59 Odio
Pvo Diasuke
¿Por qué ahora nadie me hacía caso? Sé que mis padres tienen que estar atentos por si a Kuina le pasa algo, pero no entiendo a mis tíos.
Ya había pasado un mes desde que me sentía invisible. Una mes en el que nadie me prestaba atención.
Ahora estaba enfrente de la puerta del camarote de mis padres preguntándome si debería llamar.
Al final opté por llamar dando un par de golpes a la puerta con mi puño.
Diasuke: ¿Puedo pasar mamá?
Nami: Sí, pero no hagas ruido. Tu hermana está durmiendo.
Despacio abrí la puerta. Mi madre madres estaba tumbada en la cama con Kuina en sus brazos.
Diasuke: ¿Te encuentras mejor?-pregunté preocupado.
Hace unas horas mi madre había tenido que ir a la enfermería al ver que casi se desmaya.
Nami: Sí, solo ha sido algo repentino.
Diasuke: Ah vale.
Nami: ¿Te ocurre algo?
Diasuke: ¿Por qué los tíos no me hacen caso? Sé que tú y papá tenéis que estar pendientes de Kuina pero...
Nami: No es que no te hagan caso. Solo que ahora sienten que tienen una segunda oportunidad para hacer bien las cosas. Quieren intentar ser unos buenos tíos ya desde le principio.
Diasuke: Ya veo.
Nami: Además no saben exactamente que pueden hacer ya que tú les tenías miedo.
Diasuke: Ya lo sé. Me lo contaste. Voy a ver si papá entrena conmigo.-me fui y busqué a mi padre.
Lo encontré dirigiéndose a su camarote así que al preguntarle la respuesta fue la de siempre. No.
Fui al comedor donde estaba mi tía Robin leyendo, mi tío Sanji cocinando y mi tío Brook tocando la guitarra.
Me senté en uno de los sofás y me quedé absorto mirando el inmenso mar.
Sanji: Hola Diasuke. No te había visto.
Diasuke: Para no variar.-susurré.
Sanji: ¿Quieres tomar algo Robin-chawn?
Robin: Un café. ¿Tú quieres algo Diasuke?
Diasuke: Un jugo de naranja por favor.-me quedé sorprendido.
Sanji: Marchando.
La tía Robin se sentó a mi lado y empezamos a hablar. Mas tarde el tío Sanji nos trajo las bebidas y se incorporó a la conversación.
Diasuke: Tío Sanji. ¿Cómo es que tus patadas son tan fuertes?
Sanji: Porque entreno a diario.
Diasuke: Pues yo nunca te veo.
Sanji: Es que yo entreno por las noches.
Diasuke: ¿Me enseñas algún movimiento?-pregunté entusiasmado.
Sanji: Ponte de pie. Eleva la pierna derecha y échala hacia delante con todas tus fuerzas.
Intenté hacer lo que me dijo pero perdí el equilibrio y caí. Lo intenté varias veces pero el resultado siempre era el mismo.
Diasuke: Es difícil.-decía frustrado.
Sanji: No te desanimes. A mí tampoco me salía bien a la primera. Tuve que practicar muchos años.
Diasuke: ¡Yo también lo haré! ¡Aprenderé a pelear con los pies y los puños!
Sanji: ¿Y lo de ser espadachín?
Tocó un tema del que no quería hablar. Ni siquiera quería oírlo.
Diasuke: Eeeh, bueno...también quiero. Pero no es malo aprender diferentes formas de pelear.-intenté estar tranquilo al contestar.
Sanji: Vuelve a intentarlo.
Volví a dar la patada pero esta vez no caí al suelo. El tío Sanji me había cogido justo a tiempo.
Sanji: Ya sé porque te caes. Apoyas mal el pie izquierdo. Al sacar la pierna además de girar el cuerpo también tienes que girar un poco el pie para no perder el equilibrio. Repítelo. Yo te corrigo.
Despacio repetí los movimientos de nuevo.
Sanji: Quieto. Ahora mueve el pie. Yo te sujeto.-giré un poco el pie y después di la patada sin que me sujetará. No me caí.
Diasuke: Bien.
Sanji: No te ilusiones. Te tiene que salir solo y cuando vayas mejorando tendrás que ir aumentando la fuerza que haces.
Pvo Nami
No pasó mucho tiempo desde que Diasuke se fue. Zoro entró al camarote cosa que me extraño bastante.
Zoro: ¿Qué tal te encuentras?
Nami: Bien. Pensé que estarías con Diasuke. ¿No te ha encontrado?
Zoro: Ah sí. Le he dicho que no podía, que tenía que vigilarte.
A veces no podía entender como podía llegar a ser así de insensible. De un puñetazo lo dejé incrustado en el suelo.
