25. Escribir
Gruñe entre dientes, una vez más, como lo ha estado haciendo todo ese mes mientras tiene que hacer de niñera, un trabajo por el cual, de hecho, no le estaban pagando y aunque su sueldo de santo de oro era más que suficiente para todo lo que necesitaba y hasta lo que no, el haber tenido que usar parte de ese dinero en Oneiros, antes de enterarse de que el bastardo tenía su propio dinero y el no necesitaba pagarle nada, solo hizo que su frustración aumentara, rayando la hoja donde estaba escribiendo, la cual se rompió, una víctima más de su ira que iría a la basura, junto a los otros veinte intentos que lentamente estaban llenando un vote al lado de su atención.
—¿Qué pasa Kanon? ¿Ya casi terminas? ¿Escribiste tanto que necesitas que te pase otra hoja?
Una de sus parpados se crispo cuando escucho la voz de Oneiros, quien estaba sentado en la misma mesa que él, con un codo sobre el montón de hojas en blanco que Athena le había dado, la idea, era que solo escribiera una disculpa formal, nada realmente importante, solo algo que le hiciera pensar, una vez más, en sus errores y que no estaba bien en golpear a los otros ya que se supone que estaban en paz.
—Toma, esta es especialmente para ti~
Observo la forma cínica en que Oneiros sacaba una de las muchas hojas y la ponía, nuevamente, frente a él, con toda la paciencia del mundo antes de seguir sonriendo en su posición de siempre.
—Me cagas Oneiros, me cagas.
—Cállate y sigue intentando escribir perra, a ver si así aprendes a seguir órdenes.
Empujo la silla hacia atrás, claramente enojado al mismo tiempo en que se lanzaba hacia el frente para intentar tomar del cuello al dios menor, el cual se movió igual de rápido que él, con la diferencia de que la silla desocupada no hizo ninguna clase de ruido, como si de repente se hubiera movido a la velocidad de la luz para moverse de lugar, lo que no debería de ser sorpresa alguna, si es que él también podía alcanzar esa velocidad.
Lo que, si fue sorpresa, fue la manera tan tranquila en que apareció detrás de él y lo tomo por los hombros, acomodándolo de nuevo en la silla, sin perder su estúpida sonrisa en ningún momento.
—Vamos Kanon, no es tan difícil.
Estuvo a punto de darle un manotazo a Oneiros cuando este comenzó a palmear uno de sus hombros, antes de escuchar de fondo el sonido de voces, probablemente Shion acompañando a Athena para ver cómo le iba con su hoja en blanco.
Así que respiro profundo, intentando calmarse, suficiente tenía con tener que escribir una estupidez que no quería como para esperar que Shion lo fuera a regañar, no es como que le tuviera miedo, simplemente no quería pasar más tiempo haciendo aquello ni mucho menos meterse en cualquier otra actividad recreativa acompañado de la cucaracha.
Al final probablemente iba a terminar escribiendo cualquier cosa, acompañado de la sonrisa de Oneiros que claramente está disfrutando de su sufrimiento.
—Te odio.
—Eso podrías escribirlo.
Rompió la nueva hoja que recién Oneiros le acababa de dar.
Si, debería de haber escrito eso desde el principio y salir corriendo antes de que alguien lo leyera, probablemente Shion lo haría volver a reescribirlo, pero al menos lo haría en horas que no estuviera con el sirviente de Hades.
—Oneiros... Cállate... Solo cállate.
Golpeo su frente contra la mesa en el momento justo en que Athena y Shion entraron al lugar, casi al mismo tiempo en que Oneiros le iba pasando una nueva hoja en blanco.
Como desearía no estar aquí en este momento.
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