Capítulo especial: El precio de pertenecer a la mafia
Mañana es fin de año y quería desearles un próspero año nuevo y como regalito de navidad, les traigo un capi especial. Gracias por todo, que sean muy felices en este año 2014, que el nuevo año les conseda todo lo que desean <3!
Besazos :')
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*TRECE AÑOS DESPUÉS*
Tres días. Tres días habían pasado desde que estaba encerrado en aquel sitio, nisiquiera sabía como había pasado todo. Estaba delante del Coliseo dándole instrucciones a Sean cuando sentí un pinchazo en el cuello y todo se volvió negro, poco después me desperté en este zulo de mierda con las manos y los pies esposados. Tenía claro que Kathia me iba a matar cuando me encontrasen.
- Vaya, Wayland, me resulta raro que estés tan calmado, si no confiase tanto en mi seguridad y en mis métodos, creería que estás tramándo algo.
Álvaro Escassi, perteneciente a la familia que más problemas daba en Italia. Quería ascender al puesto de Alcalde para controlar las calles de Roma, pero estaba claro si se pensaba que los Benedetti iban a dejarle vía libre.
- Vaya, Escassi, creo que no deberías ser tan confiado -Escupí la sangre que tenía en la boca. El muy hijo de perra me había estado dándo palizas infernales y perdí la cuenta de las descargas que me había dado.
- Wayland, ¿sigues con esa actitud de chulito? no vas a salir de aquí a no ser que sea en una bolsa para tirarte al fondo del mar, yo que tú bajaría esos humos.
Saqué una verdadera sonrisa, y supe que con la sangre manchando mis dientes tenía que tener un aspecto totalmente siniestro.
- ¿Actitud de chulito?¿pero qué actitud? esto lo llevo yo en el ADN.
- Se que nos hubieramos llevado bien si la zorra de tu mujer no se hubiese metido en mis planes. Joder Byron, lo tenía todo bien calculado y tu mujer y su familia se tuvieron que meter. ¿No podían dejarme en paz?¿qué sentido tenía sufrir? ya tuvieron una baja hace dieciocho años, ¿quería perder de nuevo a alguien querido?
- No nombres a mi mujer, ni a sus muertos. Respéta escoria -Rugí.
Podía haber esquivado el puñetazo, pero no lo hice. Dejé que su puño se hundiese en mi nariz.
- No la vas a romper, es bastante resistente.
- ¿Quieres probar si lo es? -su mano se enredó en mi pelo y tiró mi cabeza hacia atrás- estoy cansado de ti Byron Wayland, estoy cansado de tu familia y de la puta de tu mujer. No me dejan hacer nada, yo no soy el títere de tu familia.
Sus gritos retumbaban en aquel cutrichil y yo sonreí más ampliamente.
- ¿Por qué sonríes tanto? eres un inconsciente, tienes que estar jodidamente loco para no estar suplicándome que no te mate, pero éste es el precio de pertenecer a la mafia. Se muere por cualquier despiste.
Eso me enfadó,si, estaba aquí porque había cometido un error y no quería que el estúpido éste me lo estuviese repitiéndo día si y noche también.
- ¿Qué hora es?
- ¿Para qué lo quieres saber?
- Es por saber en qué momento voy a darte tu merecido-Sonreí irónico. Estaba oyendo el ruido del helicóptero.. me habían encontrado.
Ésto le sacó una carcajada.
- Ya claro, ¿has visto como estás atado? ni siquiera serias capaz de darme un cabesazo.
Levanté las manos.
- ¿Cómo estoy atado, escoria?
Su cara fue todo un poema, y antes de que reaccionase, me levanté y le pegué una patada que lo envió contra la puerta, su puño pasó rozándome la mejilla y yo cogí su brazo y le hice la cama, dejándolo completamente esparramado en el suelo mientras intentaba llenar de aire sus pulmones.
Lo cachée pero no encontré ningun arma.
Joder, al imbécil éste solo se le ocurre venir aquí sin un arma -Pensé irritado.
- Vamos a jugar a un juego -Dije arrodillándome a su lado- tu eres el gato y yo soy el ratón. Veremos quien gana, ¿te parece?
Le di una cachetada y abriéndo la puerta, corrí por el pasillo de un sótano bajo una casa. Llegué a lo alto de las escaleras y abrí la puerta de un tirón, la sala estaba completamente vacía y mientras corría, al mirar por la ventana, me di cuenta de que la verdadera acción se estaba desarrollando en el jardín.
No había encontrado ningun arma en todo lo que había recorrido, por lo que estaba a punto de meterme de lleno en una pelea en la cuál todos tenían un arma y yo a parte de no tener ninguna, estaba desnudo.