Zoro: ¡¿A qué viene eso mujer?!
Nami: Uno, no grites. Dos, ¿cómo puedes llegar a ser tan insensible? Sabes que Diasuke está celoso y al decirle que no lo has empeorado más.
Zoro: Alguien tiene que vigilarte. Ordenes de Chopper.
Nami: Robin puede hacerlo perfectamente. Ve con Diasuke.
Zoro: Está bien. Perdona.
Nami: No soy yo la que te tiene que perdonar.
Pvo Diasuke
Sanji: Una vez más.
Poco a poco mejoraba, pero sé que todavía me queda mucho camino por delante.
Zoro: Oye Diasuke, perdona lo de antes. ¿Quieres ir a entrenar?
Diasuke: Pero...
Sanji: Ve. Además yo tengo que preparar la comida. Seguimos mas tarde.
Diasuke: Vale.
Zoro: Robin, ¿puedes ir con Nami?
Robin: Naturalmente.
Me fui con mi padre al nido del cuervo y estuvimos entrenando por dos horas sin descanso.
Zoro: Paramos un rato. Voy a ver como está tu madre.
Diasuke: Está bien. Yo termino de recoger.
Zoro: No te hagas daño. Ni se te ocurra coger las pesas, no puedes con ellas.
Diasuke: Está bien.
Pvo Nami
Zoro: Es hermosa.-logró decir tras unos minutos de contemplarla.-La pequeña Roronoa.
Nami: La pequeña Roronoa Kuina.-comenzó a sollozar.-¿Qué pasa mi pequeña?
Zoro: Eh Kuina, no llores.-acarició su pequeño rostro pero ella solo lloró más fuerte.
Nami: Ven aquí.-la cogí en brazos y Zoro se sentó en la cama.
Me apoyé en el pecho de Zoro y nos quedamos mirando a Kuina.
Zoro: No me gusta verla así.
Nami: Pronto se le pasará. Solo está extrañada.
Sanji: ¡Aléjate de Nami-san marimo!-entró gritando con el resto detrás de él. Kuina no tardó en despertarse.
Zoro: Te quieres callar. La has despertado.-la arropó un poco más y ella agarró su dedo.-¿Quieres ir con papá?-ahora estaba despierta.
Nami: Ten cuidado con su cabeza.-la dejé en sus brazos.
Zoro: Sí.-la tuvo en brazos.
Los sollozos de Kuina nos llamaron la atención a Zoro y a mí.
Zoro: Nami, yo creo que ya tiene hambre.-Kuina abría y cerraba su boca una y otra vez a la vez que agarraba su dedo con más fuerza.
Nami: Ups, eso parece.
Antes de que diese de comer a Kuina, Zoro sacó a todos menos a Robin.
Después de que Kuina comiese y se volviese a quedar dormida en los brazos de su padre, todos volvieron a entrar y esta vez se acercaron a Kuina.
Sanji: Es hermosa.
Luffy: Es igual que tú Nami.
Robin: Se intenta esconder al parecer.
Robin tenía razón. Además de estar girando la cabeza hacia Zoro, Kuina se tapaba la cara con sus manos tapadas por unas manoplas.
Zoro: Deja de esconderte Kuina. Son tus tíos.-intentaba apartar las manos pero cada vez que apartaba una la otra volvía a tapar su cara.
Sanji: Venga Kuina. Pero si eres tan guapa como tu madre.-intenta coger una de sus manos pero Kuina se soltó de su agarre y después tocó ligeramente la barbilla de Sanji, como si lo hubiese golpeado.
Zoro: Otra mujer que te rechaza ero-cook. Muy bien Kuina.-todos rieron menos Sanji-kun.
Nami: Ya sé porque se tapa. Le molesta la luz.-me levanté y apagué la luz del techo. Todavía entraban un par de rayos por la ventana por lo que veíamos bastante bien.
Kuina pronto dejó de poner las manos delante de su cara y las dejó a la altura de su pecho. Eso si, todavía tenía girada la cabeza hacia Zoro.
No paso mucho tiempo y Kuina abrió los ojos. Seguía en la misma posición. Seguía mirando al frente.
Sanji: Venga Kuina-chan, mira hacia aquí.-Kuina no le hacía caso.-Vamos Kuina.
Zoro: Ahora déjala tranquila. Pronto se va a volver a dormir. ¿Qué es esto?-Entré la poca cantidad de pelo peliverde que tenía destacaba un pequeño mechón pelinaranja.
Zoro: Vaya. ¿Lo has visto?
Nami: Si. Se lo he visto esta mañana.
Luffy: ¿El qué?
