¿Tú?

    £"Para llegar a Dunbroch había que cruzar más de 20 territorios diferentes y al menos 4 mares distintos,         un viaje largo£

Una potente luz blanca estaba sobre ella, sus manos estaban apresadas por cuerdas y sus pies también, sus párpados le pesaban como yunques y las pestañas le hacian cosquillas en las mejillas.

— Señorita Elsa,  despierte,  debe hacerlo —Suplicó una voz de hombre, desesperado,  entonces ella sintió ganas de soltarse y levantarse,  pero no podía,  sus músculos le dolían y no entendía porque estaba amarrada, intentó congelar las cuerdas, en  un intento inválido,  pues su manos también estaban apresadas,  con un miedo que creía perdido intento liberarse,  pero le apretaban las muñecas y noto un ligero ardor y gotas de sangre resbalar por la fricción provocada.

— No se mueva, va a estar bien, estoy con usted—Continúo el hombre,  ella gimió irritada.

— Se que no es comodo, mi lady, pero de no haberla calmado y amarrado usted habría congelado el barco y roto por la mitad — Ella dejo de protestar — También entiendo,  que se encuentre agotada,  pero ya ha dormido por cuatro días y el médico a bordo debe revisarla.

Más asustada aún intentó levantarse pero una fuerza que nada tenía que ver con la gravedad la mantenía pegada a la cama.

— Dejaré que usted decida cuando levantarse — Se rindió el señor,  con el fantasma de una risa en su hablar —Por si le interesa,  su tripulación esta viva, pero ya no vamos en nuestro navío. — avisó, después la liberó y se marchó sin otra palabra.  Elsa suspiro, un suspiro débil y herido, pero aliviado, no soportaría que la tripulación hubiese muerto por su culpa.

Permaneció un par de horas más-o eso le pareció- recostada, reuniendo fuerzas para levantarse. A la tercera hora logró abrir los ojos, cerrandolos inmediatamente por la fuerte luz sobre su cabeza,  ya preparada para lo que venía los volvió a abrir y se incorporó con una lentitud sobrenatural.

— ¿Dónde estoy? — Pensó,  pasando la vista por el camerino, lleno de libros, tinta, mapas, dibujos impresionantes, varias cajoneras y un armario muy elaborado,  la mesita era pequeña y tenia unas sillas a juego que se veían acolchonadas, la cama tenía finas telas y era sumamente suave, por las ventanas el agua se mecía suave y despreocupada,  como si no fuera la culpable de que su barco "El Elysium" ya no existiera más. Agitada se levanto apurada y fue directo a buscar pistas, la habitación estaba llena de ellas, de dibujos y retratos,  además de viejas imágenes de un gran castillo,  en ellas se veía la costa y un escudo, cuyo emblema era una sierna y un humano, en la pintura una bella mujer pelirroja y un apuesto príncipe pelinegro sonreían,  cargando en brazos a una niña similar al padre y un niño similar a la madre,  en la parte trasera una leyenda decía:

"Y nuestro nación,  debe el linaje al amor que se tuvieron el príncipe y la sirena"  -Rey Triton, Islas del sur.

Sonrió con lo escrito,  pues se notaba que aquel pueblo de verdad quería a sus soberanos. Lástima que sus príncipes tuvieran el oficio de intentar matar reinas.

Siguió explorando lo que se encontraba encima del escritorio, encontrando cartas y planos, llenos de cruces y detalles, las cartas eran para una mujer, en donde el príncipe o quien habitará en ese lugar, le pedía que se encontraran. Elsa dedujo que él  nunca tuvo el valor de enviarlas.

Entonces algo llamo su atención.

Ahí,  entre la montaña de cartas,  estaba un dibujo en particular, donde una linda mujer rubia portaba un limpio y brillante vestido azul, muy parecido al que ella uso al crear su helado castillo, tenía una figura curvilínea y llamativa, daba la espalda, adornada con una trenza albina,  de fondo un paisaje invernal en terminaba el conjunto. Estaba segura que se trataba de ella. Dejo de jugar con las cosas y dejo todo tal cual estaba, dirigiéndose al librero,  donde varios libros viejos la llamaban con su encanto y aroma, el escudo de las Islas sureñas estaba por todas partes, así que con desagrado comprobó que había sido rescatada por un barco de aquel lugar. No quería deber nada a ningún sureño y ahora les debía la vida.

