Primera parte: El pasado.
~~~ Primera Parte: El pasado~~~
《Capítulo 1》
— ¡Oh, Stellan! — Gimoteaba una preciosa mujer de expresión dulce y melena castaña, con una sutil corona adornando su cabeza, dando por resultado que fuese la Reina; y se encontraba caminando de un lado a otro de un camarote. Tanto ella como su marido adoraban el mar, el océano y las criaturas que ahí vivían. Eran jovenes y una pareja prometedora, humildes a pesar de su elevado estatus y cariñosos con su familia, dos pequeñas niñas.
— Freja, guarda la calma, harás que el barco se vuelque — Bromeó su esposo, tranquilo y recostado sobre la gran y elegante cama, con el torso desnudo y los ojos entre cerrados, disfrutando el movimiento, idéntico al de un bebé en su cuna — No se de que te preocupas. —Los ojos aceituna se abrieron y observaron en silencio a la afligida mujer, eso le encantaba de ella, su actitud decidida e indecisa a la vez, algo que solo ella podía hacer.
— ¿Cómo que de qué? — La Reina tenía el ceño fruncido y un puchero en su boca, contemplo a su esposo anonada y confundida, el estaba tan tranquilo y ella tan..Ella. El Rey sonrió de medio lado, con esa sonrisa única y confortable que tenia él, consiguiendo que Freja recordará cuando eran más jovenes — ¡Estamos ofreciendo nuestra hija a un desconocido! Aún estamos a un día de regresar... — La castaña deslizaba sus manos por la suave tela de su vestido, imaginarse a un desconocido y a su inocente pequeña le causaba escalofríos — Podría intentar abusar de ella — Expreso nuevamente, más asustada aún. Su marido soltó una carcajada, imaginado la reacción de su mujer cuando hiciera un espectáculo y a ella los colores le subieron.
—Cariño, por favor, tan solo tendrá uno o dos años más como mucho y a esa edad las niñas aún no nos interesan a nosotros y mucho menos pensamos en esas cosas —El seguía igual de tranquilo, señalando un lugar junto a él para que la Reina sentara.
—Mmm...bueno, eh.. — Los argumentos para volver a la comodidad del castillo se acababan, y ella quedaba ridícula al no aguantar esa situación —Puede que sea un caso especial y él... —Frustrada y derrotada por su mismo acompañante se dejó caer a un lado suyo — Regresemos.
— Dime, amor ¿Somos cobardes? — La pregunta tomo por sorpresa a su mujer, por lo que tardo en responder.
— N.. No ¿Eso que tiene que ver? —Ella había dejado muy en claro que no era ninguna cobarde, desde que ellos dos se conocieron lo que más le dejo en claro fue que se defendía por propia cuenta, eso y una marca de mano en su mejilla, al intentar robarle un beso el mismo día que se conocieron.
— Estamos destinados a ser abnegados, altruistas, poner al reino, al pueblo primero que nosotros — El Rey abrazo por los hombros a su esposa, atrayendo la hacia si, mirando fijamente sus ojos, esos ojos azul profundo, idénticos a los de su hija — Y Elsa lo entiende, ella acepto el matrimonio arreglado. Si ella lo acepta nosotros igual.
— Ella puede encontrar a alguien...Nuestro matrimonio no fue arreglado — Se ruborizó, acomodándose entre los brazos de Stellan. Pocas eran las veces que cuestionaba sus decisiones y aun menores si se trataba de su hija mayor, pues aunque casi no lo demostrará le quería igual que la menor. — No quiero ser solamente abnegada. Quiero luchar por lo que es justo.
— Entonces eres osada — El rubio acaricio la melena oscura de la Reina, al ritmo del barco...subía y bajaba, subía....y bajaba — Pero también eres veraz y toda una erudita. Elsa aprenderá de ti, y debes mostrarle todo eso. Que el miedo es su peor enemigo.
Se quedaron callados por el resto del camino, con la compañía del uno y del otro como consuelo. Nunca creyeron encontrase tan cerca y tan lejos de su pequeña heredera.
Al despertar, una luz rosada se filtraba por la cortina, el murmullo de las olas al golpear el barco formaba una melodia alegre y las gaviotas merodeaban por encima de la embarcación.
