03.
Pasado
Una pequeña castaña corría a todo lo que sus pequeñas piernas daban mientras detrás de ella hiban dos chicos de su misma edad, la velocidad que la niña tenía hiba bajando haciendo que los que venían detrás de ella la alcanzarán tirándole al suelo
— ¡Por favor déjenme en paz!
— Oh vamos, solo estamos jugando — le tomó uno de los mechones de su largo cabello
— ¡Por favor! ¡Se los suplico! — las lágrimas no se hicieron esperar
— Mirate, siempre estas sola en el Salón de clases y no tienes ningún amigo...a todos nos das asco — la miro a los ojos — Tu y tus extraños ojos
La respiración de la niña comenzó a cortarse para después empezar a toser llevándose la mano a la boca ocasionando que el niño que la tenía sujeta la soltara para después mirar como la mano de la niña se pintaba de un carmín mientras seguía tosiendo, esto asustó a ambos niños y se fueron dejando sola a la pequeña castaña.
Se sujetaba el pecho, dolía, dolía demasiado y no podía parar de toser y la sangre seguía saliendo de su boca manchando sus labios y mano, no paraba y sentía que se mareaba y todo a su alrededor se volvía borroso. Solo escuchaba un par de murmullos pero simplemente no podía saber de quien se trataba y antes de caer inconciente solo escucho “resiste”
Estaba en el hospital, lugar donde aborrecía estar, solo se movió incómoda entre las sábanas, odiaba el tan peculiar olor que tenía aquel lugar, para ella ese olor significaba tristeza, dolor, esperanzas pérdidas, todo aquello pasaba en un solo lugar lleno de tantos sentimientos de dolor...para ella era una rutina tener que ir aquel lugar solo ser vista por miles de ojos, pasar por tratamientos y pinchazos en sus brazos dejando esas pequeñas marcas rojizas que ya se había acostumbrado al dolor, solo miraba esos pequeños tubos llenándose por su sangre.
Cerro sus ojos con fuerza deseando que solo fuera una pesadilla estar allí. Unos golpes en la puerta hicieron que abriera sus ojos mientras miraba la puerta con temor.
— «Ya no más...por favor...» — sus ojos se llenaban de lágrimas mientras su cuerpo temblaba
La puesta se abrió por completo mostrando el rostro de una mujer ya bien conocida para ella.
— Kaname-chan
La niña de ojos ámbar tenía las mejillas empapadas de lágrimas simplemente quería irse de aquel lugar
— Me quiero ir...— suplico
La enfermera solo hizo una mueca de tristeza, conocía a la castaña desde tan solo sus 4 años y verla suplicando era algo ya muy repetitico pero aún así le sigue rompiendo el alma como una pequeña niña tenía que sufrir tanto.
— Kaname, en unos días podrás irte. Solo tienes que ir a
— ¡Por favor basta! ¡Ya no más!
Cerro sus ojos con fuerza mientras tomaba su cabeza tratando de protegerse. Se sentía indefensa, siempre lo fue, solo podía llorar pero no servía de nada.
De nuevo, una y otra vez. Miradas sobre ella, mirándola, tocandola, le repudiada aquel echo de las miradas malvadas y toques innecesarios. Con tan solo 9 años había aprendidos todo aquello, el acoso que sufría por aquellos que llamaban "doctores"
Después de dos días de estar allí se fue a su casa corriendo, no quería estar en aquel lugar nunca más pero apesar de eso no podía hacer nada, estaba obligada a ir. Tan solo al tocar su cama quebró en llanto y todos los gritos y sollozos se escuchaban rebotando en la casa mientras sentía su garganta desgarrarse por la intensidad de los gritos pero aún así necesitaba desahogarse.
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Volvió a la rutina de estar sola en clases ya que sus extraños ojos espantaban a todos los niños, estaba simplemente pensando en cosas lindas para tratar de no sentirse sola en aquella esquina donde nadie se acercaba. Al final del día se levantó de la silla para tratar de irse antes que todos antes de que le dijeran algo y así fue.
No prestaba atención del camino pues se lo sabía a la perfección, caminaba con la cabeza gacha mientras pateaba una pequeña roca era lo único en lo que se concentraba, de un momento a otro pateó la piedra algo fuerte ocasionando que volará un poco y golpeara en la cabeza a un niño de cabellos negros, rápidamente se acercó preocupada al niño.
— Lo lamento, ¿te encuentras bien?
— S-Si, no te preocupes — se tocaba el golpe mientras tenía sus ojos cerrados
— Qué alivio...
Los ojos del azabache se abrieron lentamente para toparse con los ojos ámbar de la niña, se impresionó, nunca había visto unos ojos así.
— Tus ojos...— murmullo mirándola fijamente
Los nervios de la castaña se hicieron presente ante esas simples palabras, solo estaba esperando los insultos por sus extraños ojos. Su cuerpo comenzó a temblar, quería irse corriendo antes de que alguien más la llamara fenómeno pero simplemente su cuerpo no se movía, se quedó en el borde del llanto esperando las hirientes palabras pero esas nunca llegaron.
— Son...muy bonitos...—dijo con una pequeña sonrisa
Se impresionó, que sucedía, donde estaba su "eres horrible", "Fenómeno", "tienes unos ojos horribles", ¿que sucedió?
— ¿Q-Que...?
— Que tus ojos sin realmente bonitos, ¿no te lo han dicho? — ladio la cabeza
— D-Diculpa pero...¿tienes mala vista?
El niño de cabellos rebeldes se extraño haste las palabras de la castaña.
— No...todo lo contrario, tengo muy buena vista
— Entonces, ¿por que dices que tengo ojos bonitos?
— Pues es cierto...bueno para mi son bonitos, nunca había visto unos ojos así
El corazón de la niña brincaba de alegría ante las sinceras palabras de aquel niño, era la primera persona que le decía eso.
— Oye...¿como te llamas?
— Kaname...
— Yo soy Shisui — le extendió la mano con una gran sonrisa
Kaname miro una y otra vez al niño con el brazo extendido sintiéndose asustada, asustada pero emocionada.
Frunció levemente su labio para estrechar su pálida mano con la de el.
— Un gusto Kaname — sonrió achinando sus ojos ónix
— El gusto es mío, Shisui
Ese día fue el primero de muchos en ver sus grandes sonrisa. Ese día conocieron quien sería su destinado, aquel que les mostraría que era el amor.
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Y hasta aquí el capítulo. Espero y les gustara, lamento no haber actualizado pero tuve un bloqueó y no podía escribir nada, hasta ahora que tuve algo de inspiración para hacerlo y este fue el resultado. Sin más que decir
¡Sayonara!
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