Tercera parte: El futuro.

N/A: Escuchar la cancion en la parte del baile.

                                                   TERCERA PARTE: EL FUTURO.

"Feliz cumpleaños  a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Reinaaaa. Feliz cumpleaños a ti” Al finalizar la tonada los pocos presentes aplaudieron,  con alegría y devoción,  la cumpleañera soplo sobre el pequeño pastel y las velas se congelaron gracias a su gélido aliento,  fue inevitable que algunas risas llenaran el ambiente. Los rayos dorados se colaban por los ventanales y el trinar mañanero de las aves los acurrucaba en el comedor.

— De verdad, hermana,  que no puedo esperar por la celebración de esta noche — Comentó una joven chica pelirroja de 20 años,  sacudiendo sus brazos por encima de la chica rubia.

— Yo me conformaba con esto,  Anna, con mis seres queridos,  en serio que no era necesario el invitar a medio mundo — Respondió la  mujer, entregando una rebanada de pastel a cada presente.

— Ay, por favor,  Elsa,  cumples veintitrés,  es importante — Anna tenía ya la mitad de su pedazo en la boca, y hablaba como podía.

— Estoy de acuerdo con Anna, es un motivo de celebración — Comentó un castaño, abrazando con cariño a la festejada, ella se ruborizó un poco. La relación de Hunter,  su amigo de la infancia y ella, se hacía cada vez más íntima,  dando una oportunidad a un sentimiento más profundo.

— Si ustedes así lo quieren...Diviértanse que yo no entraré....

— Vamos, necesitamos cosas que celebrar y es la oportunidad perfecta — Tercio Olaf, el simpático muñeco de nieve, la mascota y pegamento del lugar. La chica recorrió a sus amigos con la mirada,  todos le observaban con suplica, termino cediendo,  rendida por minoría.

— Solo que yo no pienso dar ningún discurso —  Se apresuró a aclarar al ver la boca de su hermana abrirse, el novio de Anna, Kristoff,  sonrió.

— No te preocupes,  Elsa, nosotros ya tenemos todo planeado tu solo tienes que verte bonita y atender gente — Explicó el montañés, restando importancia al asunto, Elsa le lanzó una bola de nieve al rostro. Detestaba que le llamaran así, ella tenía mucho más para dar que un buen cuerpo o una linda cara.

— No soy solo una cara bonita — Gruñó, retando al joven con la mirada. Desde que los cuatro entablaron amistad la relación entre el rubio y el castaño era tensa, las hermanas no sabían porqué,   por lo que cada chica estaba del lado de su hombre, retando al otro.

— Oh pero claro que no — Anna se interpuso entre los dos, normalmente ella habría apoyado a su novio,  pero aquel día no necesitaba más problemas— Eres una cara bonita con una mente brillante ¿No es así, chicos? — Les dio un codazo a los dos varones, Hunter se agarro la costilla.

— Si, Anna tiene razón — Soltó Olaf,  poco entendiendo la situación.

— Bien, creo que todos debemos dejarte para que te prepares — Le dieron suaves apretones a modo de abrazo y desfilaron a la puerta, la gente de servidumbre decoraba el lugar con el típico color verde y violeta, con la amapola blanca justo en el centro y la figura del rey y la reina fallecidos a cada lado en señal de honor,  el escudo de la nación.

—Elsa, por favor no me falles y no olvides tu antifaz— Le advirtió Anna por última vez,  con tono amenazante, para después cerrar tras suyo.

— Me temo que no  — Se dijo a sí misma la chica, despidiéndose de los empleados y caminando hasta su habitación.  A su adorada hermana se le ocurrió la brillante idea de un baile de máscaras,  para mantener el anonimato de sus admiradores,  cosa que no le agrado nada.

Arendelle,  sin dudas era un pueblo ya muy cambiado,  lleno de escarcha y flores hasta por las paredes, las puertas del castillo permanecían abiertas para cualquier persona y estaban bien económicamente. La gente del pueblo se encariño tan rápido con su soberana que era imposible que alguien le temiera.

