Capítulo 48 🦊 La vida de novios no es tan fácil

#ViernesDeRTR


Capítulo dedicado con mushio amorsh para Gorefan1793

—Más rápido... —La voz de Chase llega a mi cabeza como una orden imperiosa.

A regañadientes acelero el ritmo de mi mano y siento que la tensión en mis músculos empieza a expandirse por todo mi cuerpo.

—Buena chica —pronuncia con arrogancia, consciente de que estoy satisfaciendo sus más bajos instintos.

—Eres lo peor —farfullo sin detenerme.

—Lo sé —se jacta con una sonrisa—. Todo sea por complacer mis caprichos, Michelle.

Aprieto los dientes y pongo un poco más de esfuerzo. Una gota de sudor cae por mi frente. Amablemente —léase con sarcasmo— Chase pasa sus dedos por mi frente para limpiar cualquier rastro de sudor.

—Lo haces de maravilla, Michi —dice, complacido. Se echa hacia atrás para acomodarse y, cómo no, tener una mejor perspectiva de mi trabajo—. Me encanta ver esa carita roja y sudada.

—Atrevido. Si te oyeran mis padres...

—Dirían que eres experta.

Me muerdo la lengua y sigo con mi trabajo. Cuando estoy llegando al punto de inflexión donde mis músculos ya no pueden más, dejo caer mi brazo a un lado y me apoyo en el sofá. Mi respiración agitada, el sudor en la frente, el agotamiento mental... todo eso a Chase le resulta como una campante victoria.

Apostar con él sobre quién prepara el mejor betún sin ninguna clase de electrodoméstico ha sido mi peor decisión en mucho tiempo. ¿El resultado? Una mezcla de azúcar y claras de huevo que todavía falta por revolver.

—Lección aprendida, supongo —dice Chase y en su sonrisa maliciosa puedo verlo jactándose de tener la razón.

—Que te den.

—¡Michi, te he oído! —grita mamá desde su cuarto.

Chase se ríe, todavía más complacido y se levanta para agarrar el cuenco con la mezcla. Deja las cosas en una encimera y enciende la batidora. En un par de minutos (o menos) el betún está listo para esparcirlo en el pastel que mamá ha preparado para la cena de Año Nuevo.

—Batidora uno; Michi cero.

El desgraciado saborea la victoria. Le saco mi resplandeciente dedo corazón y lo maldigo en silencio, pero es mamá quien lo regala cuando lo ve meter el dedo dentro.

Hacemos nuestro tratado de paz porque tenemos que decorar la sala. Mis padres han decidido invitar a unas cuantas personas para darle la bienvenida al nuevo año. Chase y yo tenemos planes diferentes: vamos a cenar con mi familia y Margareth, pero luego nos pasaremos a la fiesta en casa de Mika McFly.

A mamá la idea de esperar las doce de la noche fuera de casa no le gusta demasiado, pero papá la ha convencido de que ya estoy lo suficientemente grande para largarme si quiero. Creo que en el fondo me hace ese favor para compensar la humillación por la que hizo pasar a Chase.

Cuando todo está listo me voy a mi cuarto a arreglarme. Estoy feliz de que Margo me haya regalado un vestido perfecto para la ocasión: rojo, cómodo y le viene perfecto a los zapatos de tacón que llevo guardando desde antaño. Además, viene perfecto con el bolso de mano que tomé prestado de mamá.

Pero eso no es todo, porque luego de arreglarme y salir a la sala para ayudar a mis padres con los últimos detalles para la cena, me percato de que Chase lleva una cortaba con un rojo idéntico al de mi vestido. Hemos combinado nuestros atuendos otra vez.

Estoy segurísima de que él también se ha dado cuenta, pues me observa de pie a cabeza y sonríe.

—Apuesto a que soltarás alguno de tus comentarios insinuando que combinamos ropa porque te espío o algo por el estilo —me adelanto a sus palabras en cuanto lo veo abrir la boca.

—Iba a decirte que estás guapa, pero el hecho de que estés tan a la defensiva te delata.

