21. Okay everyone, this is the plan...
. . .
Habían pasado todo el maldito día hablando dentro del extrañamente cálido hogar de Pam.
La presión se hacia cada vez más inminente entre más tiempo pasaba, entre más oscura se ponía la noche.
La televisión reproducía únicamente un programa de una comedía romántica con mucha estática y cortes de por medio. Nadie se atrevía a decir nada, simplemente veían la pantalla disfrutando -dentro de lo que cabe- aquél programa.
Específicamente eran Edgar, Colette y Jessie los que veían la televisión mientras Nani intentaba reparar las antenas de este sin progreso alguno.
El chico de prendas oscuras estaba recostado en el sofá mientras que su amiga escribía en su libro y por segundos volteaba a ver la televisión de nuevo, como si tomara nota de lo que veía.
Sandy... Bueno, seguía durmiendo con su teléfono entre manos. Se suponía que él idearía un plan para encargarse de Byron pero el sueño lo venció completamente.
De Pam y Colt no sabían nada, solo habían pasado toda la tarde hablando y tomando café para mantenerse despiertos.
Edgar se preguntaba qué pasaría ahora...
Qué seguía, qué vendría apenas den las doce.
Se sentó en el sofá de nuevo y miró fijamente a la pequeña robot que intentaba hacer que la señal volviese. A decir verdad le tenía miedo, a todos los robots del lugar. Él sabía que Nani era un reciclo de piezas de otros robots, a comparación de todos los demás que fueron creados específicamente para el parque, y aún así no evitaba tenerle miedo.
Era tan poderosa... Pero tan frágil a la vez.
Volteó hacia donde debería estar la cocina y vio a Colt y a Pam aún hablando... ¿Por qué se tomarían tanto tiempo ahí?
Su estómago rugió... Ya siete horas sin comer por la tensión.
Colette finalmente dejó su escrito y volteó a ver a su amigo. Apenas ambos se vieron a los ojos, le sonrió.
-Tengo algo muy importante que hablar contigo...
-Que no sea por lo del brazo...
Respondió de forma discreta por la inocente presencia de Jessie.
-No, es sobre otra cosa. Lo juro.
La albina se levantó y corrió hasta el sofá dónde se encontraba sentado su enamorado amigo.
-Si logramos escapar y conseguir vidas decentes... ¿Usarías el vestido o el traje?
-¿Ah...?
Colette se rió y abrió su libro de recortes.
-Estaba pensando en qué haríamos cuando escapemos de aquí. ¡Imagina las probabilidades! Obviamente pido ser la dama de honor.
Edgar seguía sin comprender las curiosas risas de su amiga. Finalmente se dignó a mirar a las páginas que ella había abierto para él y... Un sonrojo cubrió todo su rostro y lo hizo avergonzarse demasiado.
-¡C-Colette! ¿¡De qué cosas hablas!?
-¿¡Qué!? ¿¡Está mal que organice tu boda!? ¡Lo lamento pero quiero ayudar, tontito!
Edgar soltó un gruñido junto a un pesado suspiro. En seguida cubrió su rostro completamente avergonzado.
-Oh, vamos... Se notaba que Byron te comenzó a adorar mientras te buscábamos, si recupera sus recuerdos y le dices lo que sientes obviamente te va a aceptar.
-Colette... Esto no es una comedía romántica...
La chica dió un quejido de decepción mientras volvía a escribir en su libro.
-¿Y qué hago con todos los dibujos que ya hice de ustedes dos?
Destapó su rostro en pánico volteando nuevamente a ver al libro de la chica. Apenas notó el primer dibujo, arrebató el libro de recortes de las manos de la albina, comenzando a ojearlos...
Efectivamente, todos eran dibujos de él y Byron -muy lindos, por cierto-. Con suerte no había nada turbio, no al menos a su vista, simplemente eran dibujos tiernos de ambos tomados de las manos, abrazándose, protegiéndose... Besándose...
El bochorno que comenzó a sentir fue sinceramente exagerado. Le apenaba demasiado, pero a decir verdad los dibujitos hacían a su corazón volverse loco... Loco de imaginar.
Los latidos se intensificaron, Edgar comenzó a reír nervioso antes de cubrir su rostro y hacerse bolita en el sofá. Su bufanda no hizo más que hacer gestos de ternura ante la reacción tan tierna de su amo.
-¡Edgar ama a Byron~, Edgar ama a Byron~!
Colette no tardó nada en hacerle burla, mientras ojeaba sus dibujos en frente del rostro de Edgar solo para hacerlo avergonzarse más. El otro, bueno, no evitaba abrir un hueco entre sus manos para mirar, pero en seguida lo cerraba al sentir como su corazón latía con más fuerza.
-Eres una idiota...
-Y a esta idiota le gusta shippear. Más si son dos novios canon.
De nuevo Colette hablando con sus modismos. Edgar los conocía pero se le hacía ridículo. Byron y él no eran nada "canon".
No aún.
Finalmente ambos reaccionaron a la llegada de los adultos pelirrojos que pasaron toda la tarde en la cocina. Sin avisarle a nadie comenzaron a servir comida, tratando de no despertar a Sandy quien se encontraba completamente desparramado en la mesa.
-¡Chicos, a cenar!
La pequeña niña pelirroja se levantó sonriente, volteó a ver al azabache y entre risas fue corriendo a la mesa para sentarse.
Oh, seguro ella también ya se estaba burlando de su reacción de colegiala enamorada.
Edgar y Colette se levantaron detrás de ella mientras la chica le daba de codazos al otro. Nani dejó finalmente la televisión, completamente resignada a repararla.
Todos se sentaron a comer y la mujer comenzó a sacudir al dormilón para que los acompañara.
