Una visita inesperada.

 

*Narra Elsa *

Frio y calor, poco a poco llenaban el ambiente, refrescante pero soleado, vivo y lleno de energía, anunciando la llegada de un nuevo día, de una nueva etapa, de una nueva era. ¿Quién lo diría?  El amor descongela.

Amor, esa cosa a la que le escape y aborrecí toda mi vi vida.

La escarcha, se encontraba intacta, todavía, sobre las flores, dándoles el aspecto de cristal tan ficticio como se narraba en los antiguos cuentos. El resto de las cosas tenía leves gotas de rocío cristalino.

Sonreí para mis adentros, llena de un calor tan curioso e inesperado que provocaba un ligero sonrojo veraniego en mi rostro, sentí dos manos, una grande y otra pequeña, sobre mis hombros. Mi piel, albina y fría, se encontraba algo rosada y caliente, algo nuevo en mi. Todo sería nuevo para mí.

—Te queremos, Elsa, no lo dudes, por favor…no te vuelvas a alejar— Me dijo Anna, con su pequeña mano junto a la mía, Kristoff me dio unas palmadas de apoyo, con su gran manaza de roble. El repartidor de hielo había regresado por Anna, cuando se entero de que necesitaba de él para sobrevivir. Lo veo y me siento culpable al robarle el protagonismo,  porque si Anna no se hubiera sacrificado por mí,   la habría besado...

—Ya no volveré a hacerlo, lo prometo— Comente, abrazando a Anna fuertemente. Sentí como un vínculo nos unía instantáneamente, un vínculo que creía roto, enterrado bajo el mar.

—Lamento interrumpir este momento tan íntimo, pero me parece que el asqueroso traidor intenta escapar nadando— Informo el rubio “Rey de los Renos” Señalando a aquel miserable pelirrojo, que yacía en el agua, flotando como el pez muerto que te dan en los carnavales. Pensar que cuando lo vi mil recuerdos cruzaron por mi mente, recuerdos que nunca creí tener. Lo vi entonces, de ocho años, con una rodilla en el suelo…Bah, tonterías, alucinaciones del momento;  jamás lo había visto antes.

—Comenzaba a olvidar ese asunto— Dije, rascándome la nuca, indecisa— No sé qué hacer con él.

—¿Qué te parece otro fuerte golpe en la cara?— Propuso mi hermana, sonriente, yo negué con la cabeza, intentando no reír. Pronto bajamos de la embarcación en la cual nos encontrábamos y ordene a mis guardias que sacaran al hombre del agua, después de aquel tremendo puñetazo por parte de Anna, inmediatamente lo esposaron y escoltaron rumbo a los calabozos del castillo. El no se opuso, simplemente camino, irritado, a paso lento, cansino y arrogante por el muelle, donde una gran multitud nos esperaba, (en su mayoría femenina)  y con gran descaro les lanzo besos y guiños, a mi favor ellas lo abuchearon. Sentí como mi frente se ceñía, quizá algo incomodada por los actos del coqueto príncipe. Con el rabillo del ojo note como Anna lo miraba algo triste, y escuche un tenue suspiro. La entiendo, decepcionarte de alguien a esa velocidad y por esos motivos era muy triste, y más si aparentaba ser un partido perfecto. Aparentaba.

Si yo le hubiera conocido antes que Anna y en otra situación sin duda habría caído bajo sus encantos. Su sonrisa, ojos y personalidad…Eran de ensueño para cualquier mujer. Demasiado bueno para ser verdad. Quién sabe, a lo mejor sus conquistas eran una capa para cubrir que no le gustaban las mujeres, mmm….eso fue muy extremista. Pero es que era demasiado bueno para ser verdad, no me cansaré de decirlo.

—Patético, niño consentido— Escuche que dijo Kristoff, Anna soltó una risa aguda. Lo mire caminar entre el gentío, mojado y humillado. La verdad daba un poco de lastima, pero era el claro ejemplo de que si te dejabas guiar por aquellos deseos oscuros y ambiciosos al final, lo podías perder todo, teniendo tanto, estando tan alto y ahora…cayendo tan bajo….