Después de perder dos socios comerciales de golpe tenía que reponerlos de a poco para que la gente no dejará de alimentarse. Gracias al cielo los reinos no se sintieron amenazados por ella ni mucho menos,  ahora era una leyenda, un ídolo para los pequeños. El fantasma de una sonrisa cruzó su rostro, todo le iba a la mar de bien, es más,  todo era perfecto. Ella tenía un don y los demás lo apreciaban,  como siempre quiso.

El clan Dunbroch era un fiel comerciante de carne y materia prima, y la princesa Mérida compartía su misma idea: No necesitar a un hombre para ser feliz. Ella y toda la familia real de Dunbroch llegaría esa noche por su cumpleaños,  al igual que la familia del reino  Overland, al otro lado del mar; su nuevo comerciante le dotaba de una tela más que bella y duradera y de grandes muebles de una brillante madera. Esas tierras eran gobernadas por el apuesto Jackson,  que también estaba dispuesto a sacrificar la vida por la dulce y pequeña princesa Emily, su hermana. Por medio de cartas entablo relación con ellos dos y con la princesa del reino de Corona,  resultando llegar a ser muy buenos amigos. Es más, descubrió que tenía una prima.

Se recostó en su cama y cerró los ojos, esa noche sería larga, con gente apócrifa  que iría solo para presumir que tan costoso era el regalo que le dieran...Y también con gente verdaderamente noble, como sus socios comerciales. El año  pasado celebraron su cumpleaños y el aniversario del deshielo,  por lo que fue una fiesta tan grande y duradera que aún le dolía la cabeza.

Un peso pequeño  le advirtió que no se había quitado la corona, con delicadeza la tomó entre sus dedos, a la vez que la luz golpeaba la superficie de las gemas y en el techo se proyectaba su espectáculo personal de luces.

Hans.

Siempre que veía esa tiara aquel hombre se filtraba a su memoria, su última conversación todavía la tenia presente, había dado tantas y tantas vueltas a ese asunto que no podía ver esa corona y sentirse mal, el estaba libre y lejos, sin condena aparente. Se imaginaba a menudo que hubiera pasado si lo sentenciaba esa noche o si desde un inicio hubieran sido amigos...Aquel muchacho tenía más que secretos ocultos. Era un recuerdo agrio que ya no tenía importancia. Un día demasiado feliz para arruinarlo de tal forma.

No podía darse el lujo de permanecer acostada toda la mañana así que se incorporó y fue directo al balcón (dónde según los rumores ella cayó una vez) Los barcos de los demás reinos ya estaban desembarcando en el muelle y los vendedores de recuerdos tenían ya acumulada gran clientela. La brisa salda de la costa amenazaba con levantar las faldas de las chicas y volar lejos los sombreros de los varones,  los marineros descargaban grandes cajas llenas de mercancía y otros tantos charlaban junto a la pesca de esa mañana.

Con gusto habría usado uno de sus diseños, pero a su querida hermana se le ocurrió la brillante idea de mandar a  confeccionar  un vestido tan costoso y atrevido que le daba pena, pero era bonito,  tenía esos que eran sus colores: plata, blanco y, claro está,  un azul en toda su expresión,  así es, después de tantos años le había tomado cariño al color, fragmentos invernales eran el mayor adorno, el corsé combinaba y se ceñía; El vestido era ajustado,  la única desventaja,  pero en lo demás estaba en un perfecto conjunto. Sus caderas eran llamativas, sus labios carnosos y su busto..., todo ella parecía ser mejorado cada día para dar paso a una diosa y no a una humana...Tal vez, por eso mismo odiaba verse en el espejo y encontrarse con la perfecta imagen de una mujer aparentemente hueca. Ella no era eso, no, ella era cerebro, le valdría ser la mujer más común del mundo,  pero ella demostraría su potencial. Se acercó al tocador y agarro una brocha y maquillaje, suspiró rendida.

Que más quedaba.

