22. Forearm pain.
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[ME BORRARON EL CAPÍTULO XDON POR ILUSIONARLOS XDDDD]
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Por primera vez en mucho tiempo, los rayos del sol iluminaban el pueblo de forma resplandeciente, el ambiente era tranquilo y generaba paz. Finalmente parecía un buen día para vivir.
Incluso el rostro hostigado por la luz de Edgar decía lo mismo. "Estoy feliz"... Casi.
Hablando de expresiones de felicidad...
Por alguna razón Colette se veía más feliz de lo que acostumbraba, tomaba de los hombros a Edgar y saltaba sin parar viendo a los otros cuatro hablando sobre sus planes.
Ni siquiera prestaba atención. Estaba más emocionada pensando e imaginando el futuro de su amigo con su próximo marido.
Sus risas castrantes fue la gota que derramó el vaso.
Edgar incluso sintiéndose mejor aquél no evitó hartarse por esto y comenzar a regañar y perseguir a Colette por un pequeño rango de aquella plaza, sin alejarse como habían concordado. Parecían niños pequeños peleando, y Jessie, la que se supone que era la niña simplemente los miró confundida.
Entonces Sandy les hizo una seña a ambos chicos apenas terminó de hablar con Pam y Colt, los chicos se tomaron tiempo en reaccionar pues seguían peleando por el tema de Byron. Caminaron de regreso al centro dándose codazos.
Al fin llegando con los otros se relajaron y dejaron la broma en paz.
Colt miró a Sandy y le dió una señal con la cabeza, entonces el soñador comenzó a hablar.
—Repasamos el plan rápidamente. Ya saben cómo está el tema, Edgar distrae a Byron y Colette se encarga de tomar nota, ¿de acuerdo?
—¡Pero habíamos quedado que Colette sería la que lo distraería!
Edgar obviamente no tardó en reclamar casi haciendo berrinche. Entonces Sandy, sonriente, dió un par de palmadas en la cabeza del menor.
—Hey, chill bro, si lo piensas mejor Byron está más interesado en tí que en Colette, además de que ella es muy rápida escribiendo, tiene experiencia tomando notas.
Edgar se cruzó de brazos a regañadientes.
—Igual ni se le entienden a sus escritos...
Colette dió un brinco del susto y abrazó la mochila de Edgar que contenía entre todas sus cosas el libro de recortes de la albina.
—¡Oye! ¿y tú cómo sabes?
Ella no evitó gritarle casi ofendida.
—Chicos, dejen de pelear por un segundo.
Y entonces ambos jóvenes simplemente se callaron, Sandy parecía ser un adulto un tanto despreocupado pero era bueno tomando las riendas cuando lo necesitaba.
—El plan se queda así, ¿bien? Mientras ustedes se encargan de eso, Pam y Colt iran al borde del campo de experimentación y tomarán notas, ellos ya sabrán que harán después.
Ambos pelirrojos asintieron mientras Edgar y Colette miraron curiosos. ¿Qué planeaban hacer al borde del campo?
Ahora entraba la duda... ¿Qué haría Sandy, y qué pasaría con Jessie?
Edgar estuvo a punto de preguntar cuando el mismo chico de cabellos fantasiosos decidió explicarse a si mismo.
—Yo llevaré a Jessie conmigo por el centro de la plaza. Ella no puede ir a ninguna misión arriesgada, por lo que alguien a quién sepamos que no le harían daño debía quedarse con ella.
Bueno, tenía sentido aunque ese plan seguía teniendo algunas fallas, pero era mejor que llevarla con Byron o al borde del campo.
Sandy volteó a ver a Pam y haciendo un saludo militar hizo la promesa de no dormirse mientras ellos no estaban, la mujer no evitó reír enternecida y abrazó al muchacho, entregándole toda su confianza al separarse.
Bien, ahora era cuestión de encontrar a Byron.
Los tres grupos de dos se separaron y fueron por sus propios caminos, Sandy y Jessie permanecieron en la plaza, no tardó nada en que el mayor de los dos sacara un poco de plática.
La niña se veía tensa, demasiado a decir verdad. Ojalá la tranquilidad del mayor logre surtir efecto en ella también.
Y ojalá Starr Park no cambie los planes de no atacar a Sandy.
Pasaron un rato caminando, hablando de qué cosas harían apenas salieran de ese lugar. Colette parecía no recordar el exterior, Edgar tuvo que contarle lo que había afuera...