—Elsa ¿Ya sabes que haremos con él?— Mi hermana camino hasta mi, volví a negar, confundida, muy confundida, Anna noto mi frustración, pero también mi tranquilidad— ¿No lo detestas? ¡Yo le odio! —Dio una fuerte patada en el suelo,  como cuando era pequeña y no le daban los chocolates que pedía,  sonreí con los recuerdos. 

—Anna, hermana, odiar es un sentimiento y se necesita mucho empeño para odiar a una persona, además yo no tengo ningún sentimiento hacia él, simplemente no lo vale…— Mi compañera me miro con cara de “No puedo creer que hables del que estuvo a punto de matarte”  Y yo le devolví una cara que decía “Y yo no puedo creer que hables así con el que estuviste a punto de casarte” Ella realizo un puchero, otorgándole ese físico de pez globo enfado y pecoso.

—Esta bien, no te cuestionare, es tu elección— Se alejo, de la mano de Kristoff, caminando con una renovada paz interna. Debo de imitarla.

Mi mente recorrió todo lo sucedido,  el preso aguardaba en la celda, mientras deliberaba que hacer con él.

Hunter caminó hacia mí, para darme un abrazo fuerte y duradero. El había llegado por su propia cuenta al castillo, llego tan rápido que no lo vi llegar.

— Me alegro de que estés bien,  Elsa — Susurro en mi oído, provocando cosquillas, solo eso….cosquillas.

— Tenemos mucho que discutir,  Leann — Dije, apartándome un poco,  el rodo aquellos ojos familiares. No podíamos estar así como así, nuestra relación se había transformado en una cosa extraña y ni idea de lo que era. Ese beso, mi primer beso, me estaba confundiendo.

— ¿Me vas a regañar?—Preguntó, cruzando los brazos.

— Claro que te voy a regañar y mucho —  Le advertí,  el me agarró por la cintura, su contacto era dulce, avanzamos a paso suave rumbo al castillo.

— Lo sé —  Suspiro,  divertido — Solo llámame Hunter,  no Leann.

— ¿Por qué?

— Ese nombre me hace recordar malos ratos —  Y yo no le pedí más explicaciones. 

Nos despedimos con efusividad y me encamine al despacho. Que contentos se van a poner Kai y Gerda.

Mañana por la mañana daría un comunicado a todo el reino, explicando lo acontecido, me disculpare y pediré comprensión,  trataré directamente a mis aldeanos y hare nuevas reglas para  beneficio de todos; Antes que nada, cortare todo vinculo con Weselton , el comportamiento del Duque de esta nación fue menos que deplorable, fue vergonzosa y altamente avariciosa, daré la despedida a los invitados que se quedaron  varados gracias a mí y me empeñare en encontrar un nuevo socio comercial …No, uno no…dos, porque no solo perdía a Weselton…Perdía a las Islas del Sur.  En parte, si no fuera por mi culpa, el hecho de perder a dos socios comerciales  no nos afectaría tanto, sin embargo mi “Invierno en Julio” Hizo que las cosechas se perdieran, dejándonos sin provisiones.  Necesito y, con urgencia, un reemplazo rápido para que mi gente no muera de hambre. Mi padre estará muy decepcionado de que corte el vínculo con las Islas del sur, ya que según tengo entendido tenían una muy buena relación.  Esa nación se las verá muy negras después de lo que hizo su pequeño príncipe.

Un remordimiento enorme me invade, y una muy conocida voz, que me ha torturado desde que le hice daño a mi propia hermana vuelve a mí, y sin decoro, me susurra al oído: “¿Qué pasa si esta vez tus poderes salen tanto de tu propio control que terminas por matar, de verdad, a tu hermana?” Me cubro el rostro con las manos, intentando calmarme.

Se materializa este pendiente suelto en mi memoria “El príncipe Hans de las Islas del Sur” Con ese pretexto, me someto a mi misma en concentrarme en lo que en realidad me importa: Buscar el castigo adecuado, para aquel cretino que intento matar a mi hermana, matarme a mí y robar la corona, el único recuerdo que tengo de mi madre…Aunque, ahora, esa corona estará perdida, enterrada bajo muchas capas de nieve, en la montaña del Norte.