Zoro: Mira.-apartó la manta de la cara de Kuina y todos pudieron ver lo que nos llamó la atención.
Robin: Eso es algo que nadie se esperaba.
Sanji: Tenía que ser pelirroja aunque fuese un poco.
Luffy: Que más da como sea. Es nuestra nakama. Bienvenida Roronoa Kuina.-sonrió.
Pvo Diasuke
No tardé mucho en guardar los shinais. Fui al comedor pero no había nadie. Me resultó muy extraño.
No le di mucha importancia así que me fui al camarote de mis padres. No debí hacerlo. Allí estaban todos reunidos. Entre pero nadie se dio cuenta.
Diasuke: Tío Sanji, vamos a entrenar.
Sanji: Ahora no Diasuke. Más tarde.
Lo que me suponía. No importaba. Cerré la puerta despacio y me alejé de aquel lugar en el no que importo lo más mínimo.
Fui al nido del cuervo y me quedé allí entrenando hasta que oscureció. Miré el reloj y por la hora que era ya deberían estar cenando...sin mí.
Recogí todo y me marché a los mandarinos. Desde allí podía oír que ocurría en el comedor.
Sanji: Nami-swan, Robin-chwan...la cena.
Nami: Arigato pero no tengo hambre. Vuelvo ahora.-salió del comedor.
Me asomé y vi a mi madre subir al nido del cuervo. No tardó en bajar al ver que yo no estaba. Fue a mi camarote y por último me encontró en cubierta. Estaba sentado en el barandal.
Nami: ¿Qué te ocurre?
Diasuke: Nada. Estoy como siempre.
Nami: Mentira. Dime la verdad.
Diasuke: No quiero. No va a servir de nada.
Nami: Diasuke...
Diasuke: No quiero hablar, me voy.
Iba a irme pero mi padre llegó con Kuina. Perfecto. Si querían hacerme sufrir lo estaban consiguiendo.
Zoro: No te vas de aquí hasta que nos expliques que ocurre.
Diasuke: Solo os diré, que la causa la tienes delante tuyo. Estoy harto de ser invisible. Tal vez para dejar de sufrir debería alejarme de todos. ¡Tal vez ni debería haber nacido!
Nami: Diasuke no sigas por ese camino.-estaba empezando a enfadarse pero me daba igual. Quería dejar salir todo.
Diasuke: ¡Ojalá no estuviese vivo!
Sentí un golpe en mi mejilla. Después caí hacia atrás. Me toqué la zona dañada. Enfrente mío estaba mi madre con una cara de enfado que no le había visto nunca.
Mi padre la intentaba detener pero no lo conseguía.
Nami: ¡Diasuke, si hay algo que nunca voy a permitir es que digas eso! ¡Si estás vivo no puedes hablar de la muerte!-estaba roja de la ira.
Diasuke: Tsk. Solo digo lo que pienso. Si yo no hubiera nacido, ahora todos serían más felices y yo no sufriría. Todos estaríamos bien. ¿No lo entendéis? Seguro que seríais más felices si solo estuviera Kuina.
Zoro: ¡Diasuke déjalo ya!-ahora era mi padre el que hablaba. Todos salieron a ver que ocurría.
Diasuke: ¡No! ¡Os odio!-me marché corriendo a mi camarote mientras oía como Kuina se acababa de despertar.
Me encerré de un portazo. No pasó mucho tiempo y mi madre llamaba a la puerta pidiéndome que la abriera.
Diasuke: ¡No lo haré por dos motivos! ¡Uno, estás enfadada! ¡Dos, ¿por qué no me dejas estar solo?! ¡Así es como me he sentido un mes y ni os ha importado!
Nami: No estoy enfadada. Déjame hablar contigo.-su tono era pausado y calmado.
Cerré la puerta con llave para que nadie entrara. Ahora si que quería estar solo. Escuchaba atentamente lo que pasaba en el pasillo. Todos se habían reunido en él y hablaban de lo ocurrido.
No quería escuchar nada. Fui a mi cama y me tumbé hasta caer dormido.
Volví a despertarme al oír como la puerta se habría. Esa persona se sentó cerca mío y empezó a hablarme.
Nami: Siento lo de hoy Diasuke. No quería pegarte. Pero ese es un tema que yo no me tomo a risa. Cuando alguien se toma la vida como algo sin importancia, no soy capaz de controlarme.-me acaricia la zona que me había golpeado.-De verdad que lo siento.
Antes de irse me arropó y cuando se iba a ir hablé.
Diasuke: No pasa nada. Ha sido mi culpa. Perdona por decir que os odio. No es verdad.
Nami: No pasa nada. Ahora descansa.
Diasuke: Vale.
Nami: Buenas noches.
Diasuke: Buenas noches.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top