¿esperanza?
El corazón dolía.
Sus sentimientos estaban destinados.
La llama se apagaba.
Ambos corazones latían con fuerza.
Esos sentimientos afloraban en el corazón de ambos chicos, nerviosos por mirarse.
El corazón del platinado latía con fuerza, enojandose consigo mismo por sentir esos sentimientos por el azabache.
Suspiro con ímpetu. El profesor había indicado que las parejas continuarán con la historia que debían entregar como proyecto.
El azabache comenzó a sacar sus cuadernos y miro al platinado.
— deberíamos comenzar a crear el conflicto en la historia... Ya estamos por llegar al clímax.—
Su porte decidido y mirando directamente el rostro del platinado.
Viktor sintió como sus mejillas se adornaban de un lindo color carmesí, al sentir la insistente mirada del azabache.
Todos en la escuela sabían lo que había sucedido, hasta el profesor de literatura estaba enterado, por lo que sus ojos curiosos se paseaban por la estancia de esos dos chiquillos. Uno constante, insistiendo la mirada del pequeño platinado quien evadía la vista y tenía un suave carmesí en sus mejillas.
Decidido el profesor, comento una instrucción agradable para hacer que esos dos dejarán de lado el dolor y la pena, y se acercarán.
—necesito un avance para revisarlo. Antes de que acabe la clase.—
Menciono, acomodando sus lentes.
La expresión del ruso fue muy graciosa para el profesor, quien estaba seguro que el ruso quería matarlo por hacer eso.
Pero quien estaba y se veía más que feliz era el azabache, quien sabía que tendría que hablar con el ruso. Aunque fuera de un proyecto, a Yuuri le encantaba escuchar a Viktor, verlo tan entusiasmado.
—viktor, debemos comenzar o el profesor nos regañara.—
El suspiro y un pequeño acomode por parte del ruso, fue suficiente para que volteara su banca hacia con Yuuri, evitando un poco su vista.
—esta bien, continuemos.—
Sus mejillas que eran de un usual Nivea, ahora se veían adorable mente teñidas de un color carmesí.
Los del salón pudieron darse cuenta, que mientras transcurría la clase, el brillo en los ojos del ruso volvía. De vez en vez la sonrisita en el rostro del ruso afloraba, al ver que al azabache se le caía el lápiz o la pluma por lo despistado que es.
— deberíamos agregar un contexto un poco más...—
La frase del pequeño ruso se vio opacado por la pequeña mano cálida del azabache.
Quito un mechón platinado, que cubría los ojos del ruso. Le dedicó una suave sonrisa y caricia suave a su mejilla.
—no dejes que tú bonito cabello cubra tus bonitos ojos. Eres muy hermoso como para ocultarlo.—
Ambos Orbes. Tanto azulados como avellanas se miraban de forma directa, sin la intervención de las demás personas, solo eran ellos dos y no había nadie más que ellos dos. Estaban encerrados en su propia burbuja.
Todos estaban expectantes ante esto, inclusive el maestro quien daba un sorbo a su café mientras no perdía de vista ningún detalle de la situación.
—¡D-DEBO IR AL BAÑO!—
se levantó como si de un resorte se tratara, avergonzado, huyendo hacia el baño.
El profesor soltó una pequeña risa y negó suavemente con la cabeza, mientras seguía leyendo su libro de artes bibliográficas, mientras los pasos del ruso corriendo hacia el baño, resonaban por la estancia.
El azabache suspiro con una media sonrisa, más animado que nunca y continuo describiendo el texto.
Esas clases se volverían la nueva motivación de Yuuri, poder apreciar su rostro bonito de Viktor.
CONTINUARÁ.
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