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Estaban sentados, observando las cascadas con la poca luz de la tarde.

—Entonces, ¿me contarás? —preguntó Jungkook rompiendo el silencio cómodo en el que estaban.

—El Chuseok…

Jungkook se acomodó en una mejor posición, dándole toda la atención al omega para que continúe.

—El día de Chuseok está cerca. Yoongi, Tae y tú… mmm todos tienen planes. En cambio, yo no sé qué haré durante esos días si me quedo… No quiero ser el pobre idiota que pasará ese día solo porque soy un orgulloso como para volver a casa. Si es que así se le puede llamar 《casa》. Ya has visto como es mi madre.

Jungkook resopló.

—Créeme, alguien como tú madre no se olvida con facilidad.

Jimin soltó una prueba risita. Esa frase la había oído en varias ocasiones.

—Y aunque regrese a Busan. ¿Qué ganaría con eso? Mi madre no se preocupa por mí, de todos modos. Estaría demasiado atareada con otras cosas como ser anfitriona de alguna reunión importante y sus malditas galas. Y mi padre… bueno, es un intento de buen padre, pero aún así, no tendría tiempo para mí. No tendría sentido ir y…

—Piensas demasiado, rosita —dijo Jungkook—. No haces más que dar vueltas a las cosas dentro de tu cabeza, imaginando lo que pensarán los demás de ti. No dedicas ni un momento a pensar en lo que tú deseas. Y es muy importante que hagas lo que creas que será lo mejor para ti.

Jimin soltó un suspiro, haciendo un pequeño puchero.

Tierno.

—Me gustaría ser como tú —El alfa arqueó una ceja—. No te importa lo que piensan los demás de ti y parece como si no hubiera nada capaz de desconcertante.

—Tú me desconciertas —dijo Jungkook enseguida, manteniendo la mirada fija en Jimin.

—¿Te refieres a como a mi me desconcierta lo del día de Chuseok?

Jungkook negó con la cabeza.

—No. Tú no me das miedo, rosita.

De repente, Jimin sintió una sensación de calidez en todo su cuerpo. Se sentía bien.

—¿Crees que hago mal negándose ir a Busan?

Jungkook rió en voz baja y desvió la mirada hacia el valle.

—¿Jimin, no me has oído? Tienes que pensar en ti mismo. En lo que quieres. No en tu madre ni en tus amigos. La pregunta que debes hacerte es: ¿Qué me apetece hacer durante estas vacaciones? ¿Hay algo que siempre haya querido hacer? Tal vez prefieres simplemente gozar de la calma y la tranquilidad de estar solo para contaminar todo el piso de esas bombas aromáticas que usas, yo que sé. Pero haz lo que te dé la gana. Es tu vida, Jimin.

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