Esto solo le pasa a Byron Wayland -Pensé mientras corría hacia el jardín. El helicóptero de los Benedetti había aterrizado casi en la entrada. La casa estaba situada en la Toscana, por lo cuál, muchas plantaciones se estaban destrozando.
- ¡Wayland, ven aquí! -Gritó Ettore. Corriéndo me acerqué a él y antes de poder coger el arma que me tendía, recibí un disparo- Mierda Wayland, no se te ocurra morirte
La bala me había dado en el hombro.
- No te preocupes, sobreviviré -Grité de vuelta mientras me ponía en pie y me giraba.
- ¡Wayland!
Álvaro Escassi retenía a uno de mis hijos por el pelo y le apuntaba con un arma a la cabeza.
- Cómo te atrevas a dispararle ten por seguro que no vas a morir, vas a vivir sufriendo una enorme tortura -Grité mientras me acercaba a ellos.
Todo alrededor se había parado y una angustia se extendía por todo mi pecho. Joder, Jev solamente tenía trece años, ¿qué coño estaba haciendo allí?¿y dónde estaba Gianluca?¿y Kathia?¿por qué había dejado que viniesen?
- Papá, joder, ¿en serio estoy viviendo esto por venir a buscarte?¿no podías tener más cuidado? -Gritó Jev desde su posición. Este chico era todo un bestia, tenía los cojones que tenía su madre.
- Jev, cállate la boca, ¿quién te mandó a venir?
- Encima que vengo a buscarte, no, a la próxima me quedo en casa y espero a que llegues a ver si te mataron por camino.
- No me estés contestando de esa forma.
Este chaval me exasperaba, tan pequeño y tan contestón, si es que había salido a su madre.
- ¡Silencio! -Gritó Escassi mientras agarraba mejor a Jev- esto no es una comida familiar.
- No, si eso está claro -Contestó Jev.
Me cago en el puto niño, es que era contestón hasta con desconocidos.
- Jev, que te calles -Grité.
- Que no.
Dios, es que lo mato, lo mato -Pensé mientras me pasaba las manos por la cara. ¿Dónde coño estaba Kathia para que viniese a controlar a su hijo?
Un balazo hizo que centrase de nuevo toda mi atención en Jev y Escassi. La sangre se me fue del cuerpo y tardó en volver a seguir su ritmo cuando vi quién había recibido el balazo había sido Escassi y no mi hijo.
- Me cago en la puta -Corrí hacia ellos y aparté a Jev antes de que Escassi cayése hacia delante. Detrás de él se encontraba Kathia, con Gianluca a su lado, éste con una sonrisa.
- Mamá, joder, se me ha parado el corazón -Gritó Jev.
- Yo aquí desangrandome y ustedes discutiendo -Dijo Álvaro escupiendo sangre por la boca- por favor, un poquito de educación.
Sonreí. El tío tenía cojones.
Cogí el arma que había dejado caer y le apunté a la cabeza.
- Esto es por apuntar a mi hijo con un arma y haber insultado a mi mujer -Dije pegándole un tiro cerca del corazón, pero no lo suficientemente cerca.
Sus ojos decían "mátame"
- ¿Sabes? al final el gato se convirtió en el ratón, ¿ves? por un despiste vas a morir, pero como tu dijistes, es el precio de pertenecer a la mafia.
El disparo sonó por todo el lugar antes de que la bala se clavase en la frente del tipo.
- Ahora vamos a tener que explicar por qué uno de los candidatos a Alcalde está muerto -Dijo Edoardo mientras se acercaba a nosotros y me tiraba una manta- tápate por favor, hay mujeres delante y estás hecho un cromo.
Antes de girarme del todo para ver a Kathia, mi cabeza se giró hacia un lado debido al impacto.
- Ésto, por haber sido tan estúpido de dejar cogerte -Sonreí, era de esperar- y ésto, por haberte puesto a discutir con tu hijo delante de todo el mundo.
Mi cabeza iba de allá a acá y no podía parar de sonreír mientras mis hijos reían, estaba feliz, estaba de vuelta con mi familia, con mi caótica y pesada familia.
- Te he echado de menos -Dije abrazándola y hundiendo mi nariz en su cuello.
- No puedes estar dándome estos disgustos, estoy embarazada.
Me congelé en el sitio.
Levanté la cabeza de golpe y la miré fijamente.
- ¿Qué? -la agarré de la barbilla y la obligué a mirarme.
- Ayer me hice el test de embarazo.. y dio positivo -La luz en sus ojos se podría ver a kilómetros.
Me quedé de piedra.
