Amistad.
《Capítulo 3》
*Narra "El príncipe"*
Estoy confundido, no entiendo porque mi padre se empeña en que cumpla un compromiso al que yo nunca le di el visto bueno. Año con año, burla tras burla de lo único que podía alegrarme frente a mis hermanos era mi libertad, que yo no tenía una novia recelosa vigilandome como a ellos, y ahora...También me arrebataron eso, no la culpo a ella, al final estamos los dos en esto.
Ese mismo día la encontré escondida en la cocina, charlando con mi hermano Harris, de 10 años, jugando con su cabello castaño rojizo frente a la albina, el era tan arrogante por naturaleza, era el que más me detestaba y de lejos se notaba que le coqueteaba, encaprichado con quitarme una cosa más, para que la gran lista de sus triunfos se volviera aún mayor. La volteé a ver a ella, que sonreía y jugaba con una fruta, al parecer se llevaban bien y compartían gustos, al verla ocudio algo muy extraño, el mundo material se desvaneció a mi alrededor y mis manos me ardieron, su inocencia me dio ternura, tan pura que ni siquiera percibía los rituales de cortejo. Entonces me molesto verlos juntos, mi nariz se arrugo y cruce los brazos sobre mi pecho, ¿A esto se le llamaban celos? Que incómodos eran ¿Cómo la gente soporta esto?
— No entiendo porque mis padres te comprometieron con mi inútil hermano menor — bufo Harris, el impulso de golpearle su atractiva cara de suficiencia se apoderó de mi — El nunca llegará a nada.
Entonces también me sentí triste, triste porque el podría tener razón, triste porque ella probablemente ya no querría saber nada de mi. Decidí marcharme. El tenía ya su compromiso, ¿No podía dejar que algo bueno me pasara aunque fuera una sola vez?
— No — Dijo ella, yo me detuve, entre asombrado y agradecido, mi hermano carraspeo — El no es inútil, el es mi prometido y tu, eres un chico demasiado coqueto que no tiene compasión por quitarle la chica a su hermano — Sonreí para mis adentros, complacido por sus palabras, me había llamado prometido. La confianza con la que defendia pero obedecía era increíble. Y si había notado su cortejo. El marcador por fin cambio: 1000 a 1.
—¿Bromeas verdad? — Al parecer ni Harris podía creer tal rechazo, ni mucho menos que la causa fuera por su hermano menor.
Ahora solo quiero que llegue el día en el que seamos marido y mujer, no por otra cosa, si no para hecharle en cara a mi hermano que por una vez en su burbuja de victoria yo había ganado, una sola vez y con lo más importante.
Me perdí, imaginando, cerré los ojos y me vi con una corona, reinando junto a ella...
— Hola — Su voz, dulce y aterciopelada voz, que me saco de mis pensamientos — Hola — repitió.
— Hola — Conteste, con gentileza — Lamento lo del otro día. —Recordé lo mal que me había comportado.
— No hay problema, me sentía igual que tu — Se mordió los labios — No nos hemos presentado. Me llamo Elsa ¿Y tu?
— Hans, un placer conocerte — hicimos un intercambio de reverencias — No todos los días se conoce a la futura chica con la que compartirás tu vida. Me alegro de ser yo. — Hable sin pensar, ella se coloro.
— ¿Y entonces...? — El silencio reino durante unos minutos.
— ¿Quieres hacer algo de verdad divertido?
No se como llegamos a donde estábamos, ella rodeando mi abdomen con sus pequeñas manos y yo, agitando las riendas de Sitron, mi caballo, riendo a carcajadas y avanzando a toda velocidad, con los cabellos alborotados.
— ¡Vamos, Sitron, vamos! — Grite con júbilo, recorriendo los amplios jardines y muchas veces a punto de chocar con los jardineros y los de servidumbre. — ¡Lo siento! — Me excuse, entonces seguimos cabalgando hasta llegar a una linda colina, con un gran roble en ella. Amarré a Sitron a el árbol y ayude a bajar a Elsa, nos recostamos en la hierba.
— Eso fue increíble — Comento con una enorme sonrisa — Eres un gran jinete, ahora tengo ganas de aprender a montar.
—Gran jinete, claro, estuve a punto de atropellar gente pero con gusto te enseño, paso mucho tiempo con Sitron, es como un brazo o una pierna para mi, de seguro ya habrás notado que mis hermanos me ignoran — dije, con un toque de tristeza, perdiéndome entre sus ojos azules, ella tomo mi mano y le dio un apretón, para demostrar que estaba conmigo.
— De ahora en adelante no solo tendrás a Sitron — Soltó un corto suspiro y tomo mis dos manos- Ahora yo también seré tu amiga.
De pronto sentí que me enamoraba de ella como cuando duermes, primero lentamente y despues de golpe.
Para el amor no hay edad, queda comprobado, pues aunque solo tengo 8 mi corazón late con la fuerza de mil años.
— Entonces estaré de suerte hoy — Dije, incorporandome, ella también lo hizo.
— ¿Por qué? —Parecía interesada y su entusiasmo la rodeaba, era esa clase de persona misteriosa y dulce que de algún modo se colaba en tu cabeza
— Es la primer vez que alguien me elije a mi en vez de a mi hermano.
— Te elijiria a ti, aún sin el compromiso arreglado.
Esa frase hizo que me pusiera tan feliz. Lo sé, muy pronto pero es amor de verdad. La abracé con fuerza.
— Gracias, gracias por tu confianza — Ella correspondió el abrazo.
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