— Veo que se esta divirtiendo —Le dijo un hombre, no el que la despertó,  otro, sin ninguna emoción aparente, ella se quedo paralizada,  temiendo dar la vuelta y encontrarse con quien pensaba. —¿Me recuerda?

"Son trece, son trece, no necesariamente es él" se decía,  intentando no hechar un grito de pánico y desdén.

— ¿Tú? Obviamente si—Murmuró con frialdad — Si bastante,  es muy divertido casi es mi pasatiempo favorito, no casi mueres ahogada todos los días —Respondió con sarcasmo.

— Creo que no es necesario que hable así conmigo, no fui yo el culpable —Dijo el desconocido,  ella seguía de espaldas  a la puerta —Y no es de buena educación darle la espalda a las personas mientras se les habla,  majestad —Elsa maldijo internamente, y poco a poquito se dio la vuelta, con los ojos cerrados, el chico soltó una carcajada. —Reina Elsa, vamos, no soy un monstruo... —Entonces la rubia abrió los ojos con violencia por la indirecta dada.

— No, ya lo veo, claro ¿Mucho tiempo,  no es así,  querido príncipe?

—Oh, claro que si —El sonrió con arrogancia, después la sonrisa se desvaneció. Los dos permanecieron mirándose fijamente, mientras un choque interno los mantenía hipnotizados, perdidos, en un par de bosques profundos y dos piscinas azules sin fondo, rebuscando en sus memorias cuando fue la ultima vez que se vieron, como fue que aquello terminó tan mal —Pero yo ya no quiero problemas.

—Me temo, Hans, que tu siempre tendrás problemas conmigo.

                        ...

—¡Kristoff! — Gritaba Anna,  corriendo por los pasillos como el día de la coronación, la servidumbre la esquivaba con facilidad,  acostumbrados a sus carreras mañaneras y brincoteos desde las escaleras, saltó por un balcón y cayó en una cornisa,  metiendo una pierna y luego otra, por la ventana de su habitación,  donde cierto rubio abrochaba su saco.

— ¿Te pasa algo, Anna? —Le dijo, mientras ella sujetaba sus trenzas con una cara de preocupación.

—¡Elsa no me ha enviado la confirmación para el vestido de bodas! —Gruñó la pelirroja, elevando ambos brazos en dirección al techo,  su prometido rodo los ojos.

—¿No consideras que ella tiene más cosas en las cual mantenerse ocupada? —Las mejillas de la joven se encendieron.

—N-no...¡Pero soy su hermana! —Se excusó la chica, él rodo los ojos.

— Y yo tu prometido—Después de revisar el aspecto desordenado de la joven agregó: —Y quiero que la novia sobreviva hasta el día de la boda,  así que por favor deja de brincar por las ventanas.

— Esta bien...esta bien—Anna se despidió de su novio y lo acompañó a la salida,  pues tenía que trabajar. —¡Regresa pronto!—Le advirtió, el se despidió con al mano, Anna regresó al castillo.

—¡Princesa Anna! —Un curioso muñeco de nieve se acercaba, con prisa y una mano levantada,  parecía saber cosas que la chica no.

— Buenos días,Olaf—Respondió la pelirroja.

— Anna, algo ocurrió con Elsa.

—¿Qué? — La princesa se comenzó a preocupar.

— Su barco no aparece.

                     ...

— ¡Oh, majestad! —la saludo Kai, con alegría,  mientras una molesta Elsa salía del camarote,  seguida de un pelirrojo sonrojado.

Había ocurrido algo muy vergonzoso y, aquello, implicaba hielo y gritos.Los pantalones blancos del muchacho ahora estaban llenos de misteriosa agua helada, pero Kai no se atrevía a preguntar.