Ella simplemente se veía fascinada por las palabras de su amigo.
¿Su primer plan? Bueno, probablemente fue el más bobo de todos pero, ella ahora deseaba mucho tocar un coche deportivo.
Edgar se rió de su extraño deseo, pero no se burló de ella. En su lugar la tomó del brazo y le dijo que la llevaría a tocar el mejor coche que él conociera.
Pasaron más rato hablando y bromeando sobre sus planes, hasta que por fin lograron dar con Byron, se encontraba sentado en una de las mesas al aire afuera del local de postres de Piper... Se veía adolorido, solo sujetaba su propia cabeza un tanto desesperado.
Edgar se echó para atrás al último segundo, y se negó a acercarse al mayor.
—Pero Edgar...
—No... Muy seguramente le duele la cabeza, no quiero causarle más migrañas...
—Oye, tonto, apégate al plan. Si no hacemos nada será peor.
Migrañas.
Tal vez era la señal de que estaría recordando algo, ¿no?
Aún así no dejaba de tenerle miedo. Byron era tan intimidante, eso era algo que le encantaba de él, pero a la vez lo odiaba.
Edgar no respondió al regaño de su amiga y comenzó a caminar en dirección al hombre, completamente aterrado y avergonzado. Colette por su parte aceptó el silencio del chico y se escondió detrás de las vallas que rodeaban la repostería.
El más jóven se detuvo frente a la mesa, sin mostrar alguna expresión más que seguridad de si mismo...
Trataba de ser igual de intimidante e interesante que el hombre mayor.
—Hey.
—Oh, no, otra vez tú... No pude dormir todo la noche por pensar en tí y ahora decides aparecerte luego de huir de mí.
Ah... Bueno, eso no lo esperaba... ¿No pudo dormir por pensar en él?
El rostro de Edgar se pintó de un cálido color rosado... Solo tomó asiento en silencio.
—Ah... Sí, solo quería sentarme aquí...
—¿Aquí, teniendo 7 mesas libres?
Okay, vamos Edgar, mantén la postura, tú puedes.
—S-sí... Que diga, no... Bueno, en realidad... Ah...
O tal vez no puedes...
—Deja de ponerte nervioso y dime de qué quieres hablar...
Ahora se arrepentía de hablar de tocar coches deportivos en lugar de planear un tema de conversación para lograr distraer al hombre. Prefirió echarle la culpa a Colette antes de pensar que fué su culpa.
—Bueno... Quería disculparme por lo de antier...
—¿Cuando corriste de mí por miedo?
—¡No tenía miedo!
—¿Entonces qué?
Byron miró fijamente al más joven, analizando cada uno de sus temblorosos movimientos. Lo tomó totalmente por sorpresa.
—... Me daba vergüenza esa posición...
Y el mayor no evitó soltar una fuerte y sonora carcajada que hizo a Edgar querer que se lo tragara la tierra. No duró mucho riéndose de él cuando el intenso dolor de cabeza se hizo presente de nuevo.
Edgar trató de recuperar su posición firme, pero la mirada asesina de Byron sólo lo hacía temblar más.
—Perdón.
El silencio hizo notar el aire soplando sobre sus rostros.
—Ya, solo dime qué mierda planeas. ¿Cuál es tu plan?
—Ninguno, estás confundiendo las cosas.
Los dedos del mayor comenzaron a apretar su propio cien, un tanto desesperado.
—No quieras hacerme tonto, todo eso del diario y lo de que me amas es solo una fachada. ¿Qué tienes? ¿Qué mosco te pico para enamorarte de mí? ¿Por lo menos reconoces la diferencia de edad que tenemos?
Edgar no dijo nada... Clavó su vista al suelo, ansioso, asustado. ¿Había leído su diario de nuevo?
Sentía que sus palabras estrujaban su pequeño corazón con fuerza y, una más podría simplemente destrozarlo.
Pero debía ser fuerte...
—No dudo de mis sentimientos.
Debía ser fuerte aunque estuviera quebrándose por dentro.
—Oh, vamos, ¿cuántas veces has visto un adolescente enamorarse de un anciano de forma no irónica?
—Tengo 21 años.
—La adolescencia también llega a esa edad.
Sujetó firmemente la tela de sus pantalones, su corazón no dejaba de latir de la ansiedad. Otra vez solo quería salir corriendo y dejarlo todo. Ya no quería seguir intentando.
