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Sin darse cuenta y hundido en sus acciones. Jungkook entró en la habitación del omega, mirando como este cogía sus pertenencias y las guardaba en las maletas que estaban sobre su cama.

《Pero que...》

-¿Qué haces?

Jimin se detuvo. No le importa que Jungkook se haya dignado a aparecer justo en ese momento.

-¿Tú qué crees? -replicó sin mirarlo.

-Pues parece que estás dispuesto a destrozar tu habitación como si hubieras perdido la cabeza.

El omega pasó por su lado mirándolo furioso. Jungkook tenía un aspecto estupendo, apoyado en el marco de la puerta, bien peinado y con una camiseta que realzaba los músculos de su espalda. La mirada divertida con la que contemplaba el caos que rodeaba el lugar hizo mover más los estribos en el que Jimin se encontraba.

-Estoy haciendo las maletas -anunció.

-¿Por qué?

-Vuelvo... vuelvo a casa -respondió Jimin con dificultad. No sentía que su hogar era Busan, él realmente se había sentido vivo y feliz en Seúl.

-¿Por qué? -volvió a insistir Jungkook, cruzándose de brazos.

Jimin se calló por unos segundos, sintiendo su corazón acelerarse. Tenía tantos sentimientos en ese momento. Era toda una combinación.

-No sé por qué tenías que aparecer justamente ahora, después de haber hecho todo lo posible durante la semana para no tener que cruzarte conmigo.

-Ah. ¿Era eso? -respondió sonriendo-. ¿Me has echado de menos, rosita?

Jimin se dio media vuelta y lanzó otra prenda dentro de su maleta. Encontró la sudadera que el alfa le había dado cuando fueron de excursión, acto seguido, se lo lanzó a la cara con rabia, pero Jungkook no tuvo problema en cogerla al vuelo.

Jimin se enojó más.

-¿Tanto control tiene tu madre sobre ti? -soltó Jungkook de la nada, acercándose al omega-. No tienes que hacer todo lo que ella quiera que hagas, Jimin. No olvides que eres lo suficientemente grandecito y puedes hacer lo que te venga en gana.

El pelirosa volvió hacia él y titubeó unos segundos. Estaba tan cerca que tuvo que echar la cabeza atrás para poder mirarlo a la cara.

-Tú quizá puedas permitirte el lujo de hacer lo que quieras, pero yo no.

-¿Por qué no? -preguntó serio. Se había colgado la sudadera que Jimin le tiró en el hombro.

-¡¿Puedes dejarme tranquilo de una vez?!

-No.

-Bien, pues te lo diré de otra forma. ¡Hazme el favor de dejarme en paz y buscarte a otro omega al que le gusten tus mierdas! No tengo ni tiempo ni ganas de enfrentarme a tus arrebatos de mal humor.

Jungkook soltó una carcajada.

-¿Mal humor dices? ¿Quién está actuando como un chiflado aquí? Puedes pensar lo que quieras de mí, rosita. Me da lo mismo.

-No me llames así -habló Jimin soltando un pequeño gruñido.

-¿Entonces cómo prefieres que te llame, Jiminnie?

Un flashback pasó por la mente de Jimin, quedando petrificado.

《Eres precioso, Jiminnie》

Empezó a temblarle el labio inferior y tensó la mandíbula, apretando los dientes. El pelirosa tenía tanta adrenalina acumulada en el cuerpo que sentía la necesidad de liberarla de algún modo con ingenia. Levantó los brazos y golpeó el pecho de Jungkook.

-Déjame... en... paz.

El alfa no estaba dispuesto a obedecer, como siempre. Se acercó más él. Jimin retrocedió hasta que quedó acorralado contra la cómoda.

-Sé que estás acostumbrado a quitarte a la gente de encima, pero te lo repetiré una vez más por si no te ha quedado claro: Cuando te pregunto qué te pasa es porque quiero oír una respuesta -dijo cerca de él. Recordando la vez anterior que dijo las mismas palabras.

Jungkook lo miró directo a los ojos.

-No me importa lo que tú quieras. Esto no tiene nada que ver contigo, ¿de acuerdo?

El alfa arqueó una ceja con incredulidad.

-¡Okey, quizá un poco! Primero viene mi madre y tú te vas y demuestras un carácter que incluso me hizo dudar si eras realmente tú. Luego, por la noche, me metes en la cama y me cuentas todas esas cosas tan personales que me dejaron loco.

Jimin se detuvo para tomar aire y negó con la cabeza.

-Simplemente fue demasiado, Jungkook. No tengo ninguna intención de infringir tus malditas reglas. ¡Solo sucedió y ya! A veces las cosas suceden y no puedes hacer nada para evitarlo. No me parece que sea un buen motivo para ignorarme durante días. ¡Estaba preocupado por ti!

Jungkook abrió la boca para decir algo, pero Jimin continuó.

-Y claro, entre mi madre, tu ausencia y el exámen de literatura desaprobado, de repente tengo la sensación de que todo se fue a la mierda. Lo único que quería era libertad, pero ahora me siento igual de atrapado que hace meses. No puedo respirar y lo veo todo negro, y además he engordado y...

-Jimin... -dijo Jungkook con cierta urgencia, tomándole de los hombros al ver lo rápido y desesperado que hablaba el omega.

-¡No! No puedes aparecer de repente como si no hubiera pasado nada, riéndote de mí, ordenándome que te cuente más problemas cuando, en realidad, tú...

Las palabras de Jimin fueron calladas en cuanto Jungkook se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los suyos. Por un momento, Jimin se quedó como piedra.

Las palabras luchaban por seguir saliendo, pero de repente todo desapareció y quedaron solo ellos. Jungkook envolviendo las mejillas de Jimin con sus manos, tan cálidas y ásperas.

Empujó el cuerpo del omega contra la cómoda, sus caderas se apegaban más y sus labios impedían que siguiera hablando.

Pronto, ambos empezaron a mover sus bocas, sus labios uniéndose en un vaivén. Jungkook acariciaba con delicadeza las mejillas contrarias antes de recorrer los labios de Jimin con su lengua. Sin urgencia, más bien con cuidado. Bonito.

Enseguida, el omega sintió que un calor anuló la confusión de pensamientos y sentimientos que le habían atormentado. Envolvió sus brazos al cuello del alfa y le dio la respuesta que estaba pidiendo.

Un gemido grave salió de Jungkook, recorriendo con sus manos el cuerpo de Jimin hasta llegar a su trasero. Apretó.

Lo levantó en volandas y lo sentó sobre la cómoda. Jimin rodeó el cuerpo del alfa con sus piernas, el contrario puso una mano en su espalda y lo atrajo más hacia él.

La lengua de Jungkook acarició poco a poco su labio inferior y Jimin suspiró frente a su boca cuando le mordió con delicadeza.

Se apartó del omega jadeando, y este se quedó con los ojos cerrados.

Era la primera vez Jimin se besaba con alguien de esa manera, con tanto deseo, de un modo tan salvaje y dulce a la vez. Fue un beso electrizante.

Algo aturdido, Jimin abrió los ojos y parpadeó.

-Esto es lo que pienso hacer a partir de ahora cada vez que no pares de hablar.



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