— Buenas, Kai — Contestó la soberana en un susurro, el señor giró la cabeza hacia el príncipe,  que movía sus manos incómodo.

— Gracias por tenernos aquí —Dijo con cortesía,  intentando no reir ante la expresión infantil de la rubia.

— No es nada, capitán,  después de todo unos cuantos hombres más no afectan — El pelirrojo se agarro la cabeza,  como temiendo ser atacado, Elsa entre cerro los ojos, con desconfianza.

— Si me disculpan,  tengo que retirarme —La mujer lo miró con suplica,  pero no tenía tiempo para esos juegos. Una vez solos-por segunda vez-se quedaron en silencio.

— Yo no voy al mismo lugar que tu —Dijo la ojiazul, levantando el mentón.

— Creo que no recuerdas que es mi boda —Dijo la misma voz experta en el engaño y mentira, con arrogancia,  dejando a un lado el trato de "usted"

Elsa sintió vergüenza.

— ¿O lo había olvidado,  majestad? —Continúo el príncipe,  ella negó con la cabeza.

— No, la princesa Mérida me lo dijo en persona y me da pena por ella que tenga que vivir con un chico tan cobarde como tu.

— Me parece que su comportamiento no es correcto,  eso sucedió hace dos años.

—Aún recuerdo tu espada levantada, sobre mi, a punto de arrebatarme lo que mis padres murieron protegiendo — Su voz amenazó con quebrarse, pero se mantuvo firme—Y no compartiré barco con usted —Dicho esto regresó al camarote,  donde se sentó cruzada de brazos,  minutos después ingresó Hans, con la camisa doblada hasta los codos y el cabello alborotado,  Elsa se mordió los labios para no gritar de frustración por el descaro del príncipe.

— ¿Qué hace aquí?— Espetó con una pizca de curiosidad.

— Es mi camarote y estan mis objetos personales,  como usted ha estado dormida aquí los últimos cuatro días no he podido entrar,  supongo que ahora no le molestará —Dedujo,  sacando prendas y jabones de una cajonera, Elsa asintió asqueada.

— Claro que me molesta,  no puede entrar así como así — Reclamó,  conteniendo el deseo de ir y darle un puñetazo.

— Usted fue la que entró así como así — Argumentó el chico, siguendo con su tarea. —Pero como es la única mujer en la embarcación y este es el único cuarto decente para una "Reina" — Se aseguró de recalcar la última palabra —Dejaré que duerma y se quede aquí cuanto tiempo quiera, pero yo también tengo el derecho de ingresar cuando lo necesite.

— ¿Sabes? Claro que si, me parece justo, vaya y disfrute de un buen baño — Lo empujó  a la puerta sin darle tiempo a nada, con una sonrisa de vencedora —Linda tarde —Le dio un portazo y aseguró con hielo la cerradura.

—¡No es justo! —Reclamó la voz de Hans desde fuera.

—La vida no es justa y nadie le dice nada, así que tenga un lindo baño —Se alejo de la puerta, ignorando los comentarios del pelirrojo, después recordó el recado de su hermana y se volvió a acercar —Gracias, señor,  por hacer lo que hizo —Soltó con el sinismo y frialdad que Anna le había pedido, el príncipe susurró algo inaudible desde donde ella estaba y del otro lado solo hubo silencio.

Entonces recordó el dibujo,  en especial la llamativa figura que le habían hecho, o bueno, si no estaba en lo erróneo, que él  le había hecho,  la circulación aumento en sus mejillas y lo único que fue capaz de pensar es que el mentiroso hombre era un pervertido.

—Mis padres murieron en el mar —Dijo en voz alta — Sufrí mucho por ello—Siguió diciendo,  mirando por la ventana,  confesando una cosa tan obvia que resultaba liberador —Es más, no quería seguir viviendo sin ellos —Su volumen de voz comenzó a extinguirse—Pero lo hago,  por Anna—hizo una pausa —Y es muy difícil tener que ver desde hoy a ese engreído todos los días,  recordando que le hizo daño a lo único que tenía sentido en mi vida— Suspiró, enterrando el rostro entre las cobijas — Pero no entiendo,  porque ya no le odio como antes. —Irritación era lo que había en sus palabras —No lo entiendo — Aseguró, dando un puñetazo al cojín. Una leve capa de escarcha salió del suelo, entonces contó hasta diez.

