¿Somos un equipo?

El pelirrojo estaba frente a su puerta, dudoso de tocar a la fiera en su momento más inoportuno, pero su sobrina, la pequeña peliazul,  no lo dejaría irse de allí hasta que tocará e intercambiarán palabras. Incluso había invitado al chico Wybie a jugar ajedrez.

—¿Qué esperas, tío? ¡Toca! ¿Por qué no tocas? ¿No te enseñaron o qué?— Alentó la jovencita, mientras hacia un jaque mate perfecto a su mejor amigo—Ya van dos de tres, tío,  apresura tu mano.

Abrumado y presionado toco dos veces a la puerta,  preguntándose si Anna hubiese pasado por eso años antes.

—¿Quién es? —La puerta se entre abrio un poco, por ella un ojo turquesa los observaba,  su mirada pasó de los dos niños del suelo jugando ajedrez al pelirrojo ojiverde que sudaba nervioso. — Eres tu ¿Qué quieres? —Ella estaba frente a él, igual de serena que siempre, con su típica trenza francesa y el ceño fruncido nada mas verlo.

— Y-yo...o... — Sin razón aparente sus mejillas y su frente se calentaron, al igual que casi todo su cuerpo "Maldito fuego" Pensó,  mientras buscaba que decir, revolviendo las manos. Tanto las expresiones tensas como de la reina albina como de su sobrina cambiaron drásticamente a una de diversión. Al final,Coraline se compadeció de él, total, ella tenía la culpa.

— Reina Elsa, querida reina, mi tío se encuentra frente suyo porque hoy da inicio el acuerdo planeado con mi padre ¿Lo recuerda? Aquel en el que usted proporcionaría un poco de su magia para la tripulación—Hizó una breve pausa, dándoles un par de segundos de ventaja para procesar lo dicho anteriormente con tal velocidad — ¿Y qué cree? Usted, majestad ya tiene pareja de trabajo y es este hombre fuerte — Levantó los brazos de su confundido tío, otorgándole una vista privilegiada de sus tonificados musculos a la rubia,  la cual parecía incrédula a lo que decían.

—¿Él? — Sus labios formaron una perfecta "O" y sus ojos se enfriaron un poco más de lo posible, en cambio el pelirrojo parecía una linterna a humana, más brillante que el halógeno en la oscuridad. Coraline y Wybie prometieron guardar esa imagen en sus cabezas para siempre.

— Si, él, juntos repartirán su hielo por todo el navío ¿No es fantástico? — La albina estaba a punto de replicar, sin embargo la peliazul la cortó con brusquedad — Y como no hay tiempo que perder — Jaló el brazo pálido de la mujer y la sacó con fuerza de la habitación,  hasta juntarlos frente a frente — Deben comenzar,  que en el piso tres de abajo se estan muriendo de sed. — Con la mano llamó a Wybie y entre los dos los empujaron, poco a poco hasta que quedaron de frente,  satisfecha con si trabajo se sacudió un invisible polvo de las manos y continuó con su partida de ajedrez.

— Disculpe, pero no sé que se debe hacer —Susurró la albina, con un tono seco.

— Debemos ir al tercer piso del sótano — Comentó Hans, sin expresión alguna, aunque por dentro le imponía mil castigos a la peliazul. Uno de ellos: quitarle sus preciados muñecos con ojos de botón.

— Supongo... —Con movimientos torpes los dos caminaron en dirección al sótano tres, mientras uno de ellos se preguntaba si aquello no terminaría con una segunda era del hielo y otro pensaba en como era posible que un barco fuera tan profundo.

Obviamente, todos los miraban con curiosidad y sorpresa al pasar, pues caminaban juntos y con las mejillas sonrosadas, cualquiera pensaría otra cosa.

—Sótano tres —Informó Hans, mientras abajo hombres con playeras sin mangas y sudor pasaban arrastrando quien sabe qué para hacer que sabe qué;  al menos en la opinión de la inexperta rubia.