Esta mejor allá, que aquí…Solo espero que mi madre no se moleste, por perder aquella joya familiar. Lagrimas se forman rápidamente en mis pestañas inferiores, amenazando con saltar al vacío, para caer en la tela de mi atuendo. Si tan solo tuviera el apoyo de mis padres todo esto podría haber sido evitado, no solo mi descontrol y temor, también Hans.

Si yo hubiera apoyado a mi hermana todo eso hubiera sido evitado.

Según las antiguas leyes, escrita por nuestros primeros Reyes, los siete reinos se sometían a un código de alianza, en el cual no importaban las relaciones intimas, el pueblo iría siempre primero que cualquier cotilleo o algo por el estilo, sin embargo lo que hizo Hans rompe el código y romper el código significaba ir a la hora por los crímenes cometidos contra la paz y el honor de su nación. Esto será una forma de escarmiento, para cualquier otro rey, duque, príncipe o lo que sea, que intente subestimar mi poder, mi manera de reinar, a mi pueblo o crea que mis poderes de hielo son una amenaza. El rumor de que soy una “Reina de las Nieves” Sera mas contagioso que la peste bubónica, llegara a los oídos de los siete reinos y desde aquí me convertiré en un peligro, en una amenaza latente. La gente teme y envidia aquello que los supera. Dios mío, si mato a Hans todo empeorara, seré vista como un monstruo sin escrúpulos, pero si no doy castigo ¿Qué tipo de mensaje doy a los otros que se rebelen contra la corona? No es sencillo ser reina, debes de pensar desde distintos puntos de vista para terminar con una mente más que confundida.

Suspiro mirando la luz de la luna que entra por la ventana del estudio, es abrumadora y cautiva, con sus rayos plata señalando a todas partes, la mire con melancolía, ella pareció brillar de tal forma que (podría prometerlo) me sonrió.  Me vuelvo hacia el alfeizar y me doy cuenta que he comenzado a formar involuntarios montoncitos de nieve, mientras reflexionaba, me reprendo mentalmente y con un sencillo movimiento de mano lo desaparezco, fastidiada.

—Debo hablar con Hans— Determino, al poco rato. No sería muy justo de mi parte condenarlo sin escuchar su propia versión, su razón y sus puntos  a favor. Tome una vela y me encamine en direccion a los calabozos, de forma silenciosa y evitando a la servidumbre, porque ¿Qué pensarían de mi? Quizá lo mal interpretarían todo y lo que menos quiero en estos momentos son rumores sobre mí, buscando liberar a un traidor por “amor” o algo por el estilo. Lo que menos tengo es amor hacia él.

Llegue a las mazmorras, oscuras y fantasmagóricas, con sombras moviéndose aquí y allá, los guardias, estaban tendidos en el suelo, roncando profundamente, hice una mueca de desaprobación. Quizá unos meses antes no creería capaces a estas personas de encerrarme a mí, su reina, en su propio castillo. Mi gente, sin dudas, es muy noble, aunque también bastante influenciable, solo había que cuidarlos del bien y el mal. No los desperté, había provocado ya bastantes problemas.

Gire la vista hasta el gran hueco de la derecha, donde horas antes me encontraba ahí. Supuse que El Traidor estaría en la celda más pequeña, por lo que me hice con las llaves, que se encontraban en el suelo y abrí la puerta, haciendo un sonoro chirrido, dio un  pequeño brinco de sobresalto, esperando ver a los guardias levantarse de un momento a otro, pero ninguno dio señal alguna de que su sueño fuera interrumpido por una Reina indiscreta.

Lentamente y por una rendija divise la sedosa melena pelirroja del ex-prometido de mi hermana, se encontraba en el suelo, cabizbajo, con expresión adusta.

—Príncipe Hans— Digo, con toda la seriedad que pude, manteniéndome en el papel que mi título amerita. Ahora los papeles están invertidos, quien lo diría, ahora soy yo quien va a buscarlo en su celda; Cuando él lo hizo procuro ser gentil e incluso caballeroso, pero estoy casi segura de que era parte de su pequeño teatro de “Gentileza inmaculada”

Ahí esta el chico, amarrado con cadenas de una forma bastante incómoda; La oscuridad, el moho y la luz se filtra por los barrotes que le hacen compañía. La celda es menos “Acogedora” que en la que yo estuve.

