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Llegaron a la orilla del lado. Los árboles, el agua, el clima, todo era precioso. Algunas gotas le caían por las salpicaduras de la cascada.
Un movimiento a la derecha hizo sobresaltar a Jimin, cuando volteó, se encontró con la espalda desnuda del alfa.
—Pero… ¿Qué haces? —balbuceó al ver que también se quitaba las botas y el pantalón.
—¿A ti qué te parece, rosita? —replicó impasible, sin apartar los ojos del agua. Se volvió hacia Jimin un instante y le guiñó el ojo antes echarse hacia atrás y tirarse de cabeza al lago.
El omega contuvo el aliento, viendo a Jungkook sacudiendo su pelo mojado y pegado sobre la frente, gritando de alegría.
—¡¿No está demasiado fría?! —gritó Jimin con las manos para formar un altavoz.
—Compruébalo tú mismo.
Si algo le había quedado claro al pelirosa era que a Jungkook le importaba nada lo que pensaran de él. Si quería bañarse en un lago en pleno otoño, él lo hacía sin dudarlo. En ese sentido, parecía admirable. Era capaz de despojarse de todo y ser él mismo.
Jimin también quería tomarse la vida de esa manera.
Por eso no perdió mucho tiempo y se quitó el hoodie que el alfa le había dado anteriormente junto a su playera. Luego siguió con las botas y el pantalón, quedando solo el bóxer.
Jungkook le silbó.
—Menudo cuerpo el que esconden las telas —le gritó. Jimin sintió sus mejillas sonrojarse.
Con cautela, el omega metió los dedos de los pies y soltó un chillido. El agua estaba demasiado fría. Retrocedió un poco y fue dando un par de saltitos sin moverse de su sitio.
—¡No seas gallina! —gritó el alfa desafiante.
Jimin cerró los ojos con fuerza, retrocedió unos cuantos pasos con los puños apretados para luego correr y lanzarse al agua y sumergirse. El frío lo envolvió enseguida.
Cuando salió a la superficie de nuevo, estaba más cerca de la cascada. El agua estaba más revuelta de esa zona y con algunos rayos casi inexistentes del sol, podía formarse un arco iris alrededor.
—¡Te tengo!
De la nada, Jungkook apareció detrás de él, agarrándolo de la cintura. Jimin soltó una exclamación ahogada al sentir un escalofrío recorrer su cuerpo. Sin embargo, antes que se diera cuenta, el alfa lo levantó en voluntades y lo lanzó por los aires, sumergiéndose de nuevo.
—¡Serás…! —gritó Jimin tosiendo.
—¿Qué?
Jungkook estaba flotando en el agua con los brazos relajados y separados del cuerpo como si no hubiera hecho nada.
Si creía que Jimin iba a dejar las cosas de ese modo, estaba muy equivocado. El omega se lanzó sobre él y lo empujó con los dos brazos hacia abajo, sin duda, Jungkook no esperó ese ataque.
Aún así, Jungkook pudo zafarse de él para agarrarlo con fuerza de las caderas y levantar lo de nuevo, esta vez manteniéndolo sobre su hombro.
—¡Bájame enseguida! —chilló Jimin pataleando y salpicando agua.
—Sigue soñando —respondió el alfa en un resoplando.
Jungkook caminó por el lago, aún con Jimin encima, por más que intentara bajar, no podía. Pasaron debajo de la cascada quedando en medio, en donde el agua formaba una especie de arco.
Fue ahí cuando el pelinegro dejó que Jimin se deslizara y bajara de él. Ambos se miraron, Jungkook con los ojos ensombrecidos. Sus labios, al igual que toda su piel, tenían gotas de agua que se resisten a caer en segundos.
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