— Príncipe Hans en la habitación —Gritó uno de los hombres, inmediatamente todos pusieron pose militar y el príncipe asintió con la cabeza.

— Haganme el favor de continuar con vuestros trabajos. —Agradeció el muchacho con una amplia sonrisa de satisfacción, Elsa se sorprendió de lo alegre que lucía al verse al mando del barco.

—¡Senor, si señor! — Y los marineros continuaron su labor. La mujer miraba todo con ojos repletos de necesidad,  necesidad por aprender y descubrir,  ver y hacer funcionar,  lo que fuera por lo que trabajaban. Conmovido por su infantil y curiosa expresión decidió tomar cartas en el asunto.

—Estan haciendo que el barco se mantenga a flote —Explicó, señalando a un par de hombres que sostenían remos; Elsa suspiró sorprendida, olvidando por un momento que su peor enemigo le estaba hablando con normalidad.

—¿Cómo? ¿Qué el barco no se mantiene solo?

— Si, en cierto modo, pero ellos lo hacen avanzar —Había una larga fila de bancos, donde varios señores remaban con sincronía, silbando y charlando entre ellos, con pocas señales de agotamiento.

— Fascinante —Susurró, observando el movimiento circular de los remos, que servían como una especie de motor. De pequeña su padre había intentado que se convirtiera en una princesa capaz de cuidarse a si misma,  aquello incluía clases de marítima y como dirigir un barco. Nunca fue capaz siquiera de prender la estufa de la cocina de dicha embarcación, así que su padre se dio por vencido, convenciendola de que sería una gran pasajera. Que ridículo.

— Lo es, a veces vengo aquí y les ayudo, sinceramente no entiendo como es que son capaces de aguantar tanto —Agregó el pelirrojo, como si aquella conversación fuera casual.

— Me gustaría intentarlo — Susurró Elsa, preguntándose que se sentiría ser ayuda para alguien o algo.

—No creo que sea lo adecuado — Dijo Hans, tímido de que ella lo mal interpretará o pensará que la tomaba por una débil chica.

— Tiene razón —Soltó una gran cantidad de gélido aire —Deben estar cansados y sedientos, aquí hace un calor infernal. Es sólo que no lo admiten. — El príncipe sureño le miró de reojo, mientras ella se compadecía por gente que no tenía nada que ver con ella, igual que él. Una cosa en común, un progreso es un progreso.

Y, no era el único que pensaba eso, pues, escondidos entre cajas un moreno y una chica peliazul dibujaban con acuarelas un retrato de la pareja dispareja frente a ellos.

—Graba bien su expresión, no así no, ella no esta bronceada ¡Préstame a mi!  Wybie, no sabes dibujar,  damelo ¡Anda, rápido,  antes de que cambien de posición! —Un frustrado Wybie le dio las acuarelas a su exigente y feminista acompañante, que acelero el dibujo con prisas, delineando los rojos labios y definiendo la albina trenza..........

~—Bien, señor Hans, ¿Qué tengo que hacer? —Dijo Elsa,  intentando ocultar su entusiasmo, era la primera vez que ayudaba a alguien con sus poderes.

—Sólo...ponga usted el hielo en esos vasos —Señaló un pequeño mueble, donde vasos de vidrio aguardaban,  rogando ser usados: la reina hizo una mueca.

— Va a ser muy tardado ¿No tiene algún balde o jarrón para hacerlo más práctico? —Realmente estaban tratando de conversar como si nada anterior hubiese sucedido,  pero era muy difícil, en especial porque sus ojos se miraban fijamente;  los mismos ojos que alguna vez mintieron a Anna en su cara.

—Buena idea, majestad —La felicitó, extendiendo un jarrón transparente, ella lo tomó como una invitación para hacer su magia.

