12. Keep your promise.

. . .


Oh, realmente extrañaba las tardes de paz y tranquilidad en su pequeño y oscuro hogar. A decir verdad nadie lo detenía de levantarse y salir de regreso a su casa, para olvidarse de todo y pasar el resto de la tarde leyendo tranquilamente mientras disfrutaba de un té caliente.

Pero tenía una promesa que cumplir, y no importaba cuánto le tomara, lo iba a hacer.

Así quisiera largarse y abandonarlo todo.

Y así un loco estuviera atacándolo como un total psicópata.

"Mortis ha eliminado a Byron. 9 brawlers restantes."

Miró al cielo estrellado, completamente tendido sobre el suelo. Sentía que iba a explotar en rabia en cualquier momento por dejarse pisotear de esa forma. Había un hombre... O un vampiro más bien, encima de él y mirándolo con los ojos muy abiertos.

No entendía por qué no se iba aún, literalmente acababa de sacarlo de la partida y hasta le robó el aliento de un solo palazo.

Este curioso vampiro alzó su gran pala con sus dos brazos, y tras soltar una risa maquiavélica, le dijo al hombre...

—¡Tú alma me pertenece ahora!

Con mucha violencia comenzó a atacar una, y otra, y otra y otra y otra vez. Se notaba que disfrutaba golpearlo de esa forma. El apodo de asesino no le quedaba para nada fuera de lugar.

En seguida una chica... O una zombie más bien -de nuevo- se acercó para jalar con fuerza al vampiro, casi gritándole que se detuviera.

El vampiro no se detenía y seguía atacando sin piedad a Byron.

—¡MORTIS! ¡YA DETENTE!

El vampiro miró filosamente a su sobrina quién del susto lo rocío en la cara con su aerosol tras ver aquella psicótica sonrisa en su rostro.

"Emz ha eliminado a Mortis. 8 brawlers restantes."

Gracias. Por primera vez quería decir gracias.

El hombre mayor se levantó alejándose completamente del vampiro, para después limpiar su ropa.

La chica lo miró y se acercó a él para ayudarlo a levantarse, extendiéndole la mano.

—Lo lamento don, mi tío pierde completamente la cabeza por las noches. De verdad lo siento eso...

Oh, sí, había oído algo similar. Si te tocaba en una partida con Mortis en la noche, debías escapar.

El hombre aceptó el agarre de la zombie. Era gracioso verla actuar como si sintiera muchísima pena ajena por culpa de su tío. Se veía avergonzada, era extraño a comparación de su actitud de costumbre.

Byron negó con la cabeza e hizo un gesto de mano para restarle importancia. Levantó su bastón del suelo para al fin marcharse de ahí. Ya había pasado otro día más perdiendo copas. A ese punto estaba seguro de haber pasado a Edgar.

Se iba a marchar en cuanto vio la expresión de la chica zombie, quien lo miraba boquiabierta.

—¿Qué?

El vampiro comenzó a levantarse detrás de ella casi haciendo berrinche.

—Señor... Su nariz... Está...

¿Su nariz?

Byron bajó la mirada un poco. Notó sangre en su corbata rosa y su chaleco verde... Espera... ¿Sangre?

Pasó su mano por debajo de su nariz, y efectivamente, terminó manchado de sangre.

—Nunca antes había visto a nadie sangrar...

Era verdad, nadie ahí había sangrado antes, a pesar de las bombas, escopetazos, balas, pinchos, ni si quiera por una pala.

Entonces algunos de los demás participantes comenzaron a acercarse al notar que Byron estaba pasando exactamente por esa situación. Lo miraban muy extrañados, ni siquiera se pegaban entre ellos, solo veían al hombre de las pociones sangrar...

"Mortis y Byron, favor de abandonar la partida."

Sí, justo eso iba a hacer.

Sujetó con fuerza su bastón y salió del mapa rápidamente. Los murmuros se oían detrás de él. De nuevo comenzarían a hacer teorías y preguntas estúpidas.

Abrió la puerta de golpe para cerrarla detrás de él de la misma manera.

De nuevo, como el día anterior ahí estaba Colette viendo a la pantalla, observando el nombre de Byron bajar aún más en la larga lista de trofeos.

Solo volteó cuando escuchó la voz de Byron preguntarle si ya había logrado pasar a Edgar.

—Sí, lo pasaste por casi las mil copas.

Y guardó silencio abruptamente al notar que un líquido oscuro se derramaba desde la nariz de Byron...

—Viejo... Estás sangrando.

—Ya sé, ya sé, no necesitas decírmelo tú también.

—¿¡Qué pasó ahí!?

—Mortis me golpeó como loco incluso ya después de que me sacaron de la partida. Creo que me rompió la nariz...

—¿¡CREES!? ¿¡SOLO CREES!? ¿¡ACASO NO TE DUELE!?