Se arreglo con sencillez,  buscando ocultar ciertos rasgos, inútilmente, también cepillo su cabello y dejo la melena rizada suelta y se colocó el antifaz azul. Al final decidió no ver el espejo ni de chiste, ver el reflejo de una "cara bonita" No le gustaba, pero a los hombres sí.

El año pasado se vio en la vergonzosa situación de mandar a llamar a seguridad por propia protección, las propuestas matrimoniales e indecorosas no faltaron en la extensa semana de celebración patria, en uno de esos cuantos días un hombre, incluso le echó un sedante a la bebida para después llevarla  a una capilla. Gracias al cielo (y a Hunter) que hoy no se encontraba  casada. Se giró un poco para ver los retratos sobre el tocador, cualquiera que los viera no se imaginaria su sufrimiento tras esas paredes. Con melancolía tomó el retrato de su madre, que la tenía en brazos el día de su 4º cumpleaños, ella era una viva imagen de la Reina,  la única diferencia era el color de cabello,  fuera de eso, parecería su hermana.  La Reina Freja era hermosa,  sin dudas,  y siempre su mayor deseo fue el que su hija  fuera la mujer más bella y con gran capacidad.

— Lo lograste, madre,  lo lograste —Lágrimas amenazaban salir, así que cerró los ojos y contuvo la respiración,  siempre que estaba nerviosa lo hacía,  hasta que la falta de oxígeno la obligaba a  afrontar su temor.  Dejo de ver los pequeños retratos y ahora su atención se centraba en el mayor,  una triste sonrisa se formo.

— Padre, aquí estamos,  como hace dos años ¿No es genial? — La pintura del Rey Stellan la observaba apacible, su inspiración,  su ídolo,  su padre... —Estarías orgulloso de mi, papá — Aseguró la rubia,  jugueteando con un mechón errante sobre su rostro. —Y sé que tú querías que me casará,  te diera una familia...Pero nunca lo haré,  no soy capaz,  perdóname — Su labio inferior comenzó  a temblar y su vista se empezó a nublar — Creo que el siguiente en la línea será el hijo de Anna, ¿Sabes? Encontró a un buen muchacho,  no tiene linaje,  pero es muy noble—Comentó, en voz baja— Pero yo no, perdón —  Repitió,  bajando la mirada —  Es solo que no es necesario un hombre para gobernar,  por eso mismo me dejaste coronar sin matrimonio ¿No? — La cabeza le dolía — Me debo ir, pero te quiero ¿Esta bien? Adiós,  papá. — Se colocó la corona con lentitud — Una reina debe hacer esta clase de cosas.

Salió a paso lento por el pasillo,  repasando mentalmente que decir y como actuar.

No quería quedar en ridículo, ni mucho menos, entonces recordó el antifaz.

— Si tan solo mi cabello fuera de otro color no sería tan obvio quien soy — Dijo en voz alta, mirando de reojo sus pálidos brazos albinos adornados con algunos mechones platinado que caían desde su espalda,  no importa cuántos antifaces llevará,  era obvia su identidad. Un baile de máscaras sería divertido,  de no haber tantos acosadores.

— ¡Elsa ven a ayudarme!—Le gritó Anna,  con el camisón y el cabello revuelto, la mayor fue a donde su hermana la llamaba.

— ¿Por qué no te has cambiado? —La menor se agitaba de un lado a otro, el cuarto de vestidos era un verdadero desorden,  agarraba un vestido y después de deslizarse sin gracia hacia el biombo y dejar ver a la rubia su figura poner y quitar lo lanzaba en dirección contraria.

— ¡No tengo vestido,  por eso! —Gritó desesperada,  desgarrando la falda de uno, al ver lo que hizo grito aún más,  frustrada.

— Solo tranquila, tienes muchos vestidos —Anna levantó las pelirrojas cejas, con una mueca de ironía.

—La mayoría de mis vestidos están manchados o rotos, gracias a mí—Exclamó,  sollozando. Le dieron ganas de reír, su hermanita siempre armaba una tormenta en un vaso de agua. — ¡En cambio tú tienes tus vestidos y puedes crear otros,  y te ves genial! —Continúo Anna, zarandeándola por sus hombros — ¡Siempre te tienes que ver genial! —La joven se dejo caer al suelo, inflando las mejillas.

