Especial.

"Un beso, Dos chocolates ¿Trato?"

Suspiro con cansancio mientras marco el número de mi piso perezosamente.

Estoy realmente muy cansada, no es fácil tener que estar todo el día rompiéndome la cabeza tratando de satisfacer a un nuevo cliente con los planos de su futura casa.

¿COMO DEMONIOS HARÍA YO PARA QUE LA SEGUNDA PLANTA PARECIERA "LEVITANDO"? ¿ESTE TIPO CREE QUE YO HAGO WINGUARDIUM LEVIOSA O QUÉ?

Recuesto mi cabeza de la pared del elevador mientras cierro mis ojos, me urge echarme un baño de burbujas y poner el teléfono en modo avión.

Total, todo el mundo ya sabe que si se está muriendo no soy exactamente la persona adecuado en la cual gastar posiblemente tú ultima llamada.

Abro mis ojos en cuanto escucho las puertas del elevador abrirse, mi mirada recorre al chico que entra al elevador y lo reconozco de inmediato ¿Como no hacerlo?

Noah Pierce entra en el elevador con aire incluso tan cansado como yo.

Había estado tratando de evitarlo ¿Por qué? Porque básicamente la última vez que lo vi hicimos una apuesta.

Si los Medias Rojas de Boston perdían contra los Dodgers de Los Ángeles tendría una cita con él.

Y adivinen que equipo ganó quince a ocho.

Siento su intensa mirada encima de mí y la evito mientras miro mis tacones como si fueran lo más interesante del mundo.

— Quince a ocho.—dice, ruedo los ojos y lo miro, el me mira con una sonrisa victoriosa.— creo que me debes una cita.

Bufo mientras paso una mano por mi cabello que posiblemente debe lucir despeinado debido a la cantidad de veces que pasé mi mano por el hoy debido al estres.

— ¿Por qué te empeñas con salir conmigo?—pregunto alzando una ceja.

— ¿Y tú por qué te haces tan difícil?

— ¿No puedes salir con otra chica? A ver... ¡Ashley del piso dos! Ella es muy linda y tierna.—digo señalando, mostrándome mi punto, el hace una mueca.

— Sí, y también tiene diez ¿Estás intentado que vaya a la carcel por pedofilia, Camille?—tengo que morder mi mejilla tratando de no soltar una carcajada por él comentario de Noah.

Lo miro seria y él hace una mueca tratando de hacerme reír, consiguiéndolo.

¿Qué? Siempre he sido de risa fácil.

— Si acepto salir contigo ¿A donde me llevarías?—pregunto.

Noah parece pensarlo durante unos segundos, y luego me mira sonriente.

— Si te lo digo no sería sorpresa, tontita.—dice, ruedo mis ojos, divertida.

— Bien, toca mi puerta a las ocho, si llegas un minuto tarde, pierdes tú chance.—digo, firme, cuando las puertas del elevador se abren en mi piso Noah me guiña un ojo complacido.

— Me tendrás en tú puerta a las 7:59.—dice, sonrió y me despido de él con un movimiento con mi mano y las puertas se cierran segundos después.

Camino a paso apresurado hasta mí puerta, la abro y corro hacia mi habitación, quitandome la ropa en el camino.

Son apenas las cinco, pero este chico ni siquiera me dijo a donde iríamos como para saber que ponerme, así que me acerco a mí closet y miro mis cosas con atención, ¿Qué tal una falda? No ¿Y si luego tengo que subir a alguna parte? No pienso dejar que vea mis bragas ¿Un short? Tampoco, hace algo de frío y no pretendo andar temblando por ahí, al parecer un pantalón es mi única opción. Tomo mis pantalones vinotinto junto a una blusa blanca, mi chaqueta de jean y mis converse blancas y lo dejo todo encima de la cama. Camino hasta el baño con rapidez, una vez dentro desato mí cabello del moño mal hecho que tenía y abro el grifo de la ducho, me acerco a mi teléfono y pongo algo de música. Una vez lista, salgo del baño con mí cabello enrollado en una toalla y me visto rápidamente. Vuelvo al baño esta vez para maquillarme y arreglarme El cabello, me maquillo simple y en el cabello me hago una trenza.

Miro mi teléfono y me soprendo.

Son las ocho y aun no ha tocado la puerta.

Sabía que solo quería jugar conmigo.

Suspiro y decido salir por algo de comer, ya que verdaderamente tengo demasiada hambre.

