☆ capítulo 16

Park Minhyuk nunca en su vida había sentido su interior tan desordenado. La emoción que albergaba en su rostro era tan grande que muchos compañeros se sorprendieron de no verlo tan arisco como solía ser. Ya sabía la historia de los destinados, y siempre tuvo miedo de que su "alma gemela" fuera alguien que no conociera, no viviera en el mismo país, o peor, no le gustara. Pero todo terror se disipó al saber que aquel pequeño omega podría ser su pareja.

Se sentó en las gradas más altas para sentir un poco la brisa. No había visto a Eunwoo en ese día, y cada vez que lo veía sentía que huía, o que se ponía tan nervioso que prácticamente le salía corriendo. No entendía por qué.

Eunwoo solía ser un omega muy alegre, bromista y de carácter fuerte. Eso ya lo había comprobado por la manera en que enfrenta a Wohno a pesar de saber que este podía hacerle trizas si quisiera. Su actitud es aquello que más le llamó la atención, Eunwoo no era como los otros omegas que ha conocido, él es diferente, y esa es una razón para no permitir que se aleje de él.

Él lo siente, él puede olerlo aunque este lejos, él sabe que es él. Eunwoo es su destinado, sólo le falta que lo acepte.

Ahí, envuelto en sus pensamientos, le dió unas ganas de buscarlo, de verlo. No le agradaba para nada su lejanía. Su alfa gruñía de el disgusto por aquello.

Así que se levantó, bajo las gradas con serenidad y caminó por el gran campus enfocando la vista en todos los estudiantes posible.

Divisó a Mj que venía de la mano de Jinwoo y se sintió aliviado.

- Hey -los saludó intentado sonar casual.

- Hola Minhyuk, ¿Cómo estás? - respondió Mj con una sonrisa.

- Estoy bien gracias, oigan... - sospesó sintiéndose nervioso - ¿No han visto a Eunwoo?

La pareja frunció el ceño y se miraron entre sí. Minhyuk sintió sus manos sudar mientras esperaba la respuesta. Escuchó a Mj resoplar.

- Eunwoo se fue donde sus abuelos - le dijo Mj. Abrió los ojos sintiendo como su pulso acelerarse de pronto, aquello le provocó un hueco en el pecho.

- ¿Cómo qué se fue? ¿Por qué? ¿No te dijo dónde? - quiso saber. Jinwoo lo observó arrugado el entrecejo.

- ¿Por qué tanta preguntadera por Eunwoo?

- Por nada. Sólo... Qué me extrañó que no se despidió de mí - murmuró en voz baja. Sin dejar de pensar en porque se iría así, y el porque sentía como si un pedazo de él se había ido, como si una mitad de su cuerpo estuviera adormecida.

- Porque fue de último momento. Sabes que estamos en unas mini vacaciones, así que él aprovechó. Yo por lo menos no quise salir de la universidad, me siento bien aquí - dijo Mj con una pequeña sonrisa. Pero ambos alfas sabía perfectamente que Mj no iba a su casa, porque no se hablaba con su madre. Ella era una persona repugnante que lo quería obligar a salir con un hombre mayor sólo porque tenía dinero. Después de eso Mj escapó de su casa, se quedó con Eunwoo hasta que ambos fueron admitidos en la universidad.

- Sí, además como mis vacaciones no han llegado, me hubiera puesto mal si Mj se va y me deja solito. Así que le pedí que se quede conmigo - le miró Jinwoo intentando disipar el ambiente.

Mj sonrió enamorado y lo abrazó con entusiasmo.

- Te amo - susurró.

- Yo más amor – contestó Mj acercándose para darle un beso. Pero inmediatamente se detuvieron al escuchar una garganta carraspear.

Minhyuk los observaba incómodo.

- Este... ¿No sabes dónde viven los abuelos de Eunwoo? - preguntó de repente.

¿Por qué tanta urgencia? - cuestionó Mj cruzadose de brazos.

- Oh vamos, sólo quiero saber - dijo serio.

- ¿Es para una tarea? - se burló Jinwoo. Mj le dió un codazo provocando que este deje salir un quejido lastimero.

Mj sopesó un poco. Pensando si sería lo correcto decirle, aún recordaba que Eunwoo le había pedido que no le dijera a nadie donde estaba, mucho menos a Minhyuk. Y apesar de preguntarle porque, este no le dijo nada.