— Si es eso puedes tomar uno de mi armario —Se arrepintió de decirlo,  los ojos de la pelirroja se abrieron tanto que parecían salirse de sus órbitas,  sus vestidos sufrirían.

— ¿De verdad?—Ahora sonreía ampliamente.

— Solo hoy — Apenas y pronunció las palabras la chica abrió de un golpe el armario con una enorme letra "E", inspeccionando con ojo crítico tomó un par y regresó al biombo. Después de batallar unos minutos porque el vestido era dos tallas menores salió alegre.

— Este me gusta —Dijo, saliendo con un modelo morado y detalles dorados con un escote tan pronunciado que sonrojo a la albina.

— No dejaré que uses eso.

— ¿Por qué no? Tú lo ibas a usar en algún momento.

—Es muy provocativo,  Anna y tienes novio —Le recordó,  Anna rodo los ojos entrando de nuevo al cambiador. Salió contoneando las caderas, cubiertas por un enorme vestido naranja chillón.

— Disculpe señor, un momento,  voy pasando ¿Lo golpeé con mis enormes posaderas?  ¡Ay, cuanto lo siento! — Las hermanas rieron al unísono — ¿Quién te dio esta cosa?

— No lo recuerdo,  fue un regalo. —Se encogió de hombros, Anna se dio una palmada en la gran crinolina trasera.

—Al menos si te caes no te harás daño—Objeto la chica, sonriente, su hermana le regreso la sonrisa— Pero sigo sin encontrar un vestido que me quede bien.

—Encontraremos algo, o te diseñare algo.

—¡Elijo la segunda opción!— Se apresuro a elegir Anna, esta vez fue Elsa quien rodo los ojos.

—Eso es en caso de que no encuentres un vestido, señorita— La rubia abrió un cajón y entre ellos busco uno que su madre le había regalado a Anna cuando tenía 15 años.— Espero este te quede— Se lo dio, Anna fue de nuevo tras la delgada tela del cambiador, demoro un poco más en cambiarse debido a la enorme falda anterior, pero al salir se le notaba mas cómoda y alegre.

—Hermana, misión cumplida.

                                                                        ...

—Reina Elsa perdón por lo de la mañana— Le dijo Kristoff, al verla pasar al gran salón, ella hizo un gesto con la mano para indicarle que lo entendía.

—Lo sé, sé que no lo decías en serio o Anna sospecharía del plan— Comento Elsa con una sonrisa, mirándolo de arriba  abajo, el rubio portaba un traje y corbata elegantes y se le notaba de lejos muy incomodo, su pañoleta y moño eran rojos y hacían juego con la insignia de “Repartidor de hielo oficial” – Se nota que quieres impresionarla ¿Eh?

—¿Es muy obvio? Digo, majestad, no creo poder hacer eso delante de tanta gente—El muchacho bajo la mirada, ella le dio suaves palmadas en el hombro.

—Solo dime Elsa, pronto seremos familia y ella te ama, Kristoff, se le ilumina la mirada nada más verte, así como a  ti— El suspiro aliviado a la vez que un suave sonrojo explotaba en sus mejillas, Elsa aguanto una risilla— Te agradezco.

—¿Qué cosa?

—El rescatarla de las garras de un malvado hombre y por demostrar que el amor de verdad existe. Gracias— Le regalo una de las mejores sonrisas de su repertorio, él la devolvió con humildad.

—Maje…Elsa, estoy seguro de que tu también lo encontraras, ya ves…—Se aclaro la garganta, como si las siguientes palabras le dolieran— Hunter te adora— Elsa se sorprendió por ello, el rubio casi nunca se refería al castaño por su nombre— Creo que estarían muy bien juntos. –Un incomodo silencio los acompaño.

—Gracias, ¿Nos vamos a la fiesta?