- ¿Otro? -Pregunté.
- ¿No quieres? -Su cejo se estaba empezando a fruncir.
- ¿Otro más como Jev y Gianluca?¿otro más como tú?
Me habían entrado hasta calores.
Kathia se echó a reír y me abrazó.
- No te preocupes, la o le educaremos mejor.
*7 AÑOS DESPUÉS*
- ¡Erika! -El grito de Gianluca rebotó por toda la casa.
Miré a Kathia y alcé una ceja hacia ella.
- Me dijistes que la educaríamos bien.
- Y lo hicimos, ¿no ves que es exactamente de molestona que yo?
Reí. Mis hijos me estaban quitándo años de vida y Kathia también.
- ¡Mamá! -Gritó Gianluca entrándo a la sala- joder mamá, que me ha echado un vaso de agua encima.
Sonreí.
- Eso me hicistes tu a mi hace exactamente cuatro días -Que dulce era la venganza.
- ¡Se lo dijistes tú! -Gritó señalándome, una sonrisa se resistía a salir de sus labios.
Reí.
- Hijo, Erika es la puerta a todas las cabronadas que me hicistes, lo vas a pasar muy mal.
- ¡Erika, joder! -El grito de Jev se oyó en todos lados.
Kathia rió junto a mi.
Jev apareció empapado de pies a cabeza en la habitación, colocándose junto a Gianluca, los dos eran unas fotocopias idénticas.Tenían el cuerpo que yo tenía con su edad, y la apariencia era realmente parecida a la mía, lo que éstos, tenían los ojos de Kathia y su personalidad también.
- Es por culpa de papá -Dijo Gianluca antes de que Jev dijese nada.
Sonreí más ampliamente.
Erika entró corriéndo a la habitación metiéndose en medio de sus dos hermanos y tirándose en la cama para que la cogiese. Tenía la piel tan blanca como su madre, y el pelo castaño como ella, pero Erika tenía mis ojos marrones. Ésta chica de mayor iba a quitarme muchísimos años por culpa de los chicos, y por eso tenía que aprovechar y recuperar un poco mientras se los quitaba a mis hijos.
- ¿Lo he hecho bien, papi? -Se recostó en medio mio y de Kathia con una enorme sonrisa.
- Perfectamente, cariño -Sonreía con maldad. Aquellos chicos que me habían quitado tantos años de vida, hoy se los iba a quitar yo.
- A por él -Gritó Gianluca.
Los dos se tiraron encima de la cama y fueron a por mi. Kathia divertida apartó a la niña de la cama y las dos empezaron a reírse mientras veían la "lucha encarnizada" que mateníamos los tres.
El teléfono sonó y Kathia lo cogió.
- Allí estaremos -Dijo en un perfecto ruso.
La lucha había terminado y ahora estábamos mirándola.
- ¿Qué ha pasado? -Ella se dirigía hacia los roperos.
- Marcello necesita nuestra ayuda para un par de cosas, chicos, estaremos de viaje durante al menos cuatro días.
- Vamos a preparar la maleta.
Los dos se levantaron con inteción de irse,pero Kathia me miró sonriendo.
Yo sonreí más ampliamente. Sabía lo que aquella mirada significaba.
- Chicos, ustedes no van, se tienen que quedar con Erika.
Por sus caras pasaron muchas emociones antes de que sus ojos se centrasen en Kathia y se arrodillasen. Yo empecé a reír. Que dulce era la venganza.
- ¡Mamá, por favor!¡por favor, no nos dejes con ella, mamá, esa niña nos odia!
Reí más fuerte.
Kathia le pegó un cobotaso a Jev.
- No digas eso, Erika les adora, ¿verdad que sí, mi amor?
Erika sonrió ampliamente mostrando su boca con falta de algunos dientes.
- Los amo -Dijo ella.
Reí aún más. Esa niña era mi predilecta.
- Mamá, por favor -Gritó Gianluca agarrándola de la mano.
- Déjen de ser unos niños y compórtensen.
Ellos sabiendo que con ella no conseguirían nada, se giraron y me miraron juntando sus manos bajo sus caras.
- Papá, por favor. Llevanos.
Sonreí.
- No.
Ellos empezaron a gritar y a exigir que los llevásemos mientras yo reía cada vez más fuerte.
El teléfono lo sonó y yo lo cogí.
- ¿Diga?
- Tío Byron, soy Alex.
Alex era el hijo de Sean y Mel. Éste tenía 20 años, y a diferencia de Gianluca y Jev, él tenía dos hermanas pequeñas, una de catorce y otra de ocho. Vamos, que lo que vivían Gianluca y Jev no era nada comparado con lo que vivía Alex.Pero claro, Alex había sido un auténtico calvario y a día de hoy Sean se las estaba haciendo pagar una a una, como yo a los míos.