Me detengo en seco cuando lo veo allí, sentado en mi sofá mientras él mira atento el televisor.

— ¿Como demonios?—digo, sorprendiéndolo.

— Oh, ya estas lista.—sonríe mientras apaga el televisor y se acerca a mí.— para la próxima, asegurate de cerrar bien la puerta, quizás para la próxima no sea un angel el que entre por esa puerta mientras que escuchas 7 rings a todo volumen.

Oh Dios, escuchó mi imitación barata de Ariana Grande.

— Ahora ¿Nos vamos? No quiero perder ni un segundo de nuestra increíble cita.—me entiende su mano, sonriente.

La tomo, actuando como si tuviera dudas, el pretende sacarme de casa, pero antes de eso tomo mis llaves para después seguirlo.

• • •

— ¡SHOUT OUT TO MY EX, YOU REALLY QUITE THE MAN!— canto a todo pulmón mientras muevo mi cabeza de un lado a otro, enérgica.

— ¡YOU MADE MY HEART BREAK AND THAT MADE ME WHO I AM!— Noah sonríe mientras canta con su mano cerca de boca, en forma de micrófono.

Suelto un carcajada mientras apoyo mi cabeza en el aciento del auto.

¿Quien diria que Noah Pierce sería fan de Little Mix?

— Mí hermana te amaría.—dice riendo mientras mantiene su vista pegada a la carretera.

— ¿Por qué?—pregunto, divertida.

— Es gran fan de Little Mix, gracias a ella me sé la mitad de sus canciones.

— ¿Cuantos años tiene?—pregunto.

— Doce.

- Aw, pero si es una bebé.- digo mientras trato de imaginarme a la niña.

- Ya, un bebé prodigio.- rie levemente.

- ¿A que te refieres?—pregutno mientras le bajo un poco a la música para poder escucharlo mejor.

— Es la niña más inteligente de su colegio.—dice divertido mientras de da una corta mirada y luego la devuelve a la carretera.— las universidades más increíbles de todo el país ya le tienen un ojo encima.

— Debe ser un orgullo para sus padres.—sonrío mientras lo miro, su sonrisa pierde intensidad, pero sigue en su rostro.

— Lo fuimos, de hecho...—el hecho de que use palabras en pasado me alerta, lo miro dudosa y él me sonríe con algo de pena.— murieron hace dos años...

El aire se va de mis pulmones en cuanto lo escucho, me siento mal de inmediato y mi corazón se estruje contra el pecho y la sonrísa vuelve a aparecer en su rostro.

— No digas que lo sientes, no fue tú culpa y no lo sabías, así que todo bien.—Noah detiene el auto frente a un parque de diversiones, miro la gran rueda de la fortuna al rededor de ella y desde aquí escucho los gritos y las risas de los niños.— Camille...

Giro a mirar a Noah, este me da la sonrisa más dulce que he visto en toda mí vida, revuelve su cabello en un acto nervioso y en cuanto lo hace soy capaz de notar las ganas que tengo de pasar mis manos por el.

— Te ves hermosa.—suelta, sus mejillas toman un ligero color carmesí que le queda demasiado bien, supongo yo que también debo tener las mejillas así ya que el calor de mí cara el más notable.

— Gracias.—sonrío mientras coloco un mechón de pelo que se había suelto de la trenza por detrás de mí oreja.

— Ahora que ya he resaltado lo hermosa que eres, dejame llevarte a uno de mismos lugares favoritos de este lugar.—se giro sobre su asiento y tomo de la parte de atrás una canasta de picnic, lo miro con una ceja alzada.— no vamos a cenar en el medio del parque si es lo que te preguntas.—dice divertido antes de bajar del auto y darle la vuelta con rapidez al auto para abrirme la puerta y extenderme su mano libre, la tomo y siento una descarga eléctrica en cuanto entrelaza sus dedos con los míos, cierro la puerta y Noah jala de mí mano para que lo siga, pero en vez de ir hacia el parque me dirige al pequeño bosque que hay junto a este.

— ¿Noah...?—digo dudosa.

Él no me mira ni dice nada, solo continua caminando conmigo hacia el bosquesillo, el sonido de las hojas bajo secas bajos mis zapatos rompiéndose es el único sonido que nos separa, claramente aparte de los gritos y risas.

— Noah, si piensas matarme al menos dejame subirme a la montaña rusa, siempre quise hacerlo y me daba pánico.—digo tratando de escuchar su voz o algo.

Pero él se mantiene en silencio mientras continua tomando mí mano.

