Un rompecabezas inconcluso.

Cuando Elsa cruzó el fiordo y llego a la montaña una sensación nueva se formo en su pecho, era, era....Constante, le hacía cosquillas,  era algo cálido.

Ya no más chica buena,  ya no más mentiras,  ya no había que esconder,  ya daba igual.

La carta que le había llegado era algo completamente inesperado, su corazón se acelero y sintió la sangre circular poco a poco, llenandola de esperanza,  y se sintió cuerda. El príncipe no lo había inventado,  era real, no era un amigo imaginario, no era una ilusión. Su príncipe y ella estaban conectados...Pero, ¿Cómo? ¿Cuándo?

Leía y leía la carta, buscando alguna pista, solo una "H" Podía haber mil hombres en el mundo con esa inicial...

Un ruido proveniente de abajo llamo su atención,  parecían pisadas, ¿Quién la había encontrado? Con firmeza agarró un gran caranvano de hielo,  dispuesta a enterrarlo en su atacante,  la paloma de cristal estaba con ella.

Las pisadas se oían cada vez más cerca, la adrenalina también aumentaba. La puerta de su cuarto se abrió con lentitud,  dando paso a un hombre encapuchado. Le dieron ganas de gritar,  pero las palabras no salían de su boca.

—Tranquila,  tranquila soy yo —La voz protectora de Hunter la tranquilizo,  sintió la necesidad de abrazarlo, pero la sorpresa de verlo ahí era mayor.

—Hunter ¿Qué haces aquí? —Preguntó la chica de cabellos níveos, mirando al joven,  que parecía cansado.

—Quería asegurarme de que estuvieras bien —Respondió,  sonriendo con calma, ella le devolvió la sonrisa.

—¿Viene alguien más contigo? —La Reina no quería encontrarse con nadie, mucho menos con su hermana.

—No, he venido solo, la princesa Anna esta acompañada de un amigo mio — Comentó el joven,  sentándose en una silla de hielo —Lindo lugar,  pero le falta protección,  deberías poner guardias, por tu seguridad —El tono con el que hablaba y sus salvajes ojos verdes le eran familiares,  como si se hubieran conocido antes.

—Si, por mi seguridad —Repitió vagamente,  analizando las cosas.

Hunter era tierno con ella, como si se conocieran de mucho, sus ojos eran verdes como los que siempre le aparecían en el sueño y su inicial era "H" ¿Será que...?

— Hunter, ¿Reconoces esto? —Le extendió la carta, el la observó callado, los nervios la consumían.

—Claro,  yo la escribí — Con un toque de coquetería se acercó a ella —Me alegra que seas tu. —Había algo que no encajaba, si el lo sabia desde antes ¿Por qué no se lo había dicho?

—¿Por qué no me habías buscado? —Las lágrimas afloraron sin sentido, si el era su príncipe debía acudir al rescate y Hunter no lo había hecho,  todo había sucedido demasiado rápido y la forma en la que se reencontraban no era dulce y menos romántica,  el acaricio sus mejillas.

—Lo intente muchas veces, por eso vine, por ti... —Pero muchas piezas del rompecabezas seguían sin encajar.

—Pero yo no te recuerdo —Susurro la mujer, más frustrada que antes — Explica tu ausencia,  explica porque todos estos años no estuvieste, dime porque dices quererme sin demostrarlo y principalmente ¡¡¿Porque fuiste tan cobarde para no decirme esto de frente?!! —Una parte de ella apoyaba su teoría y la otra no estaba convencida, sin la carta quizás Hunter no habría pensado en ello, "Que tonta,  debí haber pensado más las cosas, ahora el asegura serlo..." Se regañaba mentalmente, necesitaba respuestas y su cabeza le dolía demasiado,  imágenes borrosas la bombardearon.

~~Y de pronto se vio a ella de pequeña,  frente a un joven,  en una colina,  la cara de su compañero era borrosa, lo único que se distinguía eran sus verdes ojos.

—Las palabras —Le dijo un muchacho —Son más poderosas de lo que imaginas.

El recuerdo se extinguió y la imagen le dio vueltas,  ahora se encontraba en una plaza, con música de fondo y un romántico decorado,  no parecía Arendelle.

—Y quisiera que tu y yo, tuviéramos esto como promesa, para un futuro —Volvió a decir la misma voz, con sus ojos brillantes,  su versión pequeña observó su mano,  dónde un precioso anillo turquesa la esperaba.

—Acepto —Respondió su voz, todo volvió a dar vueltas.~~

—¡Elsa, despierta! —Hunter la zarandeaba preocupado,  ella lo veía todo borroso,  nunca había tenido esas lagunas mentales, se encontró con la mirada del castaño y lo entendió todo, esa mirada no era la de su príncipe, los verdes ojos no correspondían, sus recuerdos eran pistas...Era un juego,  de esos que vendían en la plaza del pueblo,  era un rompecabezas inconcluso. Deseando encontrarse con el anillo  del recuerdo dio un rápido vistazo  a su mano,  donde el anillo residía, suspiro con alivio,  ese anillo era fundamental para ella, tenía un noséqué importante.