Quiero darle un pisotón, pero no puedo pasar por alto lo de llamarme guapa.

—Tú también estás guapo —digo a regañadientes.

Detrás de Chase aparece Margareth, tan elegante y a la moda como el primer día que la conocí.

—¡Michiii! —exclama como si no me hubiera visto en una década y coloca ambas manos en su pecho— Chase me contó que por fin están saliendo. Puedes llamarme suegra, o Margareth, cualquiera de las dos opciones me viene bien.

Ay, estaba preparada para todo pero no para enfrentar este momento. Es tan extraño... Y vergonzoso, enseguida siento las mejillas calientes e hinchadas.

—No sé qué decir...

—Deja de acosarla, mamá, o me terminará antes de la medianoche —se queja Chase.

Eso provoca la risa de ambas, y también la de mamá que ha terminado de cambiarse. Las dos se siguen llevando de maravilla pese a los percances que Chase y yo pasamos, y el resto de la hora se la pasan hablando sobre sabrá Dios qué.

Los invitados no tardan en llegar. Son tantos que me pregunto cómo van a caber todos en la sala. Por seguridad, porque soy una paranoica, dejo bajo llave mi habitación, no vaya a ser que a alguno de los amigos de papá se les ocurra robar a Pato. Por supuesto, junto a varias caras desconocidas o que me conocen de pequeña y no recuerdo, se encuentra tía Molly, que chilla de asombro cuando ve a Chase a mi lado.

—Pero madre mía, Michi, qué partidazo de muchacho... —dice endulzando la voz—. Y tú negándolo frente a tus padres.

—¿Me negaste? —pregunta Chase, ofendido.

—Claro que no. Es decir, sí, porque en Navidad no éramos más que amigos... —La lengua se me traba y no puedo hacer otra cosa que mirar con desaprobación a tía Molly.

—Lo tenías bien oculto, ¿eh, jovencita? —Su brazo se entierra en una de mis costillas—. Pero tu madre ya me lo ha contado tooodo.

—¿Todo? —preguntamos Chase y yo al unísono.

—Todo.

—Ay, Dios... —pronuncio en lo que Chase se lleva una mano a la frente.

Por suerte, Margo y el pequeño John vienen a nuestro rescate.

Antes de la medianoche, Chase recibe una llamada de parte de Jax diciéndole que nos espera abajo.

Nos despedimos de nuestros padres y subimos al auto que milagrosamente, Mika ha decidido prestarle para que nos venga a buscar.

Jax nos está esperando apoyado en una de las puertas del auto, con un cigarrillo entre los dedos y un traje que le sienta más atractivo de lo que quisiera admitir. Deja escapar un silbido cuando me ve salir junto a Chase y puedo notar cómo sus ojos me recorren de pies a cabeza.

—Wallas, creo que te he subestimado —dice en un tonito que me desagrada.

Es Chase quien se adelanta a mi comentario y le tira de las manos el cigarrillo que estaba a punto de ponerse entre los labios.

—Deja a Michi en paz o tendré que enseñarte a respetarla —le advierte.

—Bueno, papi, pero no te enojes.

Chase blanquea los ojos y me toma de la mano, abriendo la puerta trasera para que pueda subirme. Él se sube detrás también, lo que me sorprende. Esperaba que fuera de copiloto haciéndole compañía a su amigo.

—¿Cómo es que Mika te prestó el auto? —pregunta luego de que Jax enciende el auto y este ruge como un toro.

—Es otra persona desde que se fue a New York.

La respuesta de Jax es tan irreal que ni Chase se lo cree. Con los ojos entrecerrados, busca el rostro de su amigo, apoyando un brazo sobre el asiento delantero.

—¿Qué le dijiste?

—Nada.

—¿Cómo que nada? Tuviste que decirle algo.

—Le pregunté si me prestaba el auto y ya.

—Imposible.

—No es imposible; se le llama «ganarse la confianza de tus amigos».

—Y es por eso que no tiene sentido que Mika te haya prestado su auto. Su auto, Jax.