Pero ahora veía el rostro desesperado de Minhyuk, y algo en él se suavizó.

- Esta en Busan - Minhyuk abrió los ojos. Estaba demasiado lejos.

- ¿B-busan? - tartamudeo estupefacto.

- Sí, está allá. Ahora no me molestes - entenció tomando a Jinwoo de la mano.

- Espera - lo detuvo. Mj gruño y se volteó con cansancio - ¿Cuál es la dirección?

Mj resopló irritado, miró a Jinwoo, el cuál como si fuera una orden, se quitó la mochila, sacó un papel, una pluma y se lo tendió.

- Jinwoo... - llamó con voz dura.

- Ah, sí, sí amor... - Y jinwoo se colocó enfrente de Mj, quien apoyo el papel de la espalda y empezó a escribir.

Aquella escena era tan chistosa. Un alfa completamente obediente y sumiso a todo lo que su omega de ordenaba.

- Mm... ¡Listo! - sonrió y palmeó la espalda de Jinwoo - Buen chico, te ganaste un beso y unas galletas - a Jinwoo le brillaron los ojos y colocó una sonrisa amplia - Toma park - le tendió el papel y este lo tomó rápidamente.

– Gracias Mj, de verdad.

- No hay de qué. Vamos amor - y retomaron su caminó con las manos entrelazadas.

Una vez que estuvo solo, miró la dirección con cuidado y sonrió guardando el papel. Observó la hora, eran casi las cinco de la tarde. Podría tomar un autobús y después un metro, llegaría en la madrugada, eso sí, pero no le importaba. Si tenía que pasar toda la noche por aquella desconocidas calles con tal de verlo, lo haría.

Eunwoo era su omega, lo sentía y lo sabía.

Quizás estaba siendo algo precipitado, pero no podía evitarlo. Su alfa se removia de la emoción cuando Eunwoo estaba cerca, su corazón latía rápido y las ganas de besarlo de tenerlo, no hacían más que enloquecerlo.

Así que, en una parada en autobús, decidió que pelearía por él. Se ganaría el cariño de Eunwoo, de su omega. Nunca se había sentido tan seguro en su vida, tan emocionado y tan nervioso.

Nunca imaginó que a sus veinticuatro años, estaría completamente atraído por alguien de esa manera.

Así que, resopló fuerte cuando vió el autobús estacionarse. Llevaba su mochila con algunas prendas y artículos de aseo para cuando llegué.

Entonces después de aseguraré de todo, se subió al autobús ansioso.

******

Sanha caminaba preocupado de aquí y allá en el pasillo de el hotel. Había pasado más de veinticinco minutos que sus padres y Chang ha se habían metido a la habitación para ayudar a Moonbin a controlar su celo. Él quería estar allí, con él, pero su padre le había ordenado con dureza que no se acercara ni por asomo mientras no le avisarán.

Nunca en su vida había visto el celo de un alfa, bueno, si había visto el de su hermano y su padre, pero muy de lejos, porque estos siempre se encerraban en la habitación esos días o se tomaban los supresores y tal vez por eso nunca supo lo que era el celo de un alfa. Ahora se sentía como ignorante, ni siquiera sabía el celo propio suyo.

La puerta se abrió revelando a su hermano, quien parecía sofocado y tenía un golpe en la mejilla izquierda. Sanha se acercó preocupado.

- Chang ¿Qué pasó? - deseó saber. Su hermano le dió una pequeña sonrisa.

- La verdad nunca había visto un alfa así - murmuró con una pequeña risa. Frunció el ceño sin saber a qué se refería.

- ¿Por qué lo dices? ¿Moonbin está bien?

- Ese Moonbin por quién te preocupas le dio un puñetazo a tu hermano - argumentó molesto. Sanha sonrió y lo despeinó con cariño - Bien. Él está bien, mamá y papá lograron tranquilizarlo, pero... Se puso agresivo, intentó atacarnos a mi y papá, a mamá no porque ella es beta, así que no sintió ningún olor amenazante. Pero... Es muy raro, es como si su celo hubiera estado suprimido y explotó, él te... - carraspeo la garganta incómodo - Pedía a ti.