—¿Qué pasó?—Preguntó la albina, levantándose con dificultades.

—Te desmayaste —Susurro el chico,  sujetándola como si se fuera a quebrar de un momento a otro.

—Solo...Fue un dolor de cabeza. —Se excusó,  fingiendo una sonrisa.

—Necesitas cuidados, Elsa, regresemos —La tomo de las manos,  acortando la distancia entre los dos, parecía ansioso por algo.

—Hunter, nosotros no...no nos conocemos, yo necesito tiempo para recuperar los recuerdos. Eres un desconocido prácticamente para mi — Los ojos esmeraldas se tornaron cristalinos, la chica seguía con su fría elegancia.

—Nada cambia ¿Cierto? —El seguía parpadeando para que sus lágrimas no brotaran.

—¿Cambiar cómo? —Ahora sonaba interesada, el esbozo una sonrisa socarrona.

—No importa que tan elegante vista, que tan dulce sea o cuanto te quiera,  para ti solo seguiré siendo un simple sirviente. —Ahora el se encontraba molesto,  se alejo con brusquedad y le dio la espalda,  ella no comprendía nada, Hunter seguía sollozando.

—¿De...de qué hablas? —Ambos estaban en un estado de confusión,  el murmuraba cosas para el mismo. Finalmente,  la tomó por los hombros y se quedó mirandola a los ojos.

—Elsa, dime de frente,  dime que no sabes quien soy —La asustada chica comenzó a sacar hielo involuntario sobre ambos y en poco tiempo el cabello oscuro de Hunter se torno blanco.

—Yo...yo no se... —Entonces se dio cuenta,  la misma mirada dulce de Kai, los mismos ojos de Gerda, todo Hunter era ellos dos, pero no pudo hablar, sus labios se vieron capturados por los de él,  con desesperación,  rapidez y sentimiento,  el la abrazaba con tanto anhelo y cariño que ella no pudo empujarlo, no sabia si lo hacía bien, ella nunca antes había besado a nadie, pero el estaba tan entregado a ese beso que se vio obligada a responder, poco a poco cerró los ojos, sintiéndose extraña y torpe,  sentía enojo y cosquillas en su estómago. Se separaron hasta que el aire les falto, el tenía una actitud de triunfo y una sonrisa tan amplia y sincera que era contagiosa, las mejillas de la soberana eran más rojas que la lava de un volcán, solo no despegaba la mirada de su amigo, sí, Hunter era su amigo. Era aquel muchacho que escapó esa noche, que le llevaba el té,  que la protegía del peligro,  era el muchacho al que le rompió el corazón, el que obligó a huir sin intención...

Dispuesto a repetir el acto anterior la tomó de la cintura, pero ella lo apartó.

—¿Por qué? —El se encogió de hombros.

—Espere mucho por ti, Elsa —Y su voz lo indicaba, sus movimientos,  sus ojos...Pero no era su príncipe.

—Leann —Dijo ella por lo bajo —¿Tienes idea de cuanto tiempo estuvimos preocupados por ti? ¿La tienes?

—Claro que la tengo,  tenía todo planeado —El ambiente se aligero entre los dos, justo como cuando eran niños y jugaban en las cocinas, irritando a Gerda.

Antes de darle una buena reprimenda unas nuevas pisadas, con eco de asombro y curiosidad,  sonaron en la parte de abajo.

—¿¿¿Elsaaa??? —Los dos intercambiaron miradas de miedo.

Oh-o, Anna había llegado.

                       ...

Solo en el castillo el joven príncipe podía recorrer lo que quisiera,  ya era de noche y la ronda de aquel día ya había terminado para él, ese castillo tenía potencial y muchos secretos,  los pasillos eran tan largos y los techos tan altos que se sentía una hormiga dentro del hormiguero, un hormiguero congelado.

El frío parecía empeorar cada vez más y la gente estaba más desesperada, el intentaba con todas sus fuerzas no unirse a su desesperación,  después de todo un rey hace esa clase de cosas, soporta buenas y malas con serenidad,  para eso se había entrenado.

Una tal Gerda, jefa de servidumbre,  le indicó amablemente que podía recorrer lo que quisiera,  menos los cuartos de las dos hermanas,  el había prometido no acercarse,  pero  ahora Gerda no estaba y el aburrimiento lo mataba poco a poco.

La curiosidad pudo más que el y de un momento a otro estaba frente a dos puertas,  una coral y otra blanca, no sabia cual escojer, así que cerró los ojos, dio varias vueltas y señaló un punto inexacto, al abrir de nuevo sus ojos y acostumbrarse a la tenue luz vio que su dedo  apuntaba a la puerta blanca.