Movimiento en la superficie les indicó que la hora de desembarcar estaba próxima.
— Mamá, papá — Los nudillos de su hija mayor tocando la puerta los despertó — Las Islas del sur están cerca — La indiferencia disimulada ante tal anuncio por parte de la niña hizo que, en menos de 10 minutos, estuvieran listos.
Una vez en la proa, los tres se mantuvieron juntos, observando a los marineros asir las velas y hacer tareas de, pues, marineros. Freja miraba de reojo a su pequeña, un vívido retrato de ella con otros colores, ya que a comparación de ella su cabello era un rubio níveo con mechas doradas y plateadas, curiosas y diferentes, su piel era más pálida y tenía pocas pecas adornando desde sus mejillas hasta el puente de su nariz, sus labios tenían el envidiable tono rojo sangre que cualquier otra chica desearía, lo único que compartían aparte de las mismas faccciones era el color de ojos: un azul ficticio y electrizante, profundo como los deseos de la gente y soñadores cual doncella. La reina sonrió orgullosa
El capitán Kai, estaba a cargo del timón y sonreía con confianza. Su hijo Leann, de ocho años le enseñaba a Elsa a pescar, riendo y calmadola, diciéndole que siempre estaría a su lado y que si aquel chico le hacía algo no dudara en decirselo. Si fuera en otro caso el Rey y la Reina no permitirían a nadie que tuviera tantas libertades con Elsa, la rubia niña, a excepción del carismático hijo de su mayordomo que demostraba querer a su hija sobre cualquier cosa. Y, de no ser un plebeyo, habrían comprometido a su hija con Leann. Claro que a ellos el estatus no les importaba pero en esos momentos un buen trato comercial les convenía.
— Sus majestades, he de informar que desembarcaremos en unos minutos — El robusto hombre señaló el horizonte, donde banderas y casas coloridas quedaban enterradas bajo la majestuosidad de un castillo tan grande como la Montaña Del Norte que había en Arendelle. Leann se acercó a su padre tomado de la mano de Elsa, mirando curioso la tierra externa.
Elsa se acerco a un más al timón y, como pudo, se subió a un mástil, ayudada por Leann.
— Wow... — Sin dudas las Islas del Sur eran un gran paisaje, con sus costas y palmeras altas, todo estaba cubierto de verde y elegancia.
Al llegar al gran puerto (lleno de actividad y olor a pescado) Una pequeña escolta los esperaba. Kai y Leann se despidieron por ultima vez y los dejaron partir. Subieron a una elegante y extravagante carroza y se hicieron hacia el castillo.
— ¿Estas emocionada, hija? — Inquirio el Rey, dubitativo.
— Nerviosa es la palabra — Respondió la princesa — Tengo miedo de que termine haciendo el ridículo. —
— Son niños, Elsa, por ahora solo intenten llevarse bien. Al fin y al cabo compartirán toda una vida juntos — La alentó la Reina, ya convencida de que aquella no era del todo correcto pero si bueno para el desarrollo de Elsa.
— Pero mis poderes son... — Ella observó sus manos con un poco de temor n
-Tu solo muestrate tal cual eres. —Sus padres le decían siempre eso, que se mostrará sin barreras o límites. Pero ella no hacia del todo eso, ya que le temía al rechazo.
— ¿Y Puedo saber su nombre? Según tengo entendido son 13 hermanos, me gustaría saber con cual de todos estaré...Espero que no me lleve tantosr años. —Desvío el tema de conversación, viendo por la ventana como el camino disminuía.
— El tiene 8 —Dijeron sus padres al unísono.
— ¿ Y se llama...? — Una persona de la servidumbre les indicó que ya era la hora de bajar.
— Su nombre es Hans.
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¡Hola, gente!
Quiero dedicar este capítulo a @LindaDorantesLoria por ser mi primer comentario.
Recordad, yo me inspiró comiendo y sin comentarios o votos yo no me alimento ;)
Nah menrira xD no quiero chantajearlos pero si les gusta dejar alguna de las dos cosas sera bien recibido.
Si les gusta compartan con sus amigos ^^
Hasta la próxima
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