Rompiendo escrúpulos.

~Prólogo~

◇Una pequeña conversación entre Padre e Hija◇

Aun lo guardaba en su memoria, le hacía sonreír su recuerdo, le extrañaba, le quería. El recuerdo permanecía impregnado en su mente, reusandose a salir, viendo aún y ahora de forma viva y casi real al muchacho, frente a ella, en su primer encuentro, con su actitud altanera y sabelotodo, negando la idea de compartir un futuro con una niña pequeña como ella. Aquel primer encuentro le divertía, era gracioso y a la vez los dos dejaban claras sus ideas, infantiles y todo pero sus ideas.

Pero en el aisló y soledad uno no podía tener compañía ni contacto con nadie. Ni por habla, ni por cartas, ni por...nada. Menos por cartas, para ella las cartas eran pequeñas bombas de tiempo y dolor.

Ademas ella solo tenia 13 años, pronto lo olvidaría. Estaba en la etapa de pubertad, era más que lógico, obsesionarse con un atractivo muchacho. Pero algo muy dentro suyo le indicaba que más que una obsesión era un sentimiento. Uno ajeno a lo conocido que prometía no soltarla hasta cumplir su meta y ver saciados sus deseos.

¿El recordará a esa escuálida chica de 6 años que le miraba sin parar? ¿Qué lo reprendia como si fuese su propia madre y que lo comprendía mejor que nadie? Tal vez, para ella eso era lo de menos, su preocupación más grande era el saber si aquel príncipe estaba dispuesto a continuar, ¿Cumplirá su promesa? Esa que él había hecho, diciendo que no la dejaría y el compromiso se consumaría.

Ella de 6 y el de 8, inocentes, obligados en un inicio a hablarse después del primer "Hola" simplemente no podían dejar de hablar y convivir. Su compromiso a los 21 años de la princesa estaba planeado desde que nacieron, para fines comerciales. Sonaba práctico para los adultos y fácil de hacer, solo faltaba chasquear los dedos para ver hechos sus antojos, no veían porque esta vez ese "antojo' de ver a sus hijos juntos pudiera salir mal.

Un amor infantil surgió sin problemas, como la flor de primavera. Para sorpresa de ellos y de los demás.

Pero a sus 8 y 10 años, el compromiso obligatorio se rompió, dejándo en sus manos la decisión.

Ellos ilusionados planearon su vida juntos ¡Solo quedaba esperar!

Entonces el incidente sucedió. Su hermana, Anna, sufrió un accidente por culpa suya y se le aisló como a la prisionera que es condenada a cadena perpetua.

Los reyes cortaron relación con el joven príncipe y, Elsa, perdió al amor de su vida.

- Hija, vamos, deja de pensar en el -El rey parecía cansado, bajo la luz de los candelabros su tierna mirada endurecia y envegecía con una facilidad sencilla.

- ¿Crees que el aun me recuerde? - Su tono de voz, suplicante, hizo que su padre se sintiera culpable. La habían arrojado a los brazos de un desconocido, los separaron son compasión y la privaban de el más grande derecho de cualquier otro ser: Ser libre. No era justo.

- ¿Los ponys vuelan? - Consiguió sacarle una sonrisa a su hija - Dudo que te olvide.

- ¿Por qué? ¿Qué me hace diferente? ¡El es mayor, puede salir y conocer personas! - Se detuvo, llorando, por el y por ella misma. El se daría la buena vida mientras ella miraba por una ventana como los demás lo hacían. - Puede conocer a otra princesa.

-Antes de que eso pase, tu serás reina, saldrás, te controlarás y, lo volverás a enamorar. O viceversa.

- Me gustaría hablar por ultima vez con el, con Anna, salir y...-Comenzó a divagar, pensando seriamente que hacer en el caso que sus padres aceptarán.

- No puedes, aun no, se paciente. Tu lo lograrás. -El Rey seguía insistiendo, como si fuera un cuento con un final obvio y sin percances.

- ¿Al menos puedo verlos en fotografías? A mi hermana...A El príncipe -Ella no se rendirá tan fácilmente y su padre lo sabia.

- No, lo siento. -Decirle que no a su adorada hija era lo más complicado que había hecho.

- ¡Todo es "No" De tu parte! - La habitación comenzó a congelarse. el rey abrazo a su hija. Eran pocos pero fuertes los ataques reprimidos que la heredera tenía - Lo quiero, papá. Lo...lo amo - El rubor que invadió el fino y pequeño rostro de su hija le afirmó que hablaba en serio. Quizás "amar" era una palabra fuerte para el poco tiempo que habían pasado juntos, pero ella estaba casi segura que en esa situación era correcto el modo de empleo.

- Siempre creí que cuando escucharía eso, tu rendrias 21 - Ambos sonrieron, abrazados y la habitación volvió a su temperatura normal - Apuesto a que vendrá a tu coronación, se reencontrarán, bailarán y cantaran juntos, te propondrá matrimonio, tendrán una familia y seré abuelo. Lo se, lo presiento.

- ¿Me lo juras? -Ilusión era lo que más había en esa frase.

- Te lo juro.

Pero el Rey nunca pudo ver que equivocado estaba...Oh bueno, no del todo ; sin embargo tampoco estuvo para ver cuantos líos, peleas, inviernos prematuros, deshielos, golpes, juicios y años tuvieron que pasar para que su predicción se volviera realidad

Y su hija, al llegar a la edad de "libertad" ni siquiera el rostro del joven que una vez amo, logró recordar. Ni teniéndolo en frente.

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¡Un gusto!

Mi primer fic en esta categoría, espero no defraudarlos.

Si les gusta estrellita y comentario (:

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