El se sobresalta, pues su respiración se acelera y levanta la mirada, inexpresivo.

—Majestad— El hombre se levanta con un esfuerzo extra al encontrarse imposibilitado de usar libremente las manos. Cierro levemente la puerta y me encuentro dispuesta a dirigirme al traidor.

—Príncipe Hans—Repito acercándome a él con el candelabro en manos; mis zapatillas retumban en la celda fría, el tiene las mejillas coloradas y sale humo de su boca— Esta acusado de atentar contra la corona de Arendelle— Decreto con suma seriedad.

Veo su rostro entre las sombras de la habitación. El  muchacho tiene un rostro, inexpresivo todavía, atractivo y bonachón ¿Quién sospecharía que bajo eso se encontraría tanta maldad acumulada?

—Yo nunca jure lealtad a la corona de Arendelle— Logra vocalizar sombríamente.

—Fue invitado en calidad de aliado y amigo, representando a las Islas del Sur, y bajo nuestra confianza, atento contra nuestra corona— Le aclaro, aun más seria que antes. Suelto un suspiro, tomando fuerza para continuar, pues nunca me ha sido fácil hablar con alguien más – Un delito así…es la muerte, en la horca.

Espero unos minutos,  esperando una respuesta, mientras intercambiamos miradas vacías, el recorre mi ser de pies a cabeza una y otra vez, no sé si como estudiando el terreno al que planea atacar o como un hombre al contemplar una mujer; la segunda idea hace que me ponga algo nerviosa.

— ¿Va a matarme, su majestad?— Cuestiona, burlón, parloteando bajo un canturreo lento y hasta divertido, obviamente dudando de que tenga agallas para realizar algo así. — ¿Quién diría? – Ríe flojamente con una mueca, en forma de media luna – Después de todo si es e monstruo que todos creemos que es.

Espera, ¿Creemos? 

Al escuchar eso surge en mi la cólera, aprieto mis pálidas cejas  y avanzo un poco más hacia él, desafiante — Castigarle por sus crímenes, según lo estipulado la ley  no me convierte en un monstruo— Le explico, perdiendo el control sobre el volumen de mi voz— Engatusar a mi hermana,  planear mi muerte, engañar a los dignatarios y ordenar mi muerte, lo es. Eso te convierte a ti en un monstruo— Me siento un poco más segura, acercándome un poco mas hasta llegar a la altura de su barbilla. El es muy alto y bastante fornido, me estoy arriesgando, pero lo vale. —Lo perdonaría,  créame,  si hubiera ido por mi no me importaría pero fue por Anna, por mi adorada hermana y le hizo daño a la persona que más amo en el mundo.

Me quedo observándolo atentamente, mientras un hilillo de humo blanco sale de su boca, la temperatura desciende trágicamente, tras expresar mi enojo la celda ha comenzado a cristalizarse. Una vez más, mis emociones me traicionan.

Sus ojos verdes se cristalizan un poco, con sus poderes de manipulación intentando sufrir efecto en mí. Ahora comprendo a mi hermana, comprendo porque cayó tan fácilmente en sus garras.

—Veo que no le es difícil olvidar algunas cosas y recordar otras, en su favor—Indica aquel, con el humo aumentando, ignorando lo que respecta a la pelirroja— Usted, enumera perfectamente mis crímenes, pero no recuerda que le salve la vida— Me recuerda.

Un recuerdo fugaz cruza mi mente, y lo veo a él ahí, desviando la ballesta que apuntaba directo a mi pecho. Me tranquilizo de golpe y sin darme cuenta descongelo la celda de golpe. El chico tiene razón. Desvió la mirada hacia el piso, siento algo de pena, nunca le agradecí por eso.

Pero no tardo ni un parpadeo como intento engañarme, haciéndome creer que mate a mi hermana. Esto reanima mi enfado, el sigue sonriendo.  Se acerca cada vez más, yo ruego a que las cadenas lo detengan. Nuestros cuerpos están tan cerca que….

Levanto la mirada  y otra vez sus esmeraldas recorren mi cuerpo,  con audacia, con ansias, con, con ¿Deseo? Estoy cansada, es todo.