Hasta que empiezo a notar que entre los arboles hay una zona de puro pasto, miro a Noah y veo una ligera sonrisilla sobre sus labios. Cuando llegamos a tal sonda suelto un jadeo de sorpresa, la vista es completamente hermosa, en el cielo brillan las estrellas y al frente de nosotros tenemos una vista por lo alto del parque, las luces de este combinadas con las de la ciudad que no está muy lejos es simplemente maravilloso.

— Lo descubrí una de las veces que trage a Molly aquí.—dice Noah mientras me mira y continua tomando mi mano.

— ¿Molly?—pregunto mientras frunzo mí ceño, Noah suelta mí mano y toma una de estas típicas mantas de picnic y la extiende, su mirada avellana me miran divertido y esto solo hace que esté más confundida.

— Mí hermana, mí hermana se llama Molly.—dice con diversión. Mis mejillas se encienden en calor y bajo mí mirada apenada, me acaba de hablar de su hermana y no me acordaba de ella.— ya, boba, nunca te dije su nombre así que es normal que te confundas, ven aquí.—me extiende su mano y la tomo algo apenada.

Me ayuda a sentarme en la manta y me mira sonriente.

— ¿Qué?—pregunto mirándolo, su mirada me pone malditamente nerviosa.

— Me encanta como te ves sonrojada.—dice y sonríe, necesito apartar la mirada para evitar que note lo nerviosa que me acaba de poner ese comentario.

Me acerco a la sentas y la abro. miro con curiosidad el interior, noto ver algunas cajas de comida china, un sándwich, algunas bebidas y hasta el fondo logro ver chocolate, mis ojos brillan al ver tal maravilla pero cuando pretendo agarrarlo la mano de Noah se interpone en mí camino y me mira divertido.

— Eso es mío.

— ¿No piensas darme un poco?—digo haciendo un puchero.

Noah me mira dudoso y luego sonríe pasandome una de las cajas de comida china.

— Ya veremos.

Después de comer casi todo lo que Noah trajo ambos nos acostamos sobre la manta mientras miramos el cielo, que parece incluso más hermosa de lo que normalmente es, sonrío en cuento siento un cosquilleo en mí mejilla, miro a Noah que parece distraído jugando con mí cabello, sus mejillas se tornan rojas en cuanto ve que lo miro.

— ¿Qué pasa?—me pregunta evitando mí mirada.

Me encogo de hombros mientras lo miro, este baja su mirada hasta mí y sonríe, las mariposas revolotean en mí estomago y no puedo evitar sonrojarme.

Para ser sincera, nunca he sido de tener novio, más que nada porque me da pánico el pensar que rompan el corazón... Tal cual como lo hicieron con mí madre. Me da pavor pensar en que por enamorarme me destruyan, darle mí corazón a alguien y que juegue con el es una idea que me da un miedo terrible. Pero ver el brillo que crece en los ojos de Noah... Me hace sentir bien, me hace sentir de alguna manera... Querida. Una parte de mí me dice que me arriesgue, que me arriesgue con él.

Noah suelta un pequeño suspiro mientras se levanta y mete la mano en la cesta y saca una barra de chocolate.

— Juegemos algo.—dice sonriendo algo nervioso.

Me siento sobre la manta y sonrío.

— Te escucho.

Noah se remueve algo nervioso y rasca su nuca mientras intercambia su mirada entre el chocolate y yo, se sonroja y muerde su labio.

— ¿Quieres chocolate?—pregunta abriendo el papel de este.

Sus manos tiemblan levemente y frunzo el ceño, tomo su mano y el me mira.

— ¿A qué querías jugar?—pregunto divertida al verlo tan nervioso.

— Te doy dos trozos de chocolate si me das un beso.—me mira de manera intensa y debo tragar con fuerza para evitar lanzarme encima de él.

Noah es jodidamente sexy y es tremendamente caballeroso, no puedo evitar sonreír al ver la cara de nerviosismo que tiene.

Me acerco a él y baja la mirada, me siento delante de él y tomo su mentón para que pueda verme, sus mejillas están rojas y suelto un risilla.

— ¿Qué?—susurra cuando me acerco más a él.

— Acepto el juego.—sonrío antes de acariciar su mejilla y juntar mis labios con los suyos.

(N/A):
OTRO ESPECIAL, PORQUE SE LOS DEBO, PRONTO ESTARÉ PUBLICANDO UN NUEVO CAPÍTULO.

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