Chase habla con Jax como un padre habla a su hijo, muy por el contrario a la dinámica que Jax y Mika llevan. Me causa risa, pero también algo de ternura.

—Tal vez lo tomé prestado sin su permiso, pero no tiene por qué enterarse.

Chase se echa hacia atrás y resopla.

—Nos va a matar cuando lleguemos.

—Tú disimula y no tendremos problemas.

Ojalá tuviera la tranquilidad de Jax. Lo cierto es que ya veo venir los reclamos de Mika, junto con esa sonrisa tétrica que esbozaba cada vez que intentaba intimidar a alguien. Me da escalofríos de solo pensarlo.

O tal vez no sea por la imagen de Mika como Michael Meyers esperándonos en la puerta de su casa, sino que se debe a la sutil caricia de Chase sobre la zona desnuda de mi pierna. Es una caricia lengua con la punta de sus dedos, que va de arriba a abajo tan suave como la brisa.

Levanto la vista para ver si es una acción casual o lo hace a propósito, pero me basta con ver cómo intenta disimular una sonrisa tras su cara volteada hacia la dirección opuesta a la que estoy, para saber que tiene toda la intención de hacerme estremecer el cuerpo. Sabe que hacerlo bajo la ignorancia de su amigo lo hace todavía más tentador.

Es como repetir el momento que vivimos en nuestro viaje a Wightown, solo que esta vez nuestra relación es completamente diferente y podemos hacer todo lo que queramos bajo el manto de una noche estrellada. Su mano caliente contrasta con la piel fría de mis piernas, la electricidad que desprende pronto causa más sensaciones que suben por mi vientre. Es una sensación deliciosa que pronto se convierte en el deseo irresistible de un beso.

Tomo su brazo y lo atraigo a mí para saciar mis deseos.

—Sigo aquí, bebés —dice Jax.

Nos mira desde el espejo retrovisor con una sonrisa pícara.

—Si quieren puedo desviarme y llevarlos a un motel.

—¿Y dejar que enfrentes a Mika solo? —increpa Chase— ¿Estás seguro?

—Mierda, tienes razón.

Me pregunto si estos dos realmente se estaban tomando en serio lo del motel...

El celular de Jax suena de pronto y lo escucho maldecir entre dientes.

—Es Mika —dice, pero en lugar de responder con el altavoz, le entrega el celular a Chase—. Háblale tú, seguro que logras calmarlo.

Pero de calmarlo nada, porque al llegar a la casa de Mika, nos está esperando en el jardín, con los brazos cruzados y una expresión de odio rotundo. No sé de dónde sacó Jax que había cambiado desde su viaje a New York porque veo la misma expresión que intimidaba a tantos estudiantes en los pasillos de Jackson.

—¡Mika, amigo! —Jax extiende los brazos a los lados como si quisiera que lo recibieran con un abrazo— Veo que estabas preocupado por nosotros.

—Dame las llaves.

La orden de Mika es imperativa y Jax obedece como un autómata. Coloca las llaves justo en el centro de la palma de Mika y coloca ojos de perro regañado.

Casi siento lástima por él.

Casi.

Chase y yo nos acercamos. A diferencia de la confrontación que tuvo con Jax, Mika aligera su expresión cuando recibe un abrazo de Chase. Como Jax no puede quedarse atrás, se une al abrazo y empieza a saltar arruinando el lindo momento.

Mika se arregla la ropa y me hace un ademán al prestarme atención. De manera automática los músculos de todo mi cuerpo se tensan.

—Vamos a dentro o Michi se convertirá en un angelito de nieve —propone Chase y coloca su mano en mi espalda baja.

De pronto, de la puerta se asoma una cabellera roja que reconocería en cualquier parte del mundo.

—¡Michi!

Anne sale a toda prisa de la casa y resbala justo en el último peldaño. El alma me abandona el cuerpo, pero J.J. está ahí para ayudarla a estabilizarse. A pesar de habernos visto luego de Navidad, en la noche y con el vestido que luce, puedo ver cómo su barriga está mucho más hinchada que la última vez que la vi. Voy hacia ella para que no tenga que caminar, pero en el camino yo también resbalo.

