01. After twelve at night.

. . .


—¿Qué averiguó?

Dijo una voz desgarrada desde el centro de la sala, viendo un montón de papeles regados por toda la mesa.

—Su último equipo en aleatorio fueron Sandy y Carl. No pude ver la repetición de parte de la grabación de Edgar, aún no consigue ese beneficio.

—¿Entonces lo vió desde la perspectiva de su equipo?

—No... Pero...

El hombre se acercó en silencio hacia la chica solitaria. En su mano llevaba una mochila que tenía escrito en ella "B Blood" con una gota blanca pintada en medio de un círculo negro.

Era la mochila de Edgar.

—Lo vi desde el equipo rival. Eran Tick, Piper y Colt. Piper me dió permiso de ver su historial y ahí lo ví a él.

Tan sólo oyó aquel nombre sintió su sangre hervir.

—Sí, sí, no me hable de ella. Hábleme de que vió.

—Edgar peleó de mala gana, en serio peor que de costumbre. Sandy tampoco se veía de muchos ánimos y Carl... Bueno, solo se enojaba porque perdía muy constantemente.

—Vaya al grano por favor.

Byron no evitó sentir un choque contra su corazón al oír aquel tono desesperado de parte de Colette. Su mirada estaba perdida, sumergida entre miles de letras, fotos, escritos de un diario de cobertura negra.

Comenzaba a irritarse de sobremanera ya que la actitud de Colette comenzaba a ser totalmente desagradable para él. Se abstenía a decir algo al respecto porque lo único que sus ojos podían ver era a una chica ansiosa, al borde de la autolesión. Debía ser comprensivo con ella.

Después de todo una persona joven estaba perdida.

—Sabes que las peleas de asedio se elaboran en la chatarrería de Pam, ¿no?. He escuchado de Piper que hay cosas raras pasando ahí. Edgar perdió al pelear por una diferencia ridícula. Cero por ciento, contra cien por ciento. No recolectaron ninguna de las piezas para armar al robot. Edgar fue al que regresaron más al inicio.

—¿Cuál es el punto?

—Alguien de su equipo se enojó tanto que lo dejó solo en medio del mapa. Carl específicamente. Sandy lo acompañó un rato pero se fue después de eso. Lo dejaron solo, en el mapa.

—¿Insinúa que algo pasó ahí adentro con Edgar?

—Insinúo que algo pasó ahí adentro con Edgar.

Colette por primera vez en toda su plática levantó la mirada, para voltear a ver la mochila que llevaba Byron consigo.

Con una petición usando sólo su mirar, le dijo en silencio a Byron que le diera la mochila. Este no dudó ni un poco en dejarla sobre la mesa en un sitio sin tantos papeles.

La chica se levantó de su lugar para revisar más cómodamente el contenido de la mochila. Abrió el cierre muy rápidamente.

Metió su temblorosa mano al espacio vacío de la mochila, el elegante hombre solo miró atento.

Había labial negro sabor... ¿Mora?..., Un delineador, también negro, un peine negro además, muchos collares con pinchos, color negro, claro.

Venían también un aerosol barato para cabello, muchos dulces como chocolates o paletas, paquetes de chucherías completamente vacíos, parecían llevar ahí años.

Y...

Un cutter...

La albina no tardó nada en balancear su mano de tal forma que aquél cutter saliese volando contra la pared. El hombre mantuvo un semblante tranquilo, no sabía que podría estar pensando Colette, él no conocía a Edgar tanto como ella lo hacía. Suponer tonterías sería grosero de su parte.

La chica tomó el diario que estaba leyendo antes y lo hojeó con una velocidad increíble. Revisando cada maldito texto escrito por las frías manos de su amigo.

Se detuvo en una página en específico. Una mitad estaba rayada y rota, llena de dibujos sin pies ni cabeza, la otra mitad contenía un texto tembloroso.

En voz alta, Colette leyó.

—"Todos piensan que es tonto sentirse así por... 'Una tontería'. Pero cuando el problema crece y no hay absolutamente nadie que te escuché, nadie que quiera ayudarte, bro, no puedes evitar sentirte peor y pensar en si te sentirías mejor si tan sólo una persona te hubiese oído..."

