El arte de estar perfectamente

Capítulo 7

KATHIA (P.D.V)

Puñetazo arriba. Abajo.

Patada alta.

Desplazamiento a la izquierda. A la derecha.

Patada baja.

Puñetazo desde abajo directamente hacia la barbilla y Ettore está en el suelo.

- Odio pelear contigo cuando estás enfadada -Dijo tocándose la barbilla desde el suelo- joder, un poco más fuerte y me rompes la mandíbula.

- Lo siento -Dije mientras me dirigía hacia la mesa donde habían dos botellas de agua.

- Primita, creo que eso me ha dolido más -Dijo levantándose mientras venía hacia a mi- ¿decir lo siento de esa manera tan inexpresiva? no gracias, prefiero cuando te ríes en mi cara.

Le miré y sonreí de lado.

- Creo que ahí te va a salir un moretón -Dije mientras nos quitabamos los guantes.

- Esperemos por tú bien que no -Dijo mientras abría una botella de agua- esta es la cara de la perfección... ¿qué sería de mi con un moretón en mi barbilla? no gracias, quiero que las chicas vean ese aire de peligro a mi alrededor, no que vean que realmente soy un peligro.

- ¿Tú?¿un peligro? -Pregunté riéndo- Ettore, querido primo, eres como un dulce de leche en forma de osito.

- ¿Qué? -Preguntó achicando los ojos hacia a mi. Yo no podía parar de reír. No había nada que le molestase más a Ettore que le dijeran que parecía alguien dulce.

- No te preocupes, ya que sabes que ese lado peligroso no te funciona, podrías explotar ese lado tan dulce que tienes, a mi me gusta -Dije riéndo mientras salía del gimnasio y lo dejaba a él plantado en la habitación con gesto irritado.

- ¿De qué te ries? -Preguntó Edoardo cuando me cruzé con él.

- De lo dulce que es Ettore -Sonreí mientras seguía caminando.

Cuando iba empezaba a subir las escaleras, Edoardo me agarró del brazo y me giró hacia él con fuerza.

- ¿Se puede saber qué haces? -Pregunté frunciendo el ceño.

- ¿Te encuentras bien? -Preguntó mirándome fijamente con sus ojos azules muy claro- y respóndeme sinceramente, te conozco como la palma de mi mano. No me mientas.

Mi sonrisa cayó en menos de un segundo.

- ¿Encontrarme bien? si, me encuentro perfectamente; no me duele nada, no tengo ninguna enfermedad.. nada,estoy divinamente -Dije intentándo soltarme,pero me apretó mucho más el brazo.

- Sabes a lo que me refiero -Contestó pegándose a mi.

Ese era su método intimidatorio. Edoardo podía ser un jacker informático muy bueno, pero también era el más oscuro de mis tres hermanos. Era alto y muy musculoso, había estado en el ejército durante dos años y luego de volver a casa, se metió de lleno en el mundo de la mafia. Era muy peligroso.

- No intentes usar este método conmigo, sabes que a mi no me intimidas, al fin y al cabo, eres mi hermano mayor -Dije con una pequeña sonrisa antes de soltarme rápidamente y subir las escaleras lo más rápido que podía.

*

Salí del baño como si fuese una nueva persona. La resaca seguía presente, pero hacía todo lo posible por ignorar que seguía ahí. La cabeza me iba a estallar en cualquier momento, por lo que sin ningún miramiento me dejé caer boca abajo sobre la cama. Tenía taaanto sueño.

Toc toc.

- ¿Quién es? -Pregunté molesta.

- Soy yo -Dijo mi madre abriéndo la puerta mientras me miraba con una sonrisa a modo de pregunta.

- Pasa -Dije mientras me colocaba bien en la cama y me apoyaba en el cabecero.

- ¿Cómo estás,cariño? -Preguntó sentándose a mi lado y mirándome fijamente con una amable sonrisa.

- ¿Por qué todo el mundo se empeña en preguntarme eso? estoy perfectamente,mamá -Contesté cruzándome de brazos y alzándo una ceja.

- Porque todos sabemos perfectamente que no lo estás y solamente estamos esperando el momento en el que nos cuentes como estás por ti misma -Dijo ella adoptando la misma posición que yo.

- ¡Mamá! -Dije mientras me llevaba las manos a la cara.

- ¡¿Qué?! -Preguntó ella de la misma forma que yo con una sonrisa- hija, solamente estoy preocupada por ti.