"Solo hazlo, llena el jarrón y nada saldrá mal" se dijo la rubia, agitando suavemente las manos. Instantáneamente hielo sólido llenó poco a poco la jarra, hasta que llegó cerca de los bordes.

— Bien hecho,  majestad —Ambos se regalaron una sonrisa sincera, mientras se perdonaban...~

— ¡Alto! ¡Agachate! ¡Wybie, cuidado con la silla! — Coraline se estaba sintiendo mal, todo el sótano tres estaba lleno de gritos y reproches por parte de sus dos adeptos. Ella estaba imaginando lo último mucho mejor,  pero al parecer nada tenía que ver con la realidad, se habían aguantado un poco,  de hecho todo marchaba bien, fue cuando su tío tuvo la genial idea de contradecir y querer mandar a la mujer; Todos, incluido Wybie,  sabían que nunca se debe intentar mandar a una mujer. Ahora ella y su mejor amigo se encontraban escondidos en el nuevo campo de guerra de su tío y de la reina invitada.

—¡¿Quieres que lo olvide?! ¿¡Quieres!? ¡¡Pues no!! ¡MENTIROSO! ¡Egoísta!—La Reina de las Nieves  se controló muy bien, pues hasta ahora el barco no se había partido en dos, sin embargo el sureño se encendió. Literalmente,  se encendió. La gente los miraba aterrados, mientras regaños y sarcasmo pasaban a una velocidad vertiginosa. Dos años con tanto dentro....

—¡No me importa! —Repuso el acusado.

— Cubrete, Wybie, que puedes salir quemado— Advirtió Coraline, triste por el resultado de su fallido plan. Todos en la habitación se quedaron de piedra al ver a su tan estimado-y no tan estimado-Príncipe sacar su verdadero ser.

"¿Él...él puede crear fuego?" Fue lo único que Elsa pudo pensar. Ahora muchas cosas tenían sentido, desde el carácter hasta...en realidad,  todo. No eran tan diferentes,eran más similares que ninguna otra persona. Una cara del espejo de maneras opuestas. Eran lados contrarios que compartían dones extraños "¿Pero cómo?"

De las manos del pelirrojo luz naranja salió,  mientras que de las suyas un resplandor azul con suaves copos de nieve brotó. Sus brazos se levantaron involuntariamente, obligándolos a juntar las palmas de sus manos. El contacto con el hombre antorcha le produjo escalofríos,  cosa rara, pues ella era inmune a esas cosas. Intentaron separarse,  pero sus manos se negaban a alejarse.

Dolor, sobre todo, era lo que sentían,  debido a la fuerte cosa que les jalaba del brazo sin compasión. Hans observó sus brazos,  de apariencia musculosa, que sentía como si fuesen palillos de dientes  a punto de romperse, heridas laterales de las que brotaba sangre llenaron la piel noble de los dos.

—¡Corraaan! —Gritó alguien de la tripulación que tenían como espectadores.

—¡Aléjese de mi, es peligroso! —Por primera vez la rubia ojiazul se notaba preocupada y en su voz no había ni nota de odio, ni reproche, ni nada.

¿Desde cuándo repartir agua era así de peligroso?

—¡No puedo, créame que no quiero que le pase nada! — Gritó el chico, con tristeza,  Elsa escudriñó su mirada,  cuyo resultado fue positivo,  no mentía,  por primera vez no lo hacia.

— Yo tampoco quiero que le pase nada —Añadió, mientras los dos seguían unidos, por aquella extraña fuerza mágica.

—¡Perdoneme! —Exclamó Hans,  con un real arrepentimiento —Yo en realidad no quería que nada de esto pasará.

— Yo tampoco,  no debimos habernos conocido, no debiste haber venido a Arendelle hace dos años — El dolor los vencía,  como si buscará que ellos hicieran algo — Y quizás ahora seríamos amigos.

El príncipe sonrió con melancolía —Lo lamento.