                                                                          …

— Con ustedes,  la Reina Elsa de Arendelle — Anunció Kai, cuando la rubia entrará al salón, con gracia y una enorme sonrisa se deslizó sobre los escalones mientras la orquesta daba una música tranquila y dulce,  sin preámbulos la gente enmascarada aplaudió, conservó el antifaz pero ya daba igual de cierta forma. — Demos por iniciada la celebración — Todos aplaudieron más fuerte.

El baile estaba lleno de glamur,  con decoración exclusiva y fabricada por la misma soberana, era algo como un bosque invernal dentro de casa,  el gran candelabro era tan elaborado y grande que le había llevado hacer más de dos noches enteras,  pero estaba contenta con el resultado, las típicas cortinas rojas se vieron sustituidas por unas de tul azul con plata y el suelo se hallaba cubierto en su totalidad por una leve alfombra blanca, nevaba un poco pero no daba frio, en la puerta un lindo letrero tenia escrito en si con enormes letras: “Felices 23” y  una gran estatua de hielo de  Anna y ella era el centro del salón,  los ojos de ambas consiguieron color gracias a las joyas de zafiro  y las gemas aquamarina, al igual que el cabello de la pelirroja,  adornado con rubíes y su cabello platinado se volvió rubio sol debido al ámbar, la luz tenue del candelabro chocaba con las gemas y estas producían una cómoda luz arcoíris,  era una estatua con su propia nevada personal así que no había riesgo de derretirse,  a los pies de la estatua había fuentes con fruta y chocolate, todos estaban asombrados, en especial los niños,  que metían sus manitos en el chocolate y las pasaban por su cara....Igual que Anna.

— ¡Jesús,  María y José! — Exclamó Elsa, aproximándose a su hermana, que estaba cubierta toda de chocolate,  el vestido verde botella ahora era marrón lodo.

— ¡Hola, Elsa! — La saludo animada,  mientras algunos invitados se reían de la joven.

—Anna, no — La chica mayor se cubrió el rostro con las manos, avergonzada, la pelirroja sonrió de medio lado.

—No fue mi culpa — Río la menor, chupando los dedos y el mentón — Unos niños de allá —  Y señaló con un movimiento de cabeza a un niño y una niña rubios, que al verse descubiertos escaparon despavoridos— Me empujaron a la fuente.

— ¿Y lo disfrutaste no? — Gruñó Elsa, viendo lo mal que quedó el cabello de la regañada.

—Si — Aseguro con descaro— Vamos, Elsa, me cambió y ya. Leí una vez que el chocolate ayudaba a la piel.

—Contigo no puedo y eso que apenas comenzamos el baile —  Se resignó la cumpleañera — ¿Has visto a Hunter?

— Dijo que llegaría tarde porque tiene compromiso con Gerda, le esta ayudando  hornear tu pastel, ya ves que adoran cocinar —  Explicó la chica, mordiendo una fresa y pasándola por su rostro para que terminará cubierta —Esos niños tienen que pagar ¿Quién los invitó? —Replico la pelirroja,  comiendo más chocolate con los dedos,  Elsa la miró con cierto asco.

—Tú lo hiciste, Anna —Le recordó,  viendo a Kristoff muy lejos de donde se encontraban,  lo suficiente para que no viera a su novia sucia, eso podría arruinar su plan a la hora del discurso—Son los herederos del Reino Amarillo, los mellizos *Rubí y Luck* solo tienen 10 años, tu 20, comportarte y ve a cambiarte ¡Y tanto que nos costó encontrar un vestido lindo!

—No quiero cambiarme, Elsa, esto sabe bien....esta bien,  me cambio —Resignada por la severa mirada de la chica mayor se dio  media vuelta rumbo a su habitación, mascullando algo de un vestido morado y con escote.

—Valió todo el tiempo en el cuarto de vestidos— Dijo en voz alta, frunciendo el ceño, Anna era dulce y le quería, pero seguía teniendo ciertas actitudes infantiles, daba las gracias de que Kristoff tuviera paciencia.