Fue al librero y hurgo en busca de secretos que explotar y misterios que investigar,  pero en su mayoría los libros eran de el estudio de marítima y cosas similares,  una placa de "Almirante Westergaard" brillaba potulante sobre las estanterías. Si se tratase de otra persona ella ni siquiera se atrevería a mirar los lomos de los libros,  pero se trataba de él, el malcriado,  así que tomó aquello como una parte del pago por su sufrimiento. Invadir su propiedad privada.

En los papeles había el dibujo de un ave y una linda chica rubia, con apariencia de estar volando rumbo a unas nubes de niebla tan suave como algodón.

Hubo una época,  muy atrás,  en la que una paloma de cristal la vigilaba por las tardes, el primer año después del deshielo, llevándole rosas y flores, pero no cartas, lo que mantenía su corazón sucumbido a la locura y la emoción circular por las venas,  al sentirse querida y amada por alguien que no fueran Anna, Olaf y Kristoff,  incluso llegó  a pensar que estaba enamorada y a imaginar que el misterioso admirador era nada más y nada menos que su perdido príncipe H. Pero un día,  la paloma no llegó,  la abandonó y aquel pulso acelerado la dejo, tomó aquello como advertencia, para que no pensará en otros asunto que no fueran el reino.

— Parece que ambos hemos tenido sueños similares —Se dijo, admirando bocetos de hielo y fuego juntos, debía admitir que dibujaba bastante bien. En uno, un extraño polvo rodeaba a la misma rubia, que estaba vestida de blanco mirando  a la luna, de sus manos picos helados sobresalían y el polvo plateado parecía provenir de la luna.

Una vez, ella había soñado lo mismo, pero con un muchacho, de poderes de fuego,  rodeado del mismo polvo lunar.

La cabeza le dio vueltas y decidió dejar todo a un lado, centrándose en otras cosas. Por ejemplo,  los ojos del marinero que la rescató.

Idénticos a los de su padre.

¿Pero su rostro?  ¿Sería parecido?  ¿Podría ser que.....? No, no, no, imposible,  no...

Su estómago comenzó a rugir, percatandose de lo hambrienta que estaba. Observó el cielo, teñido de colores pasteles, donde los primeros avistos de estrellas resaltaban, sin embargo,  no quería salir y toparse con él.

¡Alimentame!  Le rogó su estómago, cayendo en la cuenta que no había probado bocado en cuatro días; resignada abrió la puerta, asomando la cabeza como si estuviera haciendo algo malo, volteando a ambos lados con los sentidos alerta por si alguna cabellera roja se dejará ver, cuando se percató que ya no había nadie salió y se dejo mecer por las olas.

El barco era majestuoso y muy grande, pero no contaba con letreros,  así que no tenia la menor idea de donde se encontraba la cocina.

—¿Se le perdió algo?

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

¡Wattperos!  ¡Buenas, buenas!

¿Qué tal? ¿Contentos?  ¿Alegres? ¿De puente?  Xd ¡Pues bueno! Ya salió Hans, contengan sus gritos fangirls, que estamos en horario familiar (? De acuerdo, no, pero díganme ¿Quién no adora a ese pelirrojo? Escribí este capítulo en un solo día (tiempo récord para mi) porque creo que quedo decente y es mayor  a las 1000 palabras :)  He visto que la comunidad Helsa ha crecido,  eso es bueno, si, pero digo yo,  ¿Qué no hay ideas innovadoras? O al menos ¿con una trama profunda?  Y dejando eso a un lado ¿Por qué la gente vota por historias tan mal redactadas? (Hablando en general, porque los del team jelsa carecen de buenas historias) En fin....las injusticas de wattpad y yo.

Estrellitas, comentarios y sugerencias son siempre bienvenidos.  Un saludo enorme \º□º/

¡Viva México!  :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top