. . .

La oscuridad era inminente.

El mapa de asedio estaba tan oscuro, frío. Había un extraño aire que chocaba contra ellos, causando un temblor que se extendería por todo su cuerpo.

Había extrañamente demasiado frío ahí dentro.

Byron y Colette se encontraban buscando de un lado a otro alguna cosa que Edgar pudiese haber dejado. Nadie había tocado asedio desde que comenzó el drama del adolescente perdido.

Ni siquiera Pam había salido de su hogar a menos que fuera por comida y deberes.

Lo que preocupaba a Byron era que ni Pam, ni su hija ni su robot niñera sabían que ellos estaban ahí. Si cualquiera de las tres salían y los veían, podrían haber problemas, y ninguno de los dos estaba en condiciones de pelear.

Byron mantenía cierta distancia con Colette. Tenían tiempo para buscar, era de noche y todos estarían ocupados tomando como animales en el bar de Barley.

El señor dejó de titubear y se le acercó más a la joven.

-Al final... ¿Si revisaste su teléfono móvil?

Colette, quien seguía buscando exhausta, le respondió de mala gana sin dejar de buscar en medio de la oscuridad.

-Lo intenté, pero cambió la contraseña de nuevo.

Byron gruñó al respecto y miró a otro lado.

-Préstamelo, creo que puedo saber cuál es...

Colette lo miró confundida, y saliendo de los arbustos en los que estaba buscando, le extendió el brazo con el celular en la mano. Byron se tomó unos segundos en tomarlo, realmente estaba muy oscuro y la linterna de Colette no era suficiente para los dos.

Con el celular entre manos, suspiró y lo encendió sacando el diario del bolsillo interno de su abrigo verdoso.

Con el mismo celular al brillo medio alumbró el diario y rebuscó entre las páginas. Recordaba haber visto en alguna página la nueva contraseña del celular.

Pasando por distintas páginas en el horrible silencio mortal del mapa, Byron se tomó su tiempo en buscar pues releía todo lo que podía.

-Creo que me pasé de páginas a este punto...

-Apresurese por favor...

Y Byron retrocedió un par de páginas rápidamente... Cayendo la página que estaba esperando...

Había un texto largo, muy rayado que apenas podía leer. Justo abajo de aquel texto la encontró. La contraseña.

-"HurtToBeInmortal21".

-¿En serio esa es la contraseña?

Colette dijo casi entre risas.

-Edgar siempre poniendo cosas edgys, ¿cómo no pensé en eso...?

-Si con "edgy" te refieres a rayones y hojas rotas, creo que sí lo es.

-No me sorprendería que esa página tenga eso, exactamente.

-Lo conoces mejor que yo... Justo la hoja está más rota que mis esperanzas.

Colette rió, por primera vez en muchos días.

-Extraño a ese bobo y a sus palabrerías deprimentes...

Byron guardó silencio mientras cerraba el libro. Colette se veía intranquila, pero tenía una sonrisa en el rostro... Realmente se notaba que extrañaba a su amigo.

Comenzó a escribir la contraseña mientras pensaba firmemente en aquello escrito encima...

Estaba empezando a considerar buscar un psicólogo que estuviese listo para cuando ambos encontraran a Edgar (sí, Byron piensa muy firmemente que lo van a encontrar). En realidad nunca se había sentido tan preocupado por un adolescente rebelde, siempre los consideraba de actitud inapropiada, pero él... Edgar...

Era preocupante ver todo lo que hizo mientras estaba entre nosotros. Todo lo que escribió. Profundos deseos de morir, de desaparecer, de salir de las garras de... Alguien.

¿Tendrá síndrome de persecución? ¿O de victimización? No le echaba la culpa por lo que sentía claro que no, pero estaba seguro de que, en dado caso que tenga alguno de esos, o algunos incluso peores, debía ayudarlo para salir, y progresar como un adulto normal.

De lo que más miedo tenía era que fuera depresión o ansiedad graves. Lo cual era realmente obvio de que se trataba de eso, pero prefería pensar que no, y lo descartaba completamente por la extraña paranoia del joven de que alguien lo iba a atrapar y matar.

El celular entró a la pantalla de inicio. De fondo había una foto de un perrito blanco, peludo y esponjoso. Byron no le tomó mucha importancia y continuó yendo a revisar mensajes en lo que Colette se volvía a buscar entre los arbustos del mapa.

Revisó cada uno de sus chats, los cuales eran realmente muy pocos. Apenas hablaba con Colette y algunos pocos brawlers para hacer equipo.