- Y a mi me parece muy bien que lo hagas, ya que si no te preocupases empezaría a dudar sinceramente de que me quieres, pero es que no tengo nada que contar, estoy perfectamente, estoy como una rosa -Sonreí ampliamente.

- A mi no me engañas, soy tu madre, te conozco más de lo que te conoce nadie en este mundo, puede que hayamos estado cerca de más de un año separadas,pero recuerda que yo fui quién te llevó durante nueve meses en la barriga, la que se aguantó tus berrinches y tus apestosos olores cuando eras pequeña, recuerda que también conozco a tus hermanos más de lo que ellos creen, al igual que conozco a tu padre y ninguno de ustedes podrá engañarme nunca. Les conozco a todos perfectamente, y tu, mi pequeña niña, estás mal, lo veo en tus ojos, aunque intentas esconderlo con una sonrisa, te conozco Kathia, y no puedes hacer nada para evitar que yo sepa que estés mal.. lo único que intento es que me cuentes como te sientes -Dijo colocándose a mi lado y abrazándome.

- Es que no quiero contar nada -Dije apoyándome en ella.

Era verdad. No quería contar absolutamente nada de como me sentía porque si no me sentiría mal, terminaría.. terminaría fatal y no acabaría nunca de hablar.

- Bueno,entonces voy a esperar -Dijo mientras me daba un beso y se iba, antes de cerrar la puerta,habló- ¿recuerdas que mi habitación está al final del pasillo,verdad?

- Lo recuerdo -Contesté, y luego de darme una gran sonrisa, se fue.

Dejándo escapar un gran suspiro,me dejé caer de espaldas en la cama. Agarré una almohada y me aferré a ella mientras la mordía.

No quería mostrar ninguna emoción al mundo. No quería que todo lo que había guardado durante tres años, explotáse así como así con solamente una mirada de él.

*

Miré el reloj por enésima vez. Solamente eran las 20:59, solamente había pasado un minuto desde la última vez que lo miré. Había intentado dormir, pero no había podido. Solamente me venían a la mente las imágenes de Byron sentado en MI salón.

Ahora que mis padres habían declinado la oferta de trabajar con ellos,¿qué haría?¿simplemente volvería a América y ya está?

Kathia, le dejastes,¿qué esperabas? -Pensé mientras me sentaba en la cama.

Pero claro, él me había dicho que quería hablar conmigo.. ¿de qué?¿de por qué le había dejado? eso era algo fácil de saber, estaba mi familia, tenía que volver con ellos, arreglar todo el desastre que había cometido.¿Quería hablar de por qué no había vuelto a por él? bueno, eso ya era más difícil de explicar.

- ¡Kathia, a cenar! -Gritó mi hermano Gianluca desde alguna parte de la casa.

Me levanté y bajé las escaleras de la manera más deprimente en la que alguien podía bajar las escaleras. Parecía alguien que ya no tenía esperanzas en el mundo y que solamente estaba esperando que pasase algo para irse de este mundo cruel y absurdo.

- ¿Te encuentras bien? -Preguntó mi padre cuando me senté en la mesa.

Le miré y le sonreí amablemente.

- Estoy perfectamente -Sonreí mientras me servía un poco de agua.

- Di que no, que lleva todo el día sin salir de su habitación y está lo más depresiva que puede estar alguien -Dijo Francesco desde el otro extremo de la mesa.

- Francesco, deja a tu hermana -Dijo mi madre mientras seguía comiendo.

- ¿Por qué? yo también me preocupo por ella, debería decirnos que pasa y dejar éste estado lamentable en el que está sumida desde esta mañana -Dijo mirándome fijamente mientras comía.

- ¿Por qué tienes que saberlo? tu jamás me cuentas lo que te pasa, asi que yo no tengo por qué contarte nada -Dije sonriéndole mordaz mientras cortaba la carne.

- Yo soy tu hermano mayor, no tengo que contarte nada si no quiero, pero tu tienes la obligación de contarmelo todo -Contestó de la misma forma.

- ¿Perdón? -Solté una carcajada- yo cuento lo que quiero y no lo que tu me digas.

- Paren -Dijo mi padre mientras seguía comiendo al lado de mi tranquila madre.

- No, Francesco no tiene que parar, Kathia tiene que contarnos que le pasa -Dijo Gianluca enfrente de mi.

Le propiné una patada por debajo de la mesa.

- No, no tengo que contar nada -Dije mientras le veía crisparse del dolor.

- A mi no me pegues, enana -Dijo mirándome fijamente de manera asesina.