Al final, nos acercamos la una a la otra enganchadas al brazo de Jared y Chase.

—Sabía que no me ibas a dejar abandonada —dice con una sonrisa en la cara.

—Chase me lo rogó todo el día, no pude negarme —bromeo y él solo se echa a reír.

Otro silbido por parte de Jax. Esta vez sus ojos están puestos en la barriga de Anne.

—De la que me he salvado... —dice y alza las cejas hacia J.J. como si quisiera lamentarse de su situación.

—Ya decía yo que la noche no podía ser perfecta —se queja Anne, con un suspiro.

—Jax, eres un completo idiota —digo desde el fondo de mis entrañas—. No creo en el karma, pero si existiera, estoy segura de que vas a pagarlo muuuy caro.

—Oh, veo que la nerdcita ha sacado las garras ahora que va a la universidad —Jax se toma mis palabras como si fuera una jodida broma—. Voy a presumirles que yo también he entrado a la universidad.

Anne y yo nos sorprendimos.

—¿En serio? —le pregunta mi amiga.

—Va a estudiar Actuación en la universidad de la ciudad —explica Chase.

—Y si alguna vez, cuando sea famoso y mi reputación sea tan respetada como la del Papa, llego a toparme con la mierdecilla que te metió en problemas, voy a...

—Jax, compórtate —lo detiene Mika.

Con el ultimátum de Mika procedemos a entrar. En el interior de la casa, el ambiente de Año Nuevo se puede sentir, no solo por la decoración estrafalaria o la música a todo volumen, también por los ostentosos atuendos de los invitados. Hay varios rostros que me son familiares; son estudiantes o ex estudiantes de Jackson. También consigo divisar a algunos compañeros que se limitan a saludar con la mano.

Es extraño pasearme entre todos ellos de la mano de Chase, pero supongo que tengo todo el resto de la noche para acostumbrarme.

Después de algunos cócteles y bebidas, Anne y yo nos ponemos al día. Me dice que ha hecho muchos trajes para su bebé y que se está planteando seriamente hacer muchos más para sacar a la venta. La loca ha decidido ponerse zapatos de tacón y sus pies se están hinchando como empanadas. J.J. tiene que ir con ella a buscarle un sitio donde pueda sentarse.

En determinado momento, una canción atrae mi atención. Mi oído no puede confundir el simbólico ritmo de I Wanna Be Yours, la misma canción que Chase y yo bailamos para su cumpleaños. Nos bastan un par de miraditas para salir a bailar. Mis brazos rodean su cuello y sus manos se aferran a mi cintura. La cercanía se siente diferente a aquella vez, cuando no quería admitir mis sentimientos y él hacía todo lo posible por hacerme saber los suyos.

Ahora los dos nos conocemos, nos aceptamos y nos queremos.

Su mirada complementa la mía con una sonrisa. Puedo notar cómo con cada movimiento de nuestros cuerpos siguiendo el ritmo de la canción, hacemos lo imposible y nos metemos dentro de una burbuja donde nuestro entorno no importa en absoluto. Solo somos él y yo contra el mundo.

En mi interior empieza a crecer el deseo de decirle las dos palabras que todo el mundo en algún punto de su vida quiere recibir, las mismas que él me dijo muchas veces y yo no le devolví.

Te amo.

Abro mis labios dispuesta a decírselo. Ya no tiene sentido que me lo guardé después de todo lo que hemos pasado. Y quiero que lo sepa ahora que por fin podemos estar juntos.

Te amo, Chase.

Las emociones crecen.

Mi pecho se estremece.

Mis ansias se transforman.

Voy a decírselo. Voy a...

—¡Michi, Michi! —grita desde la otra punta de la sala. Corriendo viene hacia nosotros como si no cargara a un bebé.

Mierda.

Chase y yo tomamos cierta distancia para hacerle un espacio a mi amiga mientras su novio va detrás de ella cargando sus zapatos. Ay, por todos los cielos.