—Si lo que quiere es un gracias de mi parte ya lo tiene— Me apresuro  decir, alejándome un poco. Y entonces mi cabeza me duele, pues choco contra la puerta. Estoy acorralada, sola y con un candelabro. Prácticamente estoy a merced de este hombre. Por favor cadenas,  deténganlo.

—Oh, majestad, ¿en serio cree que eso será tan sencillo?— Gesticula, poniendo cada mano alrededor mío.  Su aliento y el mío se mezclan, estoy asustada y cuando me asusto congelo todo. El hielo surgió como cuando las flores salen en primavera— Yo quiero algo mas— Sigue diciendo, en un susurro y con voz ronca, una voz en estado curioso…Aquella idea hace que me sonroje.

— ¿Qué? – Digo en un chillido. Al  escuchar eso  el retrocede y deja escapar una carcajada tan socarrona que me enfurece— Tu también atentaste contra la vida de Anna.

Aquel sigue riendo, sujetándose su abdomen— ¿Yo  atente contra la vida de Anna?— Cuestiona, hace sonar sus cadenas cuando se aleja y la distancia nos vuelve a acompañar, se lleva una mano a su barbilla, pensativo. — No fui yo quien le congelo el corazón…De hecho yo nunca le puse un dedo encima. Solamente me negué a darle un beso.

Nuevamente soy presa del enojo— Ten cuidado con tus palabras— Le advierto— No te quieras hacer el chico bueno. No intentes tergiversar tus acciones; Querías apoderarte del reino mediante engaños, pasando por la vida de quien te estorbara. Lo que cometiste con ella se llama negligencia.

— ¿Hubieras preferido que la besara aun sin sentir nada por ella?, ¿Eso me hubiera convertido en mejor persona?— Pregunta, por primera vez hostil y enojado. —Para su información el beso tenía que tener "amor de verdad" así que de igual manera no serviría de nada y ella habría gastado su primer beso en mi ¿Eso quería?

—No….No…me refiero a que…—Me intento explicar mejor, pero me doy cuenta que estoy inmersa en su juego. Callo de repente. Es él quien me debe una explicación, y no al revés. Levanto la barbilla y le miro  los ojos— Hans, jugaste con los sentimientos de mi hermana para obtener mi corona, tú mismo le confesaste que hubieras planeado mi muerte.

—Es verdad— Confiesa sin más— “Tu corona”…—Se detiene un momento a meditar— Tu corona— se repite en un susurro — ¿No fue aquella que aventaste por la ventana de ese castillo del hielo?— Pregunta.

Aprieto las cejas desconcertada ¿Cómo sabe eso? Él No estaba ahí, él no me vio tirarla ¿O sí?

— Encontré tu corona entre la nieve cuando fuimos a buscarte— Me explico, notando mi confusión— Al parecer no iba muy bien con tu nueva imagen— Siguió diciendo , bromeando al tiempo que mete una mano en el bolsillo de su saco y me la extiende— Una preciosa joya, debo decir.

Lanzo una mirada desconfiada y extiendo la mano, arrebatándole la tiara de su guante  blanco.

Aquel ríe divertido y malicioso.

— ¿Qué le causa risa?— Pregunto, ofendida, metiendo con cuidado la tiara en uno de los  bolillos de mi vestido.

—Que piense que una corona se limita a un artilugio de metal en la cabeza— Responde mordaz— Vera, mientras usted estaba ocupada confeccionando un vestido, y jugando al castillo del hielo, era yo quien lidiaba con el caos en Arendelle— Explica arrogante.— Desde el día de su coronación hasta hoy “El príncipe de las Islas del Sur” fue quien dirigió y velo por el bienestar de un reino que ni siquiera le pertenecía , sin necesidad de una cosa de metal, plata u oro, o lo que sea en la cabeza.

Tomo aire y medito un instante— Un error que no se volverá a cometer— Aseguro de inmediato.

— ¿Un error, mi lady?— Cuestiona— Quizá un error que les salvo la vida a muchos de su pueblo.

Con esas palabras me ha dejado arrinconada  por segunda ocasión. No puedo debatirle lo contrario, el se ocupo del reino que yo debí haber cuidado y de atender a mis invitados, delegados de alto rango y de otros reinos.