- ¿Qué pasa, chaval? -Pregunté mientras salía de la cama y con un gesto los callaba a todos.
- Por favor, convénce a mi padre para que me deje ir a Rusia, por favor, no me quiero quedar con mis hermanas.
Empecé a reír.
- Por favor, si no, tendré que aguantar también a Amanda. No quiero estar rodeado de chicas.
Amanda era la hija de Ettore, la cuál tenía diecisiete años, Ettore también había tenido un niño,Víctor, que tenía diez. Amanda era la cruz de Ettore, la que se pasaba quitándole años. Pero también estaba Almudena, la hija de Edoardo, el cuál cuando había nacido estaba más que contento y ahora, estaba desesperado, ya que ella no paraba de hacerle puñetas, y eso que solo tenía quince y la pequeña, Marcia, de seis, iba por el mismo camino. El que no había tenido problemas era Francesco, quien sólo había tenido un hijo, Óscar, quién tenía veinte, pero que era un remanzo de paz. El chaval no se exasperaba por nada, era exactamente igual a su padre, si, era tranquilo, lo que también era letal.
- No voy a dejar a mis hijos ir, como para convencer a Sean, además, tu padre tiene la cabeza dura como una piedra, intentar razonar con él es como hablar con una pared. Dícelo a tu madre, sabes que lo maneja como quiere.
- Gracias por nada -Rugió antes de colgar.
Solté una risita.
- No se de que hablas de tío Sean si tu eres exactamente igual, cabeza dura y mamá te maneja como quiere.
- Gianluca, te la vas a llevar.
- Byron, llama a Travis y dile que llegaremos un poco tarde a la fiesta.
Dentro de cuatro días era el cumpleaños de la hija pequeña de Travis,Marla, quien cumplía 16, Travis había tenido dos hijas más y un hijo;la mayor;Selena tenía 24, la otra, Jennifer,tenía 21,luego estaba Matt quien tenía 19 y finalmente Marla. Y Michael,mi otro hermano, había tenido dos hijos; Marcel de 23 y Nina de 20.
Absolutamente todos mis sobrinos, estaban metidos de lleno en la mafia, al igual que mis hijos y ¿qué puedo decir? me alegra que se sepan defender y quieran defender a su familia.
- Chicos, mis padres se quedará a cargo de ustedes para asegurarse de que cumplen con todo y que en cuatro días cogerán un avión.
- ¡Mamá! -Gritaron.
*
Sean,Mel,Edoardo y Elissabeta,Ettore y Alicia,Francesco y Angie,Kathia y yo, estábamos dentro del avión, prácticamente llegándo a Rusia.
- Iniciaremos el aterrizaje en breve -anunció una de las azafatas.
Todos nos pusimos el cinturón.
- Me pregunto que será de ellos.. se que Marcello se casó y tuvo un hijo,pero de Bruno no sé nada -Comentó Kathia.
Todos empezamos a hablar de lo que habíamos oído sobre los integrandes de la mafia Rusa mientras el avión aterrizaba, y cuando lo hizo, fue cuando escuchamos los balazos.
- No me lo puedo creer -Susurró Mel divertida.
Todos negamos con la cabeza mientras cogíamos nuestras armas.
- Señores, hay problemas fuera, estamos a su entera disposición si lo necesitan.
Tanto el piloto como las azafatas pertenecían a los Benedetti por lo cuál, sabían que pasaba allí y estaban capacitados para estas cosas.
- Mercucio, en cuánto puedas escóndete, se que esto se va ha poner feo -Dijo Edoardo.
Nuestras armas estaban cargadas,por lo cuál nos posicionamos delante de la puerta.
- A mi señal, la abres.
Mercucio se colocó al lado de la puerta y agarró la manija.
- ¿Prepada, mi amor? -Pregunté en su oído.
- Yo nací preparada -su beso fue suave y tierno como siempre los habían sido (en público)
- Te quiero -susurramos los dos.
Nuestro amor seguía siendo tan fuerte como siempre.Nos habíamos prometido amor eterno y lo estabamos cumpliendo. Nos amabamos y sería así por siempre.
- Ahora -Indicó Edoardo después de que cada uno besasemos a nuestras respectivas parejas.
La puerta se abrió y todos bajamos para ayudar a nuestros amigos. Las balas volaban por doquier,al igual que la sangre, pero no teníamos miedo, al fin y al cabo, este era el precio de pertenecer a la mafia y sabíamos que sobreviviríamos.
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