—Veamos que escondes,  Reina fugitiva —Su mano se acercó a la cerradura y con suavidad,  procurando no hacer ruido, abrió. Todo estaba en perfecto orden, el tapiz de rosas azules tenía ligera escarcha  y el enorme ventanal estaba entreabierto, era un lugar bonito y amplio, con cuadros y libros y muchas flores, el tocador de caoba tenía encima lindos y delicados  cosméticos, las joyas se asomaban del baúl, observó todo en silencio, mientras sus ojos pasaban por todos los cuadros, una sonrisa se escapó al ver el más reciente, donde la joven rubia vestía con porte y sonreía débilmente,  sentada en los jardines con una fuente de fondo, se acercó al cuadro y vio los detalles, sus ojos tenían cada línea y cada tono del verdadero color, sus labios estaban igual de carnosos y seguían con el mismo brillo ambarino , las casi invisibles pecas en su misma posición y sus rosadas mejillas se veían adorables,  al menos para él; su pálida piel seguía con ese brillo helado, la curva de su sonrisa era especial, no había dudas, el pintor tenía talento. Hans se quedo paralizado al ver la mano de la chica en el retrato,  su dedo anular estaba cubierto por una brillante joya turquesa, en forma de copo de nieve y detalles plateados,  ¿Podría ser que se tratase del mismo anillo? Tampoco había dudas, sí que era el mismo, el mismo anillo que su difunta madre le había dado antes de morir,  y según John, la Reina Anelesse le había dicho que tenia que dárselo a la mujer que amará.  El había tenido en posición suya ese anillo durante 8 años y después se le había perdido,  se había odiado por ello,  y ahora milagrosamente reaparece en manos de la helada reina, ¿Cómo?

Acaricio el lienzo, más suave que el terciopelo y recorrió el boceto, se detuvo en el rostro deslizando lentamente sus manos en los carnosos color carmín, después se detuvo preguntándose porque rayos estaba haciendo eso, el la mataría a ella, a sangre fría y por la corona que estaba en su cabeza, se quedaría con la loca y optimista de Anna, a tener hijos locos y optimistas,  con pecas y melena roja, corriendo por esos pasillos sin tener idea de que tenían una tía con poderes mágicos,  y Anna...Oh, Anna, le arrebataría al ultimo miembro de su familia y quedaría destrozada,  no es que le importará pero no podía hacerlo...No podía. Y sus hijos,  si se llegarán a enterar de lo que había hecho lo iban a odiar,  Anna lo iba a odiar, todo el reino lo iba a odiar,  el fantasma de Elsa lo torturaría por las noches,  congelando sus pies y enfriando sus bebidas.

Tortura.

—Señor,  le pediré por favor que se retire — Un regordete señor pelirrojo estaba en la puerta,  con expresión severa,  como quien pilla a un chico en su travesura,  Hans solamente asintió secamente. —Y, con todo respeto,  pero esta zona es prohibida incluso para usted

—El señor era esa clase de persona que tenia el don de regañar sin hacerlo en realidad y, como instinto,  Hans salió rápido del lugar.

—¿Cómo se llama? —Sintió una inmensa curiosidad.

—Kai, majestad.

—Bueno, señor Kai, por si le preocupa solo estaba viendo,  no toque nada —"Que no fuera un lienzo" Informó Hans.

—No es por usted, es por las memorias dentro —El mayordomo se alejo a paso suave, disfrutando el movimiento.

—Memorias —Murmuró Hans, corriendo en dirección contraria, entendía porque era tan importante.

Pero no podía dejarse vencer así, su plan se completaría de algun modo u otro, aún y pasará mucho tiempo.

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¡Buenos días/tardes o noches!

Aquí se veran muchas cosas que estan en los capítulos pasados, ustedes podrán formar sus conclusiones y si tienen dudas sobre "Leann" en los primeros capítulos hay pequeños datos sobre él,  ¿Quién es el amigo que dejo con Anna? 7w7  Y creo que este capítulo tiene uno de esos momentos en los que quieres ir y gritar a los protagonistas las respuestas.  Bueno,  yo sigo trabajando en las correcciones e imágenes para que este fic sea lo mejor, porque ustedes lo merecen.

Haciendo un auto-spam, estoy recién escribiendo una nueva historia Helsa y ya la pueden encontrar en mi perfil,  se llama "Partners in crime" y es un mundo alterno, con una perspectiva más madura, en lo personal me gusta mucho.

Bueno, gracias,  pues creo que ya llegamos a los 300 votos y a las 2,700/800 lecturas :'3 Gracias,  gracias.

Y recuerden,  primer comentario dedicatoria (Lo pondré cuando este en la computadora y si alguien ya tiene dedicatoria tomare el segundo comentario) Estrellitas y comentarios son siempre bienvenidos.

Un saludo!

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