—Estar a cargo de un reino es más que tener una corona, más que nacer en una cuna de oro…—Continua, pero esta vez no estoy escuchando al traidor o al príncipe hambriento de poder, pareciera que estoy escuchando a un codiciado diplomático. No hay rastro de aquel muchacho pelirrojo que tropezó conmigo minutos antes de mi coronación, con la ropa mojada y una sonrisa amplia. Ese chico  ya no estaba—…Requiere ser un líder, ser una persona competente para servir al pueblo, que tenga las prioridades ajustadas a su profesión y tome las decisiones correctas.

El recuerdo de un joven Hans hablándome sobre la facilidad con la que la gente puede manipular  las demás personas con unas cuantas palabras, me explica y reclama… y el pequeño Hans continuo hablando, diciéndome cuánto daño hacen y cuanto harán cuando alguien se dé cuenta de cómo usarlas. Me doy cuenta que él ya aprendió y ese recuerdo  ahora  cruza por mi mente, a pesar de que yo no lo conociera en ese entonces.

—Por favor, Hans ¿Ahora me darás lecciones de liderazgo?— Pregunto, desdeñosa. El sigue sonriendo socarronamente.

—Con todo respeto, Elsa, creo que no esta de mas escuchar los consejos de una persona que tiene más experiencia gobernando Arendelle que usted— Replica una vez más, de nuevo en su papel de arrogante. — Válgame— Exclama subiendo octavas de tono —…que conoce mejor a su pueblo que usted —  Asegura como si fuera la ironía más inverosímil que hubiera escuchado.

¿Y este que se ha creído? Me pregunto a mí misma.

— Ofrecer mantas y repartir comida no te hace experto en la materia “Arendelle”  no te confiere el poder de ser una fuente de sabiduría y experiencia — Le aclaro fríamente, cruzando los brazos con lentitud.

— No, pero me convirtió en el líder que le hacia falta a la gente, como dije anteriormente, un jinete que tomara las riendas del caos.

— Arendelle me tiene a mi – Le aseguro-— Usted señor, no era un líder. Era, es y será un usurpador. Y jamás,  señor,  jamás lo volverán a aceptar en ninguna otra corte. —El solo enarca sus cejas castañas, como si estuviera frente a una persona sin juicio, ya me esta cansando su actitud— Yo, señor, he cuidado de mi pueblo desde que mis padres fallecieron, indirectamente, sin coronación, sin reconocimiento, pero no me importaba, porque es mi gente, siempre estaré más que dispuesta para ellos.  Trate el pueblo, lo crea o no, ¿Quién creía usted que cuidaba los negocios? Mi coronación solo fue simbólica, porque yo ya reinaba.

El solo inclina su cabeza hacia un lado, como un cachorro; la única diferencia es, su mirada llena de rabia.

—Entonces con mayor razón, si usted, dice conocer a su reino no puedo creerme que los haya congelado—Hans suspira y desvía la mirada —Fue usted misma quien dijo que la negligencia es un delito—hace memoria y me regresa la mirada — ¿No ha sido negligente pasar todos estos años aislada en su castillo y estar al margen de su pueblo?, ¿No fue negligente huir de su reino para después aislarse en las montañas nevadas?, ¿No fue negligente congelar el corazón de Anna y no actuar al respecto?...

En mi cabeza esa voz se asoma y me manifiesta cruelmente al oído: Él tiene razón. 

Como detesto que tenga razón.

Guardo silencio, poso el candelabro en el banco de la celda, liberando mis manos y ocultándolas, si por mi fuera le congelaría la cara con un rápido movimiento.

—No, no fue negligencia fue…—Medito y me he quedado sin palabras con que replicar, como odio que el sepa usar las palabras. Al parecer el chico pasó años estudiándolas, convirtiéndolas en su arma. No recuero quien ni cuando, pero una voz en mi cabeza resuena "Las palabras pueden herir,  matar y manipular ¿Te imaginas que daño causará el que sepa usarlas?" Me temo que tenias razón,  anónimo,  me lo temo.

Aquél continua —…Suficiente hice limpiando el desorden que provocó en Arendelle…ahora no me puede recriminar que "atenté contra la vida de Anna", si fue usted quién en primer lugar le congeló el corazón y no movió ni un dedo para remediarlo. Un usurpador, si, lo admito, pero era uno que tenía la intención de enderezar el reino.