Sanha abrió la boca y los ojos al mismo tiempo. Su pulso se aceleró considerablemente. Su cuerpo se tensó al recordar lo que había pasado minutos atrás, la manera tan posesiva y las caricias tan deseosas que Moonbin le daba. De pronto se sintió acalorado y con sus mejillas arder.

- ¿A-a mí? - articuló sonrojado.

- Sí. Él solamente preguntaba por ti, ¿Qué donde estabas? Pero... No con la voz de Moonbin, si no con la voz de Alfa, ya sabes.

Sanha aún no podía creerlo. Su alfa lo estaba necesitando, lo estaba llamando. Y él, no pudo atender a su necesidad. Uno, porque ahora que lo pensaba bien, no se sentía listo para ello, y dos, sus padres apenas salían de el trance de que él era omega y ellos aún no sabían que Moonbin era su alfa.

Su alfa... Qué bonito sonaba eso.

De pronto, aquel olor que tanto amaba empezó a ser más intenso. Ladeó la cabeza para mirar a la persona que aparecía detrás de Chang ha.

Era él.

Estaba ahí, mirándolo con una sonrisa y su cabello estaba algo alborotado. Chang ha se dió la vuelta y lo miró molesto.

- Gracias por el regalo de bodas Moonbin - dijo con ironía apuntando su mejilla irritada.

- De nada.

- Bin... - articuló el omega con la sonrisa, feliz de verlo bien.

Y como si nada le importará, el alfa se acercó a él y lo estrechó en sus brazos. Embriagandose con su aroma. Sintiendo como sus cuerpos emanaban calor uno al otro como si fueran una calefacción.

- Sentí que iba a matar a alguien en cualquier momento - musitó en el oído de el omega, provocando un escalofrío y que este riera levemente.

- Eres un animal - le dijo.

- ¿Qué culpa tengo yo que esa sea mi naturaleza?

- ¿Ser un animal? - preguntó con la sonrisa encarandolo sin alejar sus
manos.

- No, matar - bromeó con una sonrisa divertida. Sanha aprovechó que rodeaba su espalda y lo pellizco con fuerza - ¡Au...! - se quejó alejándose.

- Sigue diciendo estupideces y pellizcarte será lo último que se me ocurra hacerte - amenazó.

- Fue una broma... - murmuró mirándolo con recelo.

Sanha se encogió de hombros desinteresado.

Irene y Minho aparecieron en su campo de visión observando la escena con curiosidad. Ambos chicos estaban bromeando y riendo, pero no solo eso, se miraban con intensidad, cariño y ternura. Irene sonrió al ver aquello.

- ¿Ya te sientes mejor muchacho? - preguntó Minho a Moonbin. Él asintió con una sonrisa.

- Sí, gracias por ayudarme.

- No hay de qué. Pero….. Por seguridad, creo que lo mejor sería que Sanha duerma en otro lado - sugirió Minho con el rostro serio.

- ¿Cómo? - preguntó Sanha.

- Sí hijo, es lo más seguro ahora mismo.

- ¿Seguro? ¿Acaso yo le haría daño? - cuestionó Moonbin con el ceño fruncido serio.

- No Moonbin, tú jamás le harías daño a Sanha, pero consideremos que ahora es omega, y sería peligroso, tú podrías...

- ¡Claro que no! ¡Puede controlarse! - expresó Sanha sintiendo una punzada en su pecho. Se negaba rotundamente a dormir en un lugar donde no esté el olor y el calor de Moonbin.

- No Sanha, tú no conoces los celos de los alfas. Estos pueden llevar a el descontrol, y no me voy a arriesgar que te marquen por accidente - dijo Minho intentando hacerlo entrar en razón.

Sanha sintió como aquello le dolió. Pero él sabía que su alfa era incapaz de hacer algo así.

- Minho, yo jamás haría eso - intervinó Moonbin.

- Lo siento, lo mejor sería que Sanha duerma en otro lado - sentenció con dureza. Sanha bajó la cabeza, aquello no podía ser peor.

- Puede dormir conmigo - Sanha gruño bajo al escuchar aquella voz. Todos voltearon y se encontraron con Jungyon, quien sonreía con manía perversa.

Todos parecieron incrédulos ante la situación, menos Moonbin, quien miró a Sanha notando molestia en su mirada.