— ¿Qué hace tan sola, mi lady?— Una voz masculina pregunto desde atrás, ella volteo esperando no encontrarse con el muchacho del sedante del año pasado, pero no, solo un pelirrojo con traje.

—Nada— Respondió con suavidad, entrecerrando los ojos tras el antifaz. Era alto, muy alto, fornido y tenía una postura elegante, la máscara negra resaltaba contra su piel clara y los ojos verdes parecían ocultarse, tenia cierto aire familiar, pero ¿De dónde?

—Un gusto, Reina Elsa— Dijo el chico, haciendo una leve reverencia, ella respondió de la misma forma— Muy linda fiesta, me imaginaba que sería tan linda como usted— Le dio gracias a la máscara por ocultar su sonrojo— Feliz cumpleaños, majestad.

—El gusto es mío…Muchas gracias. — Contesto la albina con cortesía, el chico formulo una mueca de curiosidad.

—Me imaginaba que se encontraría con su novio, reina— Comento con sorpresa, Elsa solo levanto las cejas— Si mi comentario ofende me disculpo.

—No es eso, mire, señor, el inconveniente aquí es que yo no tengo pareja— Admitió con un poco de vergüenza, el sonrió con satisfacción.

—Pero y con todo respeto, usted es una bella mujer ¿Por qué?— No sabía que responder, ella quería a Hunter, mucho, pero una parte de ella se aferraba al misterioso príncipe de su niñez, no podía decir eso a un extraño, se vería muy cursi, así que se encogió de hombros.

—No ha llegado el indicado— El joven sonrió.

—Yo tampoco he encontrado a mi chica indicada— Confeso el pelirrojo, era amigable y no la acosaba como los otros, le agradaba.

—Parece que los buenos han desaparecido ¿No cree?— Bromeo la ojiazul, el asintió con la cabeza— Supongo que se debió de haber enterado de lo sucedido hace dos años…Fue el rumor más grande de todos. — El hombre tenso los músculos de su rostro, se mordió la lengua.

—Sí, me entere de ese asunto, es una desgracia que haya hombres como aquel— Forzó sus palabras.

—Espero que lo hagan redimir sus malas acciones— Comento algo extrañada por el tema a tratar, recordar a Hans era duro, aun lo recordaba con la espada levantada y esa expresión de ganador, le daba escalofríos. La gente  su alrededor no les hacia mucho caso, llevando sus copas de un lado a otro maravillándose con el fantástico baile, los reinos de los otros lados cruzando el mar parecían divertirse.

—Yo también lo espero— Respondió el joven, con un mirada indescifrable, inmediatamente una canción les hizo llamado.

— ¡Con ustedes la reina Elsa y el primer baile!— Grito Kai, abriendo un gran círculo en el centro de la pista, todos viraron su rostro a donde estaban los dos, el ojiverde tomo su mano, ella estaba aterrorizada, el pelirrojo camino rápido a la orquesta y susurro un titulo, ellos asintieron y el regreso con la chica.

—Tranquila, yo te guio— La dulce sonrisa irresistible del chico le hizo imposible que se negara así que con gracia caminaron al centro, sus ojos se encontraron y una corriente agridulce la invadió, la música inicio. El la llevaba muy bien, la mano en la cintura le daba cosquillas y los murmullos de la gente preguntándose quién era el afortunado acompañante de la reina no cesaban.

—Baila muy bien— Susurro la albina, encantada con la habilidad del chico al darle vueltas, él la acerco un poco más.

—Y yo me alegro de bailar con usted— Solo respondió con una sonrisa.

Rayos, pensó la mujer rubia, al sentirse perdida en los obres verdes, las luces se transformaron en rayos azules y nieve brillosa caía del techo, la gente suspiraba emocionada por la conexión entre los dos, nunca creyó sentirse tan segura en los brazos de alguien, ni mucho menos en un chico al que acabara de conocer.

“Se reencontraran y bailaran juntos toda la noche….” Su padre le había dicho hace mucho, mientras secaba sus lagrimas y la consolaba por la pérdida del misterioso príncipe, contuvo el aliento y parpadeo seguido para no llorar frente aquel hombre.