—BASTA—Le ordeno. Por mucho que me duela aceptarlo, tiene razón. Fui yo quien debí actuar en ese instante, quién debí haber llevado a Anna con los trolls y haber hecho el acto de amor verdadero para revertir la maldición. Fui yo quien debí haber estado atendiendo al reino, repartiendo cobijas y dando asilo a la gente. —Mi última intención era dañar a terceros—Me excuso acorralada, pero no bajo la mirada,  nunca dejaré que él me intimide con esas esmeraldas hipnóticas.

Aquél se sienta a lado mío se muerde el labio, pensando bien en lo que va a decir y levanta una ceja — ¿Dañar a terceros?, Si bien recuerdo, también estuvo a punto de matar a dos hombres de Weselton...

—En defensa propia—Aclaro, con la amargura de aquella carga de culpabilidad. No me siento orgullosa de eso, aun es más doloroso reconocer que haya sido éste sinvergüenza quién me haya detenido de cometer un crimen que me hubiera perseguido el resto de mi vida. Esta demasiado cerca de mi, nuestras rodillas chocan, nuestras respiraciones se aminoran y ambos buscamos con que herirnos más.  Somos unos cobardes,  de cierta forma.

Tras echar una hojeada al hombre reflexiono. He estado unos minutos charlando con él y soy yo quien he resultado cuestionada, exhibida y juzgada. ¿Pero como fue que esta conversación llegó a esto? Meneo la cabeza disgustada,  el solo revuelve sus manos, seguramente muriendo de frío.

—Eres un manipulador nato, ¿no es verdad? —Opino en voz alta hablando para mí misma, mientras busco su mirada,  el no la aparta, parece entretenido. —Un joven astuto, sin duda.

Es hora de jugar su juego.

—El menor de los 13, el incomprendido, el menospreciado, el ignorado... asumes que eres un zorro astuto y ambicioso, pero en el fondo sólo un niño en busca de un poco de reconocimiento. Un hombre de una sola noche con temor al compromiso y el alma tan corrompida  y sucia por aquellas mujeres fáciles, que no me espero menos de usted—Juzgo cruelmente —No me extraña que tengas esa facilidad camaleónica para manipular a la gente, después de todo has sido educado como príncipe. Pero por desgracia, aun no tienes la sabiduría o el prestigio de uno. Tus hermanos,  príncipe,  te alejaron por años,  usando el ignorarte como la mejor arma, lo cual usaste como pretexto para prender esa flama egoísta dentro tuyo ¿Cree que es el único? Yo, lo admito,  hice eso con mi propia sangre, aparte a Anna y fingí que no existía,  para protegerla. Ella fue y sufrió,  pero al contrario de usted, no lo uso con rencor y odio, creo que tú mismo lo has comprobado.  Mi hermana,  la ignorada,  la apartada también es y será la chica con el corazón más dulce y benévolo de los siete reinos. Si quiere úselo de ejemplo,  señor.

Hans baja la cabeza, desvía la mirada y finalmente doblega esa arrogancia. Fue un golpe bajo para el que lo comparara con mi hermana.

—No crea que me conoce majestad, no tiene ni idea de quién soy— Refunfuña retomando ese semblante sombrío.

— Es evidente, Hans, no buscas el amor de una princesa, no buscas fortuna, ni poder, ni gloria. Tú, mi real sureño, ni siquiera quieres un reino…lo que quieres es demostrarle a tu familia de lo que eres capaz, buscas el respeto, admiración o la aceptación. Para ello piensas que lo lograrás siendo rey. Quieres dejar de ser la sombra de los otros 12 que te preceden, ¿No es así? Porque ellos han hecho tanto...Han conquistado tierras y  cruzado medio  mundo, siempre ganando y obteniendo. Y le aseguro, Hans, que  les envidias—Finalizo victoriosa y por primera vez sonrío de arrogancia, tal como anteriormente él lo hizo.

— ¿Ya terminaste? —Musita aquél en un gruñido. Se nota irritado,  a lo mejor porque nadie nunca antes había tenido el valor de echarle todo en cara.

