En el mar.
Su cabello estaba revuelto, libre y suelto, al igual que su mente.
Desde días atrás cierta invitación a cierta boda la atormentaba, no le parecía en primer plano adecuada, ni para el pueblo ni para la joven chica pelirroja, que tanto le recordaba a su hermana en la situación, con el mismo chico.
"Una chica pérdida que caerá en manos equivocadas, una ingenua flor de sano corazón que vivirá atada a una mala hierba sin salvación" Pensaba, mientras buscaba una forma de evitar asistir, pero lo había prometido y Anna estaba preparando todo para su propia boda, así que su hermana no la supliría ni de chiste, aun y cuando no estuviera ocupada.
—Buenas noches, Elsa—Hunter se sentó a su lado, mientras los dos permanecían en silencio observando la blanca y plateada luna.
—Buenas, Hunter — Contestó la albina, lentamente, escondiendo el pergamino debajo del vestido, el chico parpadeo seguidamente y suspiro con cansancio.
— Parece que muchos estan celebrando compromisos—Soltó él de golpe, acariciando su cabello.
— Así parece —Asintió, el agarró su mano, como el viejo amigo que le contaba cuentos al llevarle el té o el que la escoltaba en sus salidas. —Anna se casa en un año.
—Y otra princesa en cuatro meses ¿Vas a ir? —Ellla volteó a verlo con una ceja rubia levantada, el mostró sus dientes.
— ¿Cómo lo..?
—Por favor, Elsa, soy ayudante en el castillo, donde la mayor parte del personal son mujeres, a las cuales el don de "cotillear" es una cosa natural en ellas, obviamente me enteraría del acto tan "burlesco"-como dicen ellas- por parte de la princesa Mérida al invitarte a su boda con el hombre que casi te atraviesa, supuse que aquello te atormentaba y que saldrías al final frustrada y confusa, negando la información para Anna y el reino, al final aceptarás y navegaras directo a la tortura —Concluyó el muchacho, ella se permitió reir a carcajadas.
—Creo que me conoces mejor que nadie, jovencito—El agitó la cabeza orgulloso —No quiero ir, pero una promesa...
— Es una promesa—Terminó Hunter, ayudando a que se levantará, después fueron directamente al castillo.
—Iría contigo, pero no puedo dejar a mis padres, no de nuevo, o me mataran — El ojiverde pensó en voz alta, ella se mordió los labios, abatida porque la única oportunidad de sobrevivir ya no podría ir con ella.
— Estoy condenada.
...
El emblema noruego se elevaba por los cielos, mientras el cielo nocturno se aclaraba minuto a minuto. Solo dos meses faltaban para la boda de la princesa Mérida y tendrían que partir cuanto antes. A menos que llegará un ultimátum sobre una misteriosa desaparición del novio...
El viento era sumamente frío, gélido, como el suelo, como el ambiente....Como la dueña que provocaba esté.
— Reina Elsa, el barco esta listo para partir —Informó Kai, mientras ella pasaba la saliva con nerviosismo —Esta vez majestad iré con usted, si yo hubiera ido con los reyes...
— No fue tu culpa, Kai, fue de la naturaleza —En esa época Kai, el capitán, se había roto el brazo, impidiendo que manejará el mástil y fuera obligado a permanecer en cama.
— ¿Esta segura de que no quiere decirle nada a la princesa Anna? —La ojiazul asintió con la cabeza. —De acuerdo, tengo que revisar todo por ultima vez, tardaremos un mes en llegar.
—Esta bien, adelante —El regordete pelirrojo se marchó y ella quedo sola sentada sobre una caja mientras los demás marineros hacían sus labores, se dio un abrazo compasivo y se abrigo con el saco blanco, ambrienta, de una maleta sacó una manzana verde, saboreando el dulce néctar que emanaba, nerviosa por enfrentar uno de sus más grandes miedos: El mar.
Tan solo ver la arena mojada con el salado líquido la aterraba, la marea era baja, pero llegaba a las orillas de sus botas, temerosa levantó sus pies y se sentó de cunclillas sobre el asiento, moviéndose con una enorme torpeza. Una jovial risa la sobresalto, giró la cabeza.
—¿A-anna? —Tartamudeo la reina, ruborizandose, su hermana la observaba con los brazos cruzados y los labios fruncidos.
— ¿Qué creías? ¿Qué no me enteraría de tu pequeño viaje a Dunbroch? — Le dijo,herida —Creí que no habría más secretos entre nosotras Elsa ¡Yo creí!