—¿Qué pasa? —pregunto, algo fastidiada por haber roto toda mi inspiración.

—Van a ser las doce y te juro por Dios que si no estás a mi lado cuando suenen las campanadas te mato.

—Qué linda es la amistad —se burla Chase, pero no tarda en ser atacado por la espalda por Jax, quien lo agarra por el cuello y le besa la mejilla.

—¿Me extrañaste, amor?

Antes de que Chase pueda responder, Mika llega junto a nosotros.

De alguna manera, todos nos hemos juntado para contar los segundos.

—¿En qué piensas?

La voz de Chase me saca de mis pensamientos. Estamos en la solitaria terraza del segundo piso, donde el bullicio es casi imperceptible. Chase está apoyado de espaldas en la baranda y yo tengo ambas manos en ella. Sobre nosotros, el manto oscuro y estrellado de la noche.

—Estaba pensando en lo mucho que ha cambiado mi vida estos últimos meses. A veces me es insólito mirar hacia el pasado y recordar cuando ni siquiera me atrevía a mirarte a la cara por temor a que me reconocieras o me dijeras algo. O pienso en la rutina que tenía: levantarme a tal hora, cepillarme el cabello durante tantos minutos, estudiar, ir al colegio y seguir estudiando. Llegar a casa y...

—Repasar la materia del día —concluye con una sonrisa.

—Y las reglas. Ah, las benditas reglas.

—Ya hablamos de ellas.

—Lo sé, pero recordarlas me hace sentir ridícula —digo y suspiro—. Tenía tantas inseguridades y temía a muchas cosas, pero me resulta extraño pensar en lo que soy ahora. En lo que me he convertido.

—¿Te da miedo el futuro?

Niego con la cabeza.

—No, ya no. No si estoy contigo. Tú, con tu arrogancia y buena suerte, de alguna forma lograste cambiarme para mejor, y estaré toda la vida agradecida por eso. Tú eres la potencia que necesitaba para hacer de mi vida algo... más.

Su sonrisa se ensancha y toma mi mano

—Escucha, Michi, todo lo que has conseguido y todo lo que eres, es gracias a ti. Yo solo te di un empujoncito.

—¿Chase siendo modesto? —Finjo sorpresa.

—Es la verdad, todo lo que has conseguido es por ti. Eres... eres asombrosa.

—Lo sé —me río—. Pero, la verdad, es que sin ti no hubiera sido posible. Por eso, y por romper las reglas, gracias.

Su sonrisa se vuelve nerviosa.

—Oh, Dios, esto va a ser más difícil ahora que dices todo eso... —pronuncia bajito.

Es raro verlo nervioso, y un poco preocupante.

—¿Vas a terminarme otra vez? —inquiero.

—¿Qué? No, boba —se apresura en aclarar.

—¿Entonces? ¿Por qué estás tan nervioso?

—Iba a esperar a contártelo más adelante, pero supongo que no me queda de otra: estoy embarazado.

—¡Sé serio, bobo!

Se echa a reír.

—Es que no quiero ser aguafiestas, Michi.

—¿Es algo malo?

Mueve ambas cabezas hacia los lados.

—Tengo que darte una buena y una mala noticia. ¿Cuál quieres primero?

—¿Debo elegir yo? Me da miedo.

—No es nada grave, es sobre... mi futuro. O el nuestro.

—Con que esté en él, por mí no hay problema.

Me agarra las mejillas y me da un beso en los labios.

—Eres muy tierna —pronuncia con su boca cerca de la mía—. Pero ya que no quieres elegir, empezaré por la mala.

—Qué nervios... ¡Esperaaa! ¿Es algo muuuy malo?

Mueve la cabeza de un lado a otro, dubitativo.

—Depende. La cuestión es que probablemente no nos veamos en un buen tiempo.

Su noticia me descoloca porque con él fuera de la universidad es algo que ya me esperaba.

—Sí, bueno, es algo que ya sabíamos, ¿no? Yo estaré en Atkins y tú en Hazentown, no hay misterio detrás de eso. ¿O sí?

