Prisión.

《Capítulo 6》

*Narrador*

Ya dos años habían pasado desde la ultima vez que se habían visto personalmente. La alegría,  confianza,  amor y paz acompañaba a sus dos reinos.

Entonces un accidente lo cambio todo.

Esa noche tan común y veraniega se convirtió en la condena de Elsa.

—¡¡Mamá,  papá!! —

El grito desgarrador de la chica despertó a medio castillo, su llanto era tan fuerte que aún en los jardines se alcanzaba a oir, era tan profundo que parecía que la princesa en su llanto se hundiría.

En busca de respuestas lejanas y desconocídas, el Rey y la Reina cargaron a sus dos hijas,  y con ellas en brazos,  y siguiendo un mapa antiguo,  se hicieron camino rumbo a lo desconocido.

Elsa dejaba detrás suyo un rastro de hielo fino y puro, en su mente mil ideas cruzaron, la mayoría solo la torturaron.

Sin saber que habían sido seguidos por un pequeño niño,  llegaron a un claro, de rocas grandes y exuberantes.

Ella, aun llorando dejo de hacerlo, al percatarse de que se encontraban rodeados de rocas  gordas y cubiertas de musgo con un color verde tan profundo  como los ojos de su prometido.

Entonces,  una cosa aún más sorprendente sucedió. 

Las rocas comenzaron a cobrar vida.

—Son el Rey y la Reina—

Comentó una voz entre la multitud, idénticos entre si las criaturas parpadearon  a la vez. Elsa, asustada, se refugio detrás de su padre.

Como si del mar rojo se tratara la multitud de rocas se partió por la mitad. Dando el paso a una roca más anciana que portaba una capa elaborada con paja. Entonces supo que eran trolls, esos que hacían milagros en los cuentos que les contaba Gerda a la hora de dormir.

—Detectó una magia muy oscura aquí —

Dijo el troll anciano, rodando por el suelo- Me llamo Pabbie, ¿Qué le paso?

—Un golpe en la cabeza-—

Explicó Stellan, y disimuladamente señaló a Elsa.

—¿Sus poderes son de nacimiento o hechizo?

—De nacimiento y están creciendo.

Y la patinada dejo de escuchar y de sentir, llorando en su interior, volvió en si cuando escucho que el hombrecillo dijo que su hermana se encontraría bien.

—¿Olvidará que tengo poderes? —Se atrevió a cuestionar,  el asintió.

— Elsa, hay algo muy hermoso en tu poder —Ella se sorprendió,  pues en ningún momento le había dicho su nombre y se sorprendió aún más cuando en el cielo una muchacha que sacaba hielo de las manos danzaba rodeada de mucha gente— Pero el miedo será tu peor enemigo y al menos que no aprendas a controlarlo será el fin de todo, de ti,  de tu familia. ..del Reino —La muchacha fue aplastada por una bola roja y la gente grito. Ella se abrazo a su padre que la refugio con un brazo protector.

—No—Gruño su padre,  molesto— Cerraremos las puertas,  recortaremos el personal,  no permitiremos que se acerque a nadie,  ni siquiera a Anna. Nunca la dejaremos sola.

Una vez cumplidas las ordenes de su padre,  se vio atrapada por cuatro paredes azules, dejando atrás a las paredes salmón del cuarto que compartía con Anna y una sola ventana,  que daba vista de 180º del Reino.  La otra mitad  nunca la volvería a ver.

Su madre abrió la puerta,  con sus ojos apagados y una mueca de tristeza.  Todo  el Reino había caído en una depresión inmensa,  pues sus tan queridos monarcas de un día para otro de ser la familia más alegre, próspera y cariñosa con sus súbditos se convirtieron en una fortaleza dura y distante.  El pueblo los extrañaba,  ellos mismos se extrañaban.  Su hija mayor sentía toda la culpa sobre ella.

—Madre — Dijo la albina a  modo de saludo, la reina le dedicó una sonrisa melancólica. — Yo lo siento.

— No tienes porque,  fue un accidente. Los accidentes no tienen culpable — Su madre intento calmarla, pero ella misma intentaba calmarse — Se que esto será difícil,  para ti y para todos.  Pero será lo mejor. — La Reina Freja parecía apunto de hecharse a llorar.

— ¿A que te refieres? — Inquirio su hija con voz temblorosa.

— Yo lo siento — Su madre tomó fuerza. Esta bien que no fueran tan unidas pero si ella le hacía algo Elsa no se quedaría con los brazos cruzados — Pero —  Freja retrocedió hasta la puerta,  Elsa corrió hacia ella, pero su madre le cerró la puerta en la cara — No volverás a ver a Hans, nunca— Y esta vez tanto Elsa como la Reina lloraron.

La niña lloro tanto que se quedo dormida contra la puerta.

— Toc toc — Su padre la despertó — La futura Reina ¿Me permite pasar?

— Pasa — Respondió como si fueran sus últimas palabras. El Rey entró y la tomó en brazos.

— Mi pequeña,  no llores — Susurro con tal tacto,  como si de una frágil muñeca de porcelana se tratara— Tu padre esta aquí, contigo, para siempre,  siempre,  juntos. —  Le dio un beso en la cabeza — Y no habrá hombre que te ame más que yo en todo el universo.

Lo había,  solo que su padre no lo sabía.

— Papá,  ¿Y si me dices uno de tus cuentos? — Pidió la princesa.

— Veamos,  erase una vez una hermosa niña de cabellos plateados....

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¡Feliz día del padre!  :3

Un saludo a todos sus padres.

Recordad sugerencias o cosas que quieren que pasen en los comentarios.  :)

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