— Fue por tu bien...
— ¡No! ¡Eso no es por mi bien, encerrarte tras una puerta e ignorarme no es bueno! —La pelirroja soltó un rugido de frustración, Elsa sintió su garganta arder —¡Solo dime a que vas!
— A una boda —La mirada de Anna se suavizó, pero seguía observando con reproche.
—¿Una boda? ¿Para eso tanto misterio? — La mayor asintió, la pregunta de la menor salió casi en una carcajada.
— No es una boda cualquiera.
— ¿Qué tiene de especial?
— Es la boda de Mérida — Elsa intentaba evadir a la joven, pero ella no lo dejaría pasar.
— Bueno, pues la boda de "Mérida" debe ser mágica como para que te atrevas a viajar por mar, Elsa —Anna parecía no creerle nada.
—Es que... —La rubia respiro profundo — Ella se casa con Hans —Anna abrió la boca, incrédula.
— ¿Con aquel desgraciado? Pero...pero...
— Lo sé, es una locura —Anna miró el suelo, con la boca completamente abierta —¿Estas bien, Anna?
—No —Ella la miro confundida —Ella no puede, Elsa.
— Anna, no me digas que tu guardas algun sentimiento hacia Hans...
— Si, guardo uno —La pelirroja se ruborizó, ahora Elsa abrió la boca —Odio —Le regaló una sonrisa —Y se que Mérida sufrirá a su lado. —Levanto la mano y observó el anillo de compromiso —Pero gracias a él, tu sacaste tu verdadero ser y gracias a eso conocí a Kristoff, gracias a eso ahora volvemos a ser hermanas...Creo que debes ir a su boda y darle las gracias, con sinismo y frialdad, como tu sabes hacerlo.
—Le daré las gracias, entonces—Las dos hermanas se abrazaron.
— Promete que lo harás sufrir, junto con la princesa Mérida —La despidió Anna, mientras ella subía al barco. —¡Y recuerda, es sólo agua!
— Tenlo por seguro—Sacudió la mano con suavidad e intentó no vomitar cuando el ancla se hubiese levantado y el viento los llevara a una parte más profunda. Corrió al camarote tambaleandose con poca gracia por el bote y al llegar se sujeto lo mejor que pudo, mientras la tripulación se reía disimuladamente de su reacción ante unas suaves olas, ellos por su parte estaban como en su casa.
Su humillación dio fin cuando cerró la puerta del cuarto, se dejo caer cual gota en una lluvia veraniega y se acurruco en las sábanas de seda que le brindaba el servicio. Tantas cosas habían pasado en tan poco tiempo que tenía un misterioso presentimiento de que el destino le odiaba con ganas, no era afortunada en la vida, ni con cuna de oro ni alta alcurnia, envidiaba a los campesinos que trabajaban duro y llegaban cada día con sus familias. Observó sus manos, pálidas, suaves y tan delicadas, se preguntó si seguirían igual de trabajar en la panadería o florería, ayudando a su madre y abrazando a su padre, o incluso a Kristoff, a recoger hielo usando pantalones, despreocupandose de sus modales, comiendo sin usar cubiertos y montando caballos sin ir a la inglesa. Tener novio, incluso, sin pensar en lo que dirían de ella los altos dignatarios y monarcas, porque ¿Quién se preocuparía en los asuntos amorosos de una campesina?
Un espejo de mano, con marco de plata, le regreso una buena vista de sus ojos, la parte que mas le gustaba de ella. Eran casi imperceptibles, pero existentes, las delgadas líneas verde avellana dentro del azul turquesa de sus dos ocelos, herencia de su padre. Anna, en cambio, tenía mayor parte de los ojos del rey, dando como resultado un color de ojos bastante mezclado. Sus ojos eran lo único que le agradaban de ella, eso y sus labios, iguales a los carnosos de su padre, que le besaban por las noches en la frente, después del cuento con princesas y caballeros, sirenas y brujas, y hadas que acompañaban a niños que nunca crecían.
Arrugó la nariz cuando la embarcación tuvo una fuerte sacudida, aferrándose con uñas y dientes a la cama.
— No es posible —Pensó en voz alta, cuando rodará en dirección al suelo por una fuerte ola,sujetándose de una madera salida para no ir de lleno al librero y causarun desastre al impacto. Se levantó como si hubiera tomado muchas copas de vino blanco y, con el cinto de las cortinas, se amarró a uno de los palos de la cama.