A juzgar por su expresión, sí que la hay.

—Me iré a New York con Mika. Es muy probable que no esté en Hazentown para las vacaciones de verano, lo que significa que tú y yo...

—No nos volveremos a ver dentro de mucho tiempo.

Mi conclusión me deja con los pensamientos revueltos.

New York.

¡New York! ¡Eso está bastante lejos!

—¿Por qué te vas? ¿Qué hay en New York?

—Una oportunidad. Es algo descabellado y muy arriesgado, pero quiero invertir mis ahorros en un proyecto junto con Mika. Dependerá de cómo manejo el dinero del capital y en cómo le irá a él con su libro.

—¿Qué están planeando?

—Abrir una librería y, en lo posible, luego una editorial independiente. Es un proyecto que nos llevará mucho tiempo, paciencia y, también, en el que tendré que sacrificar mi tiempo contigo y mamá. Quiero hacer lo posible para poder vernos, pero si mis ingresos son limitados... será difícil.

Mi silencio lo deja expectante. Sabía que en algún momento nos tendríamos que separar y que aceptar salir con él conllevaría una relación a distancia, pero nunca creí que sería de tantos kilómetros. Él en una nueva ciudad y yo en la universidad...

Sin embargo, cuando pienso en la razón y en las oportunidades que le fueron arrebatadas por la propia mano de su padre, me gusta pensar en que la distancia valdrá la pena al final, en que podemos encontrar una solución.

—No importa. Si tú no puedes venir a verme, entonces yo iré a verte —propongo, firme, aunque no puedo evitar que me entre la nostalgia al pensar en nosotros separados—. Además, siempre quise visitar New York.

Su sonrisa de ternura es acompañada de un abrazo.

—¿De verdad estará bien? Siempre puedo cancelar mis planes.

Me escabullo entre los músculos de su brazo para mirarlo a los ojos.

—Nunca me perdonaré si desperdicias una oportunidad por mi culpa, Chase. Es tu vida, tus ingresos, tus ideas. Tienes buenas ideas, lo noté en el proyecto creativo, no me cabe dudas de que si planificas esto podrás cumplir todo lo que te propones.

—Es una idea bastante prematura, pero... sin la universidad y sin ideas, no me queda nada, y no quiero quedarme de brazos cruzados. Mika sabe lo que hace.

—¿Entonces serán algo así como socios?

Asiente.

—Eso es como pactar con el diablo —me burlo y Chase lanza una sonrisa sarcástica.

—No dirás eso cuando leas su libro.

—Con eso has despertado mi curiosidad... Y, ya que estamos, sabes que las relaciones a distancia a veces pueden ser complicadas...

—No tengo intenciones de que te libres de mí tan fácilmente, Michelle —me frena—. Es impresionante que insistas con eso después de todo. ¿Es que no te has dado cuenta que solo tengo ojos para ti, bonita?

—A veces el cuerpo tiene sus necesidades.

—Puedo darte clases sobre cómo autocomplacerte, si es eso lo que te preocupa.

—Bobo. Solo quiero decirte que entenderé si en ese tiempo te enamoras de alguien más.

—No habrá alguien más, Michi. Solo seremos tú y yo si es lo que deseas.

—Es lo que deseo.

Besa mi frente.

—Bien. Porque es lo que yo quiero también. Te quiero solo a ti.

Díselo. Dile que tú también lo quieres. Que lo amas. ¡Que lo deseas!

—Chase...

Mi corazón se vuelve loco cuando sus ojos brillosos por la luz de la luna conectan con los míos.

—¿Y cuál es la buena noticia?

Cobarde.

—Ah, pues esa es una pequeña sorpresa... —No sé de dónde saca un par de llaves. Estas tintinean al colgar de su mano. Cuando se las guarda, me toma la mano y me guía al interior de la casa—. Vas a tener que cubrirte los ojos y no hacer preguntas hasta que lleguemos.

—¿Llegar? ¿A dónde vamos?

—Nada de preguntas, Michi —advierte.