— ¿Lo haces? —Sus manos se estrecharon, mientras hielo y fuego se fundían. Coraline y Wybie observaban fascinados. Un día,  solo llevaban un día juntos y las cosas ya comenzaban a salirse de control.

—Lo hago.

           ¡BOOOOOOM!

Un resplandor dorado lleno las cuatro paredes del sótano tres.

Dos figuras,  separadas,  una en cada lado del lugar, se incorporaban con dificultad.

Dos palabras.

Es increíble como solo dos palabras pararon aquella locura.

— Wow, Coraline,  todo lo que hemos visto y apenas son las 10 de la mañana. Esta decidido,  quiero una enemiga — Susurro Wybie, su amiga le dio un buen pisotón, indicando que se callará.

— Si sigues hablando la conseguirás —Le amenazó, el castaño rodo los ojos.

—¿Qu-é, qué fue eso?—Preguntó la soberana, acariciando con miedo su brazo, le ardía,  mucho, pero Hans no se notaba mejor.

—No lo sé,  es como si nuestros poderes quisieran que no discutieramos— Ambos contemplaban anonadados sus respectivas manos, con un pequeño símbolo en ellas. Un medio copo de nieve y una media llama de fuego. En el cuerpo del poder contrario.

—Es como un...

— Tatuaje — Completó la oración el sureño, con una mueca que intentaba sonreír,  mientras con su pulgar acariciaba el frío copo.

— Así parece — La Reina suspiró, con la mirada baja.

—Creo que ya no debemos discutir —Propuso el príncipe.

— Me parece que no —Giró la cabeza hacia otro lado, mientras dejaba a un lado el orgullo y extendía la mano. Si su hermana estuviese hay habría rodeado de estacas el lugar o construido una muralla, con la energía que le proporcionaba el chocolate la pelirroja era capaz de cualquier cosa, una de ellas era evitar a  toda costa a los sureños, específicamente a Hans. Pero Anna no estaba ahí,  ella si y no quería que la fuerza mágica le arrancará el brazo. —Debemos hacer una tregua.

—Estoy de acuerdo — Con una emoción indescifrable el pelirrojo estrecho la delicada mano de la dama.

— Esto marchaba bien ¿No? Me refiero, al principio de la conversación —Su rostro se sonrojo,  sin saber porque; una parte de ella sabía que se debía a que gran parte de la camisa de su acompañante estaba rota y dejaba mucho que ver...Grandes músculos y firme torso. Entonces se sonrojo más, cubriéndose discretamente el pecho por si acaso su vestido hubiera sufrido daño similar.

— Si no tuviéramos esa mancha en el expediente seríamos buen equipo — Comentó con duda, mordiéndose el labio.

— ¿Por qué no me habías dicho de tus poderes? — Tomaron asiento,  mientras curaban sus heridas a su manera.

—No es algo de lo que me sienta orgulloso — Con la mano sana y con un rápido movimiento sobre las cortadas estas se desvanecieron, dejando débiles y tenies cicatrices.

— Mmm... —Musitó ella, para darle a entender que lo sabía,  mientras ponía finas capas de escarcha en la piel abierta —Príncipe,  no por esto crea que lo perdonaré tan fácil. Solo ya no le aventaré cosas.

—Es un alivio saber eso —Y, por primera vez, los dos sonrieron con sinceridad.

— ¿Ves eso, Wybie?  Ella es perfecta,  para él, y ella no se da cuenta,  pero mi tío...la mira como a un tesoro —Coraline suspiró con picardía y una gran sonrisa, Wybie volteo a verla a ella, con la melena azul ondulada y los ojos avellana brillando,mientras sus labios levemente coloreados de carmín se transformaban  en el caramelo prohibido más inalcanzable de la historia. Tenían 13 años, pero a Wyborn le bastaba eso para saber que, Coraline Anne Westergaard Jones se había robado su joven corazón.