— ¿Sucede algo?— Pregunto el ojiverde, mientras la abrazaba al dar una elaborada vuelta, ella negó con la cabeza. Entendía ahora porque Anna se sentía tan segura de amar a Hans cuando bailo con él,  ahora ella estaba sintiendo lo mismo con este muchacho.

“¿Y Hunter?” La reprendió su conciencia.

Elsa y el misterioso enmascarado continuaron su danza, mientras sus manos  se aferraban para no separarse, cada que su contacto visual se rompía  lo recompensaban con una mirada fija llena de expresión.

“Bailaran y cantaran juntos toda la noche y el te propondrá matrimonio” El rey la tomo en brazos “Lo sé, lo presiento”

El violín y el arpa  armonizaban como si se conocieran de toda la vida, como amantes desesperados buscando cumplir sus deseos, lo mismo sucedía con los dos.

Su corazón se aceleraba cada que se acercaban, sus pechos estaban juntos y sus labios entreabiertos. Unos centímetros.

“¿Me lo juras?” Una pequeña Elsa pregunto a su padre, el le dio un fuerte abrazo “Te lo juro”

La canción termino y la multitud vitoreo eufórica, ella lo miro suplicante, deslizando sus manos por la máscara. Aun recordaba como regaño a su hermana por enamorarse tan pronto, deseo que alguien la interrumpiera ahora mismo.

— ¿Quién eres?— Susurro, mientras el muchacho acariciaba sus mejillas con extrema suavidad, dos centímetros.

—Un amigo— Un centímetro. Sus corazones estaban agitados.— Ahora cada que escuches esa canción, piensa en mí— De un bolsillo de su traje saco una caja musical.

“Esto esta mal” Una pelea interna se desarrollo “Hunter te ama, no lo hagas” Sus manos temblaban “No te puedes enamorar tan pronto”

 Sus labios se rozaban…Se alejo con brusquedad, él la miro extrañado.

—No es correcto— El asintió como si comprendiera.

—Lo entiendo, pero conserve esto— Le dio la caja musical, ella se aferro con fuerza a el pequeño recuerdo— Felices 23, majestad— Se despidió fríamente y la dejo en el centro del salón, confundida, angustiada y… ¿Enamorada? “No, no tan pronto, estás loca, el amor no es así de rápido, lleva tiempo” Se fue corriendo a un rincón, mientras las nauseas pasaban por su garganta, guardo la caja y se jalo el cabello.

— ¿¡Que mierda fue eso!?— Le dijo una voz quebrada, tomándola por el brazo.

“Oh, oh…Te atraparon”

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Buenas, buenas! Creo yo, que es un poco largo y tambien (creo yo) tienen una cara de ¿¿WHAAAAT?? En lo personal me gusta mucho, y le veo un gran futuro al fic ¡¡Son 4.6 K de lecturas!! *Corre en circulos emocionada* Me parece genial su recibimiento, tan calido y gentil, cuando entre a Wattpad no pense que nadie leeyera lo que escribo...El siguiente capitulo igual sera largo, ya que aun hay cosas del baile que faltan. En la parte de la izquierda (si estas en computador) o en la parte superior (si estas en el movil) se encontrara una imagen de Elsa y el "Enmascardo"

Respecto a la dedicacion...Todas sus criticas me encantaron, pero una en particular me llamo la atencion y fue la de Onan23, me encantaria dedicarselo a todas, porque siempre me apoyan con sus votos, este cap. es para Crosssoverlover ;) te lo ganaste. El siguiente cap sera dedicado al comentario mas original respecto a contenido.

No podre actualizar tan seguido como antes ya que entro a un nuevo colegio el lunes y debo acoplarme al ritmo que llevan ellos, asi que desenme suerte. Pero en serio no los abandonare :)

Con gusto recibo sus mensajitos, votos y comentarios, siempre son bienvenidos ¡Un saludo y gracias por leerme!

*Inspirados en Rin y Len Kagmine*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top