A M A R G U R A

Los días pasaban, y la gente comenzaba a olvidarse de Yuuri. Ya no se burlaban de el, pero tampoco le tomaban en serio...
Lo ignoraban, ya no lo querían... Y Yuuri muy tarde se dió cuenta del sentimiento que le tenía a Viktor.

Y a veces los dichos no siempre tienen la razón, aquellos que dicen sabios están más que equivocados.

“Nunca es tarde para hacer lo correcto"

Pero qué mal estaban esa palabras, katsuki intentaba con todo por acercarse a Viktor, sin embargo, Viktor no se dejaba a la posibilidad de escuchar.  Lo evadia o simplemente lo ignoraba.

Hasta que un día, Yuuri se harto de aquel pesar, y decidió disculparse debidamente.

—Viktor Nikiforov. ¿Vas a seguir siendo un cobarde o por fin me dejaras hablar contigo debidamente?—

El semblante serio y la determinación en la mirada chocolatada del azabache, hizo sentir un poco irónico a Viktor.

Quién cabe decir había mejorado en sus calificaciones, pero parecía alguien sin vida... Un muerto caminante.

Sonrió con sorna y se cruzó de brazos, sus pequeñas hebras platinadas que se ubicaban en forma de flequillo, taparon el ojo derecho de Viktor.

—claro Katsuki... ¿Que carajos necesitas? Haz estado toda la maldita semana fregandome con que quieres hablar conmigo y aquí me tienes. Apresúrate, no tengo todo el jodido tiempo del mundo. Tengo cosas más importantes que hacer en vez de atender a tus palabras.—

Dijo rudo, con un semblante serio y calante en el ser.

Algo intimidado por esa forma tan cruel y despectiva de hablarle por parte del Ruso, hizo que se sintiera pésimo

—Yo... Venía a disculparme por lo que hice... Por lo dije. No supe que decir, fue el enojo del momento... Y-yo... Soy un idiota...—

Las pequeñas lágrimas que quería contener, no hicieron más que desmoronarse.

Viktor se cruzó de brazos y suspiro, A pesar de que quería abrazar al azabache... No lo hizo. El lo había prometido, olvidarlo y volverse mejor.

—Katsuki... Te perdono. No tienes que llorar, toma.—

Le extendió un pañuelo. El cual, el azabache lo miro con dolor y después se fijó en los zafiro apagados y dolidos.

—Yo no quiero un pañuelo Viktor... Y-yo Quiero que seas feliz, que seas aquel joven extravagante y brillante que conocí. Que seas extrovertido y genial. Yo no quiero que seas alguien serio y amargado... Tú no eres así, así no es tu esencia...—

Lo miro con súplica, el dolor con lo que decía esas palabras solo hicieron eco en el platinado quien soltó una risa burda.

—¿Sabes lo que me estás pidiendo? Piensa en lo que dices, total ya te perdone ¿Eso era todo lo que me querías decir? Si ese es el caso entonces me retiro. No puedo perder tiempo, tengo clase.—

El tono de voz serio y distante que utilizo Viktor, hizo calar a Yuuri.

Quién al ver que Viktor se daba la vuelta, lo tomo por el antebrazo para evitar que se fuera.

—te amo Viktor... Me gustas...—

Dijo esas palabras cabizbajo. Sus lágrimas no paraban de caer y con esto solo se escucho un profundo silencio incómodo, y las peores palabras que pudiera escuchar el joven platinado en toda su vida...

—¿No crees que es muy tarde para decirme eso? ¿Remendar el daño que haz causado en mi? Nos vemos Katsuki... Por favor, aléjate de mi...—

Su mano fría, la distancia y el helar en sus palabras fueron suficientes para soltarse del brazo del japonés, y proseguir con su andar.

No hubo más que un desolado, triste y destrozado azabache en ese pasillo solitario.

—perdoname vitya... No tenía idea del dolor que pude causar en ti...—

Susurro a solas, llorando con pesar y soledad.

El inicio del desolado martirio en el japonés.

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