El lado positivo era que nadie excepto ella podía ver que tan ridícula lucia.
Agarro un libro del estante cercano y lo hojeo despreocupada, mirando loa detalles de las ilustraciones puestas.
《 —Papá, quiero ser pintora — Había dicho en su cumpleaños número 5, mientras sacaba con ansias un gran paquete de acuarelas y pinceles.
— Claro que serás pintora, yo te enseñaré...》
Movió la mano como quien espanta las moscas y aparto el recuerdo, viendo en retrospectiva lo malo de su karma.
Aquella boda no le agradaba nada, una parte de ella detestaba la idea de ver a Hans con otra chica, después de lo sucedido hace dos años, aquel hombre la perseguía hasta en sus pesadillas, mientras su burlona sonrisa aparecía justo cuando estaba a punto de asesinarla, ella despertaba, sobresaltada y después, para calmarse, recordaba lo sucedido en la prisión, agarrando lo bueno y desechando lo malo. No podía negar que las Islas del Sur estaban en crisis, desde que el décimo tercero hizo lo que hizo, eran rechazados en cualquier corte y los siete reinos de la división europea no los aceptaban, mucho menos en la unión americana o asiática, que estaba más lejos de comercializar con ellos a que les llegará esa cosa llamada "electricidad" a la nación.
Suspiró agotada y se dejo caer, sin cambiarse de atuendo, sobre los cojines, observando por sus ventanales el agua estamparse contra el cristal, entre curiosa y temerosa decidió salir al balcon, donde unos cómodos sillones y un techo con flores, la esperaban, cubiertos por ventanas para su protección, llego al lugar y con un poco de desconfianza abrio uno de los vidrios, que sin previo aviso, dejo pasar la salada brisa.
Ahora comprendía porque sus padres adoraban el mar, era relajante...Podría soportar un mes abordo.
...
— Señorita Elsa, señorita, tiene que despertar, rápido y venga conmigo. —La cargaron en brazos, como una pequeña niña, sin darle tiempo a comprender nada, salieron del camarote y el frío, un frío mucho mayor que ella, los envolvió, una salvaje lluvia golpeó su cara y los rayos hicieron que su corazón se encogiera, la embarcación se mecía con violencia. Se puso a llorar. Gritos desgarradores de las cocineras la espantaron aun más.
— ¡Traigan las maletas, preparen los botes salvavidas! ¡Protegan a la Reina! —Exclamaban los marineros, mientras Kai luchaba contra la corriente, no dejaban que ella tocará el suelo, o lo congelaría, partiendo el barco por la mitad. El "Elysium" se colapsaba.
Entre abrio los ojos, luchando por apartar las lágrimas congeladas que sacaba, viendo a varios hombres caer por la borda, pero no era solo una tormenta, un barco pirata los estaba bombardeando, o al menos ella pensaba que era pirata, pues el escudo no era visible. Los botes salvavidas ya estaban llenándose poco a poco de la tripulación; se preguntaba si sus padres habrían sentido lo mismo.
¡BOOOM!
Un chirriante estallido se escucho a vapor, el hombre que la cargaba la abrazo con fuerza, cubriendola con su cuerpo sin importar el frío.
—Calmese, todo saldrá bien, todo saldrá bien — Ella no quería cerrar los ojos, no quería dejarse ir, pero el cansancio le vencía, todo estaba borroso, el rostro de su protector no lo podía ver bien, pero era ya un hombre maduro, que le daba esa confianza pérdida, como si si padre la estuviera abrazando...
Lo último que vio antes de ser cogida por los brazos de Morfeo fueron aquellos ojos avellana con líneas verde bosque.
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¡Buenas tardes!
¿Cómo los trata la vida? ¿Muchas tareas? ¿Mucho trabajo? ¿Mucho gusto?
¿Qué les pareció el capitulo? Prometo que saldrá Hans en uno o dos de verdad UuUr
¡Muchas gracias por sus votos, jamás imaginé llegar a los 500! :') Gracias, gracias.
Estrellitas, comentarios y sugerencias son siempre bienvenidos. Recuerden que una historia se construye gracias a ustedes.
Por si tienen dudas mi ask es:
@Hermione_preciosa10
Y mi Pinterest: Hermione_preciosa10 (los links estan en mi perfil)
Un enorme saludo y gracias por leerme.
P.D: ¿Les gusta la nueva portada? :)
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