—¿Y qué mierda crees que pueda "un simple adolescente" planear contra tí? ¿Matarte? ¿Golpearte? Creo que a lo máximo que llegaría sería abofetearte y aún así no me atrevería.
—Mira, niño, tengo el presentimiento de que algo estás haciendo, hay algo que atenta contra la seguridad de todos y me estás tocando mucho los nervios con eso.
Oh, por favor, lo único que planea es escapar con él y poder tener una vida juntos, tranquilos, lejos de experimentos. ¿Por qué Byron no comprendía eso?
—Lo único que planeo es recuperarte.
Pareciera que Byron en realidad no estaba completamente bajo el control de Starr Park, o al menos no ahora. Pareciese más que fueron ideas que metieron en su cabeza. No hay forma en la que Byron no recuerde nada sobre Starr Park pero si que sospeche de él, ¿verdad?
En todo caso, no hay forma que Starr Park viera por los ojos rosados del hombre.
Y este mismo no respondió con ninguna palabra más, simplemente miró a Edgar, completamente molesto... Para poco después comenzar a retorcerse de dolor sobre su asiento.
—Mierda...
Se echó para atrás con todo y silla, recargó sus codos sobre sus rodillas y sujetó su cabeza con muchísima fuerza.
Edgar no evitó entrar en pánico, comenzando a voltear de un lado a otro buscando a la dueña de la locación.
—Espera aquí, no tardo...
Se levantó de su lugar nervioso y corrió hasta dentro del local. Adentro olía a dulce, un suave aroma que acariciaba su nariz. No sé distrajo demasiado con eso y buscó a la mujer rubia por el lugar.
—¿Edgar? Cariño, ¿qué haces aquí? ¿Te encuentras bien?
La mujer rubia salió de la cocina con un pan recién horneado entre manos, mirando curiosa al joven.
El chico no respondió y solo señaló afuera, en dirección de dónde se suponía que estaba Byron. La mujer miró por la ventana y, compartiendo el mismo pánico de Edgar corrió a la cocina a buscar pastillas.
Un rato después ambos salieron y se aproximaron al hombre.
—Byron, querido, te dije que descansaras hoy...
—Solo es una tontería.
El albino arrebató la pastilla de la mano de su amiga y la llevó a su boca sin pensarlo, apenas hecho eso tomó el vaso de agua y prosiguió a tragar el medicamento.
Los tres pasaron un rato ahí, sin decir nada, esperando alguna reacción o señal. Sin embargo Piper suspiró y se marchó sin pensarlo mucho tiempo más, pues tenía un pastel preparándose y no podía dejarlo más tiempo solo.
Se despidió y los dos correspondieron despidiéndose de ella también.
De nuevo, Edgar y Byron se quedaron solos...
—Lo siento...
—No te preocupes.
La actitud violenta del hombre al fin había parado. Al fin se encontraba más calmado y menos a la defensiva.
Después de tan extraña plática el menor sujetó su bufanda y se dispuso a marcharse. Pero alguien lo tomó de la muñeca sin aviso y él no evitó soltar un quejido de dolor... La herida seguía doliendo incluso si ya había pasado un día entero.
—¿Qué te hiciste?
—N-nada... ¿De qué hablas?
Byron no era tan ingenuo como lo era su contraparte. Sujetó firmemente su brazo y lo jaló en su dirección. Edgar se acercó violentamente a él casi por obligación... Ahora tenía tan cerca al hombre... Los sentimientos mezclados comenzaron a hacerse presentes de nuevo.
—¿Qué te hiciste?
Repitió con voz firme y amenazante, aún así se sentía un poco de tranquilidad en ella...
Edgar se mantuvo callado, sin siquiera intentar liberarse del agarre del hombre. El silencio lo ponía ansioso.
—Me corté... A propósito.
—No lo vuelvas a hacer.
—Perdón...
—Ve a casa y vuelve a revisar esa herida. Si te sigue doliendo es por algo.
El menor asintió y alejó su brazo apenas fue liberado. Byron no lo miró, así que optó por simplemente marcharse.
Apenas dejó la parcela, dió vuelta hacia donde debía estar Colette escondida detrás de las vallas. Ella no se levantó pues Byron podría verla, así que siguió a Edgar desde el suelo.
—Se preocupó por tí~...
—Cállate.
Y siguieron caminando.
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注意してください。
彼はまだ私たちの管理下にあります。
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