—No eres tan astuto, frío y calculador como crees Hans—Le aseguro cruzando ambos brazos y chasqueando los dientes —En realidad careces de la paciencia requerida para ser un rey — Rio cantarina — ¿Pedirle matrimonio a mi hermana al primer segundo de conocerla?, ¿De verdad creías que te ganarías así mi bendición? Eso insultó mi inteligencia.

—¿Y yo que sé?— Hans se encoje de hombros y continua mirando al vacío con ambas cejas rectas, hablando mediante gruñidos — Apenas le sonreí a tu hermana y ya me hablaba de compartir sándwiches, cosa que no tenía nada que ver con lo que le decía; por un segundo creí que la estupidez podría ser de familia.

Tras el comentario le dejo caer un montículo de nieve helada bruscamente a su cabeza.

—Ni se te ocurra volver hablar así de ella—Le ordeno enojada.

—Me disculpo—Refunfuña, ocultando el fantasma de una carcajada.

—Es mi momento de darte un consejo, príncipe—Me levanto del banco de madera con el candelabro en una mano y la otra en la cintura—Si quieres ser un buen rey algún día, y ganarte un lugar entre tus hermanos tienes que añadir una virtud a tu lista de "sabios consejos" que me recitaste; Un líder debe actuar con honor.

— ¿El honor que demostraste al terminar sorpresivamente una fiesta tras una rabieta? —Me pregunta, enarca una ceja y levanta un pómulo, restando interés a mis palabras, quizá intentando provocarme; Pero decido no caer en su juego. Continúo...

—El honor que me dicta que debo agradecerte por cuidar de Arendelle en mi ausencia y por salvar mi vida—Susurro, un poco mal por confesar eso en voz alta.

Aquél disuelve su rostro apático y me mira confundido. Sonrió, por primera vez, con bandera de paz

—... Arendelle no tomara medidas en contra tuya, serán las islas del sur quienes dictaran un castigo para ti...Hans—Suspiro tranquila relajando los hombros—...Creo que algún día serás un buen rey, creo que eres alguien competente con aspiraciones nobles y de no haber sufrido quizá nos encontraríamos en otras condición,  charlando o haciendo tratos comerciales—Le confieso con franqueza—Pero ha tomado medidas poco éticas, atroces y desesperadas—reprendo —Es una lástima, hubieses sido un buen consejero. Un terrible potencial descarrilado —Lamento negando la cabeza y le doy una última ojeada al pelirrojo.

Bajo la barbilla a modo de despedida y me dispongo a abandonar la celda — Mañana te embarcaras rumbo a casa— Finalmente decido al paso que salgo de esa celda, pero el recuerdo de él mojado frente a mi minutos antes de mi coronación me obliga a volver.

— ¿Sabes, joven príncipe? — Preguntó,  el me observa aun mas confundido que antes —La razón por la que tu y yo nunca podríamos llevarnos bien si te hubiera dado la bendición aquel día es muy sencilla.

— ¿Y cuál es? — Por mucho que se esfuerce para no notar interesado no lo logra.

— Porque tú, Hans, fingiste no conocerme — Sonrió algo aturdida,  el abre la boca —Buenas noches. —Y esta vez no regreso.

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¡Buenas, buenas!

Como dije antes, este iba a ser el primer capitulo, iniciariamos despues del deshielo. Pero, a la hora de que lo publicaria la historia que ustedes conocen cruzo por mi cabeza y decidi utilizar esas ideas, utedes diganme ¿Que hubieran preferido? ¿Este como primer capitulo o tal y como esta? Yo considero a Hans uno de los personajes mas "complicados" de Disney, tiene mucha historia y es profundo, tiene mucho potencial y en la pelicula no lo supieron usar al maximo. Y para eso, damas, existe el fandom :)

Creo que este capitulo tiene 5,300 no se que de palabras, en definitiva el mas largo hasta  ahora. Les agradeceria mucho un voto o un comentario, le dedicare el capitulo al comentario mas creativo (contenido) y con una critica constructiva de este fic, yo quiero conocerlas, de verdad, son mis lectoras :D

Estrellitas y comentarios son bienvenidos.

Un enorme saludo y gracias por leerme.

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