La chica se levantó rápidamente y se acercó a Byron.

—Un poco, pero eso no es de importancia ahora...

—Estás demente... Déjame llevarte con Pam.

—No, a este punto ya debieron mandar a alguien a buscarme. Debería ir a un lugar donde me puedan encontrar.

Colette se cruzó de brazos de nuevo casi insultando con la mirada a Byron, mientras que la bufanda lo agarraba de los hombros y lo sacudía suavemente.

Byron se liberó del agarre y comenzó a caminar a la salida...

—¡Byron, por un demonio, te rompieron la nariz no puedes irte así!

—Sí, sí puedo.

La chica dió un pisotón contra el suelo haciendo una rabieta.

—¡Preocúpate por ti mismo al menos una vez!

El hombre detuvo su caminar de golpe, para voltear a ver a la albina quien lo miraba suplicante.

—No me sigas.

Dijo con su profunda voz, para en seguida salir y cerrar la puerta detrás de él...

En realidad si dolía, mucho.

. . .

Se quedó sentado en un banco en el parque de su pequeño pueblo. Hacía frío, todo estaba completamente apagado.

Tratar de curar su propia nariz era difícil ya que apenas la tocaba sentía que se le salía el alma del cuerpo. Le dedicó su tiempo y su mejor poción...

Aún seguía sin creer que había hecho todo eso por un chico al que ni siquiera le había prestado tanta atención mientras estaba presente. Se sentía confundido, a decir verdad no sabía si por lo menos correspondía esos sentimientos o si solo sentía pena por el chico.

Era todo un remolino de pensamientos confusos en su cabeza.

Virtió un poco de su poción sobre su nariz, para después con un pañuelo que tenía en su bolsillo limpiar la sangre que derramó por toda su ropa.

Se recargó sobre el respaldo del banco totalmente agotado, harto de todo. Espero unos segundos para que la poción surtiera efecto, no lo hizo tan bien como era costumbre, pero al menos calmó el horrible dolor.

Se detuvo a pensar un segundo...

Realmente nadie había sangrado así antes, ¿verdad? Si lo veía desde un punto de vista externo, había oído que Starr Park hace pruebas de resistencia.

Él no estaba seguro, pero ¿y si realmente, él como ser humano era más débil de lo que pensaba?

Puede que la resistencia en él haya fallado tras ser golpeado por la pala de Mortis varias veces. Si no hubiera tenido esa prueba, estaba seguro que ya estaría muerto por tantos golpes, balazos y bombas.

Suspiró mientras miraba a la luna.

—Victoria...

Edgar era su única victoria ahora. Y a este punto estaba seguro de haberla conseguido.

Fue entonces que oyó un ruido detrás de él... En un callejón oscuro.

Tal vez este era su momento.

Volteó y miró el callejón, fingiendo desconcierto. "¿Qué había sido ese ruido?".

Se levantó y, fingiendo de nuevo que estaba dudando en si acercarse o no, se aproximó hasta la oscuridad, hasta lo más profundo de la oscuridad.

Entrecerró los ojos tratando de ver algo.

No había nada.

¿Acaso lo había engañado su cerebro? Ahora su desconcierto era de verdad.

Iba a dar la media vuelta cuando sintió que alguien rodeaba su cuello con un brazo y cubría su boca, tocando su nariz. No evitó casi gritar del susto que eso le causó, y claramente del dolor... Lo estaban ahorcando, lo que lo hizo querer liberarse de inmediato.

Ya era demasiado tarde para querer arrepentirse.

Mientras un hombre lo contenía y lo llevaba aún más al fondo del callejón, otros dos abrían una puerta que había ahí.

Entraron, era un pasillo oscuro, le causaba pavor pensar en que no eran realmente trabajadores de Starr Park. Y sí, Byron notó que el miedo comenzaba a apoderarse de él, sabía que ellos lo notarían, que por primera vez sentía miedo en serio.

Abrieron otra puerta al fondo de aquel pasillo, la luz natural de la luna creciente lo cegó por un momento.

Afuera de ese pasillo no había literalmente nada, sólo podía ver los edificios por detrás. Todo lo demás era desierto. Todo era una farsa.

El hombre lo soltó pero los otros dos lo sujetaron, estaba a nada de gritar y insultarlos, pero un pinchazo en su cuello detuvo completamente sus pensamientos...

Se sintió mareado, cansado... Su cuerpo comenzó a tambalearse y su visión se oscureció, no podía mantener los ojos abiertos, le costaba muchísimo.

No tardó mucho más en caer rendido, completamente inconsciente.

Y pensar que hicieron lo mismo con Edgar...

. . .

あなたがトーチを彼に渡したとしても、あなたは彼らが決して逃げることがないことを知っています。

. . .

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top