—Colette, tranquilízate, él no pudo haber-...

—¿Cómo no...?

Los sollozos de la joven comenzaron a acuchillar el corazón del mayor.

—Detente un segundo, respira y analízalo...

Ella lo miró, Byron notó que sus ojos estaban más rojos que hace rato. Era, sinceramente, la primera vez que sentía tristeza profunda por alguien, sus suspiros pesados y constantes, las lágrimas cayendo incesantes, las ojeras que tenía por la preocupación de saber dónde estaba su amigo...

Ella frunció el seño y le dió un débil puñetazo al pecho de Byron.

—Piénsalo. Lógicamente no pudo haber hecho nada como haberse cortado y morir en el intento. Él dejó la mochila afuera del mapa, la mochila no se movió de ahí. Incluso días después de que él desapareció.

—Entonces... Él...

—Él no salió, pero podemos asegurar que no tomó una decisión estúpida.

Colette abrazó al señor con todas sus fuerzas. Normalmente Byron la habría apartado de un golpe, pero Colette realmente lo necesitaba.

—Estoy asustada... De que algo le haya pasado...

Byron posó sus manos en la espalda y el cabello de la menor y acarició amablemente. Sin que la pobre chica se diera cuenta, le echó un corto vistazo al diario de aquel joven perdido.

Rayones, letras vacías y sin un rumbo fijo. Emitía perfectamente el sentimiento de la soledad.

Soltó la espalda de Colette y movió su mano a la mochila.

—¿Planeaste revisar su celular?

. . .

—¿¡CÓMO PUEDEN SER TAN IDIOTAS!? ¡NO VUELVO A CONFIAR EN LOS RANDOMS NUNCA MÁS!

—Hey... Hermano, cálmate... Fue solo una derrota...

—¡UNA DERROTA POR UNA RIDÍCULA DIFERENCIA! ¡NOS GANARON POR MUCHO! ¡NI SIQUIERA TUVIMOS CHANCE DE HACER ALGO!

—Uh...

—¡CÁLLATE TÚ!

El chico del flequillo se tiró para atrás, viendo el suelo sin decir ni una sola palabra más.

—Carl por favor, solo...

—Tú. Deja de dormirte a mitad de la maldita batalla. Y tú...

Un dedo robótico le señaló, él solo se tensó.

—Eres tan inútil sin esa puta bufanda.

Y llevándose su carrito minero con él, se alejó dando pasos furiosos.

Sandy se mantuvo en su lugar, totalmente despreocupado. Ni siquiera le importaba perder o ganar. Ya era una costumbre ganar y perder una sola partida era nada para él.

Giró su cuerpo sobre su lugar para poder mirar a Edgar.

—Tranquilo chico, siempre se pone así con todos. Es muy engreído pero cuando no se trata de pelea es muy agradable.

—Sí, claro...

Sandy no evitó sentir una aura muy pesada provenir de aquel joven. Se acercó un poco más y se agachó para ver su rostro que se escondía de él.

—¿Te sientes bien?

—Sí.

—Mientes.

—¿Entonces para qué preguntas?

Y las risas no faltaron de parte del chico dormilón. Se acercó al joven y lo abrazó suavemente.

—¿¡Q-qué demonios haces!?

Trató de apartarlo, pero Sandy era demasiado suave, era cómodo estar con él...

—Relax... Este lugar causa mucho estrés... Hay tantas cosas...

Bostezó, Edgar se sintió extrañamente tranquilo...

—Si duermes seguro te olvidas de todo... Te lo recomiendo... Me ayuda mucho cuando ya no puedo más...

Un clack causo eco en aquél enorme lugar. Pam estaría por llegar a su hogar, era tarde, seguro habría acabado con su ronda de victorias de hoy.

Las luces se apagaron, Sandy logró sentir un par de gotas chocar contra su hombro desnudo.

—¿Quieres que me quedé un rato más, bro?

—Sí...

. . .

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