Chase mantiene la intriga en lo que esperamos que llegue un auto a recogernos. En todo el camino no dice mucho, y yo me limito a saludar a mamá y a mis amigos. No obstante, al notar que nos alejamos de la ciudad mis dudas afloran y mis nervios se hacen presentes.

—Es un poco injusto que me mantengas con la duda —me quejo.

—Lástima que no puedes obligarme a decir nada.

—Puedo bajar del auto o hacerte la ley del hielo —amenazo, colocando mi mano en la cerradura de la puerta.

—Tranquilízate, ya casi llegamos, pero vas a tener que cubrirte los ojos.

Antes de que el auto se detenga, Chase se quita la corbata y me cubre los ojos. A regañadientes obedezco y acepto su ayuda para bajar. El terreno es de tierra, puedo sentirlo bajo la planta de mis pies, pero no tengo idea de dónde estamos yendo. Escucho el rechinido de una puerta y luego tengo que caminar más pasos.

—Ya casi estamos cerca —dice, quitándome la corbata de los ojos.

Restriego mis ojos para contemplar mejor el entorno. Me tardo unos segundos en descubrir cuál es su pequeña sorpresa: Es un observatorio.

—Es el viejo observatorio... —pronuncio, incrédula— Yo venía acá con mi padre cuando era una niña.

La sonrisa de Chase lo dice todo.

—¡Chase, esto es...! —No puedo formular las palabras—. ¿Cómo fue que...? ¡Cielos! ¿Cómo lo hiciste?

—Las llaves de repuesto desaparecieron por «arte de magia» —hace comillas en las últimas palabras, para darle énfasis—. Pensé en traerte aquí antes, ya que te gusta espiar personas a través de tu telescopio, pero nunca se dio la ocasión.

—¿Y planeaste traerme para Año Nuevo? Muy conveniente de tu parte, Chase. Pero ¿cómo es posible? Pensé que había dejado de funcionar.

—Al parecer no. Ven, vamos a echarle un vistazo.

Entre risas entramos al observatorio, donde tardamos hora y media en descubrir cómo se usa, hasta que, finalmente, logramos hacer algo provechoso y ver algún que otro planeta en la distancia. Tras bajar una palanca, una parte del techo se abre, dejando a la vista el cielo lleno de estrellas. Por unos minutos quedamos en silencio contemplando el cielo azulado, gozando de la paz que este nos brindaba, hasta que la apacible voz de Chase interrumpe mis pensamientos.

—¿Qué tienes que no puedo dejar de mirarte? —pregunta, descolocándome en todos los sentidos. Percibo como mi corazón implora salirse por mis costillas—. Siempre ocupas un lugar en mi mente, Michi.

Al voltear lo encuentro muy cerca y una idea demasiado alocada y pervertida se me cruza por la cabeza.

—Si dices esas cosas terminaré locamente enamorada de ti por el resto de mi vida.

—Entonces, que así sea... Feliz Año Nuevo, Michi.

Chase sella mis labios con un dulce beso que correspondo con gusto.

—Feliz Año, Chase.


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Y feliz año para ustedes, mis jamoncitos :3

Algo tarde, pero ps el domingo no hubo capítulo jeje Espero que este inicio de año les esté yendo de maravilla~

Queda un capítulo para que termine la historia :') Mi cucharón no está soportando que sean 49 capítulos adfghjkjhgf me va a dar un ataqueeeeeee!!! pero a veces hay que hacer sacrificios y terminar las cosas cuando corresponde.

se nos separa nuestro chami TwT 

Mika y su libro

Jax siendo Jax (pero ahora universitario)

Anne y su barriguita 

las cosas están tomando el curso planeado (por mí ñakañaka). después del epílogo (si es que hago uno) les compartiré algunas cositas sobre la historia que capaz les interese :3

de momento, los dejo para que reflexionen en el fondo de sus mentess sobre la inflación que está viviendo el mundo y el uso de fuegos artificiales. 

ah, qué decía sdfghjh

ya chau

pórtense bien este 2024 y no olviden bañarse~

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