Apenas el chico abrió los ojos y todos los demás comenzaron a llevar la comida a sus bocas, el hombre se decidió a hablar.
-Tenemos un plan.
. . .
Después de pasar todo el día estresado, se dignó a cerrar el pequeño libro.
Eran demasiadas emociones fluyendo dentro de él ahora mismo...
Puso sus codos sobre su escritorio y recargó su cabeza sobre sus palmas. Mantuvo la vista clavada en la cobertura de aquél diario...
"No lo leas, te juro que te mato."
Que curioso, ya lo había leído todo.
Se rió de si mismo y aparto aquel diario completamente indiferente. Se levantó de su silla y caminó hasta la puerta de la habitación.
-Vamos, Byron, ¿por qué perdiste tu tiempo leyendo eso? Olvídate de la cantidad de copas que pudiste ganar hoy.
Abrió la puerta y se dispuso a salir entre la oscuridad de la sala.
Tomó su teléfono móvil y marcó un número. Este no tardó nada en contestar.
-¡Byron! Por dios, no he sabido nada de tí desde ayer después de lo que pasó, me tenías muy preocupada. ¿Te encuentras bien? ¿Puedes explicarme qué pasó en la partida?
-Ah... Así que tú también lo viste...
-Sí. Edgar estaba al borde del llanto cuando te fuiste. Se hizo cenizas completamente... Me preocupa mucho, pobrecito, tal vez debas hablar con él y disculparte...
-Sí, sí, realmente no me importa...
Tomó el apagador y encendió la luz de la sala.
-Quería preguntarte algo. Es sobre Edgar exactamente...
La voz en la otra línea solo inhaló. Se escuchó por la bocina como se recostó en la cama ya cansada.
-¿Qué necesitas saber?
-Todo lo que hablaron, o lo que sabes de él... Tengo sospechas de que está planeando algo raro.
-¿Cómo qué? ¿Ir atrás de alguna casa abandonada a fumar mientras escucha música deprimente?
-Piper, esto es en serio.
-Pues no creo que Edgar pueda planear algo tan complicado como hacerte daño... Es más, hasta creo que está... Bueno... Tu sabes, te aprecia demasiado.
Tras caminar un rato en círculos mientras hablaba con su amiga, finalmente se decidió a ir a la cocina. Prendió la luz apenas llegó, y acomodó sus mangas para servirse una buena taza de té.
Con su mano libre sacó una tetera de uno de sus aparadores.
-¿Por qué diablos me apreciaría?
-¿En serio acabas de preguntar eso?
Y mientras dejaba a Piper explicarse, virtió agua fría dentro de la tetera para poder calentarla...
-Byron, por el amor de dios. Primero peleas como todo un loco por buscarlo, hablas lindo de él, te obsesionas con la idea de abrazarlo y ahora resulta que no sabes por qué Edgar te aprecia... Te quiere... Te ama, lo que sea.
Sin quererlo, el jarrón con el agua cayó contra el aparador de la cocina...
-¿Qué?
-¡Byron! ¿¡Eres bobo!? El diario, lo que leíste en el diario mientras Edgar estaba perdido. ¡Leíste que te amaba y tú correspondiste! ¿No recuerdas nuestra plática de esa noche? ¡Me lo contaste todo!
-Te estás confundiendo de hombre...
La bocina del celular emitió un quejido de hartazgo.
-¿Perdiste la memoria o que cielos pasó contigo?
Por el lado de Piper, ella alejó el móvil un momento de su oído y se dispuso a tomarle una captura de pantalla a la conversación que tuvieron antes de juntarse en la oficina en el bar de Barley. Sin pensarlo más de dos veces, se la mandó de vuelta al hombre.
-Mira la conversación, ahí están las pruebas.
No fue de su agrado oír que en el otro lado de la línea se oyó un fuerte estruendo azotar, y un montón de agua derramar el suelo...
-¿¡Byron!? ¿¡Estás bien!?
Pasó un rato, la llamada no había sido colgada y ella seguía preguntando preocupada por su amigo. La voz de Byron se escuchaba lejana al teléfono móvil, solo podía oír insultos y maldiciones una y otra vez.
-Byron, responde por favor.
Finalmente sus plegarias fueron oídas.
-Lo siento Piper, no me siento bien... Me duele la cabeza.
-Oh, lo lamento. ¿No te lastimaste?
-No, se cayó la tetera pero estoy bien... Solo tengo una pequeña migraña...
-¿Otra vez...?
Silencio en la línea...
-No sé. No recuerdo nada de lo que hablamos... No recuerdo si tuve una migraña antes... Cada que intento recordar algo me duele...
-Tranquilo querido, entiendo... Hablamos después entonces, por favor descansa.
Aún más silencio...
-Sí... Igualmente.
-Te quiero, cuídate.
La mujer dió un beso al micrófono, el hombre no respondió y solo colgó la llamada.
Piper suspiró, se sentía cansada de esa plática tan extraña. El sentimiento de haber vivido eso antes llegó a ella.
Sí, había pasado antes, exactamente mientras Edgar estaba perdido Byron llegó a tener esas extrañas migrañas... Y, exactamente de nuevo, por que no recordaba cosas de su pasado.
Su pasado...
Piper se acomodó en su cama y se cubrió con las cobijas de ceda... Detuvo sus pensamientos un segundo...
Su pasado.
¿Qué era de su pasado? Ella tampoco recordaba nada de su niñez... Y nunca lo había notado hasta ahora.
Oh, vaya, sí que sería una noche larga para la pobre Piper...
. . .
彼の決定は私たちの手にはありません。
しかし、彼は今私たちのものです
. . .
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top