Si, ella era la chica perfecta,  es solo que, al parecer ella no se daba cuenta...Con su típica timidez acercó la mano a la de la princesa, estaba a punto de tomarla y sujetarla,  faltaba poco...

—¿Coraline,  Wybie?  ¿Qué hacen aquí? — El príncipe Hans levantó ambas cejas, mientras observaba las acuarelas y la pintura de los dos.

— Nosotros...emm... —Los niños se miraron mutuamente buscando una excusa cualquiera para tomar la acuarela y salir corriendo.

— Es un lindo dibujo — Tercio la rubia reina, tranquilizandolos. —¿Cómo nombraron semejante obra de arte? —Coraline levantó la mano, como quien quiere responder a una pregunta en el colegio.

—El título es: ¡¿Somos un equipo?!  Y representa su desesperación y lo que seran de ahora en adelante—Los dos adultos se vieron de reojo, con disgusto.

— Pues, después de esto, no queda otra opción—Coraline y Wybie chocaron puños, triunfantes —Vamos, llamen a la tripulación y digan que todo esta bien y que el hielo y agua llegarán.

—¡A la orden! — Y los niños corrieron escaleras arriba. —¡Escuchen, hicieron las paces! —Gritaron, mientras todos los miraban incrédulos —¡El sótano tres vuelve a ser habitable! — La gente aplaudió.

—¿Qué está pasando,hija? — Un confundido próximo rey John, se acerco a ellos.

— Oh, bueno —La niña enrolló un mechón azul en su dedo, con superioridad — Yo ya cumplí mi parte del trato.

— ¿De verdad?

— Han hecho una tregua.

                       ...

— Coraline, no considero eso como si tu hubieras cumplido tu parte del trato ¡Prácticamente no has hecho nada y los dejaste azar! —La chica entre cerro los ojos, pero su amigo ruloso no se dejo intimidar.

— Wybie...las cosas no las puedo manipular, yo sólo tengo que supervisar —Se excusó, cruzando los brazos.

—Como si no supiera de tus muñecos mágicos —El moreno agarró  a la mini Elsa y al pequeño Hans, que sonreían de forma adorable.

—No son mágicos.

— Son vudú entonces—  Coraline suspiró  molesta.

— Nada de eso, son metáforas —Le arrebató los muñecos de la mano y los abrazó como si hubieran sufrido o algo similar.

— Como tu digas —Wybie se sentó junto a ella, en silencio.

— Deben terminar juntos — Dijo Coraline de pronto, observando la acuarela con decisión.

— El amor no se puede forzar. Sólo llega y ya, yo lo sé — Coraline negó con la cabeza.

— Es que ellos se amaban.

—¡Por favor, Cor! Ellos dos se odian mutuamente.

— Dije que se amaban — Después se levantó de la cama y acomodo el vestido — Pero no aclare cuando lo hicieron.

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¡Nuevo capítulo!  :D ¿Fuego?  ¿Coloqué fuego sin advertencia de extintor? XDD

Bueno, como notarán la tensión tan notoria explotó,  literalmente,  obligándolos a ser buenos mutuamente >:) Romance pronto, romance pronto *_* Si se dan cuenta y recuerdan los primeros capítulos, Coraline hace referencia a eso...a que ellos se amaron hace muchos años.

Saliendo un poco del tema, si escribiera alguna cosa sobre Coraline o ParaNorman o algo así  ¿Lo leerán?  (: es solo una opción porque me obsesione con el Normaline :3 (Sí, ya sé que paso mucho tiempo desde sus respectivos  estrenos pero...*^* aah)

Sus estrellitas y comentarios son bienvenidos.

¡Lean y pasen por "Partners in crime!

Si tienen alguna duda con gusto la responderé en mi ask: @Hermione_preciosa10  :)

Y próximamente en mi cuenta de pinterest podrán encontrar las imágenes de todos los capítulos :D Y algunos dibujos mios referentes a este fic.

UN ABRAZO Y GRACIAS POR LEERME! ♡

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