Entonces se acercó a él y posó una mano en su hombro sonriendo con tranquilidad. El omega lo miró y le devolvió la sonrisa, sintiendo como el enojo disminuía poco a poco.

- Me parece excelente - oncordó Minho. Irene lo miró no muy convencida. Ella era la primera en saber la mala relación que tenía su hijo con Jungyon.

- No gracias - dijo Sanha a secas. El omega alzó una ceja.

- Entonces ¿Dónde dormirás? ¿Con tus papis? - preguntó con ironía riendo - Ah, no, espera ¿Pedirás se te renten otra habitación sabiendo todo el dinero que se gastó en la boda de tu hermano? ¿Harás eso? O ¿Vas a arriesgarte a dormir con Moonbin para que te folle sin razonamiento o sentimiento y después se disculpe diciendo que estaba bajo los efectos de el celo? - Aquellas palabras salieron ácidas, con toda la intención de lastimar. Sanha apretaba los dientes y los puños, sintiendo como la rabia invadía su cuerpo y también provocaba que unas cuantas lágrimas de frustración salieran de sus ojos.

Entonces depronto el ambiente se vió inundado por un olor agrio y fuerte. El olor de un omega enojado.

- Jungyon, ¿Por qué dijiste eso? Sabes muy bien que... - intentó decir Irene molesta.

- Es la verdad tía - interrumpió con frialdad - Sanha siempre quiere hacer las cosas a su modo, pero ya era hora negarle algo. Siempre le pusieron las cosas fáciles, es un niño mimado, por eso ningún alfa se fijará en él, al menos no para nada que no sea sexo, por llorón y berrinchudo - zanjó envenenando cada palabra.

En ese momento Sanha empezó a derramar lágrimas, quería decir algo, pero todo lo que decía para contraatacarlo salía en una rota y débil voz, y eso no hacía más que provocar que su primo se burlara de él. Jungyon siempre se había dedicado en recalcarle las cosas que más le afectaba, como apuñalar justo en los puntos vitales.

Moonbin apretó la mandíbula con rabia, sus ojos habían cambiado de color otra vez a aquel color sangre.

Entonces Moonbin se colocó delante de Sanha con una postura amenazante, como un caballero protegiendo su príncipe. La sorpresa y la molestia inundaron el rostro de Jungyon, quien sintió un escalofrío en su espalda.

- ¿Es... Enserio Moonbin? ¿No viste como el idiota este te habló hace rato? - preguntó Jungyon con molestia.

- No le digas idiota - gruñó con
amenaza y ambos omegas no pudieron evitar tensarse.

- Y-yo creo que lo mejor sería que vayamos abajo, a comer algo más tranquilos ¿No? - habló Irene con la voz temblorosa y animada, intentado que aminorar el ambiente.

- Puedo ser un niño mimado - dijo Sanha con la voz rota, sorbiendo un poco la nariz - Pero por lo menos yo tengo padres que se preocupan por mí, que me aman, y no me utilizan como un objeto para ponerlo a competir con su propia familia.

- ¿De qué hablas? Mis padres me aman, inútil - expresó con impaciencia.

– Tal vez, pero no lo demuestran - entonces algo en él surgió. Un sentimiento de fortaleza inundó su cuerpo. Como si alguien encendiera el fuego en la leña que él había acomodado. Sonrió con frialdad a pesar de tener el rostro desecho por el llanto. Dió pasos adelante quedando a solo unos centímetros de su primo. Entonces lo enfrentó - Porque a ellos les das pena, le das vergüenza a todos Jungyon, ¿Acaso crees que tus padres no viven deseando que hagas lo mismo que yo? - Jungyon tragó saliva con los ojos abiertos - Por eso, porque tu vida es patética. En vez de buscar un trabajo, intentar entrar en otra universidad, te dedicaste a molestarme, a andar por ahí sin hacer absolutamente nada. Y dime, ¿Qué clase de alfa se fijará en ti si no es para sexo? Si lo único que sabes hacer en la vida es presumir y tontear - contraataco con una sonrisa de suficiencia.

Todos lo miraban con una expresión de sorpresa, boquiabiertos. Nunca en su vida había hablando de esa manera a nadie, siempre fue un chico tranquilo, sumiso y obediente, y tal vez por eso Jungyon le tomó el pelo e hizo de su adolescencia un infierno.