Abrió uno de los chats, de nombre tenía "Sheriff Qliado". Byron en serio se preguntaba que diablos pasaba por la cabeza de Edgar al escribir nombres de contacto tan raros.

Entró a ese pues fue el último con el que habló.

Se saltó los primeros mensajes para ver en dónde comenzaba la conversación...

. . .

Sheriff Qliado.

Podrías dejar de mirarme?

Edgar, te dije que no vinieras a asedio.

Why? Tú no me mandas viejo baboso

No, pero sé de lo que hablo, por favor.

Han estado ocurriendo muchas cosas raras últimamente.
Ya no confío en nadie ni en estos ridículos mapas.

Te avisé desde que estuvimos en el hotel por las fiestas de navidad. ¿Por qué no me hiciste caso?

Es por tu bien, ya hablé de esto con Pam, te puede dar refugio.

Pam, Pam, Pam todo el tiempo hablas de Pam y de lo que te manda Pam

Es tu madre o porque dejas que te controle tanto?

Edgar, solo entiende. No es seguro para tí.

Y por qué para los demás si?

Vete, por favor, solo vete. Algo raro está pasando en tu entorno y en asedio

La chatarrería no me da buena espina, Pam sabe qué cosas pasan aquí, ella sabe cómo sacarte. Tienes que confíar en mí

Blablabla cierra el hocico un rato

Ni quién quiera pelear en su modo de juego pedorro, que flojera me dan en serio

Ya me voy, joder que insistente

Edgar por dios...

Oh sí, dime qué me vaya cuándo ya no hay vuelta atrás

Muy bien sheriff lo ha hecho de nuevo

...

Vete apenas termine. Deberías dejar de pelear por un tiempo

Gracias por llamarme inútil XD

Si hubiera sabido todo esto antes te juro que me habría matado ese día

Edgar...

Deja de advertirme cosas que ya sé

Y dile a Pam que soy un maldito y enorme error, me iban a perder si o sí

Who fucking cares about me

Ya va a empezar la batalla, deja de hablarme, gracias.

. . .

-¡Encontré su bufanda!

La albina dijo casi saltando fuera de los arbustos en una euforia un tanto exagerada. Byron soltó el celular y alumbró con él hacía la chica. Tenía la característica bufanda de Edgar entre brazos, abrazándola con fuerza. La única diferencia es que estaba inmóvil.

Byron sonrió y se acercó a Colette.

-Creí que estaba viva o algo.

-Oh, lo está, pero necesita a Edgar para poder moverse. No sé si pueda hacer lo mismo conmigo o con usted.

Byron extendió su mano y Colette le permitió tomar la bufanda. Mientras que la chica sostenía la linterna del celular, el hombre se dispuso a colocarse la bufanda con mucho cuidado. Tenía miedo a que lo fuese a ahorcar por no ser su dueño.

Y extrañamente, la bufanda respondió bien. Esta simplemente se enrolló suavemente en el cuerpo de Byron, "abrazándolo", dentro de lo que cabe.

Colette sonrió.

-Se nota que le gustas.

Byron acarició la bufanda suavemente.

-Lo vamos a encontrar, te lo prometo...

. . .

-Hace rato estuvo conectado.

Una mujer pelirroja frunció el seño, con una expresión realmente confundida.

-¿Estás seguro de que no fueron Byron y Colette? Escuché que lo están buscando, puede que solo estén revisando.

-Si es así, entonces van a preguntarte algo mañana. Mi última plática con él fue acerca de... Eso. Y te mencioné a tí.

Suspiró muy pesadamente y recargó su cabeza contra la pantalla del celular, acercando más la bocina a su oído.

No esperaba oír nada de Edgar hasta que el próximo brawler entrara a la batalla. Pam estaba realmente confundida, no podría dormir tranquila esa noche. Debía hacer algo pronto.

-Nadie debería de estar buscando a Edgar.

-Eso ya lo sé... Pero... Tal vez deba ayudarlos.

-Colt, no. No lo hagas.

-Pero...

-No.

La bocina transmitió el suspiro pesado del otro lado de la línea.

-Ya me cansé de fingir Pam. Ya me cansé de aguantar tanta mierda. No quiero que le pase nada a nadie más, tienes que entender eso.

-Colt, por el amor de dios.

-Tú sabes dónde está, ¿no?... O me dices, o lo buscaré hasta que me maten a tiros.

-...

El silencio es mortal en la línea. Incómodo, extraño, daba miedo oír a Pam tan callada.

-Lo siento, pero no voy a dejar que lo busques.

"Bip".

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