi. Lo que le ha dicho Sanji le ha sentado muy mal.
Sanji: Yo solo he dicho lo que creía que era correcto.
Zoro: ¿Eres consciente y aun así sigues? Te podrás llevar mal conmigo, pero mi hijo no te ha hecho nada.
Pvo Diasuke
Todos estos días nos hemos quedado en Alabasta y todas las noches Vivi-san venía a cenar. Yo me sentaba a leer en el sofá mientras oía de fondo las conversaciones de mis tíos.
Sanji: Diasuke ten.-me pasa la cena.
Diasuke: No tenga hambre.-miro por la ventana.
Sanji: Te lo dejaré aquí. Solo espero que te lo comas.
Me había dejado Tokayaki y unos Onigiri para cenar. No tomé nada, seguí leyendo por mi cuenta.
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