Observó cómo el rostro de Jungyon se deformaba a una expresión perpleja y enojo, y ¿Saben algo? Eso le dió satisfacción.

- ¡Hijo de puta! - gritó corriendo hacia él, dispuesto a golpearlo. ¿Quién demonios se creía Sanha? Él no es mejor, y le iba a enseñar de una vez por todas que no se metiera con él.

Pero ni siquiera pudo acercarse a Sanha, cuando un gruñido gutural que hizo todo sus músculos tensar.

Y esta vez no fue Moonbin solo, si no que Chang ha lo miraba con furia y advertencia.

- No te atrevas Jungyon, sabes que te quiero, pero Sanha es mi hermano, así que no voy a permitir, maldita sea, que lo sigas jodiendo - bramó.

Jungyon lo miró estupefacto.

- !Acaso nadie escuchó lo que me dijo! - gritó molesto. Sanha rió con ironía.

- ¿Acaso crees que eso se compara a lo que me hiciste por cinco años? No, no se compara, pero te puse en tu lugar, alguien tenía que hacerlo - expresó finalmente.

Entonces Jungyon preso de la furia, intentó nuevamente arremeter contra Sanha, pero ni siquiera llegó a tocarlo, fue a parar al suelo soltando un quejido lastimero.

- No te atrevas a tocarlo - rugió Moonbin con amenaza colocando a Sanha detrás de él. El omega sonrió con frialdad.

− !Ya basta por Dios! - habló Minho con dureza - Jungyon, no te voy a permitir un escándalo más, Sanha y Moonbin, espereme abajo ¡Ahora! - ordenó. Ssnha miró a su padre con terror, iba decir algo cuando el alfa entrelazó su mano con la de él, y se lo llevó sin permitir réplica.

Al llegar al patio de el hotel, Sanha se sintió aliviado y algo asustado por la actitud de su padre. Sabía que no tenía la culpa, pero probablemente el escándalo que se formó es suficiente para ganarse un buen regaño.

Se sentaron en una banca debajo de unos árboles a observar la piscina enfrente de ellos. No había nadie ahí, así que eso era algo bueno.

- Creo que me pase un poco ¿No? - habló Sanha con la vista agachada.

- ¿Qué?

- Digo... Creo que no debí decirle eso así, pero estaba tan molesto y dolido que no pude...

- Hey, él se lo merecía. Ese maldito no ha hecho nada más que joderte la vida, así que no te arrepientas de nada - iterrumpió con dureza mirándolo fijamente. Sanha se sonrojo.

- Tienes razón Bin. Yo... Me siento más aliviado ahora. Incluso puedo decir que puedo enfrenta a Jungyon sin sentirme mierda - sonrió tímidamente recordando las veces que su primo le gritaba y él no hacía nada, simplemente se dejaba humillar.

El alfa colocó una sonrisa y acarició su mejilla con su dedo pulgar. Sanha cerró los ojos por tan placentero gesto.

- Y yo, estoy dispuesto a joder a cualquiera que intente hacerte daño - murmuró. Entonces Sanha abrió los ojos y lo observó. Moonbin lo miraba con intensidad y deseo, como si estaba buscando algún tipo de aprobación para hacer algo. Entonces el alfa se remojo los labios con la lengua lentamente, tan sensual que el omega sintió estremecer su cuerpo.

Y sin importarles nada, juntaron sus labios sintiendo sus corazones estallar. Aquello era algo a lo que les costaría acostumbrarse, pero sin embargo, sentían felicidad en poder hacerlo ahora, sin miedo a nada.

Entonces Sanha rodeó los hombros y la nuca de el contrario profundizando
más más el beso. Moonbin sonrió contra sus labios, y entonces rodeó sensualmente su cintura, atrayendolo a él. Rogando al cielo no perder el control otra vez.

Estaban tan sumido en ellos mismos, que no se percataron de los murmullos que se acercaban. Su padre se detuvo abruptamente y la sangre se le congeló frente a la imágen que estaba presenciando.

- ¡Yoon Sanha! - gritó horrorizado.

Entonces ambos se alejaron y voltearon. Sanha palideció enseguida y su respiración se volvió frenética.

Y en ese momento toda felicidad se había marchado, dando paso al miedo.

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