- Hago lo que quiero -Sonreí fríamente mientras apretaba con fuerza el cuchillo.

- No, tu haces lo que nosotros te decimos -Dijo Edoardo.

Iba a contestar cuando un cuchillo aterrizó de manera amenazante en el medio de la mesa. El comedor se sumió en un silencio aterrador. Lentamente todos levantámos la vista y vimos como mi madre tranquilamente dejaba el tenedor al lado del plato y nos miraba a todos fijamente con sus ojos azul hielo.

- Ustedes, todos ustedes sin exepción -Dijo mirándo de reojo a mi padre- hacen lo que yo les digo y si digo que dejen a su hermana en paz, lo hacen.. ¿ha quedado claro?

- Si -Dijeron todos mis hermanos, yo sonreí triunfante.

- Kathia -Dijo mi madre con esa voz tan amenazante haciendo que la sonrisa se me borrara de la cara.

Levanté la vista hacia ella.

- No le contestes a tus hermanos, y sé más amable,ninguno de nosotros tenemos la culpa de lo que te pasa -Dijo antes de desclavar el cuchillo de la mesa y seguir comiendo tranquilamente.

Luego de eso, la cena se convirtió en un sitio donde el silencio reinaba.

*

- Kathia, vamos a salir,¿vienes con nosotros? -Preguntó Gianluca cuando abrió la puerta de mi habitación.

- Si, me apetece -Sonreí- ¿a qué hora salen?

- Tienes que estar lista en media hora -Contestó antes de cerrar la puerta.

*

Después de tres trajes,cuatro pares de zapatos,dos bolsos y cinco chaquetas, por fin estaba lista.

- Por fin estás lista -Dijo Francesco cuando llegué a la sala.

- Te dije media hora, has tardado una y media -Dijo Gianluca mientras salía de casa bastante enfadado.

- Lo siento -Dije mientras Edoardo me pasaba el brazo por encima.

- No te preocupes, sabes que le gusta salir a la hora en la que está todo programado -Dijo antes de que saliesemos de casa.

*

Estabamos todos al completo como la pasada noche, lo distinto es que ni Mel ni yo estabamos para fiestas.

- ¿Entonces realmente crees que tengo que explotar este lado dulce que supuestamente tengo? -Preguntó Ettore sentándose a mi lado.

- Si -Contesté mientras bebía de mi cubata.

- Bueno, pues venga, dime a alguien que me lanzo y la enamoro con mi personalidad dulce que tengo -Dijo a mi lado mientras me miraba fijamente.

Solté un suspiro. No estaba de humor para los juegitos de Ettore.

- Ayúdame aquí Kathia -Dijo soltándo un suspiro- acordamos salir para que tú y Mel dejen este estado tan lamentable en el que están sumidas, y las dos parecen dos zombies andantes.. vamos a darles una razón para que ellos puedan dejar de preocuparse esta noche y empiecen a divertirse.

Le miré. Ettore se empeñaba en decir que él era peligroso, pero la verdad es que él era la persona más dulce que jamás había conocido.

- Está bien -Dije colocándome derecha y empezándo a mirar por toda la discoteca- ¿ves esa chica de allí? -Pregunté señálando a una chica rubia apoyada en la barra.

- ¿La rubia? -Preguntó.

- Exactamente. Tiene pinta de ser poco fácil, asi que vete a ella y.. bueno, explota ese lado dulce que tienes -Dije con una gran sonrisa.

- Bueno, veremos si soy tan irresistible como parezco -Dijo picándome un ojo antes de bajar las escaleras y acercárse a ella.

Sonriendo empecé a escanear todo el lugar cuando le vi. Sonreí ampliamente, bajé las escaleras y me metí entre todas aquellas personas hasta que llegué a él.

- Buenas noches,señorita Benedetti -Dijo cuando me vio acercárme a él.

- Buenas noches, señor Lombardo -Dije antes de que se me enganchase a la cintura.

- Estás preciosa esta noche -Susurró en mi oído antes de empezar a besarme. Su mano ascendió por mi cintura y me apretó contra él.

- Estamos en un lugar lleno de gente -Susurré en su oído. Pude notar como se estremeció.

- Voy a por algo de beber -Dijo guiñándome un ojo antes de desaparecer con dirección a la barra.

- Vaya,vaya,vaya -Dijeron detrás de mi- no me lo puedo creer Kathia,¿me estás poniéndo los cuernos?

Me giré y sonreí de la forma